La
Associaçâo Brasileira de Ateus e Agnósticos (ATEA) defiende el ateísmo luchando
contra la discriminación que padecen los ateos y agnósticos en ese país del
continente americano, esencialmente católico, para lo que utiliza cartulinas
como las siguientes que en lengua portuguesa, que es la que se habla en Brasil, vienen a decir lo siguiente:
La
fe no da respuestas: sólo impide preguntas.
La
religión no imprime carácter.
Bajo una imagen de Charles Chaplin, el
entrañable Charlot, puede leerse: "No cree en Dios", y bajo una de Adolf
Hitler, el sanguinario dictador y genocida: "Cree en Dios". Es decir
no eres mejor persona por ser creyente
ni peor por no serlo.
Somos todos ateos con los dioses de los demás.
Si Dios existe, todo está permitido.
Algunos, como Dostoyesqui escribieron lo contrario: "Si Dios no existe, todo está permitido; y si todo está
permitido la vida es imposible". Pues bien, nuestros amigos brasileños, afirman, dándole
la vuelta a la frase, que precisamente todo está permitido porque Dios existe.
Muchos creyentes,
sean o no practicantes, comentan a veces que si a ellos
les dicen: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”, como pregonaba hace unos años
el eslogan de un autobús ateo entre nosotros, cometerían todo tipo de tropelías, desde, por
ejemplo, violar o matar a una persona hasta perpetrar un atraco...
Ya Rafael Sánchez Ferlosio razonaba en alguno de sus libros o artículos
que es cuando te dicen que Dios existe, un Dios como el cristiano, que
todo lo
perdona, cuando todo te está permitido. Puedes matar, puedes violar,
puedes robar,
puedes cometer cualquier pecado (o delito en su versión judicial), que
el Dios
cristiano te concederá el perdón, siempre y cuando te arrepientas
sinceramente, porque
Su Hijo murió para redimirnos de la
culpabilidad. Es precisamente la creencia en la existencia de Dios,
habría que replicarle a Dostoyesqui, la que hace que todo esté
permitido siguiendo a Ferlosio, por lo que la vida resulta imposible.
Recordemos
aquí a Ludwig Feuerbach, que dijo: “Dios no creó al hombre a su imagen y
semejanza, como se dice en la Biblia, sino que fue el hombre quien creó a Dios a
su imagen y semejanza.”
El prolífico filósofo francés Michel Onfray publicó en 2005 un libro
titulado "Traité d' athéologie" (Tratado de ateología), donde reivindica, frente a la teología
tradicional, el estudio de la ateología, hasta entonces relegada. En él
fustiga los tres monoteísmos modernos -cristianismo, islamismo y
judaísmo-, que comparten una serie, afirma, de idénticos desprecios:
odio a la razón y la inteligencia, odio a la libertad, odio a la
sexualidad, a las mujeres y al placer, odio a lo femenino, los cuerpos,
los deseos, las pulsiones. En lugar de todo eso las tres religiones
hegemónicas y monoteístas de nuestro mundo defienden la fe y la
creencia, la obediencia y la sumisión, el gusto por la muerte y la
pasión por el más allá, el ángel asexuado y la castidad, la virginidad y
la fidelidad monogámica, la mujer como esposa y madre, el alma y el
espíritu.
En una entrevista concedida al periódico El País en 2006 reconocía
Onfray, con motivo de la traducción al castellano de su tratado: "(La
filosofía que hago) se la debo a
Lucrecio. De él aprendí la posibilidad de una moral sin necesidad de
Dios y trascendencia. Los hombres se inventan dioses porque no son
capaces de mirar la realidad cara a cara".
Primus in orbe deos fecit timor. Un verso de Publio Papinio Estacio, en La Tebaida, dice lo siguiente: El temor creó el primero en el mundo a los dioses. Viene así a darle la razón a Feuerbach. El miedo, se entiende, de los hombres, por lo que los hombres son los que, temerosos, crearon a los dioses y a Dios, y no al revés.
Primus in orbe deos fecit timor. Un verso de Publio Papinio Estacio, en La Tebaida, dice lo siguiente: El temor creó el primero en el mundo a los dioses. Viene así a darle la razón a Feuerbach. El miedo, se entiende, de los hombres, por lo que los hombres son los que, temerosos, crearon a los dioses y a Dios, y no al revés.
Los líderes y sumos pontífices de esa gobernanza globalizada, en tanto nadie pinche y explote el 'globo', recurren a múltiples designaciones para que la feligresía pueda seguir devotamente la epifanía de Dios con sostenebilidad, resiliencia, continuidad de género, puesta en valor, salud pandémica... y procrastinando indefinidamente la prometida salvación, mientras las 'partes interesadas' reconfiguran bio-tecno-logica-mente los mercados saludables con su infernal y revolucionaria maquinación.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia eso de pinchar y explotar el "globo". Todo el día están con el puto globo global globalizado. A ver si se desinfla de una vez. Y lo de la resiliencia también se las trae. Muy bien dicho, sí. Totalmente de acuerdo.
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