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sábado, 30 de marzo de 2024

EXTRA ECCLESIAM NVLLA SALVS

     Fuera de la Iglesia (se sobreentiende que de la católica, apostólica y romana, por supuesto, que es la verdadera, aunque no creamos mucho en ella,  que es la que se apropió de la palabra griega "iglesia", que quería decir "asamblea") no hay ninguna salvación. Lo dejó dicho en latín Cipriano de Cartago, san Cipriano, en el siglo III de nuestra era: EXTRA ECCLESIAM NVLLA SALVS. Esta afirmación no se refería en principio a los que no habían recibido la fe de Cristo con las aguas del bautismo, sino a los herejes, cismáticos y apóstatas que decidieron abandonarla y que según se afirmó en el concilio de Letrán se condenarían yendo “al fuego eterno”. 


 

DOS NOTAS ETIMOLÓGICAS SOBRE IGLESIA Y SALVACIÓN

    Iglesia: La palabra latina ecclesia, de la que viene nuestra iglesia y su adjetivo culto "eclesiástico", es un préstamo griego de ἐκκλησία, que era el nombre de la asamblea de ciudadanos y guerreros a la que se asistía por convocatoria, donde se deliberaba y discutía como resultado de una κλήσις o llamada. Este término está relacionado con el verbo καλέω que quiere decir precisamente convocar. 

    Al parecer fue san Pablo el primero que utilizó este vocablo tomado del ámbito de la política para referirse a la congregación de los fieles cristianos que se reunían no ya para discutir y deliberar y, llegado el caso, tomar alguna decisión democráticamente, sino para rezar y celebrar periódicamente el sacramento de la eucaristía, formando una comunidad reglamentada bajo una férrea jerarquía (masculina, por supuesto).


    Salvación: En latín se decía salus, palabra que los rumanos han sustituido por otra sinónima, “sănătate”, pero que conservamos los italianos como “salute”, los franceses “salut”, los portugueses “saúde”, y los españoles en castellano como “salud”. La raíz protoindoeuropea que se encuentra detrás de la palabra es *sol- con el significado de “entero”, como vemos en griego ὅλος (donde la silbante se ha convertido en una aspirada, por ejemplo en holocausto –entero quemado, literalmente-, en holístico o en católico (de κατά abreviada ante vocal aspirada en καθ’ -universal- ), pero que se conserva en latín y que conservamos nosotros en sólido, consolidar y en soledad

    Esta misma raíz *sol, en grado cero y con el sufijo –wo, origina el adjetivo saluos, -a –um, con el significado de entero, sano y salvo. También el verbo salueo que en principio significaba tener salud, estar sano, y que por eso se utilizaba en formas de saludo en imperativo salue/saluete, y en latín cristiano el verbo saluo, con el significado de  salvar y curar, que es el origen de nuestro salvar, salvación y salvador, nunca utilizado por los clásicos con ese sentido. De hecho la palabra saluatio sólo aparece en la Vulgata, que es la traducción al latín de la Biblia, y en autores cristianos como redención para la vida eterna operada por Cristo.    



¿HAY SALVACIÓN DENTRO DE LA PROPIA IGLESIA?

    Cuando se habla de salvación nos asalta una duda: ¿de qué o de quién tenemos que salvarnos? No se puede hablar así como así de salvación en abstracto, sin concretar respecto de qué pretendemos mantener nuestra integridad sanos y salvos: ¿del mundo, de la muerte, del pecado, del demonio, de la carne, de la condenación eterna... o de la propia Iglesia Católica, Apostólica y Romana, a la que el novelista colombiano Fernando Vallejo calificó en su personal ajuste de cuentas con el dicterio de “La puta de Babilonia”, como denominaron los cátaros albigenses a la Iglesia de Roma según la expresión del Apocalipsis?

    Cierto es que la teología moderna considera, por su parte, que es posible la salvación de los que no pertenecen a la Iglesia, pero ¿es posible la salvación de los que pertenecen a ella  y forman parte de dicha comunidad de feligreses, término que etimológicamente procede de filius ecclesiae, o sea, "hijo... de la iglesia"? Si lo consideramos un poco, llegaremos a la conclusión de que en el seno de la Iglesia (católica o cualquier otra) tampoco hay ninguna salvación en general, porque lo que no hay ni dentro ni fuera,  ni INTRA ni EXTRA MVROS de ninguna iglesia que valga,  es salvación en abstracto, sin especificar de qué. Por lo que deberíamos darle la vuelta al apotegma de Cipriano de Cartago, san Cipriano, y concluir:  INTRA ECCLESSIAM NVLLA SALVS. 

Estatua de Giordano Bruno, en el Campo dei Fiori (Roma), 
donde fue quemado en la hoguera.

    No encontraron, en efecto, ninguna salvación dentro de la Iglesia los pobres cátaros albigenses, ejecutados sin piedad, ni Giordano Bruno, quemado vivo en la hoguera en 1600 en la ciudad de los papas, por citar solo dos casos emblemáticos de aquellas "cosas (que) hace Dios cada día que el Diablo no las haría". La influencia de la Iglesia ha sido muy perniciosa a lo largo de los siglos, como ha denunciado muchas veces el pueblo de forma anónima, como veíamos en estos refranes castellanos anticlericales.    Por todo lo cual habría que concluir que EXTRA ECCLESIAM MVLTA SALVS: fuera de la Iglesia hay mucha salvación, al menos de la propia Iglesia, cosa que no hay dentro de ella, desde luego.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Una nueva religión

    Escribía el obispo emérito de Santander, el señor Manuel Sánchez Monge, un artículo de opinión en El Diario Montañés el pasado domingo 18 de febrero titulado: El ecologismo ¿una nueva religión? Comenzaba reconociendo el significativo declive de las prácticas religiosas cristianas, aunque enseguida advertía de que no era tan fácil ser ateo y librarse de Dios, así, por las buenas, sobre todo porque el ecologismo, que es la nueva religión, ha convertido al cosmos, encarnado en el planeta, en una nueva divinidad, cuyos fieles abrazan a los árboles o adoran a las ballenas. 
 
    No en vano se habla hoy de santuarios (sic) de la biodiversidad, agricultores y consumidores conversos al culto de los productos bio-, anuncios apocalípticos del fin del mundo, que culpabilizan a la humanidad que debe expiar sus faltas y pecados por los efectos devastadores del cambio climático que ella misma ha generado provocando el calentamiento global, la obligación moral de reciclar los residuos, ahorrar energía, seguir, como hacen las grandes religiones, algunos preceptos dietéticos y alimentarios como evitar el aceite de palma, los productos que no son de temporada y de proximidad... 
 
 
     Pero esta nueva religión ecologista tiene un Santo Padre que la fomenta, Francisco Bergoglio (de Asís), vicario de Cristo, que en la encíclica “Laudato si', mi' Signore” (Loado seas, mi Señor ) escribió que el daño que la humanidad está haciendo al planeta ya no se limita al clima, al agua y al suelo, "sino que ahora amenaza la vida misma en la Tierra", que es la casa común. Allí el Papa acuñó el concepto de 'conversión ecológica', criticando a algunos cristianos que se burlan “de las preocupaciones por el medio ambiente”, o que, sin mofarse, “son pasivos, no se deciden a cambiar sus hábitos”. A todos ellos les hace falta convertirse a la nueva religión ecológica de proteger “la obra de Dios”, la creación, cosa que no es “algo opcional ni un aspecto secundario de la experiencia cristiana”, sino -no lo dice expresamente, pero se sobreentiendealgo obligatorio y primario en todo buen cristiano que se precie.
 
    Esta nueva religión laica, que tantos paralelos tiene con el catolicismo, tiene su propio santoral en el que destaca la figura emblemática y beatífica de Greta Thunberg, que da lecciones a la humanidad cuando rompe en lágrimas a llorar desconsoladamente por el sombrío futuro del mundo que entrevé.  
 
    La ecología, escribe monseñor citando a Gavin Ashenden, “ha pasado de ser una ciencia a un movimiento político y de ahí a una religión”. Lo que no le parece muy bien al obispo emérito es que el ecologismo, convertido en religión, pretenda sustituir al cristianismo, y no compatibilizarse con él, como propone Su Santidad, porque la naturaleza ha sido creada y no se puede hablar de la creación y lo creado sin hablar del Creador, que es, huelga decirlo, Dios, nuestro Señor.  No se le ocurre al obispo emérito, como se le ocurrió ingenuamente a aquella niña italiana de la que hablamos un día, preguntarse ¿quién ha creado a Dios?

jueves, 28 de diciembre de 2023

Más mensajería

 Hemos asistido estupefactos a la incorporación femenina a tareas antaño masculinas -el trabajo, la guerra y la política- so pretexto de liberación de la mujer.
 
La sociedad tripartita medieval compuesta de agentes masculinos -laboratores, bellatores y oratores- se agranda ahora con laboratrices, bellatrices y oratrices.
 
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 El mundo está en guerra... Europa está en guerra... España está en guerra... Todos los estados del universo mundo están en una guerra perpetua contra el pueblo.
 
Si se va en son de paz, va uno desarmado y con bandera blanca, negación de la bandera, pero el Gobierno envía armas y tropas al frente en misión "humanitaria".
 
 Vuelve la guerra tradicional con su propaganda bélica y sus bombas, tanques, aviones y ahora drones. Heridos y muertos yacen entre los escombros por doquier.
 

El Estado de Israel aprendió la lección alemana de la Endlösung, y ya aplica en Gaza y en Cisjordania su Solución Final al problema palestino: el exterminio.

 
 Querían en su lucha contra el terrorismo librar del mal al mundo, por lo que muchos veteranos de vuelta a casa tomaron, consecuentes, la decisión de suicidarse.
 

oOo
 
Unos murieron y otros, enfermados por el suero contra el virus que iba a salvarnos, son intimidados para que guarden silencio sepulcral: no es por la vacuna... 
 

El periodismo como forma de terrorismo: El repunte infeccioso del cóctel de virus respiratorios coincidente con baja vacunación tensiona los centros sanitarios.

 
De 'Bienvenido al mundo" de Miguel Brieva (2007)

 El Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas recomienda -¡mientras se quede ahí! -el uso de mascarilla ante el repunte de enfermedades respiratorias.
 

  No me explico cómo Nigeria con pocas restricciones y la tasa de vacunación mínima tuvo una mortalidad tan baja, pero no soy  Margarita del Val, o séase virólogo.

 
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Mejor que reivindicar una identidad que nos constriña como hacen todas, librarse de todas las identidades, jaulas definitorias que pretenden ser definitivas. 
 
 La filosofía capitalista del crecimiento infinito, continuo y acelerado enfocada al beneficio económico es la misma que tiene una célula cancerígena cualquiera.
 
 No hay pueblos, en plural, a pesar de las numerosas denominaciones de origen existentes, sino un único pueblo, en singular colectivo que no admite gentilicios.
 
  La religión criminales parió y despiadadas acciones (Lucrecio): Mucha de la peor violencia del mundo se ha cometido y comete en nombre de la fe o bajo su palio.  

domingo, 5 de noviembre de 2023

Plan de paz para Oriente Próximo (y otras guerras).

    Este plan de paz que se propone aquí no es una mera proclama pacifista al uso que pide el alto el fuego sin más, sino algo más: una guerra a la Guerra establecida, que se fundamenta en el abandono de sus dos principales armas ideológicas y estratégicas:
 
1.- Abandono de la religión: Las tres religiones monoteístas históricas (el judaísmo, el cristianismo y el islam, que quiere decir 'sumisión') son las responsables principales de las guerras históricas (cruzadas, guerras santas, yihads, o como quieran llamarse) pero no solo de las guerras religiosas, entre las que puede incluirse sin mucho escándalo el conflicto de Oriente Próximo, sino de todas las guerras, porque hasta las modernas que calificamos de económicas o políticas, que viene a ser lo mismo, tienen una raíz religiosa.
 
