La Tierra, aunque achatada por los polos, no es plana sino redonda según la evidencia científica, pero el mundo es cada vez más plano, y plano su encefalograma.
En el Ministerio de Defensa no se habla del concepto obsoleto de “guerra” sino del eufemismo “resolución de conflictos”, como si no fuera lo mismo de lo mismo.
Sancho Panza, antes de hacerse cargo del gobierno de la ínsula, le escribía a su mujer que iba, como todo gobernador, a hacer dineros “con grandísimo deseo”.
La Vonder, como ya hizo durante la pandemia con la industria farmacéutica, garantiza ahora a la militar dinero de los contribuyentes y un negocio “sostenible”.
La guerra se detiene, como todo el mundo sin duda sabe, fabricando armamento y enviándolo al frente, igual que se apaga un incendio echándole al fuego gasolina.
Caen las mascarillas: Si había alguna duda, ya sabemos cuál era la verdadera razón de obligarnos a llevar bozal pese a su ineficacia demostradísima: el negocio.
El ejército protege la paz y la industria farmacopólica la salud, sosteniendo ambos guerras y enfermedades respectivamente como justificación de su existencia.
ÚLTIMA HORA: Israel dispara a una multitud que asalta camiones de comida en Gaza “en un incidente (literal) con decenas de muertos”, según el Periódico Global.
«El ejército protege la paz y la industria farmacopólica la salud», y nosotros consagramos la estupidez acudiendo a las llamadas del Señor una y otra vez.
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