jueves, 27 de marzo de 2025

Economía para los más peques

Recuerdo que cuando era pequeño tuve por lo menos dos huchas: una con forma de casita, que era de plástico y podía vaciarse fácilmente sin romperla y volver a utilizarse, y otra, más típica, que me viene a la cabeza ahora, que era un cerdito de barro con una rendija en el lomo para insertar las monedas y que había que romper para poder disfrutar de la riqueza acumulada. Era el cerdo símbolo de prosperidad, y una garantía de abundancia para el futuro, ya que su sacrificio ofrecía a la familia una fuente de proteína animal de jamones, chorizos, morcillas y embutidos varios que podían durar en la despensa hasta un año después de la matanza. 


Mi padre me daba semanalmente la paga: un duro, o sea, cinco pesetas. Yo sabía que, si en lugar de gastar esa paga en chucherías, la guardaba en su totalidad o en parte en la hucha, ahorraría al cabo de mucho tiempo un dineral -todavía no entendía yo muy bien la palabra "capital"-, y juntando mis ahorros, una vez rota la alcancía, podría comprar algo que ahora deseaba... el día de mañana. La ilusión por ese algo indefinido alimentaba mi deseo de ahorrar, pero enseguida comprendía que ese algo era como la zanahoria que se le pone al burro para que camine hacia delante sin distracción, algo siempre futuro y, por lo tanto, inalcanzable por esencia, condenándome a mí mismo al suplicio de Tántalo: se ve en la imaginación del deseo pero no se toca. Yo lo deseaba  aquí y ahora pero no tenía el dinero para comprarlo todavía. El problema era que cuando hubiera alcanzado la suma necesaria quizá ya no lo desearía... Aprendía así yo el valor del dinero, del futuro y del ahorro o sacrificio a tumba abierta del presente.


Me ha sorprendido ahora, bastante entrado ya en años, al hilo de estos recuerdos, la publicación y la polémica de un libro de economía para niños, escrito por María Jesús Soto Barragán, y titulado “Mi primer libro de economía, ahorro e inversión (Educación Financiera Básica)”, porque es un libro de texto que se imparte en los colegios de primaria de Castilla y León.



En la portada vemos a los jóvenes protagonistas Carol y Nico con un simpático perrito. Nico señala una planta que crece sobremanera y cuyas hojas llevan inscritos los símbolos pecuniarios de la libra, el dólar, el euro, el yen... La planta parece que es abonada con monedas y regada por Carol, que exclama entusiasmada: “Un libro para enseñar a jóvenes y... ¡no tan jóvenes!”· Detrás de ellos un monstruo cornudo, que representa la inflación. Y junto a una hucha el lema: ¡Aprende a ser un inversor responsable, descifrando los enigmas de las finanzas!


La propaganda del libro dice lo siguiente: Con ellos, se refiere a Carol y Nico, aprenderás cómo nacieron los primeros billetes y monedas, pues el dinero no cae del cielo y ganarlo o perderlo tiene sus riesgos y no siempre la misma rentabilidad. Te enseñarán qué es ahorrar e invertir, cómo se elabora un presupuesto y qué profesionales nos ayudan a invertir bien y evitar que el monstruo de la inflación (sic) se coma (resic) nuestros ahorros. Mediante explicaciones sencillas, ejemplos, curiosidades, tiras cómicas y unas magníficas ilustraciones, comprenderás palabras que escuchas a tus padres o en la radio, que lees en prensa, libros e internet, y que ahora no sabes qué significan.


Las últimas líneas del párrafo transcrito tienen un indudable cariz pedagógico: se trata de enseñar a los más pequeños a comprender palabras que oyen a todas horas y cuyo significado desconocen, benditas criaturas: sabia ignorancia la suya, que diría Nicolás de Cusa. Supongo que se refieren a déficit, superávit, inflación, microeconomía... y demás monsergas propias de un adoctrinamiento capitalista bastante perverso. 




La diputada de Podemos en Castilla y León Lorena González Guerrero ha denunciado con gran acierto y valentía desde mi punto de vista la imposición de este libro en los colegios de su Comunidad en un vídeo titulado “Escalofriante”, publicado en el muro de Podemos en Feisbuq, donde lamenta, entre otras cosas, que los libros de texto de primaria fomenten la usura.

Han arreciado las críticas desde los sectores más conservadores y ultramontanos contra las declaraciones de la diputada. Dicen que la formación morada “ha vuelto a hacer muestra de su ideología comunista y anticapitalista: se ha quejado de que un libro explique a los niños cómo ahorrar para el futuro.”

Pero tiene razón Lorena González Guerrero, por mucho que les pese a los conservadores: Que se enseñen en los colegios de primaria conceptos como el ahorro, la inversión, la inflación o el trabajo para ganar dinero y poder pagar una buena universidad (se sobreentiende que con lo de buena se refieren a “privada”) son adoctrinamiento capitalista que prepara a los estudiantes de primaria para que cuando lleguen al instituto de secundaria se decanten por la economía de la empresa, por ejemplo, en detrimento de otros saberes y estudios humanísticos.

Lo paradójico del caso es que la crítica que ha hecho la diputada  ha conseguido despertar el interés por el libro, convirtiéndolo en un superventas. Hay quien considera que es un libro magnífico, muy pedagógico e interesante y muy adaptado a las capacidades limitadas de los niños. Sin duda la mejor educación que se les puede dar a los pequeños para no ser analfabetos... financieros. Así nos luce el pelo.

miércoles, 26 de marzo de 2025

Actualidad del mito de Europa

No sólo los antiguos creían en los mitos. También los modernos creemos en ellos, otros mitos pero mitos al fin y a la postre. El problema es que muchas veces nos pasa desapercibido el carácter mítico de nuestras creencias; tan nuestras que son y tan firmes y arraigadas como las tenemos, no somos capaces de verlas como tales en primer lugar y de cuestionarlas mínimamente con sentido crítico en última y no menos importante instancia.  


