Hay un adoctrinamiento perverso que no consiste en inculcarle a la infancia una ideología política o religiosa, sino la sumisión a la Realidad, falsa como es.
Se ha instalado entre nosotros una nueva forma de gobernar que consiste en vivir en un perpetuo estado de alarma emergente que causa la tensión que padecemos.
Dicen que el Ejército y los
militares son los mayores defensores de la paz, pero no es verdad: la
paz que aman no es sino la victoria que resulta de la guerra.
El nacionalsocialismo y el fascismo son los viejos fantasmas del pasado que suelen emplearse para desviar la atención de las nuevas formas de dominio mercantil.
El trabajo, fuente de accidentes
laborales graves y mortales, mata siempre a la gente, que se mata yendo al trabajo, se mata trabajando y se mata a trabajar.
El enemigo actual y auténtica amenaza es el régimen democrático que padecemos, y no lo vemos porque nos ponen otros vestiglos fantásticos horribles por delante.
Habría que precisar mejor el
aforismo de Jules Renard de “La muerte de los otros nos ayuda a
vivir”, como “...nos ayuda a creernos vivos” por
contraposición.
Preocuparse o, lo que es lo mismo, ocuparse de algo antes de que suceda no facilita que vaya a pasar en el futuro, y estropea además el presente complicándolo.
Requiescat In Pace. Desear a los muertos que descansen en paz es un reconocimiento implícito de que la existencia es struggle for life y una guerra sin cuartel.
Nos
engañaron con que las vacunas evitaban la muerte. Sale la verdad del
pozo y reconocen treinta y cinco mil muertos en España a causa del
virus... vacunados.
Muere,
atropellado por un automóvil, un ráider, 'jinete' en la
lengua del Imperio, que se ganaba y jugaba la vida repartiendo comida
a domicilio en bicicleta.
El síndrome de desgaste
profesional, trabajador quemado o burnout en
la lengua del Imperio es la consecuencia de la explotación
laboral que uno se autoinflige.
La gente que no sabe
leer y escribir, si aún queda algún analfabeto por fortuna y gracia de Dios en las Españas, no comete nunca al hablar faltas
ortográficas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario