jueves, 22 de agosto de 2024
El virus de la guerra
miércoles, 10 de julio de 2024
Una muerte orgásmica
miércoles, 3 de abril de 2024
El flujo continuo o la diarrea heraclitana (y II)
martes, 12 de marzo de 2024
Un idiota, dos idiotas, diez mil idiotas
domingo, 3 de marzo de 2024
El flujo continuo o la diarrea heraclitana (I)
domingo, 22 de octubre de 2023
Ofensiva de paz
sábado, 7 de octubre de 2023
Coincidentia oppositorum
jueves, 14 de septiembre de 2023
La fuga de Heraclito
jueves, 3 de agosto de 2023
No es el fin (A vueltas con la muerte, II)
Si cantamos con Nick Cave, Kylie Minogue y amigos esta canción de Bob Dylan -"Not the end"-, estamos negando lo que está mandado que creamos y espantando así el fantasma de la muerte, porque el que canta su mal espanta, y nuestro mal es que a menudo barruntamos que la muerte es el final, la espada de Damoclés que pende sobre nuestras cabezas: not the end, not the end, just remember the death is not the end: No es el fin, no es el fin, recuerda que la muerte no es el fin.
martes, 14 de febrero de 2023
La falsa muerte de Heraclito (y II)
Este pseudo-Heraclito le dice a su interlocutor, hablando de los médicos y acusándoles de yatrogenia, es decir, del daño en la salud del paciente provocado por el médico en nombre de la Ciencia: Con impiedad obran éstos, Anfidamante, fingiendo habilidades que no poseen, curando lo que no saben y asesinando a los seres humanos, cometiendo una grave injusticia en nombre de la ciencia tanto con la naturaleza como con la ciencia. οὗτοι ἀσεβοῦσιν, Ἀμφιδάμα, καταψευδόμενοι τεχνῶν ἃς οὐκ ἔχουσι, καὶ θεραπεύοντες ἃ μὴ ἴσασι, καὶ ἀποκτιννύντες ἀνθρώπους, δι' ὀνόματος τέχνης ἀδικοῦντες καὶ φύσιν καὶ τέχνην.
Y añade, de forma lapidaria y contundente: Es una vergüenza admitir la ignorancia, pero más vergonzoso pretender un conocimiento que no se posee. αἰσχρόν ἐστιν ὁμολογεῖν ἄγνοιαν, αἴσχιον ἐπιστήμην οὐκ ἔχοντα.
lunes, 13 de febrero de 2023
La falsa muerte de Heraclito (I)
En las Vidas y opiniones de los filósofos más ilustres de Diógenes Laercio, libro IX 3, leemos a propósito del desprecio por la política entendida como el gobierno del Estado de Heraclito de Éfeso que: Retirándose al templo de Ártemis, se puso a jugar a los dados con los niños; y a los efesios que hacían corro en torno de él, les dijo: “¿De qué os admiráis, villanos? ¿Acaso no es mejor esto que hacer política y colaborar con vosotros en el gobierno de la ciudad?”
La vida religiosa de Efeso giraba precisamente en torno al santuario y al culto de una diosa de orígenes prehelénicos, asimilada luego al panteón griego con el nombre de Ártemis o Artemisa y al romano con el de Diana, la hermana gemela de Apolo. En dicho templo depositó para su publicación Heraclito su libro.
Al culto del templo de la diosa estaban vinculados fuertes intereses económicos, como revela el hecho de que, según se lee en el Nuevo Testamento, un tal Demetrio quinientos años después de Heraclito, junto con los plateros que forjaban y vendían imágenes del templo y de la diosa, expulsaron al cristiano Pablo de Tarso y a sus discípulos que habían ido a evangelizarlos echándolos del teatro con gran alboroto y gritándoles: "!Grande es la diosa de los efesios!". El motivo del altercado era que los cristianos, que combatían el culto pagano de la diosa, arruinaban la fuente de sus ganancias.
Este templo, por cierto, era considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. De él no nos ha quedado prácticamente nada. Fue destruido por un tal Heróstrato, que quería lograr la fama a cualquier precio y pasar así a la posteridad por haber realizado algo digno de mención. Todavía hoy los psicagogos recuerdan su nombre y hablan de erostratismo, denominando así a la manía que lleva a cometer actos delictivos para conseguir renombre, y consecuentemente del complejo de Eróstrato, que también afectaría a los niños que rompen sus juguetes.
Que Heraclito jugara a las tabas o a los dados y que lo hiciera con los niños parece ser una anécdota fraguada sobre las palabras del fragmento 52 de la edición de Diels-Kranz, donde se habla del tiempo como de un niño que juega al castro o tres-en-raya, y que consigue la corona y proclama, poniendo las tres tabas en línea, “¡Castro-hecho-y-bien-derecho!”, pero también sobre el fragmento 121, donde Heraclito declara que los efesios mayores de edad deberían ahorcarse todos y dejar su ciudad en manos de los menores.
