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jueves, 21 de noviembre de 2024

De la Salvación del Planeta

    De salvar almas para el Cielo y evitar que se condenen para toda la eternidad en el pudridero de los infiernos como pretendía la iglesia católica, apostólica y romana, hemos pasado durante la pandem(enc)ia a salvar vidas enclaustrándonos en nuestros hogares bajo arresto domiciliario autoinfligido, embozándonos con ridículas mascaretas y guardando las distancias de seguridad recomendadas con los prójimos, cada vez menos próximos y más distantes, a la vez que se aproximaban virtualmente los más lejanos por videoconferencias, y ahora se trata, por lo que se ve, de salvar el Planeta herido de muerte y moribundo que nos aloja con las bendiciones de la Iglesia de la Salvación Ecológica y de la Ficción Científica. 
 
    Hablemos del Planeta, y salgamos un poco al espacio exterior de la mano de la palabra, que llega a nuestra lengua a través del latín planēta, tomada como préstamo del griego πλανήτης, que significa "errante", y se aplica a los astros que giran alrededor de una estrella como el Sol y que se hacen visibles no porque tengan luz propia, que no la tienen, sino por la luz que reflejan. Planeta errante, es pues redundancia etimológica. La estrella, por cierto, alrededor de la que giramos nosotros, el astro rey, el antiguo Helio o Sol, viene a decirnos con su mudo silencio junto con todas las demás estrellas del universo sin fin que somos nosotros los fugaces, los errantes.
    Y claro para salvar el Planeta, con mayúscula honorífica que a Dios y a todo dios corresponde, hay que ducharse con agua fría, o, dicho negativamente, no hay que hacerlo con agua tibia o caliente ni meterse tampoco en una bañera rebosante como una piscina, que eso consume mucho líquido elemento del que andamos tan escasos y que está a punto de dejar de ser un recurso público para privatizarse, si no lo está ya, cotizando como cotiza en la Bolsa de los Valores: una ducha rápida con agua gélida y ya está, un gesto sencillo que salva a Gaia, la madre Tierra, Gea, sí, que nos parió. 
 
    No hay que encender la calefacción en invierno ni tampoco quemar leña en la chimenea, porque eso genera mucho dióxido de carbono o CO2 que asciende a la atmósfera y allí crea el efecto invernadero que recalienta el Globo y provoca el Cambio Climático antropogénico que nos trae pertinaces sequías y catastróficas inundaciones que se cobran vidas, tanto humanas como animales, si cabe hacer un distingo tan inepto, porque el Cambio Climático mata, así como la herejía negacionista que lo niega.
 
    Tampoco hay que usar el aire acondicionado que nos refresca en el verano. Basta, como sugirió la genialidad del Puto Amo, Fucking Master, en la lengua del Imperio que él chapurrea, con no llevar corbata y desabrocharse, si acaso, el botón de la camisa a la altura del cuello para así refrigerarse. De este modo tan sencillo, quitándonos la corbata, ahorramos energía, y estamos más cómodos y frescos, que es de lo que se trata en el estío, un gesto tan sencillo que, por arte de abracadabra, salva vidas, las presentes nuestras y las futuras de las generaciones por venir.
 
 
 "No llevo corbata, eso significa que todos podemos ahorrar desde el punto de vista energético (¿?); y he pedido a todos los ministros (y ministras, parece que dice deprisa y corriendo, aunque ellas no suelen llevar esa soga al cuello) y a todos los responsables públicos, y al sector privado, en la medida de lo posible, que cuando no sea necesario (¿lo es alguna vez?) no utilicen la corbata, y así todos ahorraremos (¿el dinero que cuesta la prenda? ¿energía?)". 
 
    Ya puestos, uno podía también, comparecer sin la chaqueta americana, y sin camiseta de tirantes por debajo, por supuesto, solo con la camisa arremangada, y desabrocharse un segundo botón, dando una imagen campechana y posmoderna, como si uno fuera lo que no es: uno más de los de abajo. 
 
 
    Para cocer los garbanzos, porque hay que alimentarse, use olla rápida, nada de estar horas y horas cocinando a fuego lento como hacían las abuelas, que eso consume mucho y de lo que se trata es de hacer ahorro de energía. Y, ya puestos a sentarnos a la mesa, una vez llegada la hora de yantar, comamos un revuelto de grillos, escarabajos y cucarachas, un plato muy sostenible y sabroso, dado que los eructos y flatulencias de la ganadería porcina y vacuna, cuyas carnes nos suministran sabrosas viandas,  emiten sin embargo gases de efecto invernadero, especialmente metano, por lo que hay que minimizar la dieta carnívora, ya que esas emisiones contribuyen al calentamiento planetario, o global, como prefieren algunos cráneos privilegiados, que con ese término pretenden hacer pedagogía para que tengamos bien presente que el planeta no es plano, como el encefalograma de los políticos, sino redondo. 
 
    Y no se preocupe usted, que oye las noticias en la radio mientras come so peligro de atragantarse al escuchar tantas sandeces, por los tanques de guerra y los misiles de largo alcance que el presidente senil de los Estados Unidos autoriza al títere nato ucraniano a utilizar contra la madre Rusia, porque tanto los unos como los otros son ecológicos, green, o sea, verdes, del color de la esperanza, la esperanza de que gracias a ellos alcancemos algún día la paz que salvará al mundo de la guerra que provocan.

jueves, 7 de noviembre de 2024

El Cambio Climático mata

En anteriores ocasiones he llegado a decir -y se ha criticado por parte de algunos- que el Cambio Climático mata... y lo estamos viendo... por desgracia... Y tenemos que adaptarnos a esta realidad.

¿Tenemos que adaptarnos, señor presidente, a que el cambio climático nos mate? ¿Tenemos que adaptarnos a esa realidad? 

No es menor (?) el que los negacionistas... del Cambio Climático... a quien hayan presentado primero una querella sea a la Ciencia... a la Agencia Española de Meteorología, que alertó sobre la gravedad de los extremos climáticos que se estaban viviendo como consecuencia de la DANA en parte de la península y particularmente de la comunitat valenciana.

¿Se puede establecer alegremente la ecuación matemática de que la Agencia Española de Meteorología es la Ciencia cuando la presidenta de la AEMET desde el año 2023, nombrada por el Gobierno que usted regenta, es un cargo político que carece de estudios correspondientes de meteorología?

