Hay
tres palabras griegas que conservamos en las lenguas modernas que son
poesía, poeta y
poema, que nos
retrotraen al verbo griego ποιέω (poiéo), hacer o crear, del
que son deudoras: poeta, poietés, el hacedor, el creador; poesía, poíesis, la creación; poema,
poíema, lo creado, el resultado de la creación, la obra del poeta. Estas palabras constituyen una
divina trinidad: padre, el poeta, hijo, el poema, y espíritu santo, la poesía que lo inspira: tres en
uno.
Leyendo
a Virginia Woolf (On
not knowing Greek, incluido
en su colección de ensayos literarios
The common reader) me
entero de que el poeta Shelley tradujo al inglés El
Banquete de Platón y
de que empleó veintiuna palabras para trasladar estas célebres
trece griegas del Simposio 196d-e: πᾶς γοῦν ποιητὴς
γίγνεται, κἂν ἄμουσος ἦι τὸ πρὶν, οὗ
ἂν Ἔρως ἅψηται:
for everyone, even if before he were ever so undisciplined, becomes a
poet as soon as he is touched by love.
Lo que, si lo vertemos al castellano a partir de la versión inglesa de
Shelley podría ser algo así como: «pues todos, aunque antes fueran
siempre harto indisciplinados, se convierten en poetas tan pronto
como les toca el amor».
Pero
vayamos a la fuente original, a Platón, que cita, al parecer, un verso
proverbial de la perdida tragedia de Eurípides Estenebea,
fr. 633 Kannicht que, además de Platón, han citado muchos otros
autores griegos, y traduzcámoslo directamente, sin
Shelley como intermediario: Todos
se convierten en poetas, aunque antes fueran ajenos a las Musas,
cuando Amor los toca.
Otra traducción todavía más literal sería: Todo
aquel a quien toque Eros, aunque antes fuera ajeno a las Musas, se
convierte en poeta.
Apolo y las Musas, Mingote
Hemos
conservado en la última versión la alusión mitológica a Eros,
dios del amor y la referencia a las Musas no explícita en Shelley,
que recurre a “so undisciplined”. El original griego dice
ἄμουσος, que es un adjetivo formado por el prefijo negativo
ἀ-, etimológicamente hermano del inglés y alemán un-
así como del latín in-,
y el término μουσος que evoca a las Musas (Μοῦσαι), por
lo que se traduce mejor como “ajeno a las Musas”, que son las
divinidades que, hijas preliterarias de Mnemósine o Memoria,
inspiran a los artistas. Es verdad que en sentido genérico el
término puede significar “rudo, grosero, sin gusto, sin finura”,
como recoge el diccionario escolar de Pabón, y de ahí "sin disciplina", pero también tiene un
significado específico, que es el que predomina en esta frase, que sería
“sin sentido o sensibilidad musical”, es decir ajeno al arte en
general y especialmente a las letras y al ritmo musical del lenguaje.
En
la cita platónica hay, pues, dos alusiones mitológicas: a Eros, el
dios del amor, y a las Musas, que se han perdido en la traducción
inglesa de Shelley, cuando dice que cualquier hombre sin sensibilidad
artística se convierte
por influencia del Amor en un poeta, o, dicho de otro modo, que cualquier
enamorado se convierte, cuando es tocado por la gracia de Eros, en un artista.
Precisamente
en el Banquete
de Platón, en el diálogo que mantienen Diotima y Sócrates, le dice esta lo siguiente:
“Tú sabes que creación (ποιήσις,
latín poesis) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que
haga pasar cualquier cosa de lo que no es a lo que es es creación,
de suerte que también los trabajos en todas las artes son
creaciones y los artífices de éstas todos creadores (ποιηταί,
latín, poetae).
-Verdad
dices.
-Pero
también –continuó ella- sabes que no se llaman creadores,
(ποιηταί, latín, poetae), sino que tienen otros nombres y
que a una parcela separada de toda la creación (ποιήσις,
latín poesis), la relativa a la música y los versos, se la denomina
con el nombre del todo. Pues sólo a eso se llama “poesía”
(ποιήσις, latín poesis), y “poetas” (ποιηταί,
latín, poetae) a los que poseen esa parcela de la creación
(ποιήσις, latín poesis).
-Dices
verdad –añadí yo.
-Pues
bien, así ocurre también con el amor."
Sócrates y Diotima con un discípulo. Franz Caucig (1762-1828)
Pero ¿qué es poesía? La poesía es un intento desesperado de devolver
a las palabras su poder de evocación de las cosas en contra de su significado
conceptual habitual, que como un velo opaco recubre la
realidad que tenemos delante, ocultándonosla y haciendo de ella nuestra gran
desconocida, la gran y terrible incógnita, que sólo puede despejarse gracias al arte de las musas.
La
poesía devuelve al lenguaje su magia primigenia, convierte a las palabras en palabras mágicas, susceptibles
de suscitar presencias y de resucitar, como la música de Orfeo, la música de
verdad, a los muertos. La poesía nos lleva más allá.
Una
de sus
florituras más importantes es la metáfora, o la transferencia, dicho a
la latina, y no me refiero a la operación bancaria en que se transfiere
dinero de una cuenta a otra sino a la traslación del sentido de una
palabra a otra, en virtud de una comparación tácita que rompe el
principio filosófico de identidad A=A sobre el que se basa nuestra
lógica aristotélica, dado que la poesía nos lleva más allá y nos dice, por ejemplo,
A=B: las perlas del rocío, la
primavera de la vida...
Vivir sin música no es vivir: no se puede vivir
ἄμουσος, sin
música, ajeno al arte de las Musas, porque la música es lo único que
consigue, como Orfeo, que había sido tocado por el amor de Eurídice,
hacernos
salir del averno de la realidad y convertir nuestra existencia en
vida de verdad, hacernos revivir, volver a vivir.