Al final, llegó a odiar a los hombres y se retiró a vivir en los montes, comiendo verduras y hierbas; pero como de resultas de ello enfermó de hidropesía, bajó a la ciudad y preguntó a los médicos, hablando por enigma, si podían producir sequedad de la humedad extrema; como ellos no lo entendieron, se enterró en un establo de bueyes, esperando que el calor del estiércol evaporase el agua de su cuerpo. Pero como tampoco así consiguió nada, concluyó su vida a los sesenta años.
Ya mayor, abominaría tanto del trato de sus compatriotas, que se retiraría a los montes donde pasaba su vida como un misántropo anacoreta comiendo verduras y hierbas, lo que nos recuerda, como comenta Cappelletti, en su traducción de los fragmentos de Heraclito, a aquellos versos de Calderón de la Barca, de La vida es sueño: “Cuentan de un sabio que un día / tan pobre y mísero estaba, / que solo se alimentaba / de unas hierbas que cogía.”
Lo de que enfermó de hidropesía a causa de su retiro y alimentación es sin duda un cuento malintencionado, una falsa noticia de su muerte, y también un intento de matarlo con ella a él y todo lo que significaba, una leyenda negra en todo caso forjada a partir de uno de los fragmentos originales de su libro, el 126, donde dice algo aparentemente tan trivial y de sentido común como: Las cosas frías se calientan, lo caliente se enfría, lo húmedo se seca, lo árido se moja. Esto dio pie seguramente a la leyenda burlesca de la enfermedad de la hidropesía que padecería el pensador efesio, a consecuencia de la cual se le haría fallecer.
Pero sigamos
leyendo su biografía: Hermipo,
en cambio, dice que preguntó a los médicos si alguien podía
evacuar la humedad rebajando las tripas; y como le dijeron que no, se
puso al sol y ordenó a los criados embadurnarlo de estiércol; así
tendido, murió al segundo día y fue enterrado en la plaza.
Hermipo de Esmirna fue un filósofo e historiador que vivió en la segunda mitad del siglo III antes de nuestra era, discípulo de Calímaco de Alejandría, autor de una serie de biografías muy utilizadas por los autores de la época siguiente. Si la noticia de que fue enterrado en el ágora que proporciona este autor fuera cierta, demostraría que los efesios apreciaban a Heraclito, a pesar de sus desaires y críticas.
Neantes de Cícico dice que, no pudiendo quitarse de encima el estiércol, allí quedó y, hecho irreconocible por tal mudanza, fue pasto de los perros.
Sin embargo, según Neantes de Cícico, historiador y filósofo también, que vivió en el mismo siglo III, de cuyas obras no quedan sino fragmentos que recogen otros autores antiguos, como aquí Diógenes Laercio, Heraclito habría muerto abandonado por sus conciudadanos, que no pudieron reconocer su cuerpo recubierto de estiércol ni rendirle sepultura, y que resultó finalmente devorado por los perros. Los ofendidos efesios echaban así mierda literalmente sobre el cadáver del sabio tenebroso que había osado proclamar la igualdad de todos los contrarios: de la vida y la muerte, del bien y del mal, así como del frío y del calor, de la humedad y la sequía.
La noticia en todo caso de su muerte fue fraguada, como dice García Calvo, como burla del pensador que había osado plantearles aquel enigma y como “pena del blasfemo adecuada a su pecado”, pues decidió curarse a sí mismo enterrándose en una boyera, creyendo que la humedad de su cuerpo se evaporaría por el calor animal de la boñiga poniéndose a desecar al sol, cosa que no sucedió y que le ocasionó una muerte sin duda horrible, pero falsa.
miércoles, 28 de diciembre de 2022
Todo cambia y todo sigue igual
viernes, 21 de octubre de 2022
Heraclito y El Roto
Mucho aprecio generalmente las ocurrencias de El Roto, Andrés Rábago, que antes publicaba sus viñetas como Ops. Valoro más generalmente las palabras que los dibujos de sus viñetas, que incluyo siempre que vienen a cuento en El Arcón. No he podido resistirme en esta ocasión a meter esta viñeta porque nada más ver el dibujo me recordó a la representación de Heraclito, para cuyo retrato se inspiró según se cuenta en Miguel Ángel, en el fresco de la Escuela de Atenas de Rafael.
Viñeta de El Roto
La postura del
personaje es la misma: apoyado el rostro sobre su mano izquierda y el
codo sobre una superficie a modo de mesa, sostiene con la derecha un lápiz que
se posa sobre el papel, mientras él, barburdo, muestra una actitud
meditabunda.