¿Es legítimo alertar de una DANA, es decir, de una Depresión Aislada en Niveles Altos, que la mayor parte de la gente no sabe ni lo que es, y no de algo que entiende todo el mundo como es una Gota Fría como siempre se ha denominado? ¿Por qué ese cambio terminológico? Aventuro una respuesta: porque históricamente Gota Fría se asocia a desastre natural que ha sucedido múltiples veces y ocasionado numerosas pérdidas humanas y económicas, mientras que el novedoso acrónimo DANA parece que se refiere a otra cosa, quizá a un fenómeno nuevo y desconocido, que puede imputarse al dogma religioso del Clima Cambiático.

Creo que esta es una gran lección de cómo el debate político va por un lado y la realidad de la vida de la gente va por otro. Y nosotros queremos hacer del debate político la realidad de la vida de la gente.

¿Qué relación tiene esta declaración de intenciones con la argumentación anterior? ¿Qué significa? ¿Qué pretende? ¿Intoxicar más aún a la gente con eso que llama el debate político?

 Y yo siempre tendré, como hice durante la Covid y he hecho siempre, cuando hemos tenido emergencias climáticas, desgraciadamente esta es la más terrible, un agradecimiento expreso a los científicos y a las científicas.

¿Es que la Covid era una emergencia climática? ¿No era una emergencia sanitaria? ¿Acaso es lo mismo, una emergencia a fin de cuentas? ¿Cómo puede expresar su agradecimiento a la Ciencia cuando su política favorable a la vacunación a ultranza era lo más  contracientífico que podía haber, fomentando la inoculación de una sustancia experimental que ha causado tantas desgracias y, entre las primeras pero no las últimas, aumentó la propagación y contagio del virus que pretendía combatir?

Y si algo voy a hacer en los años que sea presidente del gobierno es apoyar, respaldar y financiar a la Ciencia en nuestro país porque nos da elementos para comprender el planeta en el que vivimos, al que vamos (?), y, por tanto, anticipar el diseño de políticas públicas que hagan aumentar la seguridad de nuestros ciudadanos. 

¿Cómo ha podido olvidársele, señor presidente, qué terrible desliz machista por su parte, tan atildado como se presenta, la seguridad de 'nuestras ciudadanas'? ¿Es que no le importa la seguridad de las ciudadanas? Antes expresó su agradecimiento a los científicos y a las científicas. Le faltó el agradecimiento a la Ciencia que tanto favorece la gobernabilidad.

Y me gustaría que el resto de administraciones territoriales y locales hicieran lo propio, y no se abonaran, como estamos viendo por parte de algunos responsables políticos, a discursos irresponsables por negacionistas... de la emergencia climática.

Brillante juego de palabras, se lo reconozco: responsables políticos abonados a discursos irresponsables por negacionistas... de la emergencia climática. ¿Quién niega la emergencia climática? Nadie, en su sano juicio, puede negar un desastre natural, lo que puede negarse es que la causa sea el dogma del Cambio Climático, como defiende usted.

Notas de la Ministra de Igualdad: "Este es nuestro momento" (?)

Más lejos han ido otros miembros -o quizá miembras de su gobierno-, como la Ministra de Igualdad, que escribe en su folio de notas con una impecable caligrafía que el negacionismo del Cambio Climático mata, no el Cambio Climático, como dice usted, sino el negacionismo, es decir, llamemos a las cosas por su nombre, la negación de esas creencia, porque entonces a lo otro habría que llamarlo afirmacionismo del Cambio Climático como causa de la muerte de la gente, que es además culpable por no hacer caso de la Ciencia, por no seguirla ciegamente.

viernes, 1 de noviembre de 2024

La historia se repite

    La AEMET, Agencia Española de Meteorología, había pronosticado un otoño más cálido y seco de lo habitual, pero de pronto hizo su aparición la DANA, acrónimo formado con las siglas de 'Depresión Aislada en Niveles Altos', que es el aislamiento de una gota fría en las alturas, que ha sido según los medios (in)formativos: la peor y más destructora DANA de la historia de España, lo que no es exacto, como veremos.
 
    Incluso emplean metáforas como la japonesa 'un tsunami imparable' o la bíblica 'apocalipsis en Valencia', para la gota fría que deja, sin que esté cerrado el cómputo, más de un centenar de muertos, un centenar de vidas humanas, y provoca daños materiales incalculables, cientos de millones en pérdidas en las provincias de Albacete y Murcia. 
 
"Caridad -hoy diríamos solidaridad- para las provincias inundadas"
 
     Otros medios más prudentes, dicen que es la DANA más mortífera en décadas, y otros acotan del siglo XXI, del que llevamos apenas una cuarta parte. Sin embargo, la historia, cuya musa Clío suele representarse tomando registro escrito, nos dice que si nos remontamos a la riada de Santa Teresa el 15 de octubre de 1879, resulta que hubo más de mil muertes en las provincias de Murcia, Almería y Alicante... Y que más cerca de nosotros en el tiempo hubo episodios igualmente devastadores en la provincia de Valencia en 1982 y 1987, lo que atestigua que estos fenómenos no son tan recientes como nos parecen ahora que volvemos a sufrirlos.
 
Portada de El Pueblo, 13 de noviembre de 1897
 
 
    Puede resultar interesante remontarse a la gran riuá de Valencia en 1957, una inundación 'histórica', como la actual, en la que los muertos oficiales, según las fuentes franquistas de la época, fueron 85, pero los reales se estima que muchos más. De ella se informa en esta página de La Vanguardia cumplidamente. El video adjunto de RTVE muestra la visita del Dictador a la ciudad de Valencia.
 

     Ante la conmoción que supone la DANA actual, muchos se apresuran a atribuir su causa, su culpa, al cambio climático, o a la crisis climática y aun al caos climático producidos por el calentamiento global del planeta. Sin embargo, no es tan sencillo porque no estamos ante “fenómenos nuevos” creados por el calentamiento global, aunque eso es lo que piensa gran parte de la población adoctrinada por los medios (in)formativos, sino ante fenómenos meteorológicos que han existido siempre y mecanismos atmosféricos que pueden verse agravados, pero no causados, por el actual calentamiento global. 
 
