En la
carta sexta de las llamadas Epístolas heracliteas del
Pseudo-Heraclito, un escrito apócrifo del siglo I de nuestra era,
compuesto quizá por un cínico o un estoico anónimo que quería reivindicar la figura del Heraclito histórico, si no era
ambas cosas a la vez, se resucita el nombre
propio
del filósofo tenebroso para vengarse de aquellos medicastros que no
acertaron a curar su enfermedad ni a entender la coincidencia que les proponía de los contrarios. La epístola está dirigida a un tal
Anfidamante, personaje
por otra parte totalmente desconocido del que sólo sabemos su antropónimo. En ella el autor que se hace
pasar por Heraclito confiesa que está
enfermo de hidropesía y que los médicos no aciertan a
curarlo porque fingen tener unos conocimientos que no poseen, son
corruptos y además matan a los seres humanos en el
nombre de la Ciencia.
Se crea aquí la leyenda del médico
incompetente y matasanos, que llega entre nosotros hasta Quevedo, por poner un ejemplo ilustre, que en el romance satírico que cantara Paco Ibáñez nos pinta al doctor como un hombre que tiene muy buenas letras "en el cambio y el bolsón" y que no es en absoluto cobarde porque "ha muerto más hombres vivos / que mató el Cid Campeador". Le dice el poeta a la dama Ángela de Mondragón que si se case con el doctor nunca enviudará , "que nunca la misma muerte / se oyó decir que murió".
Este
pseudo-Heraclito le dice a su interlocutor, hablando de los médicos y
acusándoles de yatrogenia, es decir, del daño en la salud del paciente
provocado por el médico en nombre de la Ciencia:
Con
impiedad obran éstos, Anfidamante, fingiendo habilidades que no
poseen, curando lo que no saben y asesinando a los seres humanos,
cometiendo una grave injusticia en nombre de la ciencia tanto con la
naturaleza como con la ciencia.
οὗτοι ἀσεβοῦσιν, Ἀμφιδάμα,
καταψευδόμενοι τεχνῶν ἃς οὐκ ἔχουσι,
καὶ θεραπεύοντες ἃ μὴ ἴσασι, καὶ
ἀποκτιννύντες ἀνθρώπους, δι' ὀνόματος
τέχνης ἀδικοῦντες καὶ φύσιν καὶ
τέχνην.
Y añade, de forma lapidaria y contundente: Es
una vergüenza admitir la ignorancia, pero más vergonzoso pretender
un conocimiento que no se posee. αἰσχρόν ἐστιν
ὁμολογεῖν ἄγνοιαν, αἴσχιον ἐπιστήμην
οὐκ ἔχοντα.
La crítica concluye diciendo que obran por dinero:
¿Por qué les
resulta grato mentir sino porque con el engaño se enriquecen? Más
respetables serían poniéndose a mendigar; pues moverían a
compasión. Pero ahora son aborrecidos no sólo porque perjudican
sino también porque engañan. τὶ αὐτοῖς
ἡδὺ τὸ ψεύδεσθαι ἢ ἵνα δι' ἀπάτης
χρηματίσονται; ἀμείνους ἂν ἦσαν
μεταιτοῦντες· ἠλεοῦντο γοῦν ἄν· νῦν
δὲ μισοῦνται καὶ βλάπτοντες καὶ
ψευδόμενοι.
Y finalmente les quita la dignidad profesional de 'médicos' que ejercen: Ninguno
de ellos es médico, sino todos engañadores y embusteros que venden
sus artimañas por dinero. οὐδεὶς αὐτῶν ἰατρός,
ἀλλὰ πάντες ἀπατεῶνες καὶ φένακες,
σοφίσματα τέχνης ἀργυρίου πιπράσκοντες.
"En la carta sexta de las llamadas Epístolas heracliteas del Pseudo-Heraclito, un escrito apócrifo del siglo I de nuestra era, compuesto quizá por un cínico..."
ResponderEliminarHombre, tampoco es pa ofender, seguro que lo hizo con buena voluntad...
Es broma, es para demostrar mi ignorancia en el latín y el griego
ResponderEliminarGracias por la visita, y el comentario. En realidad seguimos hablando latín y griego, aunque no seamos muy conscientes.
EliminarAbsolutamente
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