    Los tres dioses monoteístas Jehová, Yavé, Dios o Alá han sido siempre excluyentes y exclusivos. Consideraban que sus fieles eran el pueblo elegido, y sembraban el odio con los dioses y pueblos vecinos, que eran tachados de infieles o de gentiles. Hoy día, aunque muchas personas siguen creyendo en las viejas religiones, han sido sustituidos por su más moderna epifanía laica, que es el Dinero. Solo el abandono de la fe en esos dioses monoteístas, incluida la pérdida de la fe en su más moderna encarnación, puede garantizar el alto el fuego y el cese de las hostilidades, la anápneusis polémoio (ἀνάπνευσις πολέμοιο), el respiro de la guerra, que cantaba el divino Homero en la Ilíada, y que calificaba siempre de breve olígue (ὀλίγη), porque la paz no era más que una tregua efímera en el eterno combate entre tirios y troyanos. 
 
    Cuando se propugna aquí el abandono de la religión, se incluye también, por lo tanto, el abandono de la religión económica, que es en definitiva el resultado moderno de la evolución de las viejas religiones. 
 

 
2.- Abandono de la fe en la democracia y el Estado: Resulta duro decirlo así porque parece que si predicamos la pérdida de fe democrática estamos haciendo apología de la dictadura y de otras formas de gobierno más autoritarias y despóticas. Y no es así. No, las democracias occidentales son regímenes teocráticos, donde se sustituye la voluntad de Dios por la voluntad no del pueblo, que se caracteriza por no aceptar ninguna forma de gobierno, sino de la mayoría de los contribuyentes y votantes que suman sus voluntades individuales, traducidas en votos, para conformar una mayoría que se imponga a la totalidad, como si fuera la voluntad del viejo Dios, por lo que resultan las dictaduras más perfectas y las formas más totalitarias de Estado contra las que no es lícito alzar la voz, en las que se confunde el gobierno con el pueblo gobernado. 
 
    La democracia no es el menos malo de los sistemas de gobierno posibles, como suele decirse, sino el más perverso, porque es el único que hay, y por eso mismo no puede ser bueno, porque es el que hay y es el que nos toca combatir para que no haya guerras en el mundo. Todos los gobiernos del mundo, sean de izquierdas o de derechas, sirven a los intereses económicos del sacrosanto Capital. 
 
    La única forma de fomentar la paz, por lo tanto, en Oriente Próximo y en cualquier otro lugar del mundo es declararle la guerra al Capitalismo, que justifica como antaño los viejos dioses monoteístas, todas las guerras, desde la guerra de Troya hasta la guerra de Israel que nos sirven ahora puntualmente todos los informativos durante veinticuatro horas.
 

      Ningún Estado, por otra parte, puede garantizar la paz, porque la guerra es la esencia misma del Estado, el bienestar y la salud, como decía Bourne, de todos y cada uno de ellos, y el hecho de que haya varios, muchos, no hace más que complicar la cosa por sus luchas constantes por mantener su identidad nacional y defender sus fronteras, una identidad que solo se sostiene en la contraposición con las demás identidades nacionales.

viernes, 14 de julio de 2023

Una etimología discutida: religión.

    Se ha repetido y se repite hasta la saciedad que la etimología de religión es la acción de religare, religar, reunirse, volverse a unir (con la divinidad). Esta teoría, que es la más difundida en la actualidad, estaba representada por los autores cristianos Lactancio y Tertuliano en la antigüedad, que derivaban el término de 'ligare' (ligar, atar, unir), intensificado con el prefijo 're-'. Lactancio, por ejemplo,  defiende que la religión es un vínculo de piedad que nos religa a la divinidad: uinculo pietatis obstricti et religati sumus: con el vínculo de la piedad estamos sujetos y religados

 

    Pero el término religio es anterior al cristianismo y es, por lo tanto, pagano y, a la vez, latino en el sentido de que no tiene correspondencia exacta en ninguna de las otras lenguas indoeuropeas hermanas. 

    Si examinamos, como hace Benveniste, los usos antiguos del término “religio” y su adjetivo “religiosus”, vemos que el primero significa 'escrúpulo' y su adjetivo, por lo tanto, 'escrupuloso'.

    La acción de re-ligare es en latín re-ligatio (no re-ligio), paralelamente a como la acción de ob-ligare, que es otro compuesto del mismo verbo, es ob-ligatio, términos que hemos heredado ambos en castellano: religación y obligación.

    La etimología del término “religión” se discute desde la antigüedad. Los antiguos no se ponían de acuerdo, y los modernos seguimos estando divididos. En lo único que se ponen de acuerdo ambas explicaciones es en que el prefijo re- sirve para intensificar la acción del verbo en ambos casos. 

    Un romano culto como Cicerón nunca relacionó el término religio con ligare, sino con legere (recoger, de donde nos viene a nosotros 'leer' como cosecha de letras). Este es el texto de Cicerón (De natura deorum, 28, 72): "Por otra parte, a quienes volvían a tratar con diligencia (diligenter) y -por así decirlo- 'releían' (relegerent) todo lo referente al culto de los dioses, se les llamó 'religiosos' (religiosi), de 'releer' (relegendo) (como 'elegantes' de 'elegir', 'diligentes' de 'mostrar diligencia', porque en todas esas palabras se alberga el mismo sentido de 'recoger' que se halla presente en 'religioso' "(qui autem omnia quae ad cultum deorum pertinerent diligenter retractarent et tamquam relegerent, i sunt dicti religiosi ex relegendo, tamquam elegantes ex eligendo, tamquam ex diligendo diligentes, ex intellegendo intellegentes; his enim in uerbis omnibus inest uis legendi eadem quae in religioso).

martes, 11 de julio de 2023

Connotaciones

    Connotaciones patriarcales:    El arzobispo anglicano de York sugirió en su discurso de apertura del Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra que las primeras palabras del Padrenuestro, recitadas por cristianos de todo el mundo durante 2000 años, podían ser “problemáticas” debido a su connotación «patriarcal», según el periódico progresista británico The Guardian

Arzobispo de York y primado de Inglaterrra 

     Dijo literalmente: «Si este Dios al que oramos es “Padre” (y sí, yo sé que la palabra “padre” es problemática -the word ‘father’ is problematic, dijo literalmente- para aquellos cuya experiencia con los padres terrenales ha sido destructiva y abusiva, y para todos los que hemos sufrido demasiado debido a un control patriarcal opresivo -oppressively patriarchal grip, literalmente- en la vida), entonces aquellos de nosotros que rezamos esta oración juntos, nos guste o no, lo reconozcamos o no, incluso si con determinación nos alejamos el uno del otro solo dándonos la vuelta para clavar un cuchillo en la espalda de la persona que está detrás de nosotros, somos hermanas y hermanos, miembros de la familia, la casa de Dios».      

    Pater noster en latín, πάτερ ἡμῶν en griego, our father en la lengua del Imperio, padre nuestro en castellano, son, en efecto, las dos palabras con las que comienza la oración que Jesús enseñó a sus discípulos según leemos en Mateo 6: 9–13 y Lucas 11: 2–4 en el Nuevo Testamento. Dichas palabras se refieren a Dios como figura masculina del padre (y no, por ejemplo, femenina de la madre, que en la iglesia católica, puede representar la Virgen María, por algo llamada 'madre de Dios'), lo cual no es problemático, como dice el clérigo, sino significativo.    

     El arzobispo trataba de fomentar con las palabras citadas no el debate, sino la unión fraterna entre las distintas facciones anglicanas, pero su sugerencia de las connotaciones patriarcales del padrenuestro logró todo lo contrario.      

    Ya en febrero, la iglesia anglicana había anunciado que desearía dejar de referirse a Dios con el género gramatical masculino como "he" (él), ya que Dios no puede ser ni macho ni hembra, y preferiría utilizar formas neutras políticamente corregidas. 

     Connotaciones monárquicas: El arzobispo no mencionó que la continuación de la plegaria «Venga a nosotros tu reino» (adueniat nobis regnum tuum, ἐλθέτω ἡ βασιλεία σου, thy Kingdom come) también es ofensiva o problemática para los republicanos, o, más propiamente, para los antimonárquicos, porque sugiere que el Reino de los Cielos es, como su nombre proclama, una monarquía y no una república. Pero quizá, por no levantar ampollas con la corona británica por la reciente coronación del rey Carlos III, que es además el jefe de la iglesia anglicana y fidei defensor o defensor de la fe, el clero no puso en cuestión esta sugerencia, que también, como la del patriarcado, podía ser algo problemática. 

      Connotaciones monoteístas: Y es que es inevitable que la figura de Dios sea masculina, patriarcal y monárquica en nuestro mundo, pero además el arzobispo de York y primado de Inglaterra olvidó que Dios es uno, es decir, que no hay más que un único y sólo Dios en la actualidad, aunque tenga diversos nombres como Dolar, Euro -una vez desaparecidos los diosecillos paganos Franco, Peseta, Lira, Marco...-  Rublo o Yuan, porque estamos en un sistema monoteísta donde el creador y padre de todas las cosas y personas es Don Dinero, como le bautizó Quevedo, algo que sin duda le había pasado desapercibido al arzobispo de York, más preocupado por cuestiones mundanas como el funcionamiento de su propia iglesia, las uniones homosexuales, que se bendicen pero no se casan todavía, y el lenguaje políticamente corregido en cuestiones genéricas que por la teología y religión.   

miércoles, 12 de abril de 2023

Bakunin y la biología

    Leo con interés las notas de “Releyendo a Bakunin”, que escribe la historiadora y autora de varios libros y artículos sobre anarcosindicalismo y anarcofeminismo Laura Vicente en su blog “Pensar en el margen”. 
 
     Cuenta Laura Vicente que había leído “Dios y el Estado” (1871) del anarquista ruso a los 20 años, y que, releído ahora, cuarenta años después, le había resultado más fructífera esta segunda lectura que aquella juvenil. 
 
    De sus notas, me llama la atención especialmente la contraposición que establece Mijail Bakunin entre “vida” y “ciencia”, y su apuesta por la primera en detrimento de la segunda. La palabra 'biología', como se sabe, es un compuesto de origen griego que contrapone ambos términos: bio 'vida' y logía 'ciencia', como si fuera sencillo saber qué es la vida. Pues bien, define el anarquista ruso la vida como la verdadera escuela del hombre, y la contrapone a la “ciencia”, tan admirada en el siglo XIX, a la que considera “la brújula de la vida, pero no la vida”. 
 
Bakunin, fotografiado por H.-A. Boissonnas (1876)
 
 
    Copio la cita: “La vida es fugitiva, pasajera, pero también palpitante de realidad y de individualidad, de sensibilidad, de sufrimientos, de alegrías, de aspiraciones, de necesidades y de pasiones. Es ella la que espontáneamente crea las cosas y todos los seres reales”. Y llama mi atención esta consideración de Bakunin que cita Laura Vicente: “...la ciencia tiene por misión única esclarecer la vida, no gobernarla”. 
 
 Su rechazo a esa posibilidad, comenta la autora del blog a este propósito, es contundente cuando señala que el gobierno de la ciencia y de los hombres de ciencia, no puede ser sino impotente, ridículo, inhumano y cruel, opresivo, explotador, malhechor. Se puede decir que los hombres de ciencia «no tienen ni sentido ni corazón para los seres individuales y vivientes».  Bakunin intuye «que el gobierno de los sabios, si se le deja hacer, querrá someter a los hombres vivos a experiencias científicas», y todavía va más lejos al afirmar que si los sabios, los expertos, diríamos hoy apostillo yo, no pueden hacer experiencias sobre el cuerpo de los hombres, no querrán nada mejor que hacerlas sobre el cuerpo social y he ahí lo que hay que impedir a toda costa. 
 
 
    Bakunin parece presentir algo obvio en nuestro siglo XXI, como subraya Laura Vicente, que la biopolítica, como se ha dado en llamar, es decir, el ejercicio del poder, con la inestimable ayuda de la ciencia, sobre la vida de los individuos y las poblaciones, sería una realidad. Y puesto que para los «seres reales, compuestos no solo de ideas sino realmente de carne y sangre, la ciencia no tiene corazón», Bakunin afirma que lo que «predico es, pues, hasta un cierto punto, la rebelión de la vida contra la ciencia, o más bien contra el gobierno de la ciencia. No para destruir la ciencia (…) sino para ponerla en su puesto, de manera que no pueda volver a salir de él».  De hecho, hace tiempo que salió, concluye la nota de Laura Vicente.
 
   Bakunin desconfiaba de la ciencia y por ello del gobierno de la ciencia, al que estamos sometidos, y lo hemos estado especialmente durante los dos años de covid que hemos sufrido, 2021 y 2022, en los que se nos impuso la fe en la ciencia, como si fuera la nueva religión, olvidando que lo propio de la ciencia, a diferencia de las religiones, es la duda, no la fe. 
 
Nietzsche, fotografiado por G.-A. Schultze (1882)
 
     Respecto a la contraposición "Dios" y el "Estado" que hace Bakunin, será preciso esperar a Nietzsche y a su novela filosófica "Así habló Zaratustra", (1883), donde se establecerá la muerte de Dios y la aparición del Nuevo Ídolo: En algún lugar existen todavía pueblos y rebaños, pero no entre nosotros, hermanos míos: aquí hay Estados. ¿Estado? ¿Qué es eso? ¡Bien! Abridme ahora los oídos, pues voy a deciros mi palabra sobre la muerte de los pueblos. Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: «Yo, el Estado, soy el pueblo.»

sábado, 21 de enero de 2023

La Ciencia, nueva religión.

    La Ciencia, con la inicial mayúscula que corresponde a todo nombre propio y especialmente al nombre de Dios, que en su origen era un nombre común, por cierto,  es el nuevo opio del pueblo, la nueva Religión. 
 
    Desempeña en pleno siglo XXI el papel que la Iglesia desempeñó durante la Edad Media. Hay unas cuantas características significativas. 
 
    La más importante es que la Ciencia exige Fe. De hecho en esta época nuestra, en la que caben todas las demás épocas, casi nadie cree ya en Dios, esa rancia creencia veterotestamentaria. La mayoría, si no la totalidad de la gente, cree en la Ciencia. 
 
    El estamento médico ocupa el lugar del clero. Los médicos son los nuevos sacerdotes del culto sanitario: sus batas blancas, asépticos guantes y mascarillas quirúrgicas, son las nuevas sotanas. Las enfermeras son sus acólitos monaguillos. 
 
    La búsqueda de la salud de los cuerpos (“salvar vidas”) sustituye a la búsqueda de la salvación del alma (“salvar almas”), de las viejas religiones. 
 
La ficción de la Ciencia, Jordan Henderson (2023)
 
     La lucha contra la enfermedad ha sustituido a la lucha contra el pecado. Se considera que si uno está enfermo es porque ha pecado, por lo tanto es culpa suya. 
 
     La vacunación juega el mismo papel iniciático que el bautismo, acompañada de las mismas amenazas y temores; si no estás bautizado, vas al limbo. Y a la vez es la comunión con la carne y la sangre de Cristo.
 
    El consumo de fármacos y ansiolíticos ha reemplazado el sacramento de la comunión del pan y el vino; en la sagrada comunión de la vieja eucaristía el pan y el vino se convertían esencialmente en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, ahora el pan y el vino son los medicamentos. 
 
     El Virus es el mal, el pecado, que debe ser erradicado de la faz de la tierra, es Satanás, Belcebú o Lucifer. La lucha contra él por todos los medios ocupa el lugar del viejo exorcismo contra el maligno demonio que nos posee. 
 
    Ser positivo es estar poseído. No en vano en la Edad Media los "demonios" a menudo se asociaban e identificaban como fuentes de enfermedades. 
 
    La promesa de vida eterna de la vieja religión ha sido sustituida por la esperanza de la inmortalidad física a través de la clonación, ingeniería genética y aun de la vacuna antitanática, que soñó el doctor Knock, que iba a librarnos de la muerte. Esa hipotética vacuna universal y mesiánica- podría redimir a la humanidad de todas sus enfermedades, como el Salvador ha salvado al mundo de todos sus pecados.
 
    Los no creyentes o agnósticos del dogma son excomulgados y tachados de “charlatanes” y perseguidos hoy como lo fueron ayer los “herejes” por la Santa Inquisición mediática, cuyo dogmatismo no admite el menor resquicio de duda.
 
    Todos los medios están al servicio de los gobiernos y de la curia vaticana que es la Organización Mundial de la Salud. 
 
    La Ciencia ha venido en auxilio del poder político del Estado como en otros tiempos solía hacer la Iglesia. El dogma científico sustituye al religioso, pero en ambos casos nos hallamos ante un dogma, es decir, ante una creencia consagrada como ortodoxa, frente a la que no cabe ninguna heterodoxia. 
 
    Las revistas científicas y los artículos revisados por pares se han convertido en las nuevas sagradas escrituras que brindan los artículos de fe. 
 
    Como comenta Jordan Henderson en el artículo que publica OffGuardian, el Estado ya no nos impone, al menos en esto que se llama Occidente, un culto religioso obligatorio, pero sí un sistema de creencias, que es la Ciencia, cuyos seguidores, la inmensa mayoría de la población, creen ciegamente en ella. Igualmente cristianos y musulmanes justificaron la imposición de su credo porque era, decían sin ningún fundamento, la Verdad. 
 
