viernes, 30 de agosto de 2024

De cómo la modificación de la percepción no cambia la realidad (y II)

3º.- El virus coronado. Antes que nada, si alguien se pregunta por qué hay que seguir hablando todavía a estas alturas de la pasada pandemia, hay varias razones: 1ª Porque ha sido el mayor escándalo sanitario conocido hasta la fecha del que sus responsables no han rendido cuentas;  2ª, porque hay que entender que era un medio y no un fin para conseguir normalizar unas medidas abusivas de restricción de libertades y un control draconiano de la gente basados en una realidad impostada; y 3ª, porque vuelve la burra al trigo y ahora nos vienen con el virus del Nilo occidental y con el de la viruela símica o del mono, renombrada MPOX, el mismo perro con distinto collar, porque daba más risa que miedo el nombre original. 

    La mayoría, casi tres cuartas partes de la población se tragó el bulo. No eran capaces de distanciarse críticamente de la narrativa oficial que estaba apoderándose de la sociedad. El relato exageraba dramáticamente, hasta diez veces más de lo que era, la peligrosidad del virus, que era su supuesta mortandad. Y al mismo tiempo esa misma gente crédula o creyente parecía estar ciega y no querer ver los efectos desastrosos o daños colaterales de las medidas que se estaban implementando a su alrededor. Lo que estaba ocurriendo era la formación colectiva de una psicosis de masas y la emergencia de un totalitarismo sanitario. La gente se volvía colectivamente ciega y esgrimía su intolerancia con los pocos que se atrevían a pensar de un modo diferente.

    El discurso dominante, por su parte, decía luchar contra los bulos y los delitos de odio, criminalizándolos, cuando los "bulos" eran informaciones alternativas que ponían en peligro el monopolio gubernamental del discurso dominante de la información, y los delitos de odio se cebaban en aquellos que criticaban el aborrecible papel de las instituciones, no de las personas que identificándose con sus cargos porque no sabían lo que hacían se hacían cargo de ellas. 

4º.- Los muertos por las olas de calor: Igual que escandalosas eran las cifras de los muertos por el virus asesino multiplicadas por diez son ahora las víctimas de las olas de calor que nos invaden y achicharran. 

    En un verano que no ha destacado precisamente por su insoportable calor, al que se le ha aplicado sin embargo el epíteto de 'extremo', se multiplicaban sin embargo las noticias que afirmaban que se habían batido todos los récords habidos y por haber de calentamiento planetario y de muertes por olas de calor. Y así, por ejemplo, un titular de un periódico dice: El verano de 2024 es ya el segundo con más muertes de la década pese a las "suaves" temperaturas Curioso el entrecomillado del adjetivo “suaves”, que podría ponernos sobre la pista de que no es tan fiero el león como lo pintan, pero, sin embargo, se le atribuyen al calor extremo muchas muertes que podrían explicarse a) por las patologías previas de los fallecidos y b) por lo que se llamaba “muerte natural”.

    Podemos preguntarnos, sin embargo, cómo puede ser natural eso de que alguien, es decir, cualquiera que esté vivo se muera, como hacía el filósofo Tauro, según cuenta Aulo Gelio en sus Noches áticas (VII, 13): ¿Cuándo muere el que muere, cuando ya ha fallecido o cuando todavía está con vida? Y comenta Gelio que cualquier repuesta que queramos darle a esa pregunta es absurda y poco menos que ridícula, y mucho más todavía si damos ambas respuestas a la vez o ninguna de ellas, tratándose de un cuatrilema o tetralema al fin irresoluble. Platón, para 'resolverlo', inventó el instante o lo instantáneo como algo diferente del "ahora": Esa extraña naturaleza del instante (ἡ ἐξαίφνης φύσις) se acomoda entre el movimiento y el reposo, no estando en ningún tiempo; pero hacia él y desde él lo que se mueve cambia para pasar a estar en reposo, y lo que está en reposo cambia para moverse (Platón, Parménides, 156 d).

    Hoy en día, pese a que la muerte no puede ser nunca natural, se sigue usando el término de 'muerte natural' o de 'muerte por causas naturales' para indicar que alguien ha muerto por una falla multiorgánica. sin que influyan enfermedades que deterioren mucho antes el estado de salud del paciente, como el cáncer, una enfermedad cardíaca o la diabetes. Se entiende como 'muerte natural'  el fallecimiento de una persona que ha llegado a la vejez al haber alcanzado determinada edad, cuando su cuerpo ya ha cumplido el ciclo fisiológico, y diferentes factores internos conllevan el deceso. La esperanza de vida o, más propiamente, de muerte 'natural' ronda los 82,2 años en las Españas (85 en mujeres y 79,5 en varones) y  deja de ser muerte 'natural' cuando entran en juego factores externos, en efecto, como pueden ser los accidentes de tráfico, los homicidios y los suicidios. 

oOo

    El venerable Carlos Marx escribió en 1845, en sus Tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. La frase se ha hecho proverbial, pero lo que quieren nuestros gobernantes no es que transformemos la realidad, nada más lejos de su intención, sino que more philosophico nos tomemos la realidad del mundo con filosofía, es decir, con resignación o resiliencia, que es palabra mágica más a la moda, y, si no podemos cambiar las cosas, cambiemos al menos nuestra percepción.

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