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miércoles, 24 de julio de 2024

Pareceres LIV

261.- El espectro de Napoleón. El fantasma de Napoleón derrotado en Waterloo se aparece en sueños simultáneamente a dos jefes de Estado modernos. Tanto sus nombres propios como el de sus estados respectivos son indiferentes, porque los nombres propios poco importan, son, en verdad, mutatis mutandis, el mismo jefe de Estado: los nombres propios no dejan de ser pseudónimos con que se denomina al mismo hombre. El uno le reprocha lo siguiente: -Si yo hubiese tenido tu arsenal de armas de destrucción masiva, jamás habría perdido la batalla de Waterloo. Y el otro, que es el mismo, por su parte, le reprocha: -Si yo hubiese tenido tu aparato de prensa y tus medios de distracción masiva, nadie se habría enterado de la derrota de Waterloo. Lo que le sugieren al fantasma de Napoleón ambos jefes de estado, que son el mismo, como el Jano bifronte de los romanos, y a través de ellos la razón de estado, es decir, la voz del propio Maquiavelo que habla por su boca, es que tuvo dos fracasos: uno el militar y otro el mediático. Y quizá el último sea el más imperdonable, porque la prensa, como cuarto poder que es, puede convertir al primero en un éxito o en una derrota, haciendo lo mismo que los sofistas griegos: haciendo que lo blanco sea negro y que lo negro blanco, lo que debería servir para revelarnos que no hay nada que sea blanco o negro de por sí, y que nada es, por lo tanto, verdad ni mentira, sino que depende del color del cristal con que se mira...
 
262.- La paradoja de la dualidad: El número dos es el número de la pareja, el de los dos bueyes uncidos al mismo yugo, cónyuges por lo tanto, y el número de la duda también. Dudamos entre dos posibilidades. Cuando llegamos a la bifurcación del camino, nos asalta la pregunta: ¿qué camino seguir, el de la izquierda o el de la derecha? Esta duda también se nos presenta cuando nos miramos en el espejo, y descubrimos que no somos uno, sino que somos dos: mi reflejo o espejismo y yo mismo. Y dudamos entonces también sobre quién es más real, y quién es más verdadero, y quién soy yo: el que está de este lado del espejo o el que está del otro. Uno de los descubrimientos más importantes que hacemos en esta vida es que uno no es uno, sino por lo menos dos: uno y su sombra, mi sobra y yo. Y entonces descubro que uno no es ninguno, que yo soy igual que tú y que tú eres igual que yo, que somos como dos gotas de agua, y que dos es uno: es decir que la unidad surge de la dualidad, y que los dos nos hacemos uno, nos unimos, nos unificamos, y nos fundimos con los astros y el universo. 
 
263.- Lo que no se ha perdido. ¿Cómo vamos a encontrar algo que no se nos ha perdido? Es imposible encontrar lo que no se ha perdido. La carta robada de Poe es la más difícil de encontrar porque no ha sido escondida concienzudamente, porque no está oculta, sino a la vista de todo el mundo en casa del ministro, y precisamente por eso no es capaz de encontrarla el prefecto de la policía de París con toda su argucia y pericia escotlandyardesca. Eso mismo sucede con la verdad, no la encontraremos nunca porque no la hemos perdido, la llevamos desde siempre con nosotros, dentro de nuestro corazón. No hace falta morir como prometen las religiones para ascender al cielo, para volver al paraíso. Ya estamos en el cielo, pero la observación del vuelo de los pájaros y de los fenómenos atmosféricos no nos deja ver el cielo, nos lo oculta: el árbol no nos deja ver el bosque. No digas que no sabes si lo verás alguna vez: ahora mismo, fíjate bien en lo que te digo, lo tienes delante de tus narices y no lo ves: abre bien los ojos: míralo. 
 