La inundación de Murcia, el Rey Alfonso XII "lleva el consuelo a los desgraciados habitantes del pueblo de Alcantarilla" 20 de octubre de 1879.  

    También hay que señalar que los suelos de las costas mediterráneas suelen estar urbanizados y hormigonados, y muchas veces se construye, para aprovechar el terreno, en los bordes de las ramblas, que son los torrentes o caudales ocasionales debido a las lluvias estacionales que cuando se producen arramblan, como su nombre indica, con todo lo que encuentran, son un factor agravante porque el agua que cae en cantidad no puede ser absorbida por esos suelos, lo que debería tenerse en cuenta a la hora de reducir el impacto de estos fenómenos. 
 
     Inundaciones como la de Valencia son recurrentes y solo pueden paliarse con acciones preventivas. Una de las cuales sería, según el diario El Confidencial el pantano del Plan Sur, que la habría evitado, pero en vez de construirlo se destruyen las presas que podrían detener el flujo de las aguas caídas,  incrementando el riesgo.
 
 
    Los datos de precipitación diaria de Valencia desde 1937 no presentan tendencia al alza, sino recurrencia. Tras la gran riada de 1957 (que es el mayor pico de la gráfica) se desvió el curso del río, para proteger el centro de la capital del Turia. 
 
    Los Llibres del Consell indican graves riadas en Valencia en 25 ocasiones, en 1321, 1328, 1340, 1358, 1406, 1427, 1475, 1517, 1540, 1581, 1589, 1590, 1610, 1651, 1672, 1731, 1776, 1783, 1845, 1860, 1864, 1870, 1897, 1949 y 1957. Esto no tendría mucho que ver en principio con el cambio climático que se está produciendo en la actualidad, lo que no impide que este argumento vaya a utilizarse para hacernos creer que la eliminación de emisiones de dióxido de carbono o CO2 sería la solución de este problema, dado que en el siglo XIV, desde que tenemos registros, no había las emisiones que hay en la actualidad, y sin embargo ya se producían estos fenómenos recurrentes

viernes, 30 de agosto de 2024

De cómo la modificación de la percepción no cambia la realidad (y II)

3º.- El virus coronado. Antes que nada, si alguien se pregunta por qué hay que seguir hablando todavía a estas alturas de la pasada pandemia, hay varias razones: 1ª Porque ha sido el mayor escándalo sanitario conocido hasta la fecha del que sus responsables no han rendido cuentas;  2ª, porque hay que entender que era un medio y no un fin para conseguir normalizar unas medidas abusivas de restricción de libertades y un control draconiano de la gente basados en una realidad impostada; y 3ª, porque vuelve la burra al trigo y ahora nos vienen con el virus del Nilo occidental y con el de la viruela símica o del mono, renombrada MPOX, el mismo perro con distinto collar, porque daba más risa que miedo el nombre original. 

    La mayoría, casi tres cuartas partes de la población se tragó el bulo. No eran capaces de distanciarse críticamente de la narrativa oficial que estaba apoderándose de la sociedad. El relato exageraba dramáticamente, hasta diez veces más de lo que era, la peligrosidad del virus, que era su supuesta mortandad. Y al mismo tiempo esa misma gente crédula o creyente parecía estar ciega y no querer ver los efectos desastrosos o daños colaterales de las medidas que se estaban implementando a su alrededor. Lo que estaba ocurriendo era la formación colectiva de una psicosis de masas y la emergencia de un totalitarismo sanitario. La gente se volvía colectivamente ciega y esgrimía su intolerancia con los pocos que se atrevían a pensar de un modo diferente.

    El discurso dominante, por su parte, decía luchar contra los bulos y los delitos de odio, criminalizándolos, cuando los "bulos" eran informaciones alternativas que ponían en peligro el monopolio gubernamental del discurso dominante de la información, y los delitos de odio se cebaban en aquellos que criticaban el aborrecible papel de las instituciones, no de las personas que identificándose con sus cargos porque no sabían lo que hacían se hacían cargo de ellas. 

4º.- Los muertos por las olas de calor: Igual que escandalosas eran las cifras de los muertos por el virus asesino multiplicadas por diez son ahora las víctimas de las olas de calor que nos invaden y achicharran. 

    En un verano que no ha destacado precisamente por su insoportable calor, al que se le ha aplicado sin embargo el epíteto de 'extremo', se multiplicaban sin embargo las noticias que afirmaban que se habían batido todos los récords habidos y por haber de calentamiento planetario y de muertes por olas de calor. Y así, por ejemplo, un titular de un periódico dice: El verano de 2024 es ya el segundo con más muertes de la década pese a las "suaves" temperaturas Curioso el entrecomillado del adjetivo “suaves”, que podría ponernos sobre la pista de que no es tan fiero el león como lo pintan, pero, sin embargo, se le atribuyen al calor extremo muchas muertes que podrían explicarse a) por las patologías previas de los fallecidos y b) por lo que se llamaba “muerte natural”.

    Podemos preguntarnos, sin embargo, cómo puede ser natural eso de que alguien, es decir, cualquiera que esté vivo se muera, como hacía el filósofo Tauro, según cuenta Aulo Gelio en sus Noches áticas (VII, 13): ¿Cuándo muere el que muere, cuando ya ha fallecido o cuando todavía está con vida? Y comenta Gelio que cualquier repuesta que queramos darle a esa pregunta es absurda y poco menos que ridícula, y mucho más todavía si damos ambas respuestas a la vez o ninguna de ellas, tratándose de un cuatrilema o tetralema al fin irresoluble. Platón, para 'resolverlo', inventó el instante o lo instantáneo como algo diferente del "ahora": Esa extraña naturaleza del instante (ἡ ἐξαίφνης φύσις) se acomoda entre el movimiento y el reposo, no estando en ningún tiempo; pero hacia él y desde él lo que se mueve cambia para pasar a estar en reposo, y lo que está en reposo cambia para moverse (Platón, Parménides, 156 d).

