viernes, 29 de noviembre de 2024
Romance de doña Lambra
sábado, 19 de octubre de 2024
Romance del Judío Errante
Romance del Judío Errante
I
(Inspirado libremente en la Ballade Brabantine d'Isaac Laquedem y en un pliego de cordel castellano)
Llevaba un más que raído polvoriento capisayo, / morral al hombro, bastón y faltriquera al costado.
-“Buenos días”, le dijeron, -“Buenos”, les ha contestado. / -“Hacednos merced, buen hombre, de platicarnos un rato,
que a juzgar por vuestras trazas, sois nuevo por estos pagos”. / -“Vengo, en verdad, de muy lejos, de un tiempo y país lejanos”.
-“Entrad en esta taberna, y os convidamos a un trago, / que el vino espanta las penas que suelen acongojarnos”.
-“Si pudiera detenerme, aceptara de buen grado / pero no puedo sentarme ni siquiera hacer un alto.
Una maldición recae sobre mí y mi sino aciago; / de pie debo mantenerme siempre, sin ningún descanso”.
-“Parecéis sin duda ser, diríase, centenario. / Cuál es vuestra edad, decidnos, paseando más despacio”.
-“He perdido la noción de los muchos que tengo años, / que son, señores, tantísimos que ya no puedo contarlos.
Dando tumbos por el mundo llevo, por decirles algo, / cientos de duros inviernos y cientos de estíos largos.
Ya no sé cuál es mi idioma ni en qué lengua estoy hablando, / extranjero en todas partes y en todas partes extraño”.
-“Decidnos quién sois, amigo, cuál es vuestro nombre y caso, / mientras en compaña un trecho vamos al par caminando”.
II
-“En verdad no sé quién soy ni si soy el que era antes. / Mas si no falla el recuerdo, vaya esto por delante:
Nací en ciudad de Judea, muchísimos siglos hace, / Jerusalén renombrada, de oro puro deslumbrante,
donde yo era zapatero, como lo fuera mi padre, / y a la sazón un muchacho arisco de agrios modales,
y ahora soy el fantasma de este extraño personaje / que ronda por este mundo, peregrino itinerante.
Soy Isaac Laquedem, llamado el judío errante, /el eterno vagabundo, el de vida miserable”.
III
-¿Permitirás, buen amigo, que me detenga en tu casa? / Mas yo, desalmado, "No, le dije, sigue tu marcha,
reo indigno, no quiero yo a mi puerta tal infamia. / Eres, sin duda, culpable de esa cruz con la que cargas.
Algo habrás hecho, seguro, para que te condenaran". / Sin querer le hube juzgado, juez que sentencia dictaba.
Y el galileo me dijo: Ponte tú en camino, y anda, / vete a recorrer el mundo, sin rumbo, en eterna errancia,
hasta la fin de los tiempos, si es que algún día se acaban, / cuando el Gran Juicio Final ponga fin a toda causa.
Afligido y consternado, emprendí sin más la marcha. / No he parado desde entonces, en mi peregrina diáspora.
Voy huyendo de mí mismo, desarraigado y sin patria, / y viendo cómo los tiempos para ser los mismos cambian.
IV
He atravesado desiertos, surcado todos los mares, / he cruzado cordilleras, barrancos, ríos y valles.
En todas partes idénticos he visto los mismos males; / en todos los continentes crímenes abominables,
múltiples generaciones de hijos que se vuelven padres, / sucediéndose y cayendo como hojas de los árboles.
Y a mí, que bien lo quisiera, no puede nada ni nadie / darme, bendita, la muerte, ni guerras ni enfermedades.
La muerte a mí no me alcanza que Dios no quiso otorgarme. / No tengo esposa ni hijos, amigos ni familiares.
Solo guardo en el bolsillo un denario interminable, / una moneda en desuso pero contante y sonante,
con la que pago la deuda de sed que sacio y el hambre, / que viaja conmigo siempre sin que nunca se desgaste,
que en esta vida el dinero, maldita la falta que hace, / es lo único que cuenta siendo lo que menos vale”.
jueves, 30 de marzo de 2023
Romance del viento Sur.
"Valen más cien pájaros volando que uno en la mano” (José Bergamín)
Éolo se ha liberado de los grillos de su cárcel,
lobo que aúlla en el monte, y que estremece en el valle,
dios que despierta del sueño siete legiones de arcángeles
que desenfundan al vuelo sus afilados puñales.
Cuando sopla, antiguo, el ábrego retornan inolvidables
espejismos y destellos de un pasado inagotable
que dibuja sus contornos imprecisos al desgaire
entre luces y entre sombras, incandescentes diamantes.
Vuelven, viejas, las palabras olvidadas, susurrantes,
desde el sur a mediodía: las fragancias y romances,
los recuerdos, la locura tras la máscara que late.
Una guitarra desgrana, lejana, sus notas graves:
En la montaña, silencio, y en la marisma, la sangre;
en el crepúsculo, olvido, y una pregunta en el aire.
miércoles, 22 de febrero de 2023
Romance a la fuente de santa Ana
