miércoles, 24 de julio de 2024
Pareceres LIV
domingo, 2 de junio de 2024
Pareceres IL
lunes, 29 de abril de 2024
"La vraie vie est absente"
sábado, 20 de enero de 2024
¿Es verdad la realidad?
miércoles, 19 de octubre de 2022
La verdad es la verdad
Nos tiene acostumbrados el que fuera presidente del Gobierno de las Españas, Felipe González, a hacer con sus declaraciones de vez en cuando descubrimientos trascendentales, como por ejemplo, cuando a la vuelta de un viaje a China nos contó aquel proverbio de la sabiduría milenaria del Celeste Imperio que decía: Gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones. ¿Qué significaba aquello que veo en la Güiquipedia que se le atribuye a Deng Xiaoping? Pues que no importa qué características tenga la persona, no solo de color (blanco o negro) sino cualquiera otra como por ejemplo sus títulos académicos, su origen familiar y también su carácter o catadura moral, con tal de que cumpla con la función que se necesita en un determinado momento. Pero, claro, lo de 'blanco' y 'negro' se deja reducir enseguida a la categoría moral de 'bueno' y 'malo', y lo que viene a decir el refrán es que no importa que alguien sea bueno o malo, éticamente hablando, siempre que haga lo mandado, siempre que el fin sea bueno. De hecho otro refrán bastante pedorro nuestro dice que por la noche todos los gatos son pardos, y no se distingue sin son blancos o negros. La frase es de un pragmatismo utilitarista así como de un relativismo moral escandalosos. Viene a decirnos que no importan los medios con que se consiga algo, sino solo los fines.
El caso es que el ahora expresidente reaparece en una reciente comparecencia flanqueado por Pedro Sánchez y José Luis Zapatero, conmemorando los cuarenta años de 'socialismo' en España, y aparecen los tres descorbatados. Precisamente a propósito de la corbata decía el presidente actual, el doctor en economía don Pedro Sánchez: “Gracias a pequeños gestos también se logran cambios profundos”. Se refería al hecho de no llevar corbata en verano para rebajar el consumo energético. De este modo, sin la soga al cuello de la corbata y con el primer botón de la camisa desabrochado uno no necesitaría el aire acondicionado para estar fresco. Por eso los celebrantes de los cuarenta años de democracia y de progreso -desde 1982 hasta 2022- se presentan, ellos y ellas, sin corbata, como el actual presidente había pedido a sus ministros y ministras 'para ahorrar'.
Y añade, insistiendo en la misma idea, tras una pequeña pausa: Muchas veces nosotros sabemos que las razones se confunden, pero al final esa verdad, que es lo que creen los ciudadanos que es verdad, se traduce en decisiones de voto, y esas decisiones de voto nos llevan o nos alejan del poder.
La
verdad no es lo que uno crea o deje de creer, señor González. Es
cierto que la verdad, entendida como usted la entiende, es decir,
como las creencias que tienen los ciudadanos, se traduce en votos, que son los que les dan a ustedes en democracia el Poder o se
lo quitan, otorgándoselo a otros que son igual que ustedes, pero las creencias humanas no son ninguna verdad, sino simplemente eso: creencias, o como
decía Heraclito de Éfeso: παίδων ἀθύρματα τὰ
ἀνθρώπινα δοξάσματα.
Las creencias humanas son juguetes de niños. Los hombres se toman en serio sus creencias, igual que los niños sus juguetes y juegos infantiles, tanto que no se dan cuenta de que son meros entretenimientos y diversiones, en el peor sentido de estas palabras, en el de distracciones de lo que importa, que es la verdad, que no cabe en la Realidad, esencialmente falsa. Las creencias, opiniones o pareceres de los hombres son, por su carácter, individual o personal aquello que les separa de la razón y sentido comunes.
sábado, 6 de agosto de 2022
Proxima Centauri
martes, 8 de marzo de 2022
La verdad, primera víctima de la guerra
¿Quién dijo la frase famosa de que la verdad era la primera víctima de la guerra? ¿Importa acaso quién la dijo o importa, más bien, qué es lo que dice? ¿La dijo Ésquilo? ¿Philip Snowden? ¿Ethel Annakin? ¿Samuel Johnson? ¿Anne MacVicar Grant? ¿E. D. Morel? ¿W. T. Foster? ¿Agnes Maude Royden? ¿Hiram Johnson? ¿Arthur Ponsonby? ¿Rudyard Kipling? ¿Es anónima?
