domingo, 3 de marzo de 2024

El flujo continuo o la diarrea heraclitana (I)

    Para muchos lo más característico de la filosofía de Heraclito es el “pánta rheî” (todo fluye), cuya versión latina sería por ejemplo “omnia fluunt” o “cuncta fluunt”, como aparece en las Metamorfosis (XV, 178) de Ovidio, atribuida esta doctrina allí a Pitágoras, pero esta frase no figura en los fragmentos literales conservados de Heraclito, por lo que en buena lógica no puede atribuírsele y de hecho no se le asignó hasta mil años después. 
 
    En efecto, un autor tardío, Simplicio de Cilicia (Física, 1313, 11), se la imputa a Heraclito tal como se la conoce, por lo que hemos de pensar que no es una frase original del libro. Esta frase esquematizaría la supuesta creencia de Heraclito de que todo está cambiando continuamente, convirtiéndolo en el filósofo del devenir, que luego la historia de la filosofía contrapondría a Parménides, que sería el filósofo de la permanencia del ser. 
 
    Pero la raíz del equívoco arrancar ya de Platón, que formuló en el Crátilo (mejor que Cratilo, pese a Borges) el “pánta choreî” (todo se va): dice en alguna parte Heraclito (λέγει που Ἡράκλειτος) que todo se va y nada permanece (ὅτι πάντα χωρεῖ καὶ οὐδὲν μένει). 
 
 
    Lo primero que hay que decir es que la traducción es aproximada, porque el adverbio που significa, además de en alguna parte, quizá, probablemente, más o menos... Este adverbio nos pone sobre la pista de que la cita que Platón pone en boca de Sócrates no es literal sino aproximada, un poco o bastante imprecisa tal y como está almacenada en la memoria, e incluso podría ser irónica, como gustaba el maestro. 
 
     Resulta sospechosa porque las dos expresiones πάντα χωρεῖ y οὐδὲν μένει significan lo mismo: En efecto hacer una formulación lapidaria como “todo se va” o, si se prefiere la fórmula canónica, “todo fluye” no necesita una aclaración posterior, redundante y consiguiente como “nada permanece” o “no queda nada”, en la que hemos canjeado el todo por la nada y el irse por el quedarse, con lo que decimos lo mismo con otras palabras, como si no recordásemos la formulación exacta y recurriésemos a dos tentativas de decirlo: a 'todo' (pánta) le oponemos como sujeto de la nueva frase su contrario 'nada' (oudén) y al predicado verbal 'se va' (choreî) le contraponemos 'permanece' (ménei). 
 
    Esta formulación no parece propia de Heraclito, al que le gusta contraponer a una cosa su contraria (vivos/muertos, dioses/hombres, bien/mal...) y parece más bien propia de alguien que no recuerda las palabras exactas de la formulación literal y que ha simplificado lo que decía el efesio convirtiéndolo en doctrina y frase hecha que expresa de dos maneras diferentes la misma idea porque no recuerda acaso o no quiere recordar la formulación exacta que incluiría su contradicción. 
 
Heraclito, según Rafael en La Escuela de Atenas y El Roto. 
 
    Habríamos esperado, en efecto, de Heraclito una formulación más contradictoria, es decir, que expresara la contradicción, algo así como Todo fluye y todo permanece: πάντα χωρεῖ καὶ πάντα μένει, o por decirlo a lo poético, como en aquel octosílabo de Machado, “todo pasa y todo queda”. O dicho con otras palabras y aplicándolo a las metamorfosis o transformaciones como en aquella canción de Georges Moustaki: 'nada ha cambiado y, sin embargo, todo es diferente' (rien n'a changé et pourtant tout est différent).
 
    Si no coordinamos ambas frases, como por ejemplo "Todo pasa y no pasa nada", estamos expresando dos doctrinas, dos opiniones personales o creencias, formulaciones incompletas o cojas, que necesitan el miembro que falta para decir algo que no sea completamente falso, al formular algo contradictorio que resulta verdadero en sus dos mitades contrapuestas, porque el pensamiento necesita ambas muletas para poder formular un razonamiento completo, no una sola de ellas. 
 
    En su lugar, nos ha quedado ya desde Platón y probablemente desde los heraclitanos como Crátilo la fórmula original que suponemos reducida a la primera de sus dos mitades, y convertida en doctrina, es decir en mera opinión , creencia personal o idíā phrónēsis: el flujo o diarrea universal, cuando lo que pretendía la fórmula era luchar contra esa posibilidad (y de paso, al conjugarlas y coordinarlas, contra la contraria, la doctrina complementaria de la inmutabilidad y permanencia de todo). 
 
Pánta rheî, Fabio Sedia (¿2015?) 
 
    La frase del Crátilo continúa diciendo: y comparando los seres con la corriente de un río (καὶ ποταμοῦ ῥοῇ ἀπεικάζων τὰ ὄντα) dice que dos veces no puedes meterte en el mismo río (λέγει ὡς δὶς ἐς τὸν αὐτὸν ποταμὸν οὐκ ἂν ἐμβαίης), pero otro día volveremos sobre los ríos heraclitanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario