Güilian Chéspir es un gran poeta, y eso, que lo saben muy bien los ingleses y lo
reconoce todo el mundo, corremos el peligro de olvidarlo nosotros si no
lo leemos en inglés y sí en traducciones castellanas en prosa, porque es
como si sólo nos llegara de esa forma el contenido, la letra,
diríamos, de la canción, y nos olvidáramos del ritmo y de la música,
que es esencial a la poesía.
Como
poeta, utiliza el verso decasílabo yámbico, el iambic pentameter, el verso preferido de la
poesía inglesa, que por su final agudo se convierte en hendecasílabo
yámbico castellano, ya que se cuenta una sílaba más en el cómputo. El
ritmo yámbico es el del tictac del reloj: tiempo no marcado seguido de marcado: tic-tác, tic-tác... Un ejemplo de Chéspir,
tomado del poema El rapto de Lucrecia,
puede ser:
“against the golden splendour of the sun”
que se deja traducir muy bien, imitando el metro y su ritmo, literalmente así:
“contra el dorado resplandor del sol”
Pero
hay que tener en cuenta que el cómputo silábico medio de las palabras
españolas es bastante más largo que el de las inglesas, por lo general
monosilábicas o bisilábicas, por lo que sería prácticamente imposible
hacer una versión fiel del inglés de Chéspir, en verso hendecasílabo
castellano. Ha sido posible en el ejemplo de arriba, pero es la
excepción, digamos, que confirma la regla.
Para
solventar esta dificultad, los traductores que quieren conservar el
verso -metro y ritmo- en su traducción y no quieren recurrir a la
socorrida prosa para hacer una versión de un poeta, ni al verso blanco, que carece del colorido que le da la rima, ni al llamado “verso
libre”, que es prosa disimulada en renglones truncados, tienen que
ingeniárselas recurriendo a un tipo de verso más largo.
Algunos han
echado mano del alejandrino o verso de catorce sílabas, dividido en dos
hemistiquios de siete cada uno, que no es un mal recurso. Otros
han optado por otra vía. Agustín García Calvo, que recibió el premio
nacional de traducción por el conjunto de su obra en el año 2006, por
ejemplo, tradujo los Sonetos de Shakespeare y se decantó por el
trisdecasílabo yámbico, un verso de trece sílabas, tres más que el que
usa Chéspir, que conserva el ritmo yámbico del original, y que
permite traducir el inglés y guardar la rima.
Si
tomamos una estrofa de La violación de Lucrecia, una Rima Real (Royal
Rhyme), que antes del cisne de Avon cultivó Geoffrey Chaucer (1340-1400)
y que por ello se conoce también como estrofa chauceriana, que consta
de siete decasílabos yámbicos con rima consonante, distribuidos
generalmente ABABBCC, se nota en seguida que para traducir la letra, el
contenido, necesitamos un verso un poco más largo, que nos permita
asimismo conservar la rima y el ritmo yámbico:
“My honour I´ll bequeath unto the knife
That wounds my body so dishonoured.
‘Tis honour to deprive dishonoured life;
The one will live, the other being dead.
So of shame’s ashes shall my fame be bred;
For in my death I murder shameful scorn.
My shame so dead, mine honour is new born”.
Esta podría ser una versión rítmica de la estrofa de arriba:
"Mi honor lo legaré al puñal, que a mí la herida
Del cuerpo tan envilecido deje abierta;
Honra es privarse de una deshonrada vida;
El uno vivirá, yaciendo la otra muerta.
Se hará de ascuas de infamia así mi fama cierta;
Pues con mi muerte mato la inmoral deshonra,
Muriendo así mi deshonor, renace mi honra."