264.- Viajeros y turistas. Dice la publicidad de una agencia de viajes: "Todo viajero sabe que quien llega primero disfruta más." ¡Mentira! -Digo yo. Lo que sabe cualquier viajero es que las denominadas agencias de viaje organizan los traslados a los aeropuertos y a los hoteles para desplazarte y que no vayas de ese modo a ninguna parte, para que seas un turista y no un viajero que se encuentra con lo desconocido, para que antes de llegar sepas las fotos que vas a sacar, la comida que vas a comer, los sitios que vas a visitar, la gente que vas a conocer, para que, en definitiva, no disfrutes del viaje. Te venden la ilusión, pero te secuestran el viaje: te llevan a hoteles que son iguales en cualquier parte del mundo, ciudades que son las mismas, lugares de interés que no tienen ningún interés porque no son más que puntos turísticos de los que no vas a disfrutar, todo ello en cómodos paquetes de excursiones facultativas. Todo viajero sabe que lo importante no es el destino, sino el camino. Todo viajero sabe que el viaje organizado por las agencias del gremio ha dejado de existir y se ha convertido en la gran plaga del siglo XXI, que es el turismo, ida y vuelta a ninguna parte. Se ha dicho aquí  ya más de una vez: Viajero de verdad no sabe a dónde va. Y si lo sabe es que el viaje no es tal viaje, sino un destino turístico que no merece la pena.
 


 265.- Las cosas como son. “Las cosas son como son”, le dice el padre bien intencionado al hijo más o menos sumiso, más o menos rebelde, para que enterándose de que las cosas son "así", como él dice que son, vaya por el buen camino, no se pierda y descarríe por esos andurriales. Que las cosas son como son naturalmente es mentira, porque esa afirmación tautológica, esa perogrullada, no resiste la acometida irreverente de la pregunta que puede formularle cualquiera pidiéndole una explicación y que puede hacer que la realidad se ponga patas arriba y tambalee: ¿Cómo son las cosas, papá? A lo que el padre, que está bien convencido de que la realidad es todo y lo único que hay -esto es lo que hay, dice a menudo- y que no hay más cera que la que arde, no puede más que guardar silencio o encogerse de hombros, considerando que, en el fondo, lo que es, la realidad, no puede ser, no tiene la potencia o posibilidad de ser porque ya es, por eso es... imposible. 
 
 

domingo, 2 de junio de 2024

Pareceres IL

241.-Víctima y verdugo: Una pintada en una estación de metro en Dortmund, Alemania, atribuida a Banksy, dice en la lengua del imperio: The irony of becoming what you once hated ('La ironía de transformarse en lo que un día odiaste'), y viene acompañada de una estrella de David convertida en una cruz gamada con los colores azul y blanco de la bandera de Israel. Habría que preguntarse lo primero que por qué en inglés. La respuesta es sencilla: para que así se haga más internacional su mensaje, dado que la lengua del Imperio es la lengua no solo de la Unión Europea sino la segunda lengua, donde no es la primera, de prácticamente todo el planeta. Y lo segundo que habría que preguntarse es por qué es una ironía que la víctima se convierta en victimario, si ya nos lo advirtió Friedrich Nietzsche en Más allá del bien y del mal: "Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también este mira dentro de ti". La conversión gráfica de la estrella de David en esvástica nazi sugiere que los judíos (identificados por dicha estrella y los colores de la bandera israelí) que fueron víctimas de los nazis (los monstruos del aforismo), han acabado por transformarse en verdugos de los palestinos, con los que están practicando el genocidio u holocausto. No hay nada de irónico en ello, sino más bien de trágico. La víctima no ha encontrado otra forma de liberarse de su antigua condición que convertirse en verdugo. 
 
242.- Nuestro granito de arena. Nosotros como individuos personales colaboramos genéticamente, queriendo o sin querer, ya que nuestra voluntad importa bien poco en el proceso, con nuestros descendientes y con nuestros antepasados, todos a una, quienes lo hacen a su vez con sus antecesores y sus herederos, poniendo en marcha ahora mismo este proceso de odio, guerra, miedo, codicia y desgracia que se ha dado en llamar Historia Universal. Todos nosotros ponemos nuestro granito de arena, pequeña contribución, a la desdicha del mundo, que es nuestra propia desdicha. 

 

 
243.- Real y virtual. Con la llegada de interné a nuestras vidas el mundo virtual se ha impuesto al mundo real, la realidad queda opacada por la virtualidad del entretenimiento y la distracción, la propaganda inunda permanentemente la realidad del día a día de modo que se hace difícil discernir los acontecimientos y las noticias relevantes. La información de interés queda a merced de la clase gobernante que levanta cortinas de humo de forma continúa para su ocultación. El triunfo de la modernidad es el triunfo también de la virtualidad con la Revolución tecnológica como máximo exponente. Ya lo dejó escrito el llorado Guy Debord: "Allí donde la realidad se transforma en simples imágenes, las simples imágenes se transforman en realidad". 
 