    Cierto es que los seguidores de la Ciencia se oponen a los viejos cultos religiosos, que consideran creencias trasnochadas sin ninguna evidencia científica, pero su fanatismo es el mismo que el de las viejas religiones, un fanatismo religioso.

jueves, 17 de febrero de 2022

Del triunfo y victoria de la Ciencia

    La ciencia progresa que es una barbaridad, como decía el otro, pero el progreso de la ciencia consiste en mejorar sus explicaciones con la pretensión de llegar a una explicación que sea definitiva y verdadera para lo que debe contradecirse constantemente, tarea inacabable. Las cosas necesitan explicaciones y de buscarlas se encarga la ciencia, pero esas explicaciones no se encuentran en las cosas mismas, sino en el lenguaje que habla de ellas. La causa -origen de nuestra palabra cosa- "es algo siempre escurridizo, que nunca deja de resbalar entre pertenecer a la esplicación (sic) de las realidades o pertenecer a las realidades que ella esplica (sic)", como dice Agustín García Calvo en los prolegómenos a su traducción de De rerum natura de Lucrecio. De ahí que se recurra a la multicausalidad, es decir, en lugar de buscar una única causa supuestamente verdadera se presentan varias causas que se saben esencialmente falsas para no dejar las cosas sin explicación. Pero el problema no reside en encontrar la causa, sino la cosa, que se da por supuesta, o sea, que suponemos que está ahí, independientemente de la palabra que la nombra y que la crea. Y eso es mucho suponer.   

  

El triunfo de la Ciencia, Jordan Henderson

      Jordan Henderson se hace eco en dos de sus obras del triunfo y de la victoria de la Ciencia, con mayúscula como corresponde a su apoteosis, ya que es la nueva Religión, sobre la libertad y la verdad respectivamente. En primer lugar, el Triunfo de la Ciencia, en el que una alegoría de la Ciencia, personificada como una mujer con bata blanca, mascarilla, guantes y gafas sanitarias y una espada ensangrentada ha cortado la cabeza a otra y la enarbola con su mano derecha recordándonos la escultura de Perseo con la cabeza de Medusa de Benvenuto Cellini. 

Perseo con la cabeza de Medusa,  Benvenuto Cellini (1545)
 

    La mujer, que yace decapitada en el suelo y que es pisoteada por la Ciencia, es, según el artista, Libertas, una vieja diosa romana que personifica la Libertad.  El aura de luz que desprende su cabeza, ese sol luminoso, subraya la idea de triunfo. Un pie de la Ciencia triunfante pisa a la Libertad, que llevaba en la mano un bastón con un gorro frigio -de color rojo, como el de los libertos en la antigüedad, y los revolucionarios franceses en la edad moderna. Con el otro pie la Ciencia pisotea una serpiente que, enroscada sobre el báculo de Asclepio o Esculapio representa la vieja medicina curativa que también ha sido derrotada, al igual que la libertad. Un gato con el lomo erizado contempla, como nosotros, el horror de la escena.


 La Victoria de la Ciencia, Jordan Henderson


    En segundo lugar, la Victoria de la Ciencia. El mismo motivo: una mujer con las mismas características que la otra, sólo que ahora levanta su espada ensangrentada, pisotea a otra, a la que ha decapitado, y que representa a VERITAS, la Verdad en latín. Si alguien se pregunta por qué estas alegorías de la ciencia, la libertad y la verdad son mujeres, se debe sin duda a que en latín los tres términos eran de género gramatical femenino SCIENTIA, LIBERTAS Y VERITAS, género gramatical arbitrario que conservan en castellano. Un papel en sus manos lleva escrita la palabra TRUTH para que no quepa duda de que lo que ha vencido la Ciencia es la verdad, por lo que podemos reinterpretar esta alegoría como el triunfo de la mentira.
La Victoria resulta más macabra y terrorífica, si cabe, que el Triunfo porque no tiene como trasfondo un paisaje natural. La sangre también abunda más tanto en el suelo como en la bata blanca. La mujer con la bata blanca no sólo representa en ambos cuadros el triunfo y la victoria de la Ciencia, como dice el título de los lienzos, sino que sugiere además que el crimen se ha cometido en nombre de la medicina y la sanidad. 

    Viene a decirnos con estos dos óleos el artista que la Ciencia no es ni liberadora ni verdadera, sino todo lo contrario: se alza sobre los cadáveres de la Libertad y de la Verdad, que han sido asesinadas y son por ella pisoteadas. No tiene ningún sentido contraponer Ciencia y Religión, porque la Religión del siglo XXI es la Ciencia, y de la nueva fe religiosa se puede decir, como de la vieja, que es el opio del pueblo, y que en nombre de ella, como dijo Lucrecio, se han cometido "scelerosa atque impia facta", acciones criminales y despiadadas.   

jueves, 3 de febrero de 2022

"¡A ver si vas a saber tú más que la Ciencia!"

Jacques Lacan (1974): La ciencia sustituye a la religión, y es mucho más despótica, obtusa y oscurantista... Para mí la única ciencia verdadera, seria, que hay que seguir es la ciencia-ficción.
 
Jacques Lacan (1901-1981)
 
Estas palabras de Lacan han resultado proféticas cuarenta y ocho años después de pronunciadas en una entrevista de 1974 a la revista Panorama. La Ciencia, palabra que procede del latín scientia “saberes, conocimientos”, formada sobre el participio de presente sciens, scientis del verbo scire 'saber', documentada en castellano ya por primera vez en Berceo, lejos de su papel descriptivo, ha adquirido como si fuera la verdad revelada, una función prescriptiva y coercitiva.

La Ciencia ha sustituido en la actualidad a la religión y, como ella, exige la devoción de sus fieles y feligreses a los que constriñe con sus prescripciones.

Al igual que las religiones del libro -cristianismo, judaísmo e islamismo-, basadas en un texto sagrado, sea la Biblia o el Corán, la Ciencia se presenta revelada en publicaciones científicas, de revistas especializadas, artículos que han sido revisados por pares, es decir, por otros expertos que corroboran lo que dicen las escrituras de sus colegas, que luego es divulgada, como hemos visto a lo largo de la presente crisis sanitaria, para hacerla más accesible a las masas, por los periodistas, que se dedican a propagar los estudios científicos, haciéndolos 'asequibles'. 

