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jueves, 6 de octubre de 2022

"Un poco de gripe"

    Había publicado el otro día el Jefe del Ejecutivo, como dicen los periodistas, o “Representante gubernamental de España”, como prefiere autodefinirse él en su perfil de Tuíter, la red social del pajarito que pía y que yo no suelo frecuentar, a los cuatro vientos el 25 de septiembre en su cuenta el siguiente mensaje: “Esta mañana he dado positivo en #COVID-19. No podré estar hoy junto a @salvadorilla y todos los compañeros y compañeras de @socialistes_cat en Gavà. Feliz #FestaDeLaRosa. Continuaré trabajando extremando las precauciones.”).

 

    Disculpaba así su ausencia en un acto público debido a que extremaba las precauciones porque había dado positivo en ¡#COVID-19!

    Me llamó la atención el lema que había elegido para presentar su perfil de “Gobernamos contigo”, que me recordaba a mí a aquel lejano eslogan deportivo de la dictadura "contamos contigo", expresando una idea de co-gobernanza o co-gobierno, como si el Presidente del Gobierno de ¡#España! (¿Quién será esta señora?) quisiera dar a entender que él no era más que uno más, que gobernaba junto con los restantes diecisiete presidentes autonómicos de las taifas españolas, o, más en general, con todos los españoles (¡y las españolas!, no vayan a sentirse excluidas de su gabinete de gobierno), es decir con todos los votantes y contribuyentes. 

  

    Pero lo que más me ha llamado la atención es este vídeo revelador como él sólo que me envían en el que comienza disculpándose por no estar de forma presencial, sino a través de una pantalla, debido a que "la" COVID-19 -¿Quién será esta otra señora?- se lo impide. Acto seguido declara, para no preocuparnos, que está bien “solo con un poco de gripe”. Es decir que la famosa #COVID-19 que le impide estar de forma presencial en un acto público y que le obliga a extremar las precauciones para -se supone- no contagiar a los demás, no es más que “un poco de gripe”, o sea, una vulgar influenza o catarro de toda la vida.

    Estaba el presidente, no sé si voluntaria- o involuntariamente, gripalizando la otrora terrible #COVID-19, quitándole importancia, trivializándola y minimizándola. Era este el movimiento contrario al que hemos asistido durante los dos largos años de la pandemia que se sacó la OMS de la manga para lucrar a la mafia de la industria farmacéutica que consistía en la covidización -se inventaron hasta el palabro- de la gripe de toda la vida, esa que se curaba con tratamiento médico en una semana y en siete días sin el médico. 


     ¿Se deberá, me preguntaba yo, este “poco de gripe” que le había entrado al co-presidente al hecho de no llevar corbata? Descorbatado, en efecto, aparece en el vídeo, sin la corbata azul oscuro sobre el fondo blanco de su camisa del perfil... Recordemos que en unas estrambóticas declaraciones había pedido a sus ministros y ministras y al sector privado que siguieran su ejemplo y evitaran el uso de la corbata para ahorrar energía y gastar menos en aire acondicionado en medio de la pertinaz ola de calor.

    Como diría Macbeth en la lengua de Shakespeare a otro propósito que aquí no viene a cuento, pero que no deja de venir al caso sangrante que nos ocupa del miedo que nos metieron en el cuerpo y en el alma y que nos ha confinado bajo arresto domiciliario, alejado de nuestros amigos, familiares y del resto de la gente, restringido la movilidad nocturna, enmascarillado en interiores y exteriores, y empujado a vacunarnos porque se nos exigía el código QR del certificado correspondiente para poder viajar o poder entrar a un bar o restaurante y hasta para trabajar y ganarse el pan a algunos: «A tale told by an idiot, full of sound and fury, signifying nothing » (Un cuento contado por un idiota, todo estruendo y furia, y sin ningún sentido).

viernes, 26 de marzo de 2021

Nótulas

El coloso, atribuido a Goya.