 
 
 244.- Vaqueros manchados. Acostumbrados como estábamos a la comercialización de pantalones vaqueros nuevos que se vendían abiertos simulando rotos por las rodillas, lo que permitía llevarlas al aire, o lavados y deslavados que simulaban ser viejos, nos ha sorprendido ahora una marca comercial que ha presentado un modelo con una mancha en la entrepierna que imita un cerco de orina como parte de su colección de su temporada otoño/invierno 2024, desafiando así lo que se daba en llamar el buen gusto. Jugamos a las apariencias. Parecen viejos y no lo están. Parecían rotos y resulta que eran así. Estos parecen meados, y resulta que no lo están. Jugamos a confundir con las apariencias, y a simular un proceso biológico que habitualmente se oculta so pretexto de luchar contra los prejuicios y la estigmatización existente en torno a los fluidos corporales. Ignoro si se han atrevido ya a sacar unos vaqueros dirigidos en principio a las mujeres con una mancha roja en la entrepierna que recuerde la sangre menstrual, o un modelo unisex que muestre manchas fecales producto de una diarrea en el culete de los jeans. El éxito de estos vaqueros y su alto precio -se han llegado a pagar quinientos euros por ellos- sugieren que la moda de la transgresión no es tan transgresora como parece. 
 
 
245.-La realidad y la verdad. El Maestro se despertó ayer sobresaltado de la siesta. Había tenido una pesadilla. Un sudor frío bañaba sus sienes plateadas: había soñado que la realidad era verdad y no el trampantojo ideal que siempre había creído que era.
 

lunes, 29 de abril de 2024

"La vraie vie est absente"

    Si le metemos al traductor de Gúguel la frasecita que escribió el poeta adolescente Arthur Rimbaud (1854-1891) en su Descenso a los infiernos "La vraie vie est absente",  nos da la siguiente traducción: "falta la vida real". Ante este resultado que le deja a uno ojiplático, porque uno esperaba la traducción literal "La verdadera vida está ausente" o, en su defecto, "La vida verdadera está ausente", con inversión del adjetivo, llama bastante la atención que traduzca "vraie" verdadera por real, equiparando -craso error- la verdad con la realidad, cuando lo que quería decir el poeta de Charleville era precisamente que la vida real era una farsa, un simulacro, una pseudo-vida. 
 
 Arthur Rimbaud
 
    Pero el traductor electrónico de esta santa casa que nos aloja nos dice, y se queda tan ancho, "la vida real". Traducir "falta" en vez de "está ausente" es comprensible, pero traducir "vraie" por real no lo es en absoluto. 
 
    Recurro a otro traductor electrónico DeepL y me da los siguientes resultados, igualmente disparatados: "La vida real está ausente", con sus variantes alternativas "la vida real no existe" y "falta la vida real". Esta confusión de la realidad y la verdad es bastante significativa e insidiosa y no debería pasarnos desapercibida.
 
 
     ¿Qué podemos decir de ello? Que se ha perdido en la traducción la intención de la frase, lo que quería decir, y se ha trafulcado totalmente. "Vraie" significa "verdadera" y la duda que nos cabe es la colocación del adjetivo, si antepuesto o pospuesto al sustantivo. Tanto en francés como en español la posición habitual del adjetivo es después del nombre, pero hay algunos que pueden anteponerse, aunque no sin riesgo de que a veces cambie el significado: No es lo mismo, en efecto, un hombre pobre, donde pobre quiere decir que no tiene recursos económicos  que un pobre hombre, donde significa desgraciado, infeliz. Como no es lo mismo un "viejo amigo" que un "amigo viejo". Con estos ejemplos se ve que ciertos adjetivos, los llamados "adverbiales", si se anteponen al sustantivo, expresan una cualidad circunstancial, mientras que si van detrás expresan una cualidad propia o sustancial. Expresan significados análogos a los de los adverbios, pero no dejan de ser formalmente adjetivos con moción de género y número. Estos adjetivos no son intersectivos: no aportan cualidades o propiedades a los sustantivos. 
 