    Hoy en día, pese a que la muerte no puede ser nunca natural, se sigue usando el término de 'muerte natural' o de 'muerte por causas naturales' para indicar que alguien ha muerto por una falla multiorgánica. sin que influyan enfermedades que deterioren mucho antes el estado de salud del paciente, como el cáncer, una enfermedad cardíaca o la diabetes. Se entiende como 'muerte natural'  el fallecimiento de una persona que ha llegado a la vejez al haber alcanzado determinada edad, cuando su cuerpo ya ha cumplido el ciclo fisiológico, y diferentes factores internos conllevan el deceso. La esperanza de vida o, más propiamente, de muerte 'natural' ronda los 82,2 años en las Españas (85 en mujeres y 79,5 en varones) y  deja de ser muerte 'natural' cuando entran en juego factores externos, en efecto, como pueden ser los accidentes de tráfico, los homicidios y los suicidios. 

oOo

    El venerable Carlos Marx escribió en 1845, en sus Tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. La frase se ha hecho proverbial, pero lo que quieren nuestros gobernantes no es que transformemos la realidad, nada más lejos de su intención, sino que more philosophico nos tomemos la realidad del mundo con filosofía, es decir, con resignación o resiliencia, que es palabra mágica más a la moda, y, si no podemos cambiar las cosas, cambiemos al menos nuestra percepción.

lunes, 18 de diciembre de 2023

¡Más de 100 muertes al día! (I)

    O de cómo el Ministerio de Sanidad de las Españas nos vende la moto diciendo que va a salvarnos la vida (otra vez) y mejorar nuestra salud (otra vez). 
 
 
    "Ayer acabó la COP28 con un acuerdo insuficiente pero que supone el principio del fin de la era de los combustibles fósiles y las energías caras y sucias".
 
    La Ministra de Sanidad del Reino de las Españas, doña Mónica García, pronuncia un discurso optimista y trufado de efectos retóricos con el que celebra el acuerdo -insuficiente según ella- que se ha alcanzado en la COP28 que ha tenido lugar en Dubai, pero que no supone "el principio del fin de la era de los combustibles fósiles", como dice la ministra. Lo que sucede, según los expertos, es que los combustibles fósiles se están agotando y no hay para todos, pero no se están acabando porque se haya llegado al acuerdo de dejar de usarlos y de despreciarlos por ser “energías caras y sucias”. Son caras -lo de sucias no vamos a discutirlo- porque abundan poco, cada vez menos y no va a haber para todo el personal.
 
   "Es un paso más pero aún quedan muchos por recorrer para asegurar un futuro mejor para todos y todas."

    Se trata, según nuestra Ministra progresista,  de un paso más para asegurar “un futuro mejor para todos y todas”, lo que dice con una redundancia superflua por innecesaria, dado que diciendo “todos” estamos utilizando el género gramatical masculino como término no marcado, es decir, como equivalente a los dos géneros gramaticales, pero es una obsesión de los nuevos ministros (y ministras) emplear el género femenino para alargar sus discursos, parecer que dicen más de lo que dicen y "empoderar a las mujeres" (sic).
 
    "El cambio climático mata y empeora la salud."
 
    La afirmación de que el cambio climático mata es bastante tremendista, aunque se atenúa diciendo que empeora la salud. Se trata de un hísteron próteron. Merece la pena que nos detengamos un poco en este recurso retórico que consiste en citar en primer lugar lo que sucede cronológicamente en segundo lugar llamando así la atención sobre la idea más importante que se trata de poner de relieve: todos (y todas) vamos a morir. Lo lógico sería decir en primer lugar que empeora la salud y, a continuación, que mata, pero como se trata de impactar al auditorio lo primero que se dice es que mata, como el tabaco, y a continuación, por si eso fuera poco, que empeora la salud, algo que poco importa cuando uno ya está muerto. 
 
 
     "Los combustibles fósiles que provocan cambio climático matan y empeoran la salud."
 
    A continuación nos dice cuál es la causa de ese cambio climático que mata, que son los combustibles fósiles. Ha hecho por arte de magia retórica una ecuación de equivalencia: cambio climático igual a combustibles fósiles. Como se ha llegado al acuerdo -obligado te veas- de dejar de usarlos... el Ministerio nos "salvará la vida", con lo que justifica su existencia, como cuando nos encerró en nuestros domicilios, nos obligó a usar mascarillas para salir y nos prohibió viajar o entrar a los lugares públicos si no estábamos vacunados...
 
    "Cuando hablamos de crisis climática no estamos hablando de osos polares o de un problema que pasa muy lejos o dentro de muchos años (…)"
 
    La ministra ha introducido la palabra mágica 'crisis'. No dice ya cambio climático, sino crisis climática, lo que hace que sean términos sinónimos: el cambio es una crisis -otra crisis más, por si fueran pocas las que llevamos a rastras-, y la define negativamente: no son osos polares ni problemas que pasan lejos o que pasarán en el futuro... El paralelo con la crisis sanitaria es obvio: recurso al miedo y a una gestión autoritaria. La cuestión climática se presenta como una oportunidad para esta especie de nueva religión que se está afianzando a escala mundial que pretende salvar el Planeta. 
 
    Vemos en este discurso cómo la Ministra del Gobierno ha convertido por arte de magia retórica el clima en una crisis de salud pública, porque parece que la gente ve que lo del cambio climático es algo muy lento en el tiempo, muy lejano en el espacio, muy abstracto y abstruso, y que parece que sólo afecta a los osos (y las osas polares, se le olvidó, por cierto, mencionarlas a la señora ministra), y no hace mucho caso de las alarmas que se desencadenan, pero si se relaciona con la salud, que es lo que más nos duele, pues parece que la cosa funciona mejor.
 
 
      "Más de cien muertes al día que se podrían evitar apostando por energías baratas y limpias, comiendo dietas más saludables y viviendo en casas cómodas y eficientes."
 
     La crisis climática supone más de 100 muertes evitables al día si se apuesta por energías baratas y limpias (contrapuestas a las caras y sucias mencionadas al principio), pero ¿en dónde se producen?, ¿en España, en Europa, en el mundo? ¿En verano por el excesivo calor o en invierno por el frío extremo? Dato terrorífico y preguntas sin respuesta. Pero no bastaría con apostar por dichas energías,  además habría que comer “dietas más saludables”, expresión con la que no se refiere la señora ministra a las hamburgueserías, por ejemplo, que tanto pululan por la piel de toro, pero que son efectivamente baratas, aunque no sean muy saludables, porque va a resultar que lo saludable es caro o, al menos, que no se lo pueden permitir todos los bolsillos. Y con lo de vivir en “casas cómodas y eficientes”, no se refiere a los bloques de pisos en los que vive hacinada la mayoría de la gente.Y, por cierto, ¿qué son casas 'eficientes'?
 
