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jueves, 7 de marzo de 2024

Teletipos

 El Periódico Global publica la noticia en primera plana: Europa se prepara ya para un escenario de guerra, listo el atrezo y utillaje teatral del espectáculo.

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Se preguntaba Friedrich Nietzsche qué diferencia había entre un convencido y un engañado, y se respondía con toda razón: Ninguna, si se engaña bien al engañado.

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El Gran Padre Blanco, senil y demenciado como está, desentierra el hacha de la guerra y como buen halcón guerrero azuza las tropas de sus vasallos contra Rusia.


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La edición ucraniana de una indecente revista norteamericana de moda y tendencias publica una fotografía idílica de tres muchachas cadetes de un liceo militar.

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Ya es hora de que saquen la vacuna de la Enfermedad X aún no identificada, no vaya a ser que luego sea demasiado tarde y no pueda frenarse la próxima pandemia.


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Hay que fabricar un suero seguro y eficaz que contrarreste la amenaza mortal de la Enfermedad X a punto de provocar una crisis sanitaria global sin precedente.

 

sábado, 9 de diciembre de 2023

Pareceres (XXXV)

171.- El puente de la Constitución. Empezado el mes de diciembre, llamado december por los romanos porque era para ellos el décimo mes del año, que comenzaba consagrado al dios marcial de la guerra en las calendas de marzo, el gobierno tiende un puente entre dos conmemoraciones, una política, el día 6, aniversario de la Constitución, y otra religiosa, el día 8, la concepción sin mácula de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Se une así una festividad institucional a otra religiosa en el afán que tienen los políticos por señalar y santificar todos y cada uno de los días del calendario confeccionando un nuevo santoral laico, valga la contradicción en los términos. Y dicho puente enlaza con el fin de semana, que, como descubrirán los varios millones de españolitos que se han ido de puente, no va a suponer el fin de la semana, pese a su nombre, sino que esta vieja institución bíblica volverá a comenzar el lunes como siempre. Otro día 8 del calendario laico, el ocho de marzo, precisamente, se celebra el Día de la Mujer. Antaño se añadía la ominosa coletilla de “trabajadora”, dando a entender que el papel femenino no se limitaba solo al de reproductora como el de María, sino también a la prostitución del mercado laboral asalariado so pretexto de igualación con los señores de la guerra, como si el trabajo, igual que la semana, fuera una liberación y no una bíblica condena.

 

172.- Contra la propiedad intelectual: La ley prohíbe la copia fotográfica de libros, que lleva el horrible nombre de reprografía (un híbrido etimológico: reproducción gráfica). La historia, sin embargo, de los grandes textos fundamentales de la cultura humana es la historia de la copia manuscrita de unos códices para transmisión y divulgación de sus contenidos. Las variantes y hasta errores de los diversos copistas son cuidadoso objeto de estudio por parte de la crítica textual filológica. Si no hubiera existido la copia amanuense de los manuscritos griegos y latinos en los monasterios medievales, no se habrían transmitido los textos fundamentales tanto sagrados como profanos de nuestra cultura. ¿Por qué la ley protege la propiedad privada intelectual de una obra cultural y pone trabas a su libre reproducción, considerándola un acto de piratería? Porque la copia pone en peligro no la divulgación de la obra, que es lo que querría todo artista bien nacido, sino su comercialización, es decir el monopolio de la “editio princeps”. Las copias libres no reportan beneficios económicos al editor, a la Sociedad General de Autores y al autor, Dios padre, creador de todo lo visible y lo invisible, o, en su defecto, a sus legítimos y ávidos herederos. 


173.- ¿Libertarios? Resulta muy significativa la facilidad con la que han acatado muchos periodistas españoles el adjetivo 'libertario' que el señor Milei se aplica a sí mismo y a su coalición política argentina La Libertad Avanza. Ignoran que en castellano “libertario”, como dice la docta academia, es un adjetivo que se aplica en el ideario ácrata "a quien defiende la libertad absoluta y, por lo tanto, la supresión de todo gobierno y de toda ley”, y que por lo tanto es un sinónimo de “anarquista”. Creo que la confusión entre lo que defiende el argentino y los anarquistas nos viene, como tantas otras cosas, de los Estados Unidos de América, donde se fundó en 1971 un Libertarian Party, que puede retrotraerse al Boston tea party de 1773, cuando los radicales de la colonia de Masachuses abordaron barcos británicos que transportaban té y arrojaron el producto al mar en el puerto de Boston en protesta contra las políticas de impuestos del gobierno local, creando un movimiento que se opone a los impuestos gubernamentales, pero que no cuestiona nunca la realidad del dinero, por lo que el término "libertarian" en el mundo anglosajón se ha convertido en sinónimo de ultraliberal en el sentido económico, creándose también el término de anarco-capitalismo, es decir, de un anarquismo que se revuelve contra el Estado pero no contra el Capital. Antes de esa fecha, "libertarian" era en inglés un defensor de la doctrina del libre albedrío.