Si la frase es famosa es porque, la dijera quien la dijese, mucha gente se apropia de ella porque siente que lleva la razón. La atribución más antigua de la autoría corresponde a Ésquilo, pero no la encontramos así formulada en ninguna de las tragedias del dramaturgo griego ni en los fragmentos conservados. Lo más parecido que hay, salvando las distancias, sería el fragmento 301 v.1 que dice De una mentira justa no se aleja el dios (ἀπάτης δικαίας οὐκ ἀποστατεῖ θεός). Según esta sentencia se estaría justificando el engaño porque los dioses no se oponen a él si está justificado. Claro está que si un político, hombre de estado o militar cree que su causa es justa o sagrada, dotándola de tintes religiosos, tiene la venia de las divinas instancias para mentir y engañar a sus subordinados. Hay otro fragmento de Ésquilo, el 302 v. 1, otro trímetro yámbico, en el que abunda en la misma idea: La ocasión a veces de mentir la aprueba el dios (ψευδῶν δὲ καιρὸν ἔσθ’ ὅπου τιμᾷ θεός).
Las dos citas de Ésquilo malamente pueden ser antecesoras de la frase que nos traemos entre manos. Lo que dice Ésquilo es que la mentira, en ocasiones, puede ser piadosa y aceptada por la divinidad, pero no menciona la guerra para nada. En conclusión la frase no está atestiguada en ninguna de las obras o fragmentos de Ésquilo que han llegado hasta nosotros.
Según la página Quoteinvestigator, que se dedica a investigar el origen de las citas más famosas, la frase Truth is the first casualty of war, o sea La verdad es la primera víctima de la guerra, remonta a 1915 y a Ethel Annakin, constituyendo el testimonio más antiguo conocido, pero ella no se arroga su autoría pues se la atribuye a alguien no identificado, por lo que permanece en el más riguroso anonimato. Cierto es que Philip Snowden, su marido, ayudó a popularizar la expresión que, pronunciada en inglés originalmente, se ha traducido y repetido en todas las lenguas porque refleja, sin duda alguna, un sentimiento común compartido.
La guerra necesita una justificación para ser aceptada y esta justificación es siempre una mentira, porque la guerra, sea cual sea la razón que quiera dársele, es injustificable.
La mentira que es la primera víctima o casualty de la guerra noe s la información sesgada de cada bando, sino la propia proclamación o declaración, si todavía se estila, de la guerra misma como lo contrario de la paz. La propia declaración, solemne o no, de una guerra es mentira, porque la guerra es consustancial con la organización social, el Estado, y el Estado está en guerra contra el pueblo. El sentido de la frase va más allá de la dificultad que tenemos de discernir dónde se halla la verdad y de aquello que ya decía Machado de que todo el mundo tiene su verdad particular pero hay que buscar la general, la común ("la tuya, guárdatela"), más allá de la manipulación informativa, que es como simplifican algunos la frase, por parte de los dos bandos enfrentados.
Desde Heraclito sabemos que la guerra es la madre de todas las cosas, él dijo que el padre, pero era porque en su lengua la guerra (ho pólemos) tenía género gramatical masculino. Desde Orwell sabemos que war is peace, que la guerra es la paz, o dicho de otra manera que la paz no deja de ser un estado de guerra no declarada, y desde Clausewitz que la guerra era la continuación de la política por otros medios, y, dándole la vuelta a la frase, la política, en tiempos de paz, la continuación de la guerra por medios más diplomáticos, pero no menos sangrientos porque la política es el arte de la dominación.
Merece la pena escuchar a Eduardo Galeano, cuando afirma que las guerras mienten.