Tumba de Arthur Rimbaud (Charleville)
 
     Al hilo de esto se me ocurre preguntarme si era lo mismo "la verdadera vida" que "la vida verdadera", y parece que no es el mismo caso, lo que no significa que sean expresiones sinónimas, porque hay una pequeña diferencia: la verdadera vida quiere decir "lo que es la vida verdaderamente, la vida que importa" mientras que en el segundo caso significa la 'vida auténtica, que se ajusta a la verdad, objetiva', contrapuesta a 'falsa'. 
 
    El propio poeta de Charleville escribe en la misma obra "La vie est la farse à mener par tous". Meto esa frase en el traductor de esta santa casa y me da la siguiente versión: "La vida es una broma para todos", cuando la traducción esperable sería: la vida es la farsa que todos llevamos a cabo, o más literalmente: la vida es la farsa que todos hemos de llevar a cabo. O si se prefiere una traducción más libre, libérrima, y literaria: La vida es un baile de máscaras en el que todos participamos. 
 
 
    La verdadera vida está ausente, escribió Rimbaud, porque la vida que está presente es falsa, no es vida propiamente dicha, sino una forma de muerte y mortificación. No se puede decir que la verdadera vida sea la vida ideal tampoco, la vida que hemos soñado o deseado o con la que hemos fantaseado, porque no podemos dar una definición positiva de ella, sino siempre negativa: Esto no es vida, como siente y dice cuando habla con el corazón en la mano la gente. Quizá eso es lo que quería decir Adorno cuando cita al inicio de sus Minima moralia la frase Das Leben lebt nich: "La vida no vive".

sábado, 20 de enero de 2024

¿Es verdad la realidad?

    Me sorprendió el otro día el hondo calado filosófico de la declaración de nuestro presidente del gobierno, que en una entrevista concedida al Periódico Global -El País, para los lerdos-, respondía a la pregunta de la entrevistadora: “Lo más relevante es saber que en la vida como en la política la verdad es la realidad”. 
 
    Algunos fans (abreviatura anglosajona probable de 'fanatic' -fanáticos- tomada del inglés americano para los hinchas entusiastas del béisbol y que aquí empleo yo con el sentido de devotos que le han entregado sus votos, nunca mejor dicho, y su devoción a Pedro) recurrieron enseguida a buscar la fuente arcana de tanta sabiduría de la que había bebido el presidente, y se remontaron al mismísimo Aristóteles. 
 
    Pero hay una cosa clara, por mucho que investiguemos en los textos del estagirita, Aristóteles nunca dijo que la verdad fuera la realidad, por la sencilla razón de que la realidad no estaba inventada todavía. 
 
    No es una broma lo que digo, dado que se trata de un término y un concepto neolatino moderno ajeno a la antigüedad clásica, que remonta a la palabra res 'cosa', a través del adjetivo  realis 'relativo a la cosa'de donde se obtuvo el sustantivo abstracto y, por lo tanto la idea, de realitas, que el diccionario de Blánquez Fraile define como “physica rei existentia”, para lo que ha tenido que recurrir a un helenismo como “physis” y al latín tardío 'ex(s)istentia', de modo que signifique algo así como “surgimiento natural o físico, si se prefiere mantener el helenismo, de una cosa: vamos que tiene existencia efectiva, para lo que tiene que tener un nombre y, secundariamente, un número. 
 
 
    Una formulación como “La verdad es la realidad” así, en abstracto, no deja de sembrarme muchas dudas, por lo que decido consultar al oráculo de la Inteligencia Artificial a través de la Sibila de Cumas que es el Chat GPT. Preguntado si la verdad es la realidad como dice Pedro, esto es lo que me contesta el susodicho Chat, ni sí ni no, sino todo lo contrario: 
 
    La verdad y la realidad son conceptos relacionados pero distintos. La realidad se refiere a lo que existe de manera objetiva, independientemente de nuestra percepción o interpretación. Es lo que es, independientemente de nuestras creencias o conocimientos sobre ello. 
 
    Por otro lado, la verdad se refiere a la correspondencia entre nuestras creencias o afirmaciones y la realidad. En otras palabras, algo es verdadero si se ajusta a la realidad. Sin embargo, a veces nuestras percepciones pueden estar equivocadas, y lo que creemos que es verdad puede no coincidir con la realidad objetiva. 
 