174.- Conócete a ti mismo: Friedrich Nietzsche en Más allá del bien y del mal, aforismo 80 de las Sentencias e interludios decía en la vieja traducción que tengo, la de Andrés Sánchez Pascual, bastante fidedigna: Una cosa que queda explicada deja de interesarnos. -¿Qué quería decir aquel dios que aconsejaba: “¡Conócete a ti mismo!”? ¿Acaso esto significaba “¡Deja de interesarte a ti mismo! ¡Vuélvete objetivo!”? -¿Y Sócrates? - ¿Y el “hombre científico”? Efectivamente, cuando algo se explica ese algo deja de interesarnos. La respuesta a una pregunta mata la pregunta y hace que la olvidemos. El conocedor no puede ser objeto del conocimiento, porque ahí se confunden sujeto y objeto de conocimiento. El reproche de Nietzsche viene a ser: no eres el ombligo del mundo, interésate por otras cosas, no por ti mismo.
 
 
175.- Sistema sanitario vs. sistema educativo: La función principal del sistema sanitario es la producción de enfermos. Al igual que este, el sistema educativo a través de la escuela y el instituto donde se imparten la educación primaria y secundaria obligatorias respectivamente tiene la función principal de producción de analfabetos. Si los alumnos no saben leer, escribir y contar correctamente, ¿qué aprenden en la escuela? Ya vimos durante la pandemia lo que aprendieron acosados por las llamadas medidas y protocolos sanitarios -auténtico acoso escolar- consistentes en incesantes pruebas PCR, tomas de temperatura antes de entrar al aula, mascarillas obligatorias y geles hidroalcohólicos que obligaban a abrasarse las manos... Por mucho que el bienintencionado Ministerio fomente ahora el Día Nacional contra el Bullying Escolar, no puede evitar que la educación impartida sea esencialmente bullying, adoctrinamiento, intromisión. ¿No nos alejamos de la enseñanza y el aprendizaje cuando tenemos como objetivo “apoyar a los niños en el desarrollo de su vida relacional, afectiva y sexual, como misión de la educación obligatoria". Cuando nos enteramos de que el analfabetismo se está volviendo común en la escuela, entendemos que la cacareada educación no consiste en aprender a leer, escribir y a contar, las cuatro reglas, que se decía antaño, sino en producir analfabetos graduados en educación primaria y secundaria. ¿Esperamos que la inteligencia artificial, a falta del desarrollo de la natural, compense la carencia? 
 
 

jueves, 14 de septiembre de 2023

La fuga de Heraclito

    Diógenes Laercio en su Vidas y opiniones de los filósofos ilustres (IX, 2-3; traducción de Luis-Andrés Bredlow) nos habla del alejamiento de la política de Heraclito de Éfeso: Y cuando le pidieron que estableciera leyes, lo desdeñó, por estar dominada ya la ciudad por una constitución viciosa. Retirándose al templo de Ártemis, se puso a jugar a los dados con los niños; y a los efesios que lo rodeaban, dijo: ¿Qué os admiráis, villanos? ¿Acaso no es mejor esto que hacer política con vosotros? 
 
 
    El filósofo, retirado en el templo de Ártemis, una de las siete maravillas del mundo antiguo, donde depositó su libro del que nos han llegado escasos fragmentos, publicándolo de esta curiosa y original manera,  prefería jugar con los niños a los dados y decirles a sus conciudadanos que era mejor hacer eso que tomar parte en su vida civil, con un rechazo contundente de la política. 
 