Un buen ejemplo puede ser el mito de Europa, de la que tanto se oye hablar últimamente porque se siente amenazada e indefensa. Para los antiguos, Europa era una princesa fenicia de la que se enamoró Zeus o Júpiter, que le decían los romanos,  cuando la vio jugando con sus amigas en la playa de Sidón, o de Tiro, según otras fuentes. El dios, enardecido de amor por la belleza de la muchacha,  se transformó en un toro de resplandeciente blancura y cuernos en forma de luna creciente -"media Luna los cuernos de su frente", que cantó Góngora-; y se tumbó  mansamente a los pies de la doncella. Ella, asustada al principio, cobró ánimo y acabó confiándose, acariciando al toro y sentándose sobre su lomo, momento en el que la bestia aprovechó para lanzarse al mar y llevársela consigo. La travesía, rumbo a Occidente, a través de las olas acabó en la isla de Creta, donde el "mentido robador de Europa",  según el verso gongorino que evoca al falso toro que la raptó, se une carnalmente a la virgen, y, como recompensa, otorga el nombre propio de la princesa a esa parte del mundo donde se había producido la unión de la que nacerá el legendario rey Minos. Había nacido Europa. 

El toro, cuya forma había adoptado Zeus se convirtió, posteriormente, según la leyenda, en una constelación que fue colocada entre los signos del zodíaco y que conserva, como cultismo, su antiguo nombre: tauro.

Europa, fotografía de Madame Yevonde,  (1935)

El simbolismo de esta princesa fenicia, por otra parte, está abierto a toda clase de sugerencias e interpretaciones: "ex Oriente lux" dice el proverbio latino, que significa que de Oriente nos viene la luz del sol, como vienen de Oriente los Reyes Magos, en la tradición cristiana, a adorar al recién nacido... Y de Fenicia, en concreto, tomaron los griegos algo tan importante y crucial para nuestra cultura como el alfabeto, que es el origen del abecedario latino que empleamos hoy casi universalmente.  Así que de Oriente nos vino, al menos, la escritura alfabética, y con ella el comienzo de la historia humana propiamente dicha y de nuestra cultura.

  Europa, Valentin Serov (1910)

Los mitos modernos, tales como el Progreso, Europa, la Democracia, los Mercados... y un larguísimo etcétera son mucho más prosaicos que los antiguos, como podéis comprobar, pero no menos poderosos y más dogmáticos, por lo que no es mal ejercicio desmitificarlos, es decir, analizarlos, disolverlos como si de un análisis químico se tratara. Nos exigen no sólo la fe ciega de que creamos en ellos sin ponerlos nunca en tela de juicio,  sino también  que hagamos algún sacrificio que otro en sus altares.

 Rapto de Europa, Botero (1995)

"Somos conscientes de los sacrificios exigidos para fortalecer Europa", ha dicho recientemente un prohombre del Estado y político de las finanzas elegido democráticamente. Lo ha dicho en pleno siglo XXI de la era moderna. Ha querido decir que hay que fortalecer un dogma de fe, un mito ("Europa"), que hay que darle credibilidad -ahora no dicen "fe", que suena a religión, sino "credibilidad", que es lo mismo pero parece más moderno y distinto porque,  frente a la monosilábica "fe",  la "credibilidad" tiene nada más y nada menos que cinco sílabas, lo que le da mucha más enjundia y empaque a la palabra. Hay que fortalecer a Europa, ha dicho, y rearmarla porque su seguridad está en peligro, aunque exija en sus aras y a tumba abierta  el sacrificio de todos los europeos.


En la moneda griega de dos euros figura hoy, qué paradoja, el rapto de Europa, dando a entender mucho más de lo que parece que representa. ¿No será acaso el toro bravo hoy en día una metamorfosis no ya del obsoleto Júpiter o del no menos rancio Zeus, sino del propio Euro, la "moneda única" que está a punto de digitalizarse y es la última epifanía del poderoso caballero Don Dinero (Quevedo dixit), o Das Kapital, que diría don Carlos Marx, el nuevo, único y moderno dios verdadero que rige los destinos no sólo de la llamada comunidad o unión europea,  que necesita estar constantemente fundándose y refundándose y defendiéndose de los euroescépticos sino también del mundo entero? 

Una muestra del humor genial del llorado Forges abunda sobre el mismo tema, muestra el moderno "rapto" de Europa.

martes, 25 de marzo de 2025

"Inuidia penis"

    Hay un chiste popular y anónimo, como suelen ser casi todos los chistes, y que expresa el sentir común, sobre la ausencia de falo en las mujeres y el complejo de castración en los varones, o sea, el temor a ser privado de él, que dice así: 
 
Un policía reprende a un niño que estaba meando en la calle: 
-¡Como te vuelva a ver orinando en la vía pública, te corto el pito, chaval! 
Al cabo de un rato, el niño ve a una niña meando agachada, y dice: 
-¡Ya ha pasado por aquí el polizonte! 
 
     Freud constata, en 1937, que existe un callejón sin salida donde van a encallar todos los análisis psíquicos o psicoanálisis: envidia del pene en las mujeres, sentida como falta, y angustia de castración en los hombres, vivida como posibilidad de ser privado del aparato del poder. En el caso masculino, se trata de lo que él mismo llama la “roca viva de la castración”. 
 
    Escribe el doctor de Viena en 1917: “Si se investiga con la suficiente profundidad la neurosis de una mujer, no es raro toparse con el deseo reprimido de poseer un pene como el varón”. 
 