    En resumen, la verdad aspira a reflejar fielmente la realidad, pero no siempre coincide debido a nuestras limitaciones en la percepción y comprensión. La realidad es independiente de nuestras percepciones y creencias, mientras que la verdad es la representación precisa de esa realidad en nuestras mentes. 
 
 
    La respuesta no me saca de mis dudas ni me deja satisfecho. El primer párrafo me siembra muchas más dudas aún de las que yo albergo, porque si la realidad es lo que existe objetivamente pero depende de mi percepción subjetiva, está claro que mi percepción distorsiona la realidad, por lo que esta no puede ser verdad... y lo que creo que es verdad puede no coincidir con la realidad objetiva... 
 
    Ante mi perplejidad, pues no me ha sacado de la duda, decido formularle al oráculo la pregunta al revés, por aquello de que si A es igual a B, B es igual a A, y le pregunto: ¿La realidad es la verdad? Me responde lo mismo con otras palabras: 
 
    La realidad y la verdad son conceptos complejos que han sido objeto de reflexión y debate a lo largo de la historia filosófica y epistemológica. En términos generales, la realidad se refiere a la existencia objetiva de cosas y eventos, independientemente de si son percibidos o comprendidos por alguien. Por otro lado, la verdad se relaciona con la correspondencia entre nuestras creencias o afirmaciones y los hechos objetivos. 
 
    En muchos casos, se asume que la realidad y la verdad están estrechamente vinculadas, ya que se espera que nuestras percepciones y comprensiones se alineen con lo que realmente existe en el mundo. Sin embargo, existen perspectivas filosóficas que cuestionan la posibilidad de conocer una verdad absoluta o la realidad en sí misma, argumentando que nuestras percepciones están siempre mediadas por nuestras experiencias y limitaciones cognitivas. 
 
    En resumen, aunque la realidad y la verdad están relacionadas, no son necesariamente idénticas. La verdad se refiere a la correspondencia entre nuestras creencias y los hechos, mientras que la realidad es la existencia objetiva de cosas y eventos, independientemente de nuestras percepciones. La comprensión completa de estos conceptos puede variar según la perspectiva filosófica o epistemológica que se adopte. 
 
    Al final, lo que viene a decirme el oráculo con su farragosa palabrería, literatura barata, es que la comprensión de ambos conceptos depende de la perspectiva que se adopte. Para ese viaje no necesitábamos tantas alforjas filosóficas ni epistemológicas porque lo que sí está claro es que hace falta que alguien diga, como nuestro presidente, no Aristóteles, que la verdad es la realidad para que luego venga otro como yo, por ejemplo, que soy cualquiera, y lo desmienta diciendo que no, que eso es mentira, que la realidad es una cosa y la verdad es otra muy distinta.  

miércoles, 19 de octubre de 2022

La verdad es la verdad

    Nos tiene acostumbrados el que fuera presidente del Gobierno de las Españas, Felipe González, a hacer con sus declaraciones de vez en cuando descubrimientos trascendentales, como por ejemplo, cuando a la vuelta de un viaje a China nos contó aquel proverbio de la sabiduría milenaria del Celeste Imperio que decía: Gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones. ¿Qué significaba aquello que veo en la Güiquipedia que se le atribuye a Deng Xiaoping? Pues que no importa qué características tenga la persona, no solo de color (blanco o negro) sino cualquiera otra como por ejemplo sus títulos académicos, su origen familiar y también su carácter o catadura moral, con tal de que cumpla con la función que se necesita en un determinado momento. Pero, claro, lo de 'blanco' y 'negro' se deja reducir enseguida a la categoría moral de 'bueno' y 'malo', y lo que viene a decir el refrán es que no importa que alguien sea bueno o malo, éticamente hablando, siempre que haga lo mandado, siempre que el fin sea bueno. De hecho otro refrán bastante pedorro nuestro dice que por la noche todos los gatos son pardos, y no se distingue sin son blancos o negros. La frase es de un pragmatismo utilitarista así como de un relativismo moral escandalosos. Viene a decirnos que no importan los medios con que se consiga algo, sino solo los fines. 


     Como decía Rafael Sánchez Ferlosio, en un artículo memorable 'Cuestión de colores' publicado en El País el 28 de septiembre de 1985, a alguno se le podía ocurrir la paráfrasis "Qué importa que el GAL -acrónimo de los Grupos Antiterroristas de Liberación parapoliciales que operaban en aquellos momentos contra el terrorismo de ETA, aclaración mía para los mileniales- sea blanco o negro; lo que importa es que mate etarras".

    El caso es que el ahora expresidente reaparece en una reciente comparecencia flanqueado por Pedro Sánchez y José Luis Zapatero, conmemorando los cuarenta años de 'socialismo' en España, y aparecen los tres descorbatados. Precisamente a propósito de la corbata decía el presidente actual, el doctor en economía don Pedro Sánchez: “Gracias a pequeños gestos también se logran cambios profundos”. Se refería al hecho de no llevar corbata en verano para rebajar el consumo energético. De este modo, sin la soga al cuello de la corbata y con el primer botón de la camisa desabrochado uno no necesitaría el aire acondicionado para estar fresco. Por eso los celebrantes de los cuarenta años de democracia y de progreso -desde 1982 hasta 2022- se presentan, ellos y ellas, sin corbata, como el actual presidente había pedido a sus ministros y ministras 'para ahorrar'.


      Felipe González suelta la siguiente declaración en esa comparecencia del día 17 de los corrientes diciendo más verdad de lo  que parece a simple vista: Hay una verdad que he aprendido: En democracia, la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad.

    Y añade, insistiendo en la misma idea, tras una pequeña pausa: Muchas veces nosotros sabemos que las razones se confunden, pero al final esa verdad, que es lo que creen los ciudadanos que es verdad, se traduce en decisiones de voto, y esas decisiones de voto nos llevan o nos alejan del poder

     La verdad no es lo que uno crea o deje de creer, señor González. Es cierto que la verdad, entendida como usted la entiende, es decir, como las creencias que tienen los ciudadanos, se traduce en votos, que son los que les dan a ustedes en democracia el Poder o se lo quitan, otorgándoselo a otros que son igual que ustedes, pero las creencias humanas no son ninguna verdad, sino simplemente eso: creencias, o como decía Heraclito de Éfeso: παίδων ἀθύρματα τὰ ἀνθρώπινα δοξάσματα.

                    Las creencias humanas son juguetes de niños. Los hombres se toman en serio sus creencias, igual que los niños sus juguetes y juegos infantiles, tanto que no se dan cuenta de que son meros entretenimientos y diversiones, en el peor sentido de estas palabras, en el de distracciones de lo que importa, que es la verdad, que no cabe en la Realidad, esencialmente falsa. Las creencias, opiniones o pareceres de los hombres son, por su carácter, individual o personal aquello que les separa de la razón y sentido comunes.

sábado, 6 de agosto de 2022

Proxima Centauri

    Próxima Centauri o Alfa Centauri C​​ es una enana roja situada aproximadamente a 4,22 años luz ​ de la Tierra, en la constelación del Centauro. Es la estrella más cercana al Sol. 
 
    El científico y filósofo de la ciencia francés Étienne Klein, director de investigación de la Comisión de Energía Atómica, ha subido a las redes una imagen de dicha estrella tomada por el Telescopio Espacial James-Webb (JWST), subrayando que la imagen mostraba un nivel de detalle que abría un nuevo mundo para la Ciencia. He aquí la imagen:
 
 
    Después de viralizarse rápidamente la noticia, Étienne Klein reveló que la fotografía era una rodaja de chorizo, y que se trataba de una broma que debería enseñarnos a desconfiar de los argumentos de autoridad tanto como de la elocuencia espontánea de ciertas imágenes.

    El problema de las imágenes es que enseguida las consideramos artículos de fe y hacemos de ellas santos de devoción, como decía mi difunta abuela analfabeta cuando veía un libro que contenía muchas ilustraciones, que ella denominaba "santos". 
 
    Las noticias falsas siempre tienen más éxito que las verdaderas en las redes sociales precisamente porque no se acomodan a lo que consideramos real y su novedad hace que se asimilen y pasen enseguida a ser parte de la realidad. 
 
Étienne Klein (1958-...)
 
     Las noticias falsas, obviamente, no son verdaderas, no hace falta decirlo, pero sí son reales y configuran, por lo tanto, la realidad, que tampoco es, hay que decirlo y repetirlo, verdadera.