    Uno de los fragmentos de ese libro que nos ha llegado ha sido gracias, precisamente, a su biógrafo Diógenes Laercio que le reprocha al sabio de Éfeso que fuera más orgulloso y soberbio que nadie porque, como dejó escrito: El saber muchas cosas no enseña inteligencia; pues habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras, y además a Jenófanes y a Hecateo, despachándose de un plumazo a cuatro sabios consagrados, y finalmente, al mismísimo Homero, el fundamento de la educación griega clásica, que lo mismo que Arquíloco merecía ser expulsado de los certámenes y azotado
 
    Friedrich Nietzsche, en La genealogía de la moral, III, 8 (tr. Andrés Sánchez Pascual) escribía: Pero aquello de lo que Heráclito huía continúa siendo lo mismo de lo que nosotros nos apartamos ahora: el ruido y la charlatanería de demócratas de los efesios, su política, sus novedades del 'Reich' (de Persia, ya se entiende), su chismorrería del «hoy», —pues nosotros los filósofos necesitamos sobre todo calma de una cosa: de todo «hoy». 
     
     Nietzsche, en la obra citada, lamentaba no poder hacer lo mismo que Heraclito, retirarse a las columnatas del templo de Ártemis, pero confiesa que podría aislarse del mundanal ruido en su cuarto de estudio de la Plaza de San Marcos de Venecia, en un día de primavera, por la mañana, de 10 a 12 horas, una Venecia que hemos de imaginar vacía, por supuesto, de turistas. 
 
 
    Nosotros, sin necesidad de adoptar como Nietzsche la presuntuosa y devaluada etiqueta de «filósofos» o amantes de la sabiduría, ese amor imposible nunca correspondido, seguimos huyendo como Heraclito del ruido y la charlatanería de los demócratas de los efesios, nuestros contemporáneos, y de su chismorrería del «hoy», de las actualidades que nos distraen de lo que importa, que es lo que de eterno hay tras la actualidad.

miércoles, 12 de abril de 2023

Bakunin y la biología

    Leo con interés las notas de “Releyendo a Bakunin”, que escribe la historiadora y autora de varios libros y artículos sobre anarcosindicalismo y anarcofeminismo Laura Vicente en su blog “Pensar en el margen”. 
 
     Cuenta Laura Vicente que había leído “Dios y el Estado” (1871) del anarquista ruso a los 20 años, y que, releído ahora, cuarenta años después, le había resultado más fructífera esta segunda lectura que aquella juvenil. 
 
    De sus notas, me llama la atención especialmente la contraposición que establece Mijail Bakunin entre “vida” y “ciencia”, y su apuesta por la primera en detrimento de la segunda. La palabra 'biología', como se sabe, es un compuesto de origen griego que contrapone ambos términos: bio 'vida' y logía 'ciencia', como si fuera sencillo saber qué es la vida. Pues bien, define el anarquista ruso la vida como la verdadera escuela del hombre, y la contrapone a la “ciencia”, tan admirada en el siglo XIX, a la que considera “la brújula de la vida, pero no la vida”. 
 
Bakunin, fotografiado por H.-A. Boissonnas (1876)
 
 
    Copio la cita: “La vida es fugitiva, pasajera, pero también palpitante de realidad y de individualidad, de sensibilidad, de sufrimientos, de alegrías, de aspiraciones, de necesidades y de pasiones. Es ella la que espontáneamente crea las cosas y todos los seres reales”. Y llama mi atención esta consideración de Bakunin que cita Laura Vicente: “...la ciencia tiene por misión única esclarecer la vida, no gobernarla”. 
 
 Su rechazo a esa posibilidad, comenta la autora del blog a este propósito, es contundente cuando señala que el gobierno de la ciencia y de los hombres de ciencia, no puede ser sino impotente, ridículo, inhumano y cruel, opresivo, explotador, malhechor. Se puede decir que los hombres de ciencia «no tienen ni sentido ni corazón para los seres individuales y vivientes».  Bakunin intuye «que el gobierno de los sabios, si se le deja hacer, querrá someter a los hombres vivos a experiencias científicas», y todavía va más lejos al afirmar que si los sabios, los expertos, diríamos hoy apostillo yo, no pueden hacer experiencias sobre el cuerpo de los hombres, no querrán nada mejor que hacerlas sobre el cuerpo social y he ahí lo que hay que impedir a toda costa. 
 
 
    Bakunin parece presentir algo obvio en nuestro siglo XXI, como subraya Laura Vicente, que la biopolítica, como se ha dado en llamar, es decir, el ejercicio del poder, con la inestimable ayuda de la ciencia, sobre la vida de los individuos y las poblaciones, sería una realidad. Y puesto que para los «seres reales, compuestos no solo de ideas sino realmente de carne y sangre, la ciencia no tiene corazón», Bakunin afirma que lo que «predico es, pues, hasta un cierto punto, la rebelión de la vida contra la ciencia, o más bien contra el gobierno de la ciencia. No para destruir la ciencia (…) sino para ponerla en su puesto, de manera que no pueda volver a salir de él».  De hecho, hace tiempo que salió, concluye la nota de Laura Vicente.
 
   Bakunin desconfiaba de la ciencia y por ello del gobierno de la ciencia, al que estamos sometidos, y lo hemos estado especialmente durante los dos años de covid que hemos sufrido, 2021 y 2022, en los que se nos impuso la fe en la ciencia, como si fuera la nueva religión, olvidando que lo propio de la ciencia, a diferencia de las religiones, es la duda, no la fe. 
 
Nietzsche, fotografiado por G.-A. Schultze (1882)
 
     Respecto a la contraposición "Dios" y el "Estado" que hace Bakunin, será preciso esperar a Nietzsche y a su novela filosófica "Así habló Zaratustra", (1883), donde se establecerá la muerte de Dios y la aparición del Nuevo Ídolo: En algún lugar existen todavía pueblos y rebaños, pero no entre nosotros, hermanos míos: aquí hay Estados. ¿Estado? ¿Qué es eso? ¡Bien! Abridme ahora los oídos, pues voy a deciros mi palabra sobre la muerte de los pueblos. Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: «Yo, el Estado, soy el pueblo.»

miércoles, 5 de octubre de 2022

Me parece a mí (V)

21.- ¿Qué quiere el pueblo? El pueblo, evidentemente, no sabe lo que quiere, pero sabe lo que no quiere: no quiere más reyes que los tres legendarios Magos de Oriente o los cuatro de la baraja, rechazando así cualquier imposición monárquica que constriña su soberanía. Sin declarar su amor a la república, que tampoco sería muy natural, proclama en estos octosílabos transmitidos por don Federico García Lorca, esencialmente populares, su aversión hacia la Corona: “Si tu madre quiere un rey, / la baraja tiene cuatro: / rey de oros, rey de copas, / rey de espadas, rey de bastos”. El pueblo, madre, se rebela contra el gobierno de uno solo, sea el rey, sea el presidente de la república, sea el alcalde o el representante democrático de la voluntad popular de turno; en suma, contra cualquier pretensión autoritaria; el pueblo rechaza, por lo tanto, el gobierno de un individuo, que eso es lo que significa la voz griega “monarquía”, porque los individuos, como muy bien sabe todo el mundo, no existen, son, como el átomo, una invención o falsificación científica de la realidad para que pueda haber masas. 
 
 
22.- Se acostumbra a todo la gente, a todo uno acostumbrándose acaba siempre: a lo bueno, malo y peor: a la comida basura, o bazofia rápida, a la vivienda que es basura, a la telebasura y a las relaciones basura y al reciclaje -matrimonio, divorcio, pareja, amistades-, al trabajo basura, -contrato, salario, horario- , a la basura-basura, al estado y al capital como las cosas más naturales del mundo. La gente se acostumbra al hábito de la docilidad y al tedio de someterse a unos horarios y a una agenda, a la espantosa mansedumbre rutinaria, a votar en las elecciones, es decir, a meter un papel en un contenedor de basura, a perder el tiempo con la disculpa de ganar dinero, y a sobrevivir, es decir a malvivir, en lugar de vivir: en definitiva la vida, que es la muerte, cotidiana, o sea a tirar la vida, la propia vida, como la cosa más natural del mundo, a la basura. 
 

23.- De la muerte de Dios: El loco y entrañable Zaratustra de Nietzsche gritaba apocalíptico, cuando bajó de la montaña: Dios ha muerto. ¿Ha muerto Dios? No exactamente. Ya nos decía él que en realidad se había travestido: Dios era el Estado. Pues bien, ahora ya ni eso, después de la privatización y desmantelamiento del Estado a cargo del Capital. El Ser Supremo, que algunos imaginábamos barbudo y judío, un poco a lo Carlos Marx, como nos lo inculcaron en la infancia, resulta que no era así. Ya otros osaban decir que por qué hablábamos de Él y no de Ella, confundiendo el sexo con el género gramatical. Hoy sabemos algo más. Cuando Jesús echó a los mercaderes del templo, no podía sospechar que realmente ellos eran los sumos sacerdotes, y no meros mercachifles, de un dios mucho más poderoso que Jehová, que era amor, y que el Templo era el lugar más adecuado para el mercadeo. ¿Qué mejor lugar para rendirle culto al Dinero que la entidad bancaria del Sancta Sanctórum, donde no había nada, o sea, donde sólo había dinero? ¿Quién iba a decirle al pobre e inocente orate judío que Jehová, su Dios, era el Becerro de Oro? El Becerro de Oro es Dios, se hizo divino, y desde entonces está en todas partes, lo ve todo, lo sabe todo. El dinero es omnipotente, universal, ubicuo, a pesar de sus epifanías particulares (dólar, yen, yuan, euro -ya hemos visto cómo la sustitución de una moneda por otra no afecta para nada al funcionamiento del mundo, a lo sumo sirve para encarecer un poco más “la vida”, como dice la gente con resignación). 
 
 
24.- ¿Qué conductor cuando ha detenido amablemente el coche ante un peatón en un paso cebra, por ejemplo ante una ancianita con muletas que cruza lentamente la calzada, no se ha sentido un magnánimo filántropo que acaba de realizar la buena acción del día o un gesto caritativo por lo menos al cederle el paso y perdonarle la vida, no haciendo lo que el propio coche que se ha visto obligado a detenerse contra su propia voluntad le pedía: pisar a fondo el pedal del acelerador y atropellar al peatón en el acto y darse después a la fuga, prosiguiendo su loca carrera a toda velocidad hacia ninguna parte, su destino, donde nada ni nadie lo espera? 
 
25.- Addendum a una frase de Marcel Proust: Cuando se está enamorado de alguien, ya no se quiere a nadie, se deja de querer a los demás, incluso a la persona de la que se está enamorado. Amar a una persona supone, por la dedicación exclusiva y excluyente que conlleva, no querer de veras con el corazón a nadie. El pez grande se come al chico, lo mismo que el Amor mayúsculo, el gran amor exclusivo, devora al amor minúsculo, al buen amor, al cariño que no se niega a nadie ni nada y que nunca se resigna a ser uno solo, sino múltiple.
 
 
 

miércoles, 28 de octubre de 2020

Contra el Toque de Queda y el Estado de Alarma

Personalmente a mí no me afecta mucho el Toque de Queda (o Restricción de Movilidad Nocturna (sic), como prefiere el Presidente del Gobierno haciendo no un ejercicio, como asegura, de moderna pedagogía, sino más bien de gramática parda consistente en cambiarle el collar al mismo perro) decretado de las 11 de la noche a 6 de la mañana porque a esas horas suelo estar durmiendo, por lo que no me supone demasiada molestia que me prohíban salir a la calle como sin duda supondrá para otros acostumbrados al ocio de la noche. 

Como me escribe un viejo amigo: “Te das cuenta de que eres mayor cuando ponen un toque de queda de 23:00 a 06:00 horas y tu vida no cambia nada”. Pero el hecho de que mi vida no cambie sustancialmente y casi no me entere, si me descuido, de la promulgación del edicto, no significa que no me importe en absoluto o, peor, que yo acepte este coup d' État que es el cerrojazo nocturno que se presenta como mal menor aconsejado por unos supuestos expertos para evitar el mal mayor que sería, otra vez, el confinamiento general, porque, aunque a mí personalmente, insisto, no me incumba,  no puedo aprobar una restricción de la libertad que es una imposición intolerable de la dictadura "sanitaria" -en realidad política- que se ejerce contra el pueblo desde las altas esferas del Estado, so capa de velar por la salud de todos sus vasallos amargándoles la vida. 