    Podría decirse, desde luego sin mucha autoridad en la materia, pero por si acaso que en los varones también hay "inuidia penis" porque siempre late el deseo de tener un falo mayor que el que se tiene, y aun un deseo de priapismo itifálico, es decir, de que el falo  esté en estado de erección permanente, lanza en ristre a punto para el combate. 
Fresco de Príapo en la casa de los Vettii pesando el miembro en una balanza (Pompeya)
 
     Y quizá también podría decirse que en las mujeres también hay angustia ante la posibilidad de castración, porque ya nadie puede negar que algunas de ellas, que han roto el techo de cristal, también poseen aparato de poder, se ponen pantalones y son iguales que los hombres, luego la mayoría de las empoderadas, en un plano simbólico al menos, son falócratas, es decir machistas, y falóforas o portadoras de falo y por lo tanto tienen miedo, como nosotros, sus congéneres masculinos, de la castración ¿no?

lunes, 24 de marzo de 2025

Pareceres LXXI

346.- El Ser Supremo. Cumple dos características negativas que son, a saber, que no puede ser nacional, sino la negación de todas y cada una de las nacionalidades, y que tampoco puede ser material, sino espíritu puro, la negación de toda materia, por lo que el culto al Ser Supremo se basa en dos necesidades: 1ª) Una realización global por encima de las particularidades raciales e idiomáticas que configuran nuestras identidades nacionales y personales, que sin embargo no niega, sino que las potencia, y 2ª) Una desenvoltura muy avanzada de las ideas metafísicas para espiritualizar al Jehová tan grosero de los judíos, el viejo patriarca del Sinaí. El Ser Supremo en la actualidad es el Estado, pero no los diversos estados del mundo, sino el platónico: el Estado de verdad que subyace a todos, lo que quizá han querido expresar algunos con la fórmula de Estado Profundo (Deep State), y por otra parte el Ser Supremo es también el Capital, pero no las diversas monedas materiales existentes, sino el Dinero inmaterial, ese que necesita buscar constantemente nichos de mercado (ahora quiere asentarse en la industria armamentística) creando puestos de trabajo a su paso para procurarse su expansión a todo el globo y ganarse el pan del porvenir. 
 
347.- Insatisfacción. Parece que los jóvenes actuales se sienten insatisfechos y no pueden conseguir satisfacción, (como cantaba Mike Jagger hace sesenta años en aquel himno generacional I cant' get no satisfaction, con aquella doble negación estilística y enfática propia del inglés coloquial y dialectal y alejada del gramatical I cant'get any satisfaction ) por lo que padecen un malestar profundo que empeora cada vez más, caracterizado por ansiedad, aislamiento, crisis de sentido… entre otros síntomas que se ven agravados por el auge de las redes sociales. ¿Se han convertido los jóvenes occidentales incluidos en la franja de los dieciocho a los treinta años en la generación más infeliz de las últimas décadas? Probablemente. A medida que las primeras generaciones digitalizadas llegan a la edad adulta, sienten un profundo malestar que parece agravarse especialmente entre las mujeres. Aunque la cosa comenzó mucho antes de la crisis de la covidiocia, esta última ha agravado las consecuencias: El aislamiento social, amplificado por el auge de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, parece contribuir a este desajuste generacional y deterioro del bienestar, lo que no solo afecta a las perspectivas económicas y sociales, sino también a la salud mental. El aislamiento social que impuso la pandemia, agravado por la virtualidad de la digitalización, corre el riesgo de paralizar aún más las capacidades sociales de las generaciones más jóvenes que se ven obligados a ser ellos mismos, bajo el imperativo ontológico de 'sé tu mismo', y a autoexplotarse exitosamente para conseguir su parcela en la nube. 
 
348.- Varium et mutabile semper femina. Hablemos de la mujer (no de las mujeres, ojo, de La Mujer de verdad, o sea, de la platónica), y preguntémonos qué es una mujer: Sólo se me ocurre una respuesta a esta pregunta que trae de cabeza a tantos cráneos privilegiados del espectro político de la izquierda, el virgiliano: uarium et mutabile semper femina, que no es un reproche moral sobre la volubilidad femenina, como generalmente se ha interpretado, sino una definición que subraya precisamente lo proteico e imposible de su definición porque siempre está cambiando, porque no se deja atrapar bajo la lápida de ninguna definición. 
349.-Crítica destructiva. ¿Por qué hay que dar una alternativa? ¿Por qué hay que intentar mejorar lo que tenemos y no romper con ello? ¿Por qué hay que hacer, en vez de una crítica de-structiva, una crítica con-structiva, que supondría que nada cambiara o que todo cambiara aparentemente para poder seguir en el fondo igual? Cui bono prosit? ¿A quién le beneficia? ¿A quién le aprovecha el crimen? Suele recriminarse a los que se declaran enemigos del sistema la falta de proyecto alternativo, la carencia de un plan alternativo para un futuro inmediato, a lo que se resisten ellos, y hacen bien, a fin de no ser engullidos e integrados por el sistema que denigran. Afirman algunos sabios que cualquier forma de rechazo tiene que tener también algo positivo, algún elemento constructivo, porque, si no, sería pura negación. ¿Y qué hay de malo o de negativo, pregunto yo, en la pura negación y en el negacionismo? 
 
350.- Siglas. La UE, Unión Europea, no refleja la opinión pública: la construye desde cero, porque la Opinión Pública es una imposición desde arriba: el pueblo no tiene opinión, ni pública ni privada, lo que tiene es razón cuando se le deja hablar y denunciar la impostura de la que es objeto. En este sentido puede decirse que es igual que nuestro CIS o Centro de Investigaciones Sociológicas, que se dedica a hacer encuestas no para saber lo que la gente opina, sino para que la gente sepa lo que tiene que opinar. Uno puede consultar allí las últimas encuestas sobre previsiones electorales, preocupación de los españoles y opinión sobre temas de actualidad entre la población. Se crea una sociedad civil artificial con una opinión pública igualmente artificial, utilizada para proporcionar legitimidad democrática artificial y demandas artificiales de las políticas que la Comisión o el Gobierno en nuestro caso quiere implementar. La UE lo hace a través de ONG financidas con fondos públicos que sirven para promover las ideologías progresistas -generismo, climatismo, multiculturalismo... y sobre todo europeísmo, glorificando así el engendro de la UE cuando exigen una integración más profunda. Estas ONG generosamente subvencionadas elogian “los beneficios de la UE” al mismo tiempo que abogan por una integración total. Estas ONG En lugar de transmitir las aspiraciones de la gente común a los gobiernos, canalizan las ideologías y los objetivos políticos de los gobiernos hacia la sociedad civil. Esto supone una inversión total de lo que deberían hacer las organizaciones de la sociedad civil". Es difícil ser un contrapeso al poder del gobierno cuando tu cuenta corriente depende de ese mismo gobierno.

domingo, 23 de marzo de 2025

"Otros países, otras costas"

Artículo de Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura en 2006,  dedicado a Cavafis, el poeta alejandrino, publicado en inglés en el suplemento literario de The New York Times el 19 de diciembre de 2013.  

