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lunes, 24 de marzo de 2025

Pareceres LXXI

346.- El Ser Supremo. Cumple dos características negativas que son, a saber, que no puede ser nacional, sino la negación de todas y cada una de las nacionalidades, y que tampoco puede ser material, sino espíritu puro, la negación de toda materia, por lo que el culto al Ser Supremo se basa en dos necesidades: 1ª) Una realización global por encima de las particularidades raciales e idiomáticas que configuran nuestras identidades nacionales y personales, que sin embargo no niega, sino que las potencia, y 2ª) Una desenvoltura muy avanzada de las ideas metafísicas para espiritualizar al Jehová tan grosero de los judíos, el viejo patriarca del Sinaí. El Ser Supremo en la actualidad es el Estado, pero no los diversos estados del mundo, sino el platónico: el Estado de verdad que subyace a todos, lo que quizá han querido expresar algunos con la fórmula de Estado Profundo (Deep State), y por otra parte el Ser Supremo es también el Capital, pero no las diversas monedas materiales existentes, sino el Dinero inmaterial, ese que necesita buscar constantemente nichos de mercado (ahora quiere asentarse en la industria armamentística) creando puestos de trabajo a su paso para procurarse su expansión a todo el globo y ganarse el pan del porvenir. 
 
347.- Insatisfacción. Parece que los jóvenes actuales se sienten insatisfechos y no pueden conseguir satisfacción, (como cantaba Mike Jagger hace sesenta años en aquel himno generacional I cant' get no satisfaction, con aquella doble negación estilística y enfática propia del inglés coloquial y dialectal y alejada del gramatical I cant'get any satisfaction ) por lo que padecen un malestar profundo que empeora cada vez más, caracterizado por ansiedad, aislamiento, crisis de sentido… entre otros síntomas que se ven agravados por el auge de las redes sociales. ¿Se han convertido los jóvenes occidentales incluidos en la franja de los dieciocho a los treinta años en la generación más infeliz de las últimas décadas? Probablemente. A medida que las primeras generaciones digitalizadas llegan a la edad adulta, sienten un profundo malestar que parece agravarse especialmente entre las mujeres. Aunque la cosa comenzó mucho antes de la crisis de la covidiocia, esta última ha agravado las consecuencias: El aislamiento social, amplificado por el auge de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, parece contribuir a este desajuste generacional y deterioro del bienestar, lo que no solo afecta a las perspectivas económicas y sociales, sino también a la salud mental. El aislamiento social que impuso la pandemia, agravado por la virtualidad de la digitalización, corre el riesgo de paralizar aún más las capacidades sociales de las generaciones más jóvenes que se ven obligados a ser ellos mismos, bajo el imperativo ontológico de 'sé tu mismo', y a autoexplotarse exitosamente para conseguir su parcela en la nube. 
 
348.- Varium et mutabile semper femina. Hablemos de la mujer (no de las mujeres, ojo, de La Mujer de verdad, o sea, de la platónica), y preguntémonos qué es una mujer: Sólo se me ocurre una respuesta a esta pregunta que trae de cabeza a tantos cráneos privilegiados del espectro político de la izquierda, el virgiliano: uarium et mutabile semper femina, que no es un reproche moral sobre la volubilidad femenina, como generalmente se ha interpretado, sino una definición que subraya precisamente lo proteico e imposible de su definición porque siempre está cambiando, porque no se deja atrapar bajo la lápida de ninguna definición. 
349.-Crítica destructiva. ¿Por qué hay que dar una alternativa? ¿Por qué hay que intentar mejorar lo que tenemos y no romper con ello? ¿Por qué hay que hacer, en vez de una crítica de-structiva, una crítica con-structiva, que supondría que nada cambiara o que todo cambiara aparentemente para poder seguir en el fondo igual? Cui bono prosit? ¿A quién le beneficia? ¿A quién le aprovecha el crimen? Suele recriminarse a los que se declaran enemigos del sistema la falta de proyecto alternativo, la carencia de un plan alternativo para un futuro inmediato, a lo que se resisten ellos, y hacen bien, a fin de no ser engullidos e integrados por el sistema que denigran. Afirman algunos sabios que cualquier forma de rechazo tiene que tener también algo positivo, algún elemento constructivo, porque, si no, sería pura negación. ¿Y qué hay de malo o de negativo, pregunto yo, en la pura negación y en el negacionismo? 
 
350.- Siglas. La UE, Unión Europea, no refleja la opinión pública: la construye desde cero, porque la Opinión Pública es una imposición desde arriba: el pueblo no tiene opinión, ni pública ni privada, lo que tiene es razón cuando se le deja hablar y denunciar la impostura de la que es objeto. En este sentido puede decirse que es igual que nuestro CIS o Centro de Investigaciones Sociológicas, que se dedica a hacer encuestas no para saber lo que la gente opina, sino para que la gente sepa lo que tiene que opinar. Uno puede consultar allí las últimas encuestas sobre previsiones electorales, preocupación de los españoles y opinión sobre temas de actualidad entre la población. Se crea una sociedad civil artificial con una opinión pública igualmente artificial, utilizada para proporcionar legitimidad democrática artificial y demandas artificiales de las políticas que la Comisión o el Gobierno en nuestro caso quiere implementar. La UE lo hace a través de ONG financidas con fondos públicos que sirven para promover las ideologías progresistas -generismo, climatismo, multiculturalismo... y sobre todo europeísmo, glorificando así el engendro de la UE cuando exigen una integración más profunda. Estas ONG generosamente subvencionadas elogian “los beneficios de la UE” al mismo tiempo que abogan por una integración total. Estas ONG En lugar de transmitir las aspiraciones de la gente común a los gobiernos, canalizan las ideologías y los objetivos políticos de los gobiernos hacia la sociedad civil. Esto supone una inversión total de lo que deberían hacer las organizaciones de la sociedad civil". Es difícil ser un contrapeso al poder del gobierno cuando tu cuenta corriente depende de ese mismo gobierno.