Hercalito, fragmento del fresco La Escuela de Atenas, Rafael Sanzio
Y la frase que se le ocurre no deja también de recordarme algunas de las formulaciones que nos han llegado del sabio de Éfeso. El personaje de El Roto piensa: ¡Ideologías! ¡Qué gran invento para no pensar! Decir que la ideología, cualquier -ismo, es un gran invento para no pensar es algo irónico y hasta sarcástico, pero recuerda por ejemplo a Común es a todos el pensar, que Heraclito formuló en griego como ξυνόν ἐστι πᾶσι τὸ φρονέειν, y al hecho de que siendo la facultad de razonar como el lenguaje común a todos y comunitaria, hay sin embargo una pretensión particular que el efesio llamó ἰδίη φρόνησις (idíe phrónesis, o inteligencia privada) y que nosotros podemos llamar también 'ideología' (e 'ideologías' en plural, como hace El Roto, porque hay más de una) que se opone al razonamiento y nos vuelve irracionales.
Esto es precisamente lo que decía Heraclito en otro célebre fragmento: Siendo la razón común, viven los más como teniendo un pensamiento privado suyo (τοῦ λόγου δ' ἐόντος ξυνοῦ ζώουσιν οἱ πολλοὶ ὡς ἰδίαν ἔχοντες φρόνησιν).
Venía aquí a
revelarnos Heraclito cómo siendo la razón común, cada uno creemos
que tenemos la nuestra propia y personal, nuestro idiotismo particular, valga la redundancia etimológica, y por lo tanto creemos que somos dueños
de lo que pensamos, decimos y hacemos.
miércoles, 19 de octubre de 2022
La verdad es la verdad
Nos tiene acostumbrados el que fuera presidente del Gobierno de las Españas, Felipe González, a hacer con sus declaraciones de vez en cuando descubrimientos trascendentales, como por ejemplo, cuando a la vuelta de un viaje a China nos contó aquel proverbio de la sabiduría milenaria del Celeste Imperio que decía: Gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones. ¿Qué significaba aquello que veo en la Güiquipedia que se le atribuye a Deng Xiaoping? Pues que no importa qué características tenga la persona, no solo de color (blanco o negro) sino cualquiera otra como por ejemplo sus títulos académicos, su origen familiar y también su carácter o catadura moral, con tal de que cumpla con la función que se necesita en un determinado momento. Pero, claro, lo de 'blanco' y 'negro' se deja reducir enseguida a la categoría moral de 'bueno' y 'malo', y lo que viene a decir el refrán es que no importa que alguien sea bueno o malo, éticamente hablando, siempre que haga lo mandado, siempre que el fin sea bueno. De hecho otro refrán bastante pedorro nuestro dice que por la noche todos los gatos son pardos, y no se distingue sin son blancos o negros. La frase es de un pragmatismo utilitarista así como de un relativismo moral escandalosos. Viene a decirnos que no importan los medios con que se consiga algo, sino solo los fines.
El caso es que el ahora expresidente reaparece en una reciente comparecencia flanqueado por Pedro Sánchez y José Luis Zapatero, conmemorando los cuarenta años de 'socialismo' en España, y aparecen los tres descorbatados. Precisamente a propósito de la corbata decía el presidente actual, el doctor en economía don Pedro Sánchez: “Gracias a pequeños gestos también se logran cambios profundos”. Se refería al hecho de no llevar corbata en verano para rebajar el consumo energético. De este modo, sin la soga al cuello de la corbata y con el primer botón de la camisa desabrochado uno no necesitaría el aire acondicionado para estar fresco. Por eso los celebrantes de los cuarenta años de democracia y de progreso -desde 1982 hasta 2022- se presentan, ellos y ellas, sin corbata, como el actual presidente había pedido a sus ministros y ministras 'para ahorrar'.
Y añade, insistiendo en la misma idea, tras una pequeña pausa: Muchas veces nosotros sabemos que las razones se confunden, pero al final esa verdad, que es lo que creen los ciudadanos que es verdad, se traduce en decisiones de voto, y esas decisiones de voto nos llevan o nos alejan del poder.
La
verdad no es lo que uno crea o deje de creer, señor González. Es
cierto que la verdad, entendida como usted la entiende, es decir,
como las creencias que tienen los ciudadanos, se traduce en votos, que son los que les dan a ustedes en democracia el Poder o se
lo quitan, otorgándoselo a otros que son igual que ustedes, pero las creencias humanas no son ninguna verdad, sino simplemente eso: creencias, o como
decía Heraclito de Éfeso: παίδων ἀθύρματα τὰ
ἀνθρώπινα δοξάσματα.
Las creencias humanas son juguetes de niños. Los hombres se toman en serio sus creencias, igual que los niños sus juguetes y juegos infantiles, tanto que no se dan cuenta de que son meros entretenimientos y diversiones, en el peor sentido de estas palabras, en el de distracciones de lo que importa, que es la verdad, que no cabe en la Realidad, esencialmente falsa. Las creencias, opiniones o pareceres de los hombres son, por su carácter, individual o personal aquello que les separa de la razón y sentido comunes.