 
Otros países, otras costas
(Orhan Pamuk)

Amamos a los poetas por las cosas que sus poemas nos hacen imaginar; pero igualmente, los amamos por cómo imaginamos que son sus vidas. Confundir las vidas de los poetas con su obra es una ilusión tan vieja como la costumbre de confundir las palabras con las cosas. Pero de hecho es  por obra de esa ilusión por lo que sentimos una imperiosa necesidad de poesía, de novelas, de literatura.  Hay algunos poetas cuya obra leemos teniendo en mente sus vidas, y lo que sabemos  de esas vidas confirma que su poesía nos deja una impresión más duradera. C.P. Cavafis es, para mí, uno de esos poetas. Como Edgar Allan Poe, como Franz Kafka, Cavafis no hace una referencia explícita a sí mismo en su obra mejor y más conmovedora; y aun así, a cada poema suyo que leemos, no podemos evitar pensar en él.

Lo imagino como una anciano que pasea por las calles familiares de una vieja ciudad. Lo imagino como un amante de los libros que vive dentro de una comunidad minoritaria dentro de otra. Lo imagino como un solitario, un provinciano que es consciente de su provincianismo, y que convierte ese conocimiento en una suerte de sabiduría.

Cavafis nació en Alejandría,  Egipto, en 1863, en el seno de una familia griega de prósperos mercaderes de paños y textiles. (La palabra kavaf, ya olvidada incluso por los propios turcos, significa en turco otomano "zapatero remendón"). Los Cavafis eran originarios del barrio del Fener de Estambul, donde vivían las familias griegas adineradas y políticamente influyentes de la ciudad. Más tarde se trasladaron a Samatya, un barrio de pescadores, y finalmente emigraron a Alejandría, donde vivieron como miembros de la minoría cristiana ortodoxa dentro de la mayoría musulmana. Al principio, la marcha de sus negocios en Alejandría resultó  próspera, y vivieron en una gran mansión atendida por niñeras inglesas, cocineros y criados. En la década de 1870, tras la muerte del padre de Cavafis, se trasladaron a Inglaterra, pero finalmente regresaron a Alejandría como consecuencia del colapso de los negocios de la familia. Después de  los levantamientos nacionalistas árabes  de 1882, abandonaron de nuevo Alejandría, rumbo esta vez a Estambul, y fue en esta ciudad donde pasó los tres años siguientes, donde Cavafis escribió sus primeros poemas significativos y sintió los primeras pulsiones del deseo homoerótico. En 1885 la familia, ahora empobrecida, regresó a Alejandría una vez más, a la verdadera ciudad que él quiso dejar atrás.   

El regreso: Es la parte más triste. Es esta la fuente de la pesadumbre que impregna su inolvidable poema “La ciudad”, que yo he leído una y otra vez en turco y en traducción inglesa.   No hay otra ciudad a la que ir: la ciudad que nos conforma es la única que llevamos dentro. La lectura de “La Ciudad” de Cavafis ha cambiado mi punto de vista sobre mi propia Estambul.

Para aquellos que llevan una vida provinciana, la vida y la felicidad están siempre por descubrir en otra parte, en otra ciudad, en otro país. Pero para nosotros provincianos, ese otro lugar está constantemente lejos de nuestro alcance. La sabiduría de Cavafis reside en la dignidad y sensibilidad introspectiva con la que se aproxima a esta triste verdad. Y finalmente, con la misma limitación lingüística y simplicidad filológica, concluye revelándonos que hemos desperdiciado nuestras vidas en esa ciudad. Acabamos dándonos cuenta de que todos hemos malgastado nuestras vidas, y el problema reside no en ser provinciano, sino en la verdadera naturaleza de la propia vida. Los grandes poetas pueden contarnos sus propias historias sin decir una sola vez “yo”, y al hacer eso, prestan su voz a toda la humanidad.

Kierekegaard dijo una vez que la persona infeliz vive o en el pasado o en el futuro. Hay muchos ancianos en los poemas de Cavafis; la desconfianza en el futuro es, para él, otro tipo de sabiduría. Por eso él forja para sí mismo un nuevo pasado, basado en libros, historia y mitología griegos. Algunos de sus poemas narrativos que basó en mitos de la antigua Grecia son tan conmovedores y poderosos que su lectura resulta como la de una novela particularmente extraordinaria.

Estuve en Alejandría un año antes de los sucesos ahora conocidos como el brote de la primavera árabe. Fui a visitar la casa de Cavafis, que ha sido convertida en museo. La casa auténtica de su familia fue destruida por los cañones británicos. Se ha utilizado una casa distinta para el museo. Era viernes. Todo el mundo estaba en la mezquita rezando. Las calles estaban vacías. Las únicas personas que había en el museo eran turistas. Las tiendas cerradas, un puñado de viejos pinos, los edificios decadentes, las callejuelas estrechas, las plazoletas, todo me ayudaba a comprender que las versiones del Estambul de mi infancia aún sobrevivían en ciudades de la cuenca del Mediterráneo. Amo la poesía de Cavafis no precisamente como reflejo de su vida ejemplar, sino también por el paisaje que pinta, por sus edificios  que se desmoronan, y porque me identifico inmediatamente con la textura de la vida mediterránea.

