miércoles, 22 de febrero de 2023

Romance a la fuente de santa Ana

 -¿A dónde por el camino vas, moza, tan de mañana?
 ¿A dónde la niña va rayando en la madrugada?
 ¿A dónde vas? ¿A rezar a la ermita de santa Ana? 
¿O a la piedra, al lavadero a lavar la ropa blanca? 
 
 
 
-No, yo no voy a la ermita a encomendarme a la santa
que es la madre de la Virgen María, la virgen santa,
ni voy tampoco a la piedra a hacer allí la colada; 
voy a beber a la fuente un trago en las manos de agua, 
que no hay bebida más rica que la que no sabe a nada; 
porque no hay cosa en el mundo más fresca ni más barata, 
que a todos se da de balde y a todas las horas mana, 
mejor que el agua bendita de la misa y las beatas, 
mejor que el agua corriente de los grifos de las casas
y el agua mansa que venden en botellas y garrafas; 
agua que quita la sed y temores y esperanzas, 
agua que fluye y que nunca baja turbia o sale mala; 
agua viva, manantial, agua buena y agua sana, 
agua dulce, cristalina, el agua de la fontana.  

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