Este Toque de Queda que nos imponen ahora, al igual que el encierro que nos endilgaron a mediados de marzo, no parece muy razonable ni útil tampoco para conseguir lo que pretende, que era, es y sigue siendo “aplanar la curva”, una curva que, si la hubo alguna vez, se aplanó por sí sola. Intentan justificarlo con supuestos argumentos que son majaderías como que el virus se ha vuelto trasnochador y se mueve en entornos juveniles, familiares y amistosos, sobre todo los fines de semana, por lo que hay que "reducir las relaciones sociales" y castigarnos a todos sin dejarnos salir de casa.  Aquel confinamiento y este Toque de Queda son intrínsecamente perversos porque no son más que, se mire por donde se mire, una imposición totalitaria y autoritaria que nos viene de Arriba, de donde no puede caernos nada bueno, como bien sabemos los de abajo. 


Lo denuncian algunas voces contestatarias y rebeldes, como el viejo roquero irlandés Van Morrison. Los viejos roqueros nunca mueren. Los jóvenes se imponen la mordaza y callan.  Pero ahí está el león de Belfast, rugiendo más vivo que nunca con este estupendo temazo que acaba de sacar contra el encierro: No more lockdown, un tema digno de lo mejor de él:  "No más confinamientos/ no más excesos del Gobierno/ no más matones fascistas/ alterando nuestra paz", así traduce el periodista de un periódico español que no voy a citar la letra de su última canción torticeramente porque lo que dice es: no more fascist police /distubring our peace: no más policía fascista /alterando nuestra paz. Y sigue:  "No más recortes de nuestras libertades/ de nuestros derechos dados por Dios/ alegando que es por nuestra seguridad/ cuando en realidad es por nuestra esclavitud".  Me llama la atención lo que querrá decir lo de los "derechos dados por Dios", en inglés original: our God-given rights. Si Dios nos da los derechos, Dios mismo (o sus adláteres, como el Estado mismo en este caso) nos los quita. Merece la pena oírlo y escucharlo:


Al parecer, no se podía declarar el Toque de Queda en las Españas como pretendían algunos reyezuelos democráticos de las taifas autonómicas (a imitación del Pétain con ínfulas de Napoleón que gobierna en el país galo) porque atentaba contra las libertades constitucionales. Por consiguiente, se declara el Estado de Alarma que para eso está previsto en nuestra Charta Magna,  para justificar la restricción de libertades.  
 
¿Qué justifica la declaración del Estado de Alarma? Pues la famosa segunda ola, una ola que no la hay, pero atención, se la inventan, la crean ex nihilo y aparece, como por arte de magia, cuando alguien enciende la televisión ingenuamente. Llevaban mucho tiempo anunciándola: Lo peor está por venir... ¡Que viene la ola -como el lobo del viejo cuento! El encendido del electrodoméstico la hace ex-sistir (que etimológicamente significa, levantarse, alzarse,  hacer salir fuera de, brotar, surgir), existe porque sale de la caja tonta, que es el medio por excelencia que sirve a la creación de fantasmas y manipulación de la opinión pública, medio, pues, de propaganda y consiguiente propagación del virus coronado, un virus que tampoco existía antes de su televisiva difusión. Hacen que ex-sista esa segunda ola y la fuerte marejada concomitante que haga falta, y que sea incluso mucho mayor que la primera, si es que la hubo alguna vez, y que aun sea mucho más que una ola del oleaje corriente: que sea la ola gigantesca de un auténtico tsunami producido por el cataclismo de un seísmo o de una erupción volcánica en las entrañas del fondo de los mares...

Pero, aunque ex-sista, que quede claro, no hay segunda ola. Por la calle no hay cadáveres ni enfermos muriéndose por las esquinas, ni más muertos de la cuenta en los hospitales de Dios por estas fechas. Lo que sí hay es figuras sin rostro, niños sin sonrisa, gente solitaria que lleva encima la mascarilla puesta, la tristeza y el acojonamiento por la calle. 


No hay, pues, segunda ola. Lo que llaman así los políticos y los periodistas apesebrados a su servicio no es más que la excusa perfecta, la coartada ideal para justificar no sólo el Estado de Alarma, sino lo que haga falta, por ejemplo la existencia misma del Estado democrático moderno y posmoderno.

 ¿Y si ni siquiera hay virus? Igual da. Se inventa. Me cuentan que un otorrinolaringólogo francés, un tal doctor Bensadoun, ha reconocido públicamente por la televisión de su país que lo que hace un par de años él y su equipo de especialistas diagnosticaban como “rinofaringitis”, es decir, la infección inflamatoria de las vías respiratorias que afecta a la faringe y a las cavidades nasales, lo designan ahora, la misma dolencia y los mismos síntomas, como la enfermedad del virus coronado... una enfermedad que es o bien un puro invento o bien una metonimia, en el sentido de etiquetar una patología con el nombre de otra, un simple cambio de nombre. Ahora se llama enfermedad del virus coronado a viejas afecciones conocidas de toda la vida, como las gripes o el catarro de Matusalén.