De vez en cuando releo algunos poemas de Cavafis, todo lo que cabe cómodamente en un libro de bolsillo. Un viejo amigo publicó una vez una selección en turco, trabajando sobre las traducciones de Edmund Keeley, y tomó el título del poema “Esperando a los bárbaros”. Durante muchos años  después, donde quiera que nos encontráramos, nos saludábamos con la misma broma: “¿Cómo estás?” “Ah, ya sabes –esperando a los bárbaros”. Lo que queríamos decir era que –desde un punto de vista político- estábamos, como de costumbre, esperando días aún más negros por delante. Esos días más negros han llegado realmente, y tras los levantamientos nacionalistas en Egipto, la minoría griega de Alejandría abandonó la ciudad definitivamente. Pero el giro final de este poema brillante, narrativo sugiere un desenlace diferente por completo. Cavafis no deja nunca de sorprender y conmover a sus lectores.  


La Ciudad “ de C.P. Cavafis 
(Traducción  directa del griego de Pedro Bádenas de la Peña)
(Vista de Alejandría, Egipto)

 
Dijiste:"Iré a otra tierra, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de haber mejor que esta.
Cada esfuerzo mío es una condena dictada;
y mi corazón está -como un muerto- enterrado.
¿Hasta cuándo seguirá mi alma en este marasmo?
Adonde vuelva mis ojos, adonde quiera que mire
veo aquí las ruinas negras de mi vida,
donde pasé tantos años que arruiné y perdí".

No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá.
Vagarás por las mismas calles.
Y en los mismos barrios te harás viejo;
y entre las mismas paredes irás encaneciendo.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otra tierra -no lo esperes-
no tienes barco, no hay camino.
Como arruinaste aquí tu vida,
en este pequeño rincón,
así en toda la tierra la echaste a perder.

 He aquí el poema en versión original griega:  Η Πόλις

Εἶπες ˚ «Θὰ πάγω σ' ἄλλη γῆ, θὰ πάγω σ' ἄλλη θάλασσα.
Μιὰ πόλις ἄλλη θὰ βρεθεῖ καλλίτερη ἀπ' αὐτή.
Κάθε προσπάθειά μου μιὰ καταδίκη εἶναι γραφτῆ ˚
κ' εἲν' ἡ καρδιά μου -σὰν νεκρός- θαμένη.
Ὁ νοῦς μου ὡς πότε μὲς στὸν μαρασμὸν αὐτὸν θὰ μένει.
Ὅπου τὸ μάτι μου γυρίσω, ὅπου κι ἂν δῶ
ἐρείπια μαῦρα τῆς ζωῆς μου βλέπω ἐδῶ,
ποῦ τόσα χρόνια πέρασα καὶ ρήμαξα καὶ χάλασα.»

Καινούργιους τόπους δὲν θὰ βρεῖς, δὲν θάβρεις ἄλλες θάλασσες.
Ἡ πόλις θὰ σὲ ἀκολουθεῖ. Στοὺς δρόμους θὰ γυρνᾷς
τοὺς ἴδιους. Καὶ στὲς γειτονιὲς τὲς ἴδιες θὰ γερνᾷς ˚
καὶ μὲς στὰ ἴδια σπίτια αὐτὰ θ' ἀσπρίζεις.
Πάντα στὴν πόλι αὐτὴ θὰ φθάνεις. Γιὰ τὰ ἀλλοῦ -μὴ ἐλπίζεις-
δὲν ἔχει πλοῖο γιὰ σέ, δὲν ἔχει ὁδό.
Ἔτσι ποῦ τὴ ζωή σου ρήμαξες ἐδῶ
στὴν κώχη τούτη τὴν μικρή, σ' ὅλην τὴν γῆ τὴν χάλασες.

Escuchemos "La polis" recitado en su griego original con imágenes de la película "Cavafis" (1996) de Yannis Esmaragdis, sobre la vida del poeta,  y música de su banda sonora a cargo de Vangelis.



El compositor griego Miquis Teodoraquis puso música al poema La ciudad de Cavafis. Canta Vasilis Yisdaquis acompañado al piano por Todoros Cotepanos.


sábado, 22 de marzo de 2025

El rearme

Ya tuvimos un ensayo general de cómo utilizar el miedo para la manipulación de las almas hace cinco años con la crisis pandémica, que resultó enormemente exitosa a escala planetaria. Los gobiernos quieren ahora, siguiendo por la misma senda, que la población civil -eufemismo de 'el pueblo'- se prepare para responder con resiliencia, maldita sea, a una crisis indefinida. 
 
Podría adoptar la forma de un accidente industrial, una fuga radiactiva, por ejemplo, o de un evento climático grave como una inundación (de hecho el calentamiento global, afirman, ha elevado el mar al nivel más alto desde que hay registros históricos), o de una nueva actualización de la pandemia universal, que sería una reedición remasterizada de la gripe aviar de 2004, cepa H5N1,  sin olvidar un conflicto armado, que parece que va a ser la situación crítica más probable e inminente, por lo que ahora pretenden el rearme -perdón por tan obsoleto vocablo- de la vieja Europa abogando por “una nueva comunidad europea de defensa”. La Comisión Europea, en efecto, ha decidido recientemente en este sentido que la UE invertiría hasta 800.000 millones de euros en militarización, o en seguridad, como prefieren camuflarla.  
 
 

Como si dos guerras mundiales sufridas el siglo pasado no hubieran sido suficientes, una Europa cada vez más dividida, pese al nombre de European Union, busca la unidad a través de la designación de un enemigo común, que sería Rusia, y a través de la movilización y la guerra como vía para lograr el dominio, lo que, en su versión más reciente, se denomina «paz», y a través del miedo exacerbado a  la Federación Rusa, olvidando que Rusia es parte, y no poco importante, de este viejo continente, que tras la Segunda Guerra Mundial promovió la cooperación y la paz.
 
Para impedir una paz real, se silencian las voces críticas en los grandes medios de comunicación. En cambio, los estadistas europeos conducen al continente, a ciegas y con gran alboroto, hacia la guerra en defensa de sus valores. Este es el camino claramente seguido por los Halcones guerreros europeos, que afirman, sin ningún rebozo, que Rusia amenaza nuestra convivencia.
 
¡Que vienen los rusos!... Y Europa se prepara para la guerra aquejada de furor militaris. La histeria se ha apoderado del continente. 
 
