domingo, 22 de septiembre de 2024
Identidad nacional y personal
lunes, 5 de febrero de 2024
El beduino que no sabía quién era
A Bagdad desde el
desierto llegó un joven nómada beduino, y el tráfago
enseguida de la ciudad lo dejó al pobre muchacho aturdido y
perplejo. En medio de tanto estrépito y ruidoso bullicio de
gentes que iban y venían de acá para allá, decidió,
fatigadísimo como estaba de la larga travesía tomar un
baño para quitarse el polvo del desierto e irse a descansar
enseguida, confiándose al sueño reparador. Pero le entró entonces
una más que razonable duda en la posada: Cuando me despierte, entre tanto
gentío, se dijo, ¿cómo voy a reconocerme a mí mismo y no
confundirme con otro?; ¿cómo sabré que
soy yo y no otro vecino?; ¿cómo sabré quién soy?
Imbuido en la preocupación de sus cavilaciones, decidió hacerse una señal atándose un lazo de fina seda de Damasco en la verga. Y más tranquilo, se entregó al sueño más reparador y al olvido de Bagdad, de sus gentes y de todas las fatigas del viaje y las cosas del mundo. Pero un mercader avaricioso, que yacía cerca de él y había visto lo que había hecho el joven, sospechando que quería esconder algún secreto, esperó a que se durmiera el beduino, y, tendiéndose a su lado, cuando cerró los ojos, comenzó a meterle mano bajo la chilaba sin que se diera cuenta, le desató la lazada con cuidado y robó el lazo de seda sin despertar a su dueño que dormía despreocupado. Grande fue su decepción al comprobar que aquel lazo de seda no ocultaba el plano de ningún tesoro ni ningún mensaje importante ni tenía por lo tanto ningún valor.
Mezquita de Ahmed Khiaga y plaza del mercado, Bagdad |
Al despertarse a la mañana siguiente el árabe precavido, su primera preocupación fue buscar, llevándose las manos a sus verijas, su personal distintivo. ¡Cuál no sería su sorpresa al ver que no halló el lazo en donde lo había ocultado!
Ah, me encuentro en la tesitura de no saber quién soy, pues si yo soy yo ¿cómo es que no está en mi verga mi personal distintivo? Y si yo soy otro distinto de mí ¿dónde estoy yo, que me hago esta pregunta? Y ¿quién soy yo, si ahora mismo he perdido el norte y el rumbo y mis señas propias de identidad?
oOo
domingo, 14 de enero de 2024
Soy nadie
Soy nadie es uno de los poemas breves más conocidos de la norteamericana Emily Dickinson (1830-1886), en el que exalta la gloria de ser un don Nadie, del que hay dos versiones, la manuscrita y la publicada inicialmente en 1891, que traduzco aproximadamente conservando ritmo yámbico y rimas:
El manuscrito de la autora presenta algunas variantes, como puede comprobarse en el Emily Dickinson Archive, que no alteran sin embargo el sentido de un poema que viene a decirnos que el anonimato es preferible al renombre de la fama, y que invita al lector a sumergirse en un nosotros común que se opone a un ellos, los que son alguien.