lunes, 29 de abril de 2024

"La vraie vie est absente"

    Si le metemos al traductor de Gúguel la frasecita que escribió el poeta adolescente Arthur Rimbaud (1854-1891) en su Descenso a los infiernos "La vraie vie est absente",  nos da la siguiente traducción: "falta la vida real". Ante este resultado que le deja a uno ojiplático, porque uno esperaba la traducción literal "La verdadera vida está ausente" o, en su defecto, "La vida verdadera está ausente", con inversión del adjetivo, llama bastante la atención que traduzca "vraie" verdadera por real, equiparando -craso error- la verdad con la realidad, cuando lo que quería decir el poeta de Charleville era precisamente que la vida real era una farsa, un simulacro, una pseudo-vida. 
 
 Arthur Rimbaud
 
    Pero el traductor electrónico de esta santa casa que nos aloja nos dice, y se queda tan ancho, "la vida real". Traducir "falta" en vez de "está ausente" es comprensible, pero traducir "vraie" por real no lo es en absoluto. 
 
    Recurro a otro traductor electrónico DeepL y me da los siguientes resultados, igualmente disparatados: "La vida real está ausente", con sus variantes alternativas "la vida real no existe" y "falta la vida real". Esta confusión de la realidad y la verdad es bastante significativa e insidiosa y no debería pasarnos desapercibida.
 
 
     ¿Qué podemos decir de ello? Que se ha perdido en la traducción la intención de la frase, lo que quería decir, y se ha trafulcado totalmente. "Vraie" significa "verdadera" y la duda que nos cabe es la colocación del adjetivo, si antepuesto o pospuesto al sustantivo. Tanto en francés como en español la posición habitual del adjetivo es después del nombre, pero hay algunos que pueden anteponerse, aunque no sin riesgo de que a veces cambie el significado: No es lo mismo, en efecto, un hombre pobre, donde pobre quiere decir que no tiene recursos económicos  que un pobre hombre, donde significa desgraciado, infeliz. Como no es lo mismo un "viejo amigo" que un "amigo viejo". Con estos ejemplos se ve que ciertos adjetivos, los llamados "adverbiales", si se anteponen al sustantivo, expresan una cualidad circunstancial, mientras que si van detrás expresan una cualidad propia o sustancial. Expresan significados análogos a los de los adverbios, pero no dejan de ser formalmente adjetivos con moción de género y número. Estos adjetivos no son intersectivos: no aportan cualidades o propiedades a los sustantivos. 
 
Tumba de Arthur Rimbaud (Charleville)
 
     Al hilo de esto se me ocurre preguntarme si era lo mismo "la verdadera vida" que "la vida verdadera", y parece que no es el mismo caso, lo que no significa que sean expresiones sinónimas, porque hay una pequeña diferencia: la verdadera vida quiere decir "lo que es la vida verdaderamente, la vida que importa" mientras que en el segundo caso significa la 'vida auténtica, que se ajusta a la verdad, objetiva', contrapuesta a 'falsa'. 
 
    El propio poeta de Charleville escribe en la misma obra "La vie est la farse à mener par tous". Meto esa frase en el traductor de esta santa casa y me da la siguiente versión: "La vida es una broma para todos", cuando la traducción esperable sería: la vida es la farsa que todos llevamos a cabo, o más literalmente: la vida es la farsa que todos hemos de llevar a cabo. O si se prefiere una traducción más libre, libérrima, y literaria: La vida es un baile de máscaras en el que todos participamos. 
 
 
    La verdadera vida está ausente, escribió Rimbaud, porque la vida que está presente es falsa, no es vida propiamente dicha, sino una forma de muerte y mortificación. No se puede decir que la verdadera vida sea la vida ideal tampoco, la vida que hemos soñado o deseado o con la que hemos fantaseado, porque no podemos dar una definición positiva de ella, sino siempre negativa: Esto no es vida, como siente y dice cuando habla con el corazón en la mano la gente. Quizá eso es lo que quería decir Adorno cuando cita al inicio de sus Minima moralia la frase Das Leben lebt nich: "La vida no vive".

No hay comentarios:

Publicar un comentario