     "Celebramos el acuerdo alcanzado en la COP28 y desde el Ministerio de Sanidad nos ponemos a trabajar desde ya para que España siga liderando la transición ecológica hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro."
 
    Pero está bien que España siga liderando esa “transición ecológica” hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro, nótese la aliteración "sano y seguro", que es lo que queremos todos (y todas, claro).

domingo, 10 de diciembre de 2023

Nuevas y viejas guerras

    Se está celebrando en Dubai, por lo que cuentan los medios de creación de la opinión pública, la COP28, acrónimo de la vigésimo octava Conference of Parties, un evento que organiza la ONU anualmente para abordar la cuestión crítica (sic, según los organizadores, adjetivo bajo el que percibimos subliminalmente la “crisis” consustancial y esencial del sistema capitalista de producción que padecemos) del cambio climático. Esta conferencia les proporciona a los mandamases y delegados mundiales la ocasión de reunirse, opinar y figurar buscando soluciones para hacer frente al problema que plantea el cambio climático, de cara a mitigar su impacto. 

Declaración sobre Clima y Salud

      El evento, financiado con mil millones de dólares de donantes como la fundación ¿filantrópica o misantrópica? Rockefeller, al parecer ha llegado a una conclusión, que es la Declaración sobre Clima y Salud, firmada por 124 países entre los que se hallan las dos grandes superpotencias, la China y los Estados Unidos de América, y entre los que no podía faltar tampoco la España progresista que avanza no se sabe muy bien hacia dónde, pero avanza pisando “tierra firme”, como diría nuestro presidente.

    En dicha declaración se encuentra, entre otras perlas preciosas, este sesudo párrafo, que expresa el objetivo que se proponen los firmantes de dicho documento: “aprovechar mejor las sinergias en la intersección del cambio climático y la salud para mejorar la eficiencia y eficacia de los flujos financieros”. Yo no sé si quien ha redactado esta frase la entiende, yo, desde luego, lo confieso, no la entiendo, pero me encantan sus efectos retóricos rimbombantes especiales: un lenguaje culto de palabras largas que no dicen sustancialmente nada: ¡Cuántos cultismos como sinergias, intersección, climático, eficiencia, eficacia! Me encanta la sutil diferencia semántica que puede haber entre estos dos últimos términos (quizá le ha faltado incluir efectividad), subrayada además por la aliteración, que es la repetición del mismo sonido al comienzo de una serie de palabras, procedentes del latín efficere, y, por lo tanto, del verbo facere “hacer”, y que culmina con la cláusula final de “flujos financieros”, cuyo efecto arrebatador y arrullador es innegable. ¡Qué prodigio de fonemas fricativos aliterados! ¡Qué retórica altisonante y huera, que cáscara vacía que no entraña ni dice nada, pero con qué efectos especiales nos lo dice! No me resisto a ofrecerla en la lengua del Imperio en que está redactada por si algún lector lo entiende mejor que yo en versión original: better leverage synergies at the intersection of climate change and health to improve the efficiency and effectiveness of finance flows.

     Cómo no hay quien lo entienda, nos lo explica nuestro secretario de Estado de Sanidad con palabras un poco más modestas y asequibles. Lo que se pretende es, dice él, "dar una respuesta global -metáfora inevitable ya por mundial o planetaria- al cambio climático y sus efectos sobre la salud y los sistemas sanitarios". Interesante doble punto de vista: el cambio climático afecta a la salud de los ciudadanos y los sistemas sanitarios que los atienden. Lógicamente, si los primeros no tienen problemas de salud no colapsarán los hospitales. ¿A que esto nos suena a “déjà entendu” cuando lo del virus y la pandemia aquella que parece ahora tan lejana? (Pero no nos preocupemos, la OMS anuncia otra para el año que viene, por eso se apresura a sacar sus protocolos).

    Explicándonoslo en palabras aún más sencillas para que las entienda hasta un tonto ha dicho nuestro delegado: "No hay personas sanas en un planeta enfermo”. Y como el planeta está malito y nosotros también, aunque seamos enfermos asintomáticos, hay que actuar sobre el cambio climático, afrontando sus efectos que repercuten en nuestra propia salud, que es donde más nos duele después de todo. Recordemos a nuestro flamante presidente afirmando que todavía estamos a tiempo de salvar el planeta (y se entiende salvarnos de paso nosotros).

El hombre de Vitruvio dándole una patada al planeta.
 

     Hemos pasado de la guerra contra el virus a la guerra contra el carbono, que puede ser más malo o peor, convenientemente demonizado, que el propio virus. Como transición hemos asistido al espectáculo de la guerra de Ucrania, que ha sido eclipsado ahora por la guerra de Gaza, dos guerras tradicionales para no perder el esplendor guerrero de la vieja epopeya homérica de la siempre viva guerra de Troya, pero el Estado, los Estados del mundo, siguen creando enemigos ficticios y abstractos a los que les declaran la guerra, guerras que se concreta en medidas que exigen el sacrificio de los pueblos sometidos, porque lo que hay en el fondo es la vieja guerra del Estado contra el pueblo.

lunes, 30 de octubre de 2023

La Iglesia de la Ciencia de la Climatología

    En el tercer milenio de la era cristiana, Occidente entroniza una nueva religión bajo el amparo de la Ciencia: la Iglesia de la Climatología.  Gracias a los boletines meteorológicos de las noticias televisivas y radiofónicas, así como a los titulares de la prensa escrita y a las aplicaciones predictoras de la meteorología de los móviles, algo tan inocuo como el tiempo que hace o que va a hacer, motivo baladí de tantas conversaciones anodinas en los ascensores, se vuelve un fenómeno ideológico de índole religiosa que es incontestable porque es un artículo dogmático de fe.
 