En la segunda década del siglo XXI todos de la noche a la mañana nos hemos convertido en pacientes, es decir, en soportadores de males y en, vamos a decir, padecientes, aunque no padezcamos en la inmensa mayoría ningún mal de hecho ni estemos enfermos, pero nos abruman con una infinidad de males en potencia que hay que prevenir si no queremos lamentarlo: todos somos o seremos sufridores  porque podemos contagiar y contagiarnos. El Estado terapéutico sonríe satisfecho: ha conseguido declarando el Estado de Alarma y la guerra preventiva al virus doblegar a casi toda la población, sometiéndola a todo tipo de vejaciones con el nombre de tratamientos profilácticos. Y así en prevención de futuros males e infecciones respiratorias graves nos prescriben que dejemos de respirar... Somos incompatibles, pasivos patibularios. El Estado, impasible él, es el patíbulo, es decir, el tablado en el que se ejecuta la pena de muerte, mientras que nosotros, sus súbditos, somos los patibularios, los condenados al patíbulo, carne de cañón. ¿Hasta qué punto la paciencia es una virtud? ¿Hasta cuándo en fin vas a abusar, Estado Terapéutico, Ogro filantrópico, de nuestra paciencia?

oOo 

 

Un pentámetro yámbico de William Shakespeare, con arranque trocaico que hace que suene más solemne, porque contraviene el ritmo en el arranque del verso para llamar así más poderosamente nuestra atención, de la escena primera del acto cuarto de El Rey Lear es la sentencia del veredicto que Gloucester da sobre los tiempos que corren, que son estos mismos nuestros, todavía, aunque parezca mentira, por aquello de Machado de que "hoy es siempre todavía", y que son literalmente una peste, en la que los locos e idiotas conducen a los que están ciegos: Tis the time's plague when madmen lead the blind

El grabado de Thomas Nast que se reproduce más abajo para ilustrar el verso de Shakespeare, publicado por la revista neoyorquina Harpers Weekly,  muestra una figura central que es la alegoría del Tiempo alado, con su reloj de arena y su guadaña cercenadora que representa que el futuro es la muerte, y dos figuras la de un loco, que es la alegoría del gobierno, que lleva las riendas y guía hacia el abismo de un precipicio a una mujer con una venda en los ojos, que, ciega como es, simboliza en principio a la justicia, pues lleva ceñidas a la cintura las pesas de la balanza y enfundada la espada justiciera, pero que es también la representación viva de la gente del pueblo, es decir, de lo sometido, de la mujer y, por lo tanto, de los súbditos de ese gobierno de los locos.

 

This the times' plague when madmen lead the blind. (Shakespeare) Grabado de Thomas Nast (1876)

Se me ocurren dos traducciones en verso: La primera conserva el número de sílabas y el ritmo del pentámetro yámbico en castellano con un hendecasílabo yámbico (Peste es que locos guíen hoy a ciegos), tiene el inconveniente de que resulta muy comprimido en nuestra lengua porque no incluye los artículos. En inglés casi todas las palabras son ordinariamente monosilábicas -todas lo son en este verso salvo madmen-  y no pueden ser vertidas al castellano en el mismo molde silábico dado que nuestras palabras son por lo general polisilábicas; en la segunda versión opto por añadirle dos sílabas más al hendecasílabo para incluir los artículos convirtiéndolo en un tridecasílabo también yámbico:  La peste de hoy: los locos guían a los ciegos
 

miércoles, 21 de octubre de 2020

Una vida infernal (Acherusia uita)

Que la vida es un infierno y que, además, no hay otro infierno más que la vida cotidiana es algo que a veces dice la gente y que los poetas han venido repitiendo a lo largo de los siglos haciéndose eco de ese sentir verdaderamente popular. 
 
Podemos empezar aelatoriamente por Lucrecio, que en los versos 978-979 del libro III de su De rerum natura, escribía: Atque ea nimirum, quaequomque Acherunte profundo / prodita sunt esse, in uita sunt omnia nobis, que podemos traducir como: Todo aquello sin duda que en el Aqueronte profundo / han contado que hay, lo tenemos en vida nosotros
 
Los demonios que pueblan ese "Aqueronte profundo", ese infierno, ya que el Aquerón o Aqueronte o Doloroso era uno de los ríos del infierno, es decir, del mundo de Abajo, y que cita Lucrecio son Tántalo, Ticio, Sísifo, las Danaides, así como Cérbero, las Furias y el Tártaro: prolongaciones todas de nuestras miserias cotidianas, proyecciones que situamos en el Más Allá, queriendo alejarlas tal vez así de nosotros cuando las tenemos delante de nuestras propias narices todos los días y no queremos verlas.
 