    Esta anécdota nos lleva a plantearnos el fenómeno de redefinición del vocabulario que hace que las palabras se vacíen de su significado o adquieran otro que no tenían. Podemos tomar como ejemplo, precisamente, la palabra “verdad” que la RAE define en primer término como “Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente”, o, dicho de otra manera más sencilla, verdad es la correspondencia o adecuación entre algo que se dice y la cosa a la que se refiere. Eso era, más o menos, lo que se creía en el mundo antiguo hasta la fecha, porque ahora, dentro del sistema político democrático vigente, la verdad se redefine como lo que la mayoría de la gente cree que es verdad, independientemente de que sea cierto o no lo sea, porque lo dicen los expertos a través de los medios masivos.
 
    Y la gente cree a pie juntillas, sin cuestionarlo en absoluto, lo que dicen los medios de información, especialmente si viene avalado  por un experto como en el caso que nos ocupa de la Proxima Centauri, quien nos ha engañado con una fotografía falsa con la mejor intención del mundo, para desengañarnos y que desconfiemos del criterio de autoridad. 
 
    También se ha redefinido hoy en día la palabra “experto”, que ya no es aquel que tiene grandes conocimientos en una materia especializada, sino aquel que es reconocido como autoridad en la materia por los medios de comunicación que lo presentan como tal a la opinión pública. El especialista es aquel que cada vez sabe más de menos. El nivel de especialización es tan alto que los conocimientos especializados no pueden ser asimilados por la gente.  
 
    Las noticias falsas son noticia antes que se descubra su intrínseca falsedad. Las fake news son noticias: su función es dar cuenta y razón de algo. Que ese algo sea luego razonable, que sea verdad o mentira es lo de menos. Porque es real. Y, por lo tanto, falso.

martes, 8 de marzo de 2022

La verdad, primera víctima de la guerra

    ¿Quién dijo la frase famosa de que la verdad era la primera víctima de la guerra? ¿Importa acaso quién la dijo o importa, más bien, qué es lo que dice? ¿La dijo Ésquilo? ¿Philip Snowden? ¿Ethel Annakin? ¿Samuel Johnson? ¿Anne MacVicar Grant? ¿E. D. Morel? ¿W. T. Foster? ¿Agnes Maude Royden? ¿Hiram Johnson? ¿Arthur Ponsonby? ¿Rudyard Kipling? ¿Es anónima?

    Si la frase es famosa es porque, la dijera quien la dijese, mucha gente se apropia de ella porque siente que lleva la razón. La atribución más antigua de la autoría  corresponde a Ésquilo, pero no la encontramos así formulada en ninguna de las tragedias del dramaturgo griego ni en los fragmentos conservados. Lo más parecido que hay, salvando las distancias, sería el fragmento 301 v.1 que dice De una mentira justa no se aleja el dios (ἀπάτης δικαίας οὐκ ἀποστατεῖ θεός). Según esta sentencia se estaría justificando el engaño porque los dioses no se oponen a él si está justificado. Claro está que si un político, hombre de estado o militar cree que su causa es justa o sagrada, dotándola de tintes religiosos, tiene la venia de las divinas instancias para mentir y engañar a sus subordinados. Hay otro fragmento de Ésquilo, el 302 v. 1, otro trímetro yámbico, en el que abunda en la misma idea: La ocasión a veces de mentir la aprueba el dios (ψευδῶν δὲ καιρὸν ἔσθ’ ὅπου τιμᾷ θεός). 

'La guerra civil había terminado según el último Parte -léase telediario- Oficial de Guerra'

    Las dos citas de Ésquilo malamente pueden ser antecesoras de la frase que nos traemos entre manos. Lo que dice Ésquilo es que la mentira, en ocasiones, puede ser piadosa y aceptada por la divinidad, pero no menciona la guerra para nada. En conclusión la frase no está atestiguada en ninguna de las obras o fragmentos de Ésquilo que han llegado  hasta nosotros.