Viñeta de Mortadelo y Filemón (F. Ibáñez)
 

Cientos y miles de artículos escritos por expertos en la materia de tal o cual Universidd, publicados en tal o cual revista científica y avalados por pares, validan sus hipótesis como si fueran la verdad divina revelada por Dios mismo, olvidando el carácter provisional, no dogmático, hipotético y siempre provisional, sujeto a revisión y discusión que la ciencia, con minúscula, debe tener.

Lacan, en la citada entrevista, se desentiende olímpicamente de la ciencia oficial “que tiene sus altares en los laboratorios”, y muestra su preferencia por la ciencia-ficción, que considera la única ciencia verdadera. No creo que sea una boutade del genial psiquiatra y psiconalista francés: Novelas como '1984' de George Orwell o 'Un mundo feliz' de Aldoux Huxley, las dos grandes distopías literarias del siglo XX, o películas como 'Matrix' (1999), dan cuenta mejor de la realidad del mundo que vivimos que muchos tratados sociológicos en el ámbito de las ciencias sociales. 

Mortadelo y Filemón en el laboratorio del profesor Bacterio (F. Ibáñez)
 

En la citada entrevista afirma Lacan a propósito de los científicos: En sus laboratorios asépticos, en sus batas almidonadas, esos viejos chiquillos que juegan con cosas desconocidas, fabricando aparatos cada vez más complicados e inventando fórmulas cada vez más oscuras, comienzan a preguntarse lo que podrá venir mañana, a dónde nos llevarán finalmente sus investigaciones siempre novedosas.

En fin, yo me pregunto ¿y si fuera demasiado tarde?

Los biólogos se lo preguntan hoy, o los físicos, los químicos. Para mí, están locos. Aunque ya están en el proceso de cambiarle el rostro al universo, sólo ahora, en el presente se les ocurre preguntarse si por casualidad esto no podría ser peligroso

¿Y si todo saltara? ¿Si las bacterias cultivadas tan amorosamente en los blancos laboratorios se transformaran en enemigos mortales?

¿Y si el mundo fuera barrido por una horda de estas bacterias con toda la mierda que lo habita, comenzando por esos sabios de los laboratorios?

lunes, 17 de enero de 2022

De los nombres de Dios (gramática periodística terrorista)

(Última hora) Los hombres matan, la poli abate. (Rafael Sánchez Ferlosio)
Estos eran algunos de los titulares de la prensa electrónica que recogí allá por el 20 de agosto de 2018 sobre la noticia de la muerte de un presunto terrorista:

A) Con el verbo “abatir”, como sinónimo y eufemismo de “matar”:
-Por activa:
Los Mossos abaten a un hombre que entró armado en una comisaría gritando “Allahu Akbar” (El diario.es)
Abaten a un hombre al intentar acceder a comisaría Mossos al grito «Alá es grande» (La Razón)
Los Mossos abaten a un atacante que gritaba "¡Alá es grande!" en la comisaría de Cornellà (El español)

-Por pasiva:
El hombre abatido en la comisaría de Cornellà es de origen argelino y gritó con un cuchillo en la mano 'Alá es grande' (Infolibre) 
Abatido un hombre en una comisaria de Cornellá, al intentar asaltarla al grito de “Alá es grande” (Diario16)
Abatido tras intentar asaltar la comisaría de Cornellà al grito de «Alá es grande» (ABC)  
Abatido un argelino que entró en una comisaría de Barcelona al grito de “Alá es grande”. (El Diario Montañés)

B) Con el verbo, más propio, “matar” en activa:
Los Mossos matan a un hombre que entró en una comisaría al grito de “Alá es grande”. (El Mundo y Público coinciden)
Los Mossos matan a un hombre que entró en una comisaría con un cuchillo y gritó: “Dios es grande” (El País).


De los diez titulares 7 utilizan el verbo “abatir” tanto en activa (3, con el sujeto los Mossos: los Mossos abaten) como en pasiva (4). Los siete titulares se han inclinado por un eufemismo, que en las tres primeras acepciones del Diccionario de la Real Academia significa “derribar, hacer caer, tumbar”, y sólo en la cuarta “hacer caer sin vida a una persona o animal”). 

Los cuatro titulares que utilizan el participio de perfecto pasivo “abatido” omiten y por lo tanto ocultan el complemento agente “por los Mossos” que debe sobreentenderse y deducirse de la mención que hacen del lugar donde se ha producido el suceso: “una comisaría de Cornellá (tres titulares) y de Barcelona (un titular). Podemos concluir que un setenta por ciento presentan la noticia ocultando el hecho de que la policía de la Generalitat, los Mossos d'Esquadra, ha matado a un hombre (7 titulares), a un atacante (1 titular), a un argelino (1 titular) a un “sustantivo animado masculino singular” (1 titular). La voz pasiva periodística se emplea, precisamente, para ocultar el complemento agente, bien porque se sobreentiende, bien porque se desconoce, bien porque no se quiere resaltar, sino ocultar bajo un tupido velo de silencio.

Sólo tres titulares de los diez, un treinta por ciento, usan el verbo apropiado “matar” y lo hacen en voz activa: “Los Mossos matan”. Impecablemente correctos los tres titulares, que corresponden a El Mundo, Público y El País. Los tres coinciden en que el muerto -en alguna cadena televisiva que no recuerdo escuché el eufemismo "neutralizado"- es “un hombre”, sin especificar su origen argelino. Los tres coinciden en que el hombre “entró en una comisaría”. El País puntualiza “con un cuchillo”.

Todos los titulares dicen que la víctima, que algunos se atreven ya a considerar el presunto terrorista, gritó algo: “Alá es grande” (8 titulares), “Allahu Akbar” (1 titular) y “Dios es grande” (1 titular).