Cristo en el Limbo, El Bosco (siglo XV)
 
El pasaje de Lucrecio concluye con un hexámetro (1023) que dice:  hinc Acherusia fit stultorum denique uita, donde acuña el poeta el término "Acherusia uita": una vida infernal, como traduce Agustín García Calvo: de ahí viene en fin que la vida infernal se les vuelve a los necios. La traducción más prosaica de este verso, pero bastante literal, que hace Francisco Socas en la edición de Gredos es la siguiente: por donde el vivir de los necios viene a ser a la postre su Aqueronte. Valentí Fiol, por su parte, lo había traducido también en prosa: Es ahí, en fin, donde la vida de los necios se vuelve un infierno. Ya el abate Marchena, en su traducción de Lucrecio, había sentenciado en un hendecasílabo: “La vida es el infierno de los necios”.  
 
Viene a decirnos Lucrecio que proyectamos al desconocido y temido reino de ultratumba, las penas y miserias de nuestra vida cotidiana pretendiendo así alejarlas de aquí, de nosotros, relegándolas al reino inexistente del futuro, y haciendo infernal nuestra vida, que se resigna a soportarlas. 
 
Y eso mismo es lo que siguen cantando los poetas, por ejemplo, William Shakespeare en La tempestad: «Hell is empty, all the devils are here» Vacío está el Infierno, todos los demonios están aquí. Todos los demonios están aquí y no están, por lo tanto, en el Infierno, que está vacío. El mismo mensaje que transmitía siglos atrás Lucrecio. 
 
Oscar Wilde, por su parte, en la tragedia melodramática en verso Vera o Los nihilistas, también conocida como La duquesa de Padua, pone en boca de Beatrice: «We are each our own devil, and we make / This world our hell» (Nosotros somos cada cual nuestro demonio, y hacemos / de este mundo nuestro infierno). 
 
 
Volviendo a Lucrecio, nos recordaba, haciéndose eco del sentimiento que a veces razona la gente, en otro hexámetro, el 971 de ese mismo libro: uitaque mancipio nulli datur, omnibus usu: vida a nadie se da en propiedad, sino a todos en uso. En nosotros, y en los que nos hacen la vida imposible, está el convertirla o no en un infierno.

sábado, 2 de mayo de 2020

Timón, el filántropo misántropo (y 2)

La radicalidad del mensaje del Timón de Luciano, de la que se hará eco William Shakespeare en su tragedia Timón de Atenas, estriba en su apuesta por la soledad y la renuncia a toda amistad. Ello se debe, según Hermes en el diálogo de Luciano, a que su filantropía y su compasión por los necesitados lo ha arruinado. Él era un hombre rico que lo compartía todo con los demás, y no se daba cuenta de que no muchos, sino todos sus pretendidos amigos no eran tales, sino aduladores interesados, por lo que, según el mensajero de los dioses, "no comprendía que estaba haciendo beneficios a cuervos y lobos". 


El dinero, que él poseía en gran cantidad, hizo que, cuando se arruinó por su humanitaria generosidad y fue a pedir ayuda a sus antiguos amigos, se convirtiera  en un acérrimo misántropo, en un enemigo de toda comunidad que se refugia como antídoto en el último reducto que le queda, al que se aferra como a un clavo ardiendo, el solipsismo del individuo personal, su propio ego. Por eso decía, en el fragmento que leíamos el otro día: "Un solo amigo tenga: Timón. Todos los demás sean enemigos y conspiradores".

Precisamente ese poder del dinero llamó la atención del joven Carlos Marx, que en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, comentaba estos versos del Timón de Atenas, de William Shakespeare, (IV, 3, 28-29), donde el "much of this" se refiere a mucho oro, es decir, mucho dinero: Así que mucho dinero hará lo negro blanco, lo feo hermoso, lo falso verdadero, al plebeyo noble, al viejo joven, al cobarde valiente.  

Thus much of this will make black white, foul fair, 
Wrong right, base noble, old young, coward valiant.

Y comenta Marx al hilo de estos versos que el dinero “es la divinidad visible, la transmutación de todas las propiedades humanas y naturales en su contrario, la confusión e inversión universal de todas las cosas; hermana las imposibilidades” y, en segundo lugar, “es la puta universal, el universal alcahuete de los hombres y lo pueblos”.  Más adelante: "El dinero es, al hacer esta mediación, la verdadera fuerza creadora. (…) Como tal potencia inversora, el dinero actúa también contra el individuo y contra los vínculos sociales, etc., que se dicen esenciales. Transforma la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, el siervo en señor, el señor en siervo, la estupidez en entendimiento, el entendimiento en estupidez. Como el dinero, en cuanto concepto existente y activo del valor, confunde y cambia todas las cosas, es la confusión y el trueque universal de todo, es decir, el mundo invertido, la confusión y el trueque de todas las cualidades naturales y humanas."