       Las instrucciones nos vienen de arriba y son transmitidas por las mismas  tres o cuatro agencias de prensa internacionales, que difunden una retórica religiosa que poco a poco justifica el control general de la sociedad en nombre de una amenaza superior, y que nos impele a todos a un sentido moral y a una responsabilidad que nos exige algún que otro pequeño sacrificio para salvar el planeta como evitar una ducha de agua caliente, bajar el termostato de la calefacción en invierno, o no  montarnos en un coche alimentado por gasoil o gasolina.
 
     Inicialmente se denominó al fenómeno Calentamiento Global, pero cuando se fue viendo que las olas de calor extremo y torrencial no eran eternas y se sucedían tras ellas olas periódicas de frío glacial, se cambió el nombre a Cambio Climático, que explica tanto las sequías pertinaces como las inundaciones.  
 
 
    Al igual que la enfermedad del virus coronado, el fenómeno del Cambio Climático no es local, sino pandémico, y tiene un alcance mundial, global o planetario, que de las tres maneras puede decirse. 
 
     Cada cual debe controlarse a sí mismo, y podrá, por supuesto, controlar al vecino, como hacía la policía de los balcones durante la pandemia, porque si no actuamos todos a una nuestros esfuerzos serán poco menos que baldíos.
 
     La salvación del grupo tiene prioridad sobre la salvación individual. Esta nueva fe debe impregnar todos los aspectos de nuestra existencia, e invita a la contrición, a la culpa y a la misión apostólica evangelizadora que consiste en predicar que hay que descarbonizar el planeta a toda costa, y este evangelio o buena palabra de Dios debe difundirse por doquier.
 
 
       El IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change, en la lengua del Imperio, y en la nuestra  Grupo Intergubernamental -nótese la connivencia cada vez mayor entre los gobiernos del mundo- de Expertos sobre el Cambio Climático) es según nuestro Ministerio de la Transición Ecológica (y el Reto Demográfico -atención a la coletilla semántica-) "el principal órgano internacional encargado de evaluar el conocimiento sobre el cambio climático". 
 
    Este panel de expertos, que está en el centro de esta ola de terrorismo global, ha puesto en la picota al anhídrido carbónico, CO2 o dióxido de carbono, en particular. Este gas es el chivo expiatorio que hay que sacrificar. Si bien es solo uno de los múltiples gases de efecto invernadero y solo representa un porcentaje mínimo de este fenómeno físico, se ha demonizado como si sus emisiones fueran las ventosidades sulfurosas del mismo Satanás.
 
  El caso es que nos encontramos con una inversión de significado orgüeliana bastante significativa, valga la redundancia, ya que el CO2, dióxido de carbono o anhídrido carbónico, como se llamaba antaño, que era fuente de vida, se convierte ahora por arte de magia negra en fuente de muerte, según el clero del IPCC. 
 
     
      Pero ¿a quién debemos creer? Ni siquiera los propios científicos se ponen de acuerdo en la proporción de CO2 que hay en la atmósfera. Unos dicen que hay entre un 5 y un 8%, otros que hay un 0,04%, y que en los últimos veinte años ha aumentado una centésima, pasando del 0,03 al 0,04. ¿Hemos de reducir el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera o hemos de aumentarlo? ¿A quiénes creemos, a los primeros o a los segundos? ¿Debemos creer a alguien?
 
    La gran ventaja de este enemigo es que, como el virus, es invisible y omnipresente en su ubicuidad, está en el aire, en el agua, en los árboles. Es un demonio pernicioso que podemos cuantificar como queramos, según criterios incontrolables, donde una simple regla de tres permite definir el número de viajes en avión que cada ciudadano podrá realizar todavía durante su vida.
 
    El clero del IPCC no escatima esfuerzos para que el catastrofismo climático entre poco a poco en nuestra vida cotidiana. Lo que antes se llamaba simplemente veranillo de san Miguel, a finales de septiembre, es hoy un fenómeno meteorológico excepcional de calor extremo que nos trae un tórrido octubre como no se ha conocido en la historia universal. 
 
    Estas palabras repetidas por los medios cambian nuestra percepción de la realidad. Lo que era antes un momento de felicidad y de gozo, porque hace buen tiempo, es ahora motivo de preocupación. Lo que antes era bueno ahora resulta que es malo. 
 
 
El caminante sobre el mar de nubes, C. D. Friedrich (1818)

    Sin embargo, lo fascinante de este nuevo discurso apocalíptico y que induce a la culpa tanto personal como colectiva es que de ninguna manera pone en duda ni cuestiona el modelo capitalista que lo ha producido. Al contrario, incluso le sirve, ya que permite obtener beneficios comprando el derecho a contaminar o a calentar... e indirectamente, incluso empuja a la gente a ganar la mayor cantidad de dinero posible para poder beneficiarse en el futuro de ventajas. que la mayoría ya no tendrá. 
 
    Los informes meteorológicos destacan constantemente las catástrofes naturales, incendios forestales, inundaciones, temperaturas extremas... Hay que actuar en nombre de nuestros hijos, de las generaciones futuras venideras a las que vamos a dejarles este planeta... La retórica apocalíptica climática sobre la que navegan ahora todos los medios de comunicación y todos los gobiernos responsables de la toma de decisiones en el mundo tiene, sin embargo, varias ventajas importantes: en primer lugar, es una amenaza que puede alargarse durante mucho tiempo,  en segundo lugar, afecta a casi todos los aspectos de la vida de las personas, ciudadanos y consumidores y, finalmente, da sentido a muchas personas para las que la realidad ya no lo tenía, que de repente, se encuentran, como Greta Thunberg, con una misión que dé un significado a su vida que, de lo contrario, carecería de sentido. 
 
    De un tirón, lo sagrado vuelve a la realidad y el hecho de darse una ducha fría cobra sentido, el hecho de quedarse sin vacaciones cobra sentido, el hecho de no salir nunca de casa cobra sentido… el hecho de estar neurótico, incómodo, infeliz, tiene sentido. La Iglesia del Cambio Climático es una religión como otra cualquiera, con sus artículos dogmáticos de fe, sus feligreses y creyentes, y también con sus herejes. 

martes, 3 de octubre de 2023

Pareceres XXX

146.- Cambio climático: Escribía ya Agustín de Hipona, san Agustín, en alguno de sus Sermones, allá por los siglos IV y V de nuestra era cristiana, cuando aún no había registros de temperaturas que pudieran compararse con las actuales que tanto nos alarman, que a nadie le gustaron nunca los días que le tocó vivir -después de nuestra común expulsión del paraíso- y que cada año regularmente cuando sentimos el frío, solemos decir quejándonos: Nunca hizo tanto frío. Nunca hizo estos calores, siendo así que hace el mismo de siempre. Nuestra vicepresidenta en funciones, por su parte, declara: El cambio climático es una realidad y son necesarias medidas urgentes para paliarlo. No valen las palabras, solo sirven los hechos. Nos dan a entender estas palabras, que no sirven según ellas mismas dicen declarando su inutilidad, que si no adoptamos esas medidas urgentes, esos hechos que son válidos, no podremos paliar el problema. Pero si negamos la mayor, que es el problema, nos quedamos sin argumento racional que justifique la  aplicación de las “necesarias medidas urgentes”.
 