    Según la página Quoteinvestigatorque se dedica a investigar el origen de las citas más famosas,  la frase Truth is the first casualty of war, o sea La verdad es la primera víctima de la guerra, remonta a 1915 y a Ethel Annakin, constituyendo el testimonio más antiguo conocido, pero ella no se arroga su autoría pues se la atribuye a alguien no identificado, por lo que permanece en el más riguroso anonimato. Cierto es que Philip Snowden, su marido, ayudó a popularizar la expresión que, pronunciada en inglés originalmente, se ha traducido y repetido en todas las lenguas porque refleja, sin duda alguna, un sentimiento común compartido.

    La guerra necesita una justificación para ser aceptada y esta justificación es siempre una mentira, porque la guerra, sea cual sea la razón que quiera dársele, es injustificable.

Sin comentarios
 

   La mentira que es la primera víctima o casualty de la guerra noe s la información sesgada de cada bando, sino la propia proclamación o declaración, si todavía se estila, de la guerra misma como lo contrario de la paz. La propia declaración, solemne o no, de una guerra es mentira, porque la guerra es consustancial con la organización social, el Estado, y el Estado está en guerra contra el pueblo. El sentido de la frase va más allá de la dificultad que tenemos de discernir dónde se halla la verdad y de aquello que ya decía Machado de que todo el mundo tiene su verdad particular pero hay que buscar la general, la común ("la tuya, guárdatela"), más allá de la manipulación informativa, que es como simplifican algunos la frase, por parte de los dos bandos enfrentados.

    Desde Heraclito sabemos que la guerra es la madre de todas las cosas, él dijo que el padre, pero era porque en su lengua la guerra (ho pólemos) tenía género gramatical masculino. Desde Orwell sabemos que war is peace, que la guerra es la paz, o dicho de otra manera que la paz no deja de ser un estado de guerra no declarada, y desde Clausewitz que la guerra era la continuación de la política por otros medios, y, dándole la vuelta a la frase, la política, en tiempos de paz, la continuación de la guerra por medios más diplomáticos, pero no menos sangrientos porque la política es el arte de la dominación. 

    Merece la pena escuchar a Eduardo Galeano, cuando afirma que las guerras mienten. 

sábado, 15 de agosto de 2020

Quid est ueritas?

¿Qué es la verdad? Dicen que le preguntó Poncio Pilatos a Jesús, el llamado Cristo, en el pretorio. Y éste guardó silencio: no supo qué contestar.  Su silencio nos ensordece. ¿Qué es la verdad? Nos seguimos preguntando nosotros: pregunta sin respuesta donde las haya.

 Cristo y Pilatos: ¿Qué es la verdad? (Nikolai Nikolaevich Ge, 1898)

Hay quien en la propia pregunta ha encontrado una respuesta. Pero esto sólo es válido para una de las muchas lenguas babélicas, el latín, si es que el gobernador y Jesús hablaron en latín y no en arameo, griego o hebreo. Si Pilatos le pregunta en latín qué es la verdad, le diría: Quid est ueritas?  A lo que Jesús no responde, pero si reordenamos las letras de la pregunta podemos obtener otra frase latina que podría ser la respuesta a dicha pregunta: Est uir qui adest: (La verdad) es el hombre aquí presente. Algunos le atribuyen este anagrama a san Jerónimo sin mayor fundamento. Resulta ingenioso, pero falso. Jesús no supo qué contestar y guardó silencio ante una pregunta retórica. Para Jesús la verdad es una revelación divina que él encarna, porque se cree posesor de ella, pero Pilatos, más griego e ilustrado, busca la verdad de verdad, desligada de cualquier dimensión teológica. 
 
Si desnudamos la pregunta, al final sólo nos queda el qué, el quid de la cuestión, que lo pone todo en tela de juicio. Al final nos queda la pregunta desnuda que se hacía Sócrates: τί ἐστιν; (¿Qué es…?) 

Malamente podía preguntarse un griego por la verdad, como sin embargo hacía Pilatos, porque para un griego la verdad es a-létheia, un des-cubrimiento, un des-velo, es decir, el acto de quitar el velo que cubre algo, la verdad para un griego es un término que se define no por lo que es, sino por lo que no es, y desde luego no es la realidad, entretejida de apariencias como está: no es lo que parece. 

No hay, pues, más verdad que el descubrimiento de la mentira de la realidad que se nos impone matemáticamente desde arriba y no es verdad. La única verdad que nos hace libres es el descubrimiento, apocalipsis o revelación de la mentira que nos constituye. Veritas uos liberabit.