 Medallón de Santa Sofía, Estambul, con la inscripción "Allahu Akbar"

Hay que destacar que el grito debió de ser en lengua árabe, como dice el titular de Eldiario.es “Allahu Akbar”, en árabe y leído de derecha a izquierda الله أكبر, donde Allāhu es el nominativo de Alá (Dios), y la forma akbar el superlativo del adjetivo Kabir «grande», es decir «más grande», por lo que la traducción correcta no sería “Alá es grande” sino “Dios es el más grande”.

Sí, hay que traducir "Alá" por Dios, que es lo que significa. El País es el único que traduce "Alá" por Dios, pero lo hace sólo en la portada, porque en la página interior se arrepiente y lo modifica: Los Mossos abaten a un hombre que entró en la comisaría de Cornellà al grito de “Alá es grande”.

Indudablemente, el mejor titular desde un punto de vista informativo es el de El País, pero el de la portada, porque traduce el grito perfectamente al castellano: “Dios es grande”. 

Esto me recuerda a una aguda consideración que hacía Maurizio Bettini en su Elogio del politeísmo (publicado entre nosotros por Alianza editorial en 2016): “En éstas, en efecto, (se refiere a las religiones monoteístas) la divinidad no se distingue por un nombre propio, sino por un nombre común”. Lo que sucede es que un nombre común “dios” asume en las religiones monoteístas del libro el papel de nombre propio, porque al haber sólo uno en absoluto, exclusivo y excluyente, se escribe con mayúscula: Dios, anulándose la oposición nombre común/nombre propio.

Ya lo decía Minucio Felix en latín allá por los siglos II o III de nuestra era: “Nec Deo nomen quaeras; Deus nomen est: no le busques un nombre a “dios”: su nombre es “dios”. Y como nombre común que es, aunque ascendido a la categoría de nombre propio,  puede traducirse a otras lenguas: así decimos God en inglés, Bog en ruso, Dío en italiano, Dieu en francés... y Alá en árabe. 

Considera Bettini que dado que tanto en el cristianismo como en el islam la divinidad monoteísta lleva el nombre de “Dios” parece “obvio concluir que ambas religiones adoran, en realidad, al mismo dios”. Aunque reconoce que “cuesta trabajo admitir que la divinidad llamada por los musulmanes Alá, es decir, “el Dios”, sea la misma que los cristianos llaman “Dios”, aun cuando se le asigne de hecho el mismo nombre.” Pero así son las cosas.

martes, 21 de diciembre de 2021

Del fanatismo vacunatorio

    La vacunación avanza, rauda y veloz, como un tiro, según expresión cacareada por nuestro presidente del gobierno, hacia una cobertura del 100% de la población general, incluidas las tiernas criaturas, no sólo las que tenemos, sino también las venideras, dado que el proceso incluye a las madres embarazadas. La salvación merced a la inoculación general de la mesiánica vacuna, sin embargo, es una falacia que salta enseguida a la vista de cualquiera que lo quiera ver -pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. 

 

    Como la virtud salvífica del agua bendita de Lourdes, que no depende de la composición química del líquido elemento (H2O), sino de la fe que depositan en ella los que la beben, porque es esta y no el agua la que obra los milagros. Todas las religiones se fundamentan en la fe de sus fieles feligreses, y el fanatismo vacunatorio no iba a ser menos. Pero la verdad es muy otra: la vacunación no hace nada para detener la propagación de la epidemia, porque no evita ni la contaminación ni la transmisión del virus. 
 
    Todas las ideologías religiosas o laicas como esta de la vacunación integral son sordas a la mera constatación de cualquier efecto perverso y sordas a cualquier cuestionamiento crítico que se haga desde la razón. En este caso, es tabú hablar de los graves efectos indeseables relacionados con la inoculación de los jóvenes. Pero la realidad está ahí, y no se puede esconder como el polvo bajo la alfombra indefinidamente. Los seguidores del nuevo credo basado en la ciencia  niegan la importancia de las muertes: es un caso entre un millón, dicen. Pero si te toca, te tocó. Pero no es una lotería, es la lógica del sacrificio: para que los demás vivan alguien tiene que morir. 
 
 
    Esta ideología industrial y científica de la vacunación integral funciona como las religiones en tiempos de crisis en el pasado. Tiene sus sumos sacerdotes, los expertos -antiguos péritos, con acento esdrújulo ridiculizador de su pericia- y sus devotos, que acaparan más que nunca la palabra en los púlpitos televisivos. Tiene su Santa Inquisición mediática, que excomulga a los pensadores desviados que difunden 'desinformación médica o científica' -ellos se arrogan el monopolio de la Información-  y quisiera quemarlos vivos como a las brujas en el pasado. Y produce masivamente chivos expiatorios (los que no se han sometido a la inoculación) que son tratados como las víctimas de la peste o los leprosos medievales, o más recientemente como las víctimas del SIDA. Esta situación es tanto más absurda cuanto que cada persona vacunada es una futura persona no vacunada que no lo sabe, ya que todo se pondrá en cuestión para los que no tomen su tercera dosis, antes de la cuarta, la quinta, la sexta, etc. 
 
    Puede que el principio mismo del "salvoconducto sanitario" se base en una mentira descarada, pero su lógica discriminatoria se viene desarrollando de forma drástica desde hace varios meses. Y por si la pérdida de puestos de trabajo, la falta de acceso a restaurantes, locales culturales, etc., no fueran suficientes, los gobiernos europeos compiten ahora entre sí en su carrera contra el nuevo enemigo público número uno en que se han convertido los no vacunados. Algunos países ya no se limitan a excluir, ahora quieren multar, castigar y encarcelar. Esta mórbida lógica discriminatoria, que viola los derechos humanos que se creían "inalienables", enfrenta a los ciudadanos entre sí y seguramente será descrita algún día por los historiadores del futuro como una especie de locura colectiva que nos invadió en esta Edad Media de la que no hemos acabado todavía de salir.