En este sentido, según el barómetro carpetovetónico del CISco o (Centro de Investigaciones Sociológicas) el 75% es decir casi ocho de cada diez españoles y españolas, exactamente siete y medio o media, ve necesario el rearme europeo, y dos de cada tres verían con buenos ojos la creación de un ejército común para hacer frente a los desafíos (y blablablá...) que el continente va a tener que afrontar en los próximos años. 

El CISco no sondea la opinión pública, sino que la conforma con sus datos estadísticos, creándola. Sus encuestas no revelan lo que la gente piensa, sino lo que debería pensar para ser políticamente correcta y saber cada cual a qué atenerse.  Manipulan la opinión pública con preguntas capciosas del tipo "¿Cree usted que ante una inminente invasión alienígena extraterrestre deberíamos disponer los europeos de efectivos militares comunes que nos defiendan de sus armas de destrucción masiva lanzadas indiscriminadamente contra la población civil?" Y, claro, cualquiera ante una pregunta así, responde que sí, que por supuesto, que no faltaba más, porque la pregunta tiene un sesgo que determina la respuesta. 
 
En su momento, y a propósito de la intrínseca perversidad de las encuestas, escribimos lo siguiente: Si se hace una encuesta es porque se pretende interpretar la realidad según las respuestas que se obtengan de los encuestados. Pero las preguntas encierran una trampa: modifican la realidad que pretendían interpretar. Supongamos que alguien nos pregunta: ¿Es usted partidario de dar un trato humanitario a los esclavos? Imaginemos una casilla que pone SÍ y otra que pone NO. Marcaremos una cruz bienintencionada en la casilla que pone SÍ. Hemos votado como buenas personas que somos por un trato humanitario, lo que en sí es éticamente irreprochable, pero hemos legitimado con nuestro voto la existencia misma de la esclavitud, lo que es bastante inhumano e inmoral. El problema es que la pregunta daba por sentado que hay esclavitud, que existe, que es una realidad física -y es verdad que la hay-, frente a la cual se puede adoptar una actitud u otra. Encuestas como ésta, sin querer tal vez o tal vez queriendo, justifican la esclavitud e inflan el globo del autobombo; de nuestros buenos propósitos de buenos samaritanos.
 

En vez de la palabra "rearme", que es un término que no le gusta mucho y que, por lo tanto, no comparte mucho,  el presi del ejecutivo prefiere camuflarlo como “salto tecnológico para reforzar la autonomía estratégica y para mejorar las capacidades de defensa”. Ahí queda eso. El mismo perro viejo, sarnoso y pulgoso con reluciente nuevo collar retórico. Y lo justifica pedagógicamente recurriendo al infame eufemismo: sustituye una palabra que entiende todo el mundo -rearme- por una frase incomprensible:  "Tenemos que hablar de otra manera y dirigirnos a los ciudadanos (se le olvidaron 'las ciudadanas', error imperdonable en su pulcra corrección política)  de otra manera cuando hablamos de la necesidad de mejorar la seguridad y las capacidades de defensa". Semejante sandez me recordaba a mí a aquella otra cuando decidió llamar al "toque de queda" que impuso en las Españas "restricción de movilidad nocturna". 

Rearme no, nada de rearme, por favor, porque implica forzosamente gastar en armas, y eso, como da a entender la docta Academia (rearmar: equipar nuevamente con armamento militar o reforzar el que ya existía) implica dinero. Por eso nuestra clase política gobernante justifica el dispendio como gasto en seguridad so pretexto de defender el país, y lo hace con el dinero de las arcas públicas de todos los contribuyentes, unos dineros como los de aquellas mascarillas que nos poníamos velis nolis que acabarán dilapidados en burdeles y en farlopa.

viernes, 21 de marzo de 2025

Recordando a Safó (en el día mundial de la poesía)

Un papiro nos devolvió en 2004 estos versos griegos de la poetisa Safó de Mitilene o de Lesbo -conservo su acentuación aguda en griego ático y moderno Σαπφώ- oriunda de la isla de Lesbo y, por lo tanto, lesbia y lesbiana avant la lettre. La  palabra “lesbiana”, en efecto,  se creó, por antonomasia, a raíz de su nombre propio, para calificar a la mujer homosexual.

La poetisa escribió poemas de amor a otras mujeres, porque amaba a las mujeres, sin que eso supusiera un encasillamiento previo bajo ninguna etiqueta de "homosexualidad" aún, en el siglo VIII antes de nuestra era, en un mundo sobre el que todavía no se proyectaba la sombra de la cruz de Cristo. Escribía en dialecto griego eolio,  y fue considerada por los antiguos la décima Musa.

 
La poetisa Safó,  Charles Mengin (1877)

En estos versos la autora confiesa que envejece y que no puede hacer nada para evitarlo, y después de constatar que su pelo está encaneciéndose y sus rodillas flaqueándole, nos trae a la memoria el mito de la Aurora que se enamoró del joven Titono. Sin embargo ella, la Aurora de dedos rosicler,  que era inmortal, como comprobamos todos los días al amanecer, descubrió una mañana que su joven enamorado había envejecido, como la poetisa. Y es que el tiempo nos vuelve viejos. Sin embargo, no deberíamos negarnos a envejecer: el otoño es bello, la vejez también puede serlo, sobre todo cuando sigue brillando en ella la chispa de la juventud.

ὕμμες πεδὰ Μοίσαν ἰ]οκ[ό]λπων κάλα δῶρα, παῖδες,

σπουδάσδετε καὶ τὰ]ν φιλάοιδον λιγύραν χελύνναν∙

 ἔμοι δ’ἄπαλον πρίν] ποτ’[ἔ]οντα χρόα γῆρας ἤδη

ἐπέλλαβε, λεῦκαι δ’ ἐγένοντο τρίχες ἐκ μελαίναν∙

 βάρυς δέ μ’ ὀ [θ]ῦμος πεπόηται, γόνα δ’[ο]ὐ φέροισι,

τὰ δή ποτα λαίψηρ’ ἔον ὄρχησθ’ ἴσα νεβρίοισι.

 τὰ <μὲν> στεχανίσδω θαμέως∙ ἀλλὰ τί κεν ποείην;

ἀγήραον ἄνθρωπον ἔοντ’ οὐ δύνατον γένεσθαι.

καὶ γάρ π[ο]τα Τίθωνον ἔφαντο βροδόπαχυν Αὔων

ἔρωι φ αθεισαν βάμεν’ εἰς ἔσχατα γᾶς φέροισα[ν,

 ἔοντα [κ]άλον καὶ νέον, ἀλλ’ αὖτον ὔμως ἔμαρψε

χρόνωι πόλιον γῆρας, ἔχ[ο]ντ’ἀθανάταν ἄκοιτιν.




Tras frutos hermosos de las Musas de floridos senos
id, niñas, vosotras, y melódica la dulce lira.

Que ya me robó vejez el cuerpo a mí que en otro tiempo
fue tierno, y se me han canosos vuelto los cabellos negros.

Y duro se me hace el corazón, ni me sostienen piernas
que otrora ligeras al bailar como las corzas eran.

Mil veces por eso me lamento; pero ¿qué iba a hacerle?
No puede dejar de envejecer el que se sepa humano.

También se contaba de Titono que rosada Aurora
raptándolo fue por sus amores hasta el fin del mundo,

tan bello y tan joven, pero a él lo sorprendió canosa
también a su tiempo la vejez, siendo inmortal su esposa.

  Otro poema de la misma autora: La Luna y las Pléyades.

jueves, 20 de marzo de 2025

Día Internacional de la Felicidad

Para el Día de la Felicidad: Resulta sarcástico que la ONU, que es la mayor organización política internacional de nuestro mundo, declare una fecha anual, el 20 de marzo, Día Internacional de la Felicidad: international day of happiness, en la lengua del Imperio. Antes de ponerse a celebrarlo a bombo y platillo sin ningún criterio, habría que preguntarse Socratico more qué es la felicidad, no vaya a ser que festejemos sin ton  ni son sabe Dios qué embeleco fantasmagórico. ¿Qué es, en efecto, la felicidad de verdad, la verdadera felicidad, no la moto que nos venden, no esos numerosos sucedáneos que se compran en los centros comerciales, torpes simulacros?

 
Y, lanzada la pregunta al aire, deberíamos  reconocer humildemente que "saber, nada sabemos", no sabemos qué es la felicidad, por lo que no podemos celebrarla alegremente sabiendo lo que estamos celebrando, como nos gustaría, pero, en cambio, sí intuimos que, sea lo que sea, choca visceralmente con la realidad del mundo que nos toca vivir. La felicidad es imposible precisamente porque es incompatible con la realidad. Son antitéticas, la una es negación de la otra y viceversa. Nosotros mismos, en cuanto seres reales que somos, valga la redundancia, no podemos ser felices, así de claro y sencillo, señores y señoras de la Organización de las Naciones Unidas. ¿Qué diablos estamos celebrando entonces con una sonrisa tan bobalicona?
 

miércoles, 19 de marzo de 2025

Mensajería mínima

Cuando se dice coloquialmente de alguien que se quedó en el sitio, se da a entender que murió de repente, porque vivir no es quedarse sino irse de los sitios.

 
Bajo el plural de (falsa) modestia se oculta el ego individual, todo el que dice nosotros miente pretendiendo no darse importancia y escurrir el bulto personal.
 
 El que canta sus males espanta y los encanta con el canto y con la música, que tiene el poder de hacernos olvidar y ahuyentar las penas brindándonos consuelo.
 
La soledad y la atomización del individuo personal impiden la formación de un "nosotros", una primera persona del plural, que sea capaz de acción comunitaria.
 
La digitalización nos ha privado de espacios comunes de encuentro de la gente: foros, ágoras, plazas, parques o vías públicas, embelesados ante las pantallas.
 
 
 
 Lo que caracteriza nuestro modo de vida actual es la soledad, la erosión de lo común y la creciente individualización que hacen improbable la acción colectiva.
 
A menudo se confunden causas y fines, de modo que no sabemos si hacemos algo para (finalidad) o por (causalidad); así, la paz es el fin y la causa de la guerra.
 
La hormiga, que odiaba al escarabajo, votó por el insecticida. De resultas murieron el escarabajo y la hormiga, además del grillo, que optó por la abstención.
 
La semana es el uróboro perfecto, monstruo mitológico serpentiforme que se muerde la propia cola y forma un círculo vicioso que gira raudo como rueda sin cesar.
 
'Fumar mata' y 'Fumar reduce la fertilidad', dicen que falta le hace al planeta disminuir la población: los fabricantes no ocultan la letalidad de su producto.
 
   Oponerse al progreso es oponerse al avance de la humanidad, como si esta caminara por alguna pista espacial en alguna dirección hacia un tiempo futuro luminoso.

Los seres humanos estamos alcanzado tal grado de libertad que podemos elegir el sexo que queremos adoptar, y hacer que nuestra elección la respeten los demás.

 
Según los administradores de la tecnología médica avanzada, gracias a ella tenemos una esperanza cuantitativa y cualitativa de vida, como nunca hasta la fecha.
 
Ante una fotografía. Yo no soy ese porque ha pasado el tiempo, pero tampoco era ese cuando la foto inmortalizó -matándolo- el instante: yo sigo vivo todavía.
 
Un periodista británico que estudió latín en su infancia se felicita por su desaparición actual, lamentando no haber estudiado espíritu empresarial y economía.
 
La desaparición del latín, auspiciada por los laboristas en la enseñanza pública británica, no es una tragedia, sino un triunfo, dada su actual irrelevancia. 
 

No deberíamos aceptar la narrativa de una virología fraudulenta prestándonos a inmunizarnos artificialmente sometidos al control médico de un estado policial. 
 
Pedimos medicinas para los ancianos, dicen las residencias, y nos dieron morfina y sedación, favoreciendo así el tránsito a la vida eterna de muchos residentes. 
 
