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martes, 28 de septiembre de 2021

Siglas y más siglas

    Una sigla es una abreviación gráfica formada por el conjunto de letras iniciales de una expresión que se refiere por lo general a una institución, organismo, empresa o denominación técnica compleja de algún producto; p. ej., ESO son en España las siglas de Educación Secundaria Obligatoria, OVNI las de Objeto Volador No Identificado, IPC las de Índice de Precios al Consumo... y así un larguísimo etcétera.

    En el siglo pasado las siglas inglesas se castellanizaban traduciéndolas a nuestra lengua y formando en ella la correspondiente sigla, así por ejemplo frente a NATO, que son las siglas de North Atlantic Treaty Organization, tenemos en castellano OTAN, que corresponden a Organización del Tratado del Atlántico Norte; frente a UNO United Nations Organization, tenemos ONU que es la sigla de la Organización de Naciones Unidas.

"Frente a la ONU, España entera con Franco" se lee en una pancarta.

     Se cuenta, a propósito de esta última organización, que en 1946, cuando la ONU condenó la dictadura franquista y excluyó a España de la organización porque Franco había impuesto un gobierno fascista al pueblo español, el régimen organizó como réplica una manifestación patriótica en la Plaza de Oriente de Madrid donde se exhibió una pancarta ya mítica que decía: “Si ellos tienen UNO, nosotros tenemos dos”, con una referencia clarísima a la testosterona y a los testículos hispanos. Curiosamente, la propia ONU en 1955 admitió a España en la organización, todavía vivito y coleando dictador y dictadura. Y a partir de entonces nosotros teníamos no UNO sino ONU, acrónimos ambos.

    El acrónimo es la sigla que puede ser pronunciada como una palabra, por ejemplo las citadas ONU, OVNI, pero no IPC, dado que no podemos leerla sin deletrearla: ipecé. 


     Frente a la tendencia que observábamos de castellanizar las siglas anglosajonas, parece que se impone ahora su conservación habida cuenta del predominio de la lengua del Imperio como lengua franca en el universo mundo. Así por ejemplo hemos asistido en el último año y medio largo al pestilente florecimiento de las pruebas de laboratorio denominadas PCR, que son las siglas inglesas de Polimerase Chain Reaction, que en castellano deberían ser al revés RCP (Reacción en Cadena a la Polimerasa), pero se ha impuesto la denominación original anglosajona, resultando una sigla que no se puede articular en nuestra lengua sin deletrearla, por lo que decimos “peceerre”, con la duda del género gramatical que hay que atribuirle pues se dice tanto “hacerse un peceerre” como “hacerse una peceerre”, aunque parece que se impone la forma femenina si tenemos en cuenta que el término determinante es “reaction”, que corresponde a "reacción" que es femenino en nuestra lengua.

    El uso cada vez más frecuente de acrónimos (OTAN, ONU, UE, OMS, ESO etc.) y de siglas PCR, IPC incrementa el número de palabras que tiene una lengua e impide la reflexión sobre lo que significan, dado que si sirven para algo, además de para aligerar sus denominaciones, es para ocultar su significado, y el planteamiento de lo que hay detrás de esas siglas. Así, por ejemplo, OTAN no sugiere lo mismo que Organización del Tratado del Atlántico Norte. Si escarbásemos un poco en las palabras semánticas a las que corresponden las siglas, tendríamos que preguntarnos qué pintan en dicha Organización países mediterráneos como Turquía, Grecia o Italia, o Colombia, que linda con el Pacífico y el mar Caribe, pero no con el Atlántico, y menos con el hemisferio Norte, dado que está atravesada por la línea ecuatorial.

Primer mitin del PCE en la legalidad en Valladolid en 1977

     Generalmente las siglas y los acrónimos son denominaciones efímeras. Tomemos por ejemplo PC, que debemos deletrear para leer como “pecé”. Para alguien de mi generación con la mínima memoria histórica corresponden al Partido Comunista, que tanto se destacó en la lucha contra la dictadura franquista, hasta que Santiago Carrillo volvió a España y claudicó aceptando la monarquía que había instaurado el dictador, (llegó a crearse un adjetivo "pecero" para los militantes de dicho partido), pero para un milenial el “pecé” es el ordenador, porque corresponden a las siglas anglosajonas de Personal Computer, es decir, a “computadora personal”, cuya sigla castellana sería al revés CP, que sin embargo podrían corresponder a Colegio Público, Código Postal o vete tú a saber a qué otra cosa o institución.