jueves, 14 de marzo de 2024

Cuarto aniversario del 14M

     Tanto que les gusta a los medios de fabricación de noticias señalar efemérides del calendario para recordar aniversarios de sucesos importantes con el número correspondiente al día del mes y la letra con la que empieza el mes (11M, 11S, 23F, 15M, 20N, 8M, 12O...), propongo uno más para que no se nos olvide: 14M.

    Hoy, 14 de marzo de 2024, pridie Idus Martias, fecha que en el antiguo calendario romano era la víspera de las fatídicas idus de marzo,  hace ahora exactamente cuatro años, el presidente del gobierno de las Españas se dirigía al país en estos lamentables términos: “Buenas tardes, estimados compatriotas, en el día de hoy acabo de comunicar al Jefe del Estado la celebración mañana de un consejo de ministros extraordinario para decretar el estado de alarma en todo nuestro país, en toda España, durante los próximos quince días...” Nótese cómo el presidente del Ejecutivo ya sabía lo que iba a pasar al día siguiente antes de que pasara, futurólogo avezado que era, y comunica al Jefe del Estado que al día siguiente, mañana, decía él, el consejo de ministros extraordinario iba a tomar una decisión irreversible que ya estaba previamente tomada -¿por quién, si no fue por él, que ahora se apunta el tanto de haber salvado millones de vidas secuestrándolas?-, siguiendo el ejemplo de Italia, que la había tomado una semana antes. Ya sabían las dos más altas autoridades del Estado la decisión que se iba a tomar porque lo exigía la excepcionalidad de la coyuntura.

     Su discurso estaba trufado de los adjetivos "excepcional" y "extraordinario" aplicados a la situación que estábamos viviendo. Poco después la excepción se convertiría en la regla, la nueva normalidad o normativa, que se llamó, inaugurándose una dictadura sanitaria que nos prohibía salir de casa a las personas sanas, declarándonos enfermos asintomáticos contagiosos en una cuarentena que en principio iba a durar no más de quince días, y que contra su nombre, acabó durando más de cuarenta días y cuarenta bíblicas noches. 

   Se anunciaba así el primer confinamiento o arresto domiciliario de toda la población que iba a extenderse a los "próximos quince días" -iba a ser solo la puntita, como suele decirse, lo que nos iban a meter por detrás, pero acabaron metiéndonosla toda entera y vera-  y se fue prolongando hasta el 21 de junio del mismo año (a lo largo de tres meses y ocho días, exactamente 100 días), y que se denominó "estado de alarma", bajo ridículos eslóganes como "todo saldrá bien", que resultó ser una patochada irrisoria de pésimo gusto, o "yo me quedo en casa" e imperativamente "¡quédate en casa!" y con los vergonzosos aplausos de los afectos al Régimen a las ocho en punto de la tarde, que se asomaban a las ventanas y balcones a vitorear con recochineo a los sanitarios y a las fuerzas armadas. Más tarde llegaría la "reducción de movilidad nocturna", ridículo eufemismo con que se maquillaba el bélico 'toque de queda'.

 

    Hemos aprendido a lo largo de estos años que si se nos infunde convenientemente por todos los medios el miedo a la muerte estamos dispuestos a dejar de vivir y a morir, poniendo entre paréntesis nuestro modo de vida y nuestra relación con las personas y las cosas, so pretexto de proteger nuestra salud que, al parecer, estaba teóricamente en gravísimo peligro. 

    Pensar como creen algunos mentecatos todavía que no se han bajado del guindo que aquello se acabó gracias a las medidas farmacológicas -libertad es vacunar y vacunar y vacunar, decía nuestro "querido presi, te queremos" tripitiendo la palabra 'vacunar' porque había que ponerse la tercera dosis ya que no había dos sin tres- o gracias a las medidas sanitarias no propiamente farmacéuticas  tales como la mascareta, el propio confinamiento y la distancia social y todas las ridiculeces de la 'new normal' como el salvoconducto sanitario equiparable al antiguo certificado bochornoso de buena conducta que vino para quedarse es algo que ya ni los virólogos sostienen porque sería tan ingenuo como creer que la gripe estacional se acaba todos los años gracias a la vacuna...    

    Y también hemos aprendido que lo que sucedió una vez y que parecía imposible que pudiera pasar, más propio de una película terrorífica de ciencia ficción que de la realidad, puede tranquilamente volver a suceder porque se ha sentado precedente instalándose sin rechistar en el inconsciente colectivo.

    Lo que hemos vivido ha sido sobre todo un gran experimento de laboratorio social, político y económico, en el que se han puesto en evidencia nuevos paradigmas que vamos a llamar neoliberales, aunque no sean nuevos ni liberales propiamente dichos, de gobernar cosas y personas con el beneplácito de la mayoría de la población y éxito notable.

3 comentarios:

  1. Lo que sí sabemos es que aquello fue un 'emocionante' acelerón en la acostumbrada movilización de millones y de almas a que la Economía nos tiene acostumbrados y, tal vez entre tantos expertos, voceros y bocacas, con algún que otro cómico, patético e histérico, de la farándula muy susceptible a la amenaza orquestada, solo el personaje Koldo vió con claridad lo que se armaba y acudió con prontitud a constituir la suciedad limitada a la que denominó Soluciones de Gestión puesto que, una vez más, de eso se trataba. Otros personajes, más pijos y con más pretensiones y próximos al negocio sanitario, para lo mismo a su suciedad la denominan Maxwell Cremona Ingeniería y Procesos, donde vas a parar o comparar.

    Entre el estamento médico la comodidad en el desempeño, el postureo y la ambición permite a la Farmafia contar con su colaboración por unos miles de euros de nada. Y la ampliación generalizada del mercado a los productos transgénicos ya es un hecho, el delirio se ha instalado con tanta fuerza que con liberar y poner en escena algún que otro virus ya están las cuentas hechas. Nuestras vidas reducidas a la aceleración del Tiempo, velocidad y renovación a toda marcha, como exige el progreso, y nuestras almas al Dinero. Emoción intensa no le ha de faltar a la mayoría simple y susceptible cuando los ejecutivos de Dios y su santa madre anuncian productos para el virus X, simplificando la destrución por construción de futuros, en concordancia con la estupidez reinante, para no complicar las escenificaciones recurrentes y dominantes mientras se aniquilan las posibilidades de vida, 《para mover capital, y con el capital los nombres y los culos de los ejecutivos y currantes a su servicio》, como ya nos advirtiera Agustín García Calvo en aquellos memorables 'Avisos para el derrumbe'.

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  2. http://www.juanirigoyen.es/2024/03/la-oms-las-pandemias-y-la-ultima.html

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    1. Muy interesante el análisis 'religioso' de Irigoyen. Gracias por el vínculo y la mención.

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