martes, 28 de septiembre de 2021

Siglas y más siglas

    Una sigla es una abreviación gráfica formada por el conjunto de letras iniciales de una expresión que se refiere por lo general a una institución, organismo, empresa o denominación técnica compleja de algún producto; p. ej., ESO son en España las siglas de Educación Secundaria Obligatoria, OVNI las de Objeto Volador No Identificado, IPC las de Índice de Precios al Consumo... y así un larguísimo etcétera.

    En el siglo pasado las siglas inglesas se castellanizaban traduciéndolas a nuestra lengua y formando en ella la correspondiente sigla, así por ejemplo frente a NATO, que son las siglas de North Atlantic Treaty Organization, tenemos en castellano OTAN, que corresponden a Organización del Tratado del Atlántico Norte; frente a UNO United Nations Organization, tenemos ONU que es la sigla de la Organización de Naciones Unidas.

"Frente a la ONU, España entera con Franco" se lee en una pancarta.

     Se cuenta, a propósito de esta última organización, que en 1946, cuando la ONU condenó la dictadura franquista y excluyó a España de la organización porque Franco había impuesto un gobierno fascista al pueblo español, el régimen organizó como réplica una manifestación patriótica en la Plaza de Oriente de Madrid donde se exhibió una pancarta ya mítica que decía: “Si ellos tienen UNO, nosotros tenemos dos”, con una referencia clarísima a la testosterona y a los testículos hispanos. Curiosamente, la propia ONU en 1955 admitió a España en la organización, todavía vivito y coleando dictador y dictadura. Y a partir de entonces nosotros teníamos no UNO sino ONU, acrónimos ambos.

    El acrónimo es la sigla que puede ser pronunciada como una palabra, por ejemplo las citadas ONU, OVNI, pero no IPC, dado que no podemos leerla sin deletrearla: ipecé. 


     Frente a la tendencia que observábamos de castellanizar las siglas anglosajonas, parece que se impone ahora su conservación habida cuenta del predominio de la lengua del Imperio como lengua franca en el universo mundo. Así por ejemplo hemos asistido en el último año y medio largo al pestilente florecimiento de las pruebas de laboratorio denominadas PCR, que son las siglas inglesas de Polimerase Chain Reaction, que en castellano deberían ser al revés RCP (Reacción en Cadena a la Polimerasa), pero se ha impuesto la denominación original anglosajona, resultando una sigla que no se puede articular en nuestra lengua sin deletrearla, por lo que decimos “peceerre”, con la duda del género gramatical que hay que atribuirle pues se dice tanto “hacerse un peceerre” como “hacerse una peceerre”, aunque parece que se impone la forma femenina si tenemos en cuenta que el término determinante es “reaction”, que corresponde a "reacción" que es femenino en nuestra lengua.

    El uso cada vez más frecuente de acrónimos (OTAN, ONU, UE, OMS, ESO etc.) y de siglas PCR, IPC incrementa el número de palabras que tiene una lengua e impide la reflexión sobre lo que significan, dado que si sirven para algo, además de para aligerar sus denominaciones, es para ocultar su significado, y el planteamiento de lo que hay detrás de esas siglas. Así, por ejemplo, OTAN no sugiere lo mismo que Organización del Tratado del Atlántico Norte. Si escarbásemos un poco en las palabras semánticas a las que corresponden las siglas, tendríamos que preguntarnos qué pintan en dicha Organización países mediterráneos como Turquía, Grecia o Italia, o Colombia, que linda con el Pacífico y el mar Caribe, pero no con el Atlántico, y menos con el hemisferio Norte, dado que está atravesada por la línea ecuatorial.

Primer mitin del PCE en la legalidad en Valladolid en 1977

     Generalmente las siglas y los acrónimos son denominaciones efímeras. Tomemos por ejemplo PC, que debemos deletrear para leer como “pecé”. Para alguien de mi generación con la mínima memoria histórica corresponden al Partido Comunista, que tanto se destacó en la lucha contra la dictadura franquista, hasta que Santiago Carrillo volvió a España y claudicó aceptando la monarquía que había instaurado el dictador, (llegó a crearse un adjetivo "pecero" para los militantes de dicho partido), pero para un milenial el “pecé” es el ordenador, porque corresponden a las siglas anglosajonas de Personal Computer, es decir, a “computadora personal”, cuya sigla castellana sería al revés CP, que sin embargo podrían corresponder a Colegio Público, Código Postal o vete tú a saber a qué otra cosa o institución.