Cuando eras joven, creías, marxista empedernido, que la clase obrera vencería al capitalismo, pero lo que hoy ves es el triunfo del capital a escala planetaria.

martes, 18 de marzo de 2025

Pareceres LXX

341.- Tala preventiva. Talan árboles viejos, sauces y plátanos de sombra sobre todo, en la ciudad por razones sanitarias y de seguridad vial y peatonal. Alegan los amigos del hacha y de la motosierra que sus raíces deterioran el césped, las aceras y algunos muros que corren el riesgo de desplomarse. Cortan árboles viejos, además, para que no caigan en la calle zarandeados por los vendavales sobre automóviles o peatones. Lo llaman tala preventiva. No tienen en cuenta que un árbol viejo equivale a cien árboles jóvenes recién plantados, y que es mejor un presente que dos porvenires, y que vale más cuidar los árboles viejos que apostar por los nuevos, que tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir en un entorno hostil como es la gran ciudad. El problema es que consideran a los árboles como un objeto decorativo más de eso que llaman 'mobiliario urbano', no los tratan como lo que son, seres que han sobrevivido durante muchos años hasta ahora mismo y que deberían preservarse. Plantar por plantar como hacen después de haber derribado uno de estos ejemplares no soluciona nada. 
 
 
342.- Opinión Pública: La opinión pública no es la opinión del pueblo, porque el pueblo, como tal, no tiene una opinión, lo único que tiene es una lengua que le permite expresar cualquier opinión que se le ocurra, y a través de esa lengua se le impone la opinión privada de los individuos que mandan, es decir, de la clase dominante. La opinión pública es como la Fama, ese monstruo alado y veloz, lleno de ojos y oídos, sembrador de rumores que se alimenta del miedo y mezcla verdad con mentira. Lo curioso es que una opinión personal como tal no es más que eso, una opinión de una individuo que puede merecer respeto pero poco más -el respeto que merece es defensivo, respetamos la expresión de otro porque le exigimos que respete la nuestra a cambio-, pero cuando un número considerable de individuos comparte esa opinión personal se convierte en una opinión pública, como si el hecho de ser compartida estadísticamente y numéricamente por más individuos le diera más fuerza, la cantidad es el único criterio de la calidad. Mayoritariamente se convierte en una imposición, una verdad que se impone a los demás “a efectos prácticos”, aunque se reconozca que puede no ser verdadera ni acertada siquiera, pero funciona. 
 
343.- Legislatura progresista: Se les llena la boca a nuestras ministras y ministros hablando de que forman una coalición de progreso que hace que España avance adelante y siempre adelante, sin retroceder. Pero hay que pararse a pensar un poco y denunciar la ilusión del progreso, que no es más que eso: una ilusión de quienes sentimos una falta que nunca se llena y deseamos algo que no encuentra nunca su objeto final que nos haga dejar de desearlo. El capitalismo aprovecha esto vendiéndonos la idea -la ilusión, porque de ilusiones también vive y se vive- de que siempre estamos avanzando hacia algo mejor, cuando en realidad solo estamos desplazando nuestro malestar de un lado a otro. Además, la noción de tiempo lineal de la flecha con la punta hacia delante en la que se basa la idea de progreso es engañosa, porque la historia no avanza de manera uniforme, sino que está llena de repeticiones y retornos, por lo que el progreso no nos lleva a la plenitud, solo nos mantiene en un circuito de insatisfacción perpetua. 
 
 

 
344.- Nicho de negocio: No hay espacio o actividad humana que no sea vista por los “expertos” científicos-economistas como potencial nicho de negocio o de mercado. Da igual lo que sea: beneficencia, ayuda humanitaria, prostitución, religión, drogas, ciencia, universidades, farmacéuticas, ecología, turismo, feminismo, comunicaciones, transportes, depresión, tecnología, redes sociales, defensa, es decir, guerra... todo. Todo es un nicho de negocio. Resulta que al márquetin lo estábamos llamando “política”, y “democracia” a la ingeniería social del nuevo orden corporativo en ciernes, el del neocapitalismo tecnofeudal. Vivimos, según el economista griego Yanis Varufaquis (mejor que Varoufakis) bajo el «tecnofeudalismo», el sigiloso sucesor del capitalismo -el capitalismo ha muerto, afirma-, o feudalismo tecnológico en el que los nuevos señores feudales son los propietarios del capital que está en la nube, y los demás somos sus siervos, como en el medievo, un nuevo sistema de explotación. Los mercados tradicionales han sido desplazados por las plataformas digitales, que son auténticos feudos de las Big Tech, cuyo beneficio es la pura extracción de las rentas de nuestra conexión. 
 
345.- Deus ex machina: El historiador griego Polibio (200-118 ante), considerado el inventor de la historia universal, una historia que pretende abarcar todos los pueblos del Mediterráneo, uniendo todos los acontecimientos, centrada en Roma, su principal protagonista, nos ofrece una reflexión que no debe pasarnos desapercibida:  lo que ha sostenido a Roma ha sido la religión. Él no utiliza esta palabra, de la que no disponía su lengua, sino δεισιδαιμονία, que literalmente significa 'temor a los dioses, genios, démones o espíritus divinos', que a veces se traduce por 'superstitición'. Los antiguos habrían introducido esta superchería -creencia en seres supremos y en el castigo después de la muerte- para infundir temor y mantener el orden social, algo que “entre los demás pueblos ha sido objeto de mofa”. Si fuera posible, razona Polibio, constituir un Estado habitado solo por personas inteligentes, no sería necesaria la religión. Pero la masa no es inteligente y, por lo tanto, hay que engañarla y contenerla con el miedo a lo desconocido. Aunque no lo dice expresamente, la religión vendría a ser, como sugiere en otro pasaje de su obra, un recurso similar al que utilizan los autores trágicos cuando introducen al final de sus obras dramáticas un deus ex machina “puesto que sus planteamientos iniciales son irracionales y absurdos”. Algunas tramas se complican tanto que, para resolverlas, es preciso recurrir a la intervención sobrenatural de un personaje divino, para salir del callejón sin salida.