 
147.- Naturalmente. Escribe el colombiano Nicolás González Dávila. Cuidémonos del discurso donde abunde el adjetivo "natural" sin comillas: alguien se engaña a sí mismo, o quiere engañarnos. Desde las fronteras naturales hasta la religión natural. Siguiendo a este autor, vayamos, más allá de las fronteras y de las religiones naturales, un poco más lejos: ¿qué hay de natural, sin comillas metalingüísticas, en la naturaleza? Nada, naturalmente. 
 
148.- All right, then, I'll go to hell. ¡Qué soberbia lección nos da Huckelberry Finn, el entrañable personaje que creó Mark Twain! Huck se pregunta si debe o no entregar a su amigo Jim, un esclavo negro fugitivo. La buena sociedad cristiana de la época le ha enseñado que la esclavitud está bendecida por Dios, lo que hace que Huck se plantee si hace bien ayudando a su amigo a escapar, repasa las lecciones que aprendió en la catequesis sobre lo que les sucede a personas como él que ayudan a los esclavos fugitivos, y finalmente asume las consecuencias de su acción y acepta su destino: Está bien, entonces iré al infierno
 
149.- El experto y la Muerte: La historia que yo ya conocía como 'Los Derviches y la Muerte' ("Dos derviches que venían de Joppa se encontraron con la peste que se dirigía hacia allí. Le preguntaron a cuántos pretendía matar. Su respuesta fue: "A trescientos". De regreso a Joppa se encontraron con la Peste que volvía de ese lugar y le informaron de que habían oído hablar de la muerte de 3.300. "Oh" respondió la Peste, "maté solo a 300. Los otros murieron de miedo), me llega ahora bajo otra forma con un reproche final que hace a esta versión superior a la primera: La Muerte (que sustituye a la Peste) y el Experto (en lugar de los dos derviches giróvagos): La Muerte está sentada ante las murallas de la ciudad y espera.... Pasa un sabio erudito, se sienta con ella y le pregunta: "¿Qué haces aquí?". La Muerte responde: "Voy a la ciudad a buscar a trescientas personas". El experto corre a la ciudad y grita alarmado: "¡La Muerte vendrá a por 300 personas!". Acto seguido, todo el mundo corre a su casa presa del pánico y se encierra durante muchos días y noches. Finalmente mueren 3300 personas. Cuando el experto abandona la ciudad, la Muerte sigue allí sentada y el erudito le dice enfadado: "¡Ibas a llevarte a 300 personas, pero al final han sido 3300!". La Muerte responde: "Me llevé a 300, enfermos y ancianos, que son los que yo venía a buscar, como cada semana. El resto, le reprocha, se los llevó el miedo, ¡del que tú eres responsable!". 
 
150.- Valor y precio. Dice Nicolás González Dávila: En tiempos aristocráticos lo que tiene valor no tiene precio; en tiempos democráticos lo que no tiene precio no tiene valor. Y contrapone de esta forma la aristocracia del valor con la democracia del precio. A lo que hay que añadir lo que nos dejó dicho don Antonio Machado: Todo necio confunde valor y precio. Y habría que traer también a colación a Óscar Guail cuando a la pregunta de qué es un cínico responde en su lengua: What is a cynic? A man who knows the price of everything and the value of nothing. Un hombre que conoce el precio de todo y el valor de nada. 
 

viernes, 11 de agosto de 2023

Sequía asintomática

-Hay que ver. En plena canícula de agosto, y mira cómo salimos a pasear, con el impermeable y el paraguas debajo del brazo por si acaso.

-Y raro es que tú no lleves la mascarilla puesta, Poldo, que tú eras de los que la llevaban por la calle hasta ayer mismo.

-Bueno, parece que ya se acabó la alarma esa... por ahora.

-Bien dices, porque seguro que este otoño vuelven a activarla, que llevamos ya meses sin pincharnos. Pero ahora toca la alarma del calentamiento planetario.

-No te burles, a ver si vas a resultar tú también negacionista del cambio climático.

-No, negacionista yo no soy, Poldo, pero tampoco un afirmacionista que va por ahí largando lo que no hay.

-Pues es que cambio climático tiene que haberlo, porque yo lo que digo, y soy mucho más viejo que tú, Davicín, es que esto no pasaba antes, no, y eso no hay que porfiarlo, porque no lo digo yo, lo dice la Ciencia.

-Será la Televisión, que la Ciencia está muy callada últimamente.

-No hace falta ser científico para darse cuenta de que no es ni medio normal que llueva en agosto, a no ser que haya cambiado el clima, lo que demuestra que hay cambio climático, que existe. 

-Existir sí que existe, porque están todo el día hablando de ello por la tele, pero que lo haya es harina de otro costal. Yo no lo tengo tan claro.

-Pues yo sí que me lo creo.

-Bueno, pues al final va a ser una cuestión de fe, Poldo. Pero no es para tanto, que esto son cuatro gotas nada más. Además, siempre ha habido tormentas de verano. Y parece normal que después de unos pocos días de calor de un verano perfectamente normal venga un tiempecillo fresco y algo lluviosillo.

-Pero llevamos cuatro días ya sin ver el sol, coño, y tampoco llueve en condiciones, que está todo el día morrinando.

-Mira, me estoy acordando yo ahora de unas inundaciones que hubo, cuando volvía yo de Francia...

-Inundaciones ha habido siempre, pero no en agosto.