La proclamación del Estado de Alarma justifica per se la existencia de la monarquía constitucional del virus coronado y de la segunda ola coronovírica, y, de rechazo, la primera de la que esta sería consecuencia. Es la serpiente que se muerde la cola, el uróboro perfecto. Existe el virus, luego declaro el Toque de Queda. Declaro el Toque de Queda, luego existe el virus. Pero no hay relación lógica de causa a efecto ni de efecto a causa. Necesitaban un marco legal para legalizar, que no legitimar, que no es lo mismo, las medidas autoritarias de la dictadura sanitaria. 

La existencia del propio Estado del Bienestar necesitaba una justificación. Ya no le sirve la lucha contra el terrorismo, cada vez más reducido a mera anécdota sangrienta como el deplorable caso del profesor francés decapitado por un fanático islámico por enseñar a sus alumnos las caricaturas del Profeta... Necesitaban un Enemigo más terrorífico, potente, amenazante y globalizado que el terrorismo tradicional, y lo han encontrado en este pobre y minúsculo bicho invisible a ojos vista que todos sin excepción podemos contraer y albergar dentro... sin enterarnos, que es lo más raro, a no ser que nos hagamos un test de Reacción en Cadena de la Polimerasa (vulgo PCR), y resulte positivo. 

Necesitaban un Enemigo a ser posible interno, no externo, y asintomático, que justificara la guerra contra la gente: el enmascarillamiento general, la distancia social, la reducción de relaciones sociales, el cierre de fronteras, la habilitación de otras que hasta ahora no existían, como el blindaje de las autonomías españolas, que compiten entre sí por ver quién tiene más o menos casos positivos, y  se clausuran perimetralmente, el confinamiento de barrios y de ciudades enteras, la Nueva Normalidad, el ejército y la policía de patrulla por las calles, el rastreo de contactos, la cuarentena, el Estado de Alarma, y, ahora, el cerrojazo nocturno del Toque de Queda por “la gravísima situación que estamos atravesando”, y porque, como siempre "lo peor está por venir". 

Ese virus resulta que estaba en acto o en potencia aristotélica en todas y cada una de nuestras personas, que son en un 95% portadoras asintomáticas del bicho contra el que hay que luchar, el enemigo despiadado y cruel que hay que doblegar y contener... ¿Qué intereses hay detrás de esto? ¿Qué conspiración, complot o conjuración subyace? ¿A quién le interesa el crimen en el sentido de reportarle beneficios económicos o políticos al menos?  Al Estado, cada vez más desprestigiado en su papel de asistente social, y a los políticos que lo gobiernan. 


¿No vemos cómo la mayoría democrática de la población y hasta, si nos descuidamos, la mayoría de nosotros mismos aprueban como si fueran “saludables” las medidas políticas, que no sanitarias,  que toma nuestro gobierno y casi todos los demás gobiernos, a imitación los unos de los otros? ¿No vemos cómo los gobernantes sean del signo que sean, de izquierdas o de derechas, aceptan condescendientes estas normas restrictivas de la libertad en nombre del supuesto bien común superior, que sería la salud de todos y cada uno? Nunca se había visto una unanimidad mayor: la justificación del Estado, suprema lex,  en última instancia, viene a ser la salus populi: salvarnos la vida, para lo que no tiene ningún inconveniente en hacérnosla imposible, es decir, en suministrarnos la vacuna de la muerte “por nuestro propio bien” en pequeñas dosis letales.

En otros tiempos fue la Iglesia la que pretendía salvar el alma de los fieles, ahora es el Estado el que pretende salvar no ya las almas, sino las vidas de sus votantes y contribuyentes, para que, agradecidos, sigan  contribuyendo y votando sin rechistar, con júbilo y sin perder ni un ápice nunca de la fe que sustenta al endriago. Asegurar su propia supervivencia es el objetivo de ese mostro, que es el Estado según las certeras palabras de Friedrich Nietzsche: Estado se llama al más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: “Yo, el Estado, soy el pueblo”.