-Sí, sí, en agosto fueron. No recuerdo de qué año... Pero fue en agosto, de eso estoy seguro, porque había estado yo de vacaciones  y volvía a Cantabria, y me pillaron en Bilbao, donde se desbordó la ría... Llovió a mares, y hasta murió bastante gente, creo recordar...

-Sí, recuerdo unas inundaciones que hubo hace mucho también aquí, pero no en agosto...

-Consultemos el aparato que todo lo sabe que traigo en el bolsillo, a ver qué dice... Escucha:“Se cumplen 35 años de las graves inundaciones del 26 de agosto de 1983, que dejaron 34 muertos y pérdidas por valor de 1.200 millones de euros. Había llovido mucho durante toda la semana, pero eso no significaba nada en una ciudad acostumbrada al agua.”

-Hace treinta y cinco años no pudo ser, si fue en el 83. Hará cuarenta, en todo caso, si no me he olvidado de sumar.

-Sí, claro, es que esta noticia es de hace cinco años. Ten en cuenta, amigo Poldo, que estos cacharros tienen demasiada información, la mayoría sin actualizar.

-Ahora me acuerdo yo, que aquí hubo también inundaciones en Ampuero y en Renedo de Piélagos, donde se desbordó el Pas.

-Pues ya ves, Poldo, que esto no es nada, que no pasara antes de vez en cuando. Hay que tener algo de memoria y no amnesia histórica, y no creerse todo lo que cuentan, porque según la televisión y muchos periódicos resulta que julio ha sido el mes más caluroso de toda la historia mundial, y ya no nos acordamos de cómo hizo el verano pasado, que fue muchísimo más caluroso que este. 

-Bueno, de alguien hay que hacer caso.

-Pero es que ahora todo el mundo se ha vuelto meteorólogo de la noche a la mañana, como antes virólogos y teólogos de Dios. Y es que, amigo Poldo, si comparamos esto con la pandemia, es exactamente igual: Nos acojonan metiéndonos miedo, y como antes nos metieron el virus, ahora nos meten el cambio climático. 

 

-Hombre, te sacan fotos de pantanos secos, y de desiertos y de termómetros bien soleados que marcan 50º, y de gente que le da un infarto y se muere del golpe de calor...

-Igual que antes con los muertos del virus...Y nos hacen ver lo que no hay: Si antes había enfermos asintomáticos, ahora hay sequía asintomática. O sea que el síntoma de que hay calentamiento es que no hay ningún síntoma de calentamiento, precisamente, y además han bajado las temperaturas. Y te harán creer, en nombre de la Ciencia, como de antes en nombre de Dios, lo que quieran, para luego echarte la culpa por tus emisiones y cobrarte el impuesto revolucionario.

-Bueno, ¿qué podemos decir? A lo mejor poca cosa, que los designios de la climatología, como antaño los de Nuestro Señor, son inextricables para nosotros y el común de los mortales.

-Sí, pero además ya no hay calentamiento global. ¿No has oído tú lo que dice el gerifalte ese de la ONU de que se acabó la era del calentamiento, y ahora entramos en la de la ebullición?

-¿De la qué?

-De la ebullición, del hervor de las ranas en el puchero.

-Pues peor me lo pones, amigo Davicín.

-Peor nos lo quieren poner, amigo Poldo.

domingo, 6 de agosto de 2023

El meme de los galeotes y otros memes

   Meme es un anglicismo acuñado, al parecer sobre el modelo del griego mímēma 'cosa que se imita', derivado de mímēsis 'imitación', que la docta academia define en su primera acepción como “rasgo cultural o de conducta que se transmite por imitación de persona a persona o de generación en generación”, y en segunda, que es la que aquí más nos interesa y la más extendida, como “imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet”.

            El que presento aquí sobre el tema de la esclavitud es una imagen tomada de la red, concretamente un fotograma de la película Ben Hur (1959) de William Wyller, correspondiente a la escena de las galeras en donde aparece en primer plano el actor Charlton Heston. Los galeotes, también llamados forzados, eran los esclavos condenados como el protagonista de la película a remar en las galeras.

    La imagen está duplicada con dos textos: Hace dos mil años, corresponde a la imagen superior, y Hoy, a la inferior. Y en la parte inferior se propone un reto a modo de entretenimiento consistente en encontrar una diferencia entre ambas imágenes exactamente iguales.

    La solución, escrita al revés de derecha a izquierda, es obviamente sorprendente por inesperada, porque no se desprende de la imagen, sino de la reflexión sobre la realidad, lo que en la antigüedad se haría por la fuerza, cualquier tipo de trabajo como el de estos remeros, hoy se haría por dinero, es decir, voluntariamente, y ahí radica la presunta gracia del meme: Antes la esclavitud era forzada, hoy es voluntaria.

    Viene así el meme a poner en solfa algunas de las creencias o verdades mentirosas establecidas, como por ejemplo, en este caso, la de que la esclavitud fue abolida de la Tierra.

    Pero no hay que hablar de los memes. Al igual que los chistes, pierden su gracia cuando se los explica. Es mejor dejar que hablen ellos, y que hagan lo que puedan: quizá hacernos sonreír un poco o dejarnos pensando un rato.

    He aquí algunos más: No puedo arrogarme su autoría enteramente. Tampoco está muy claro quién puede ser su autor: suelen ser anónimos. Podría decirse que se hacen populares y que por eso se viralizan a través de internet. Uno se encuentra con uno y piensa que tiene algo de razón, lo modifica, lo adopta y, tomado de la Red, a la Red lo devuelve para que rule por ahí, y haga lo que pueda, si puede hacer algo.

    Sobre el calentamiento global o cambio climático:


     Sobre el coronavirus:


 
 




        La mayoría de estos memes son meras imágenes (dibujos o fotografías) manipuladas o comentadas con algún texto. Algunos  son gifs, es decir archivos que se animan mediante la sucesión de varias imágenes. En todos los memes suele tener un papel importante el texto, por lo que puede afirmarse que son combinaciones de imágenes y palabras.

    Otros son vídeos cortos como esta reflexión impecable sobre la política profesional hecha por el que fuera vicepresidente segundo del gobierno de España, recogida oralmente y por escrito como subtítulo, que parece una reflexión trivial pero tiene el hondo calado de reconocer implícitamente que gobernar es mentir: Y yo ya no soy político, puedo decir la verdad.