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viernes, 8 de agosto de 2025

España está que arde (y II)

    Si nos apartamos del dogma climático  e incurrimos en el pecado de la desinformación y del negacionismo y sus promesas de redención y no nos sacrificamos reduciendo nuestras emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, que son nuestro pecado original, la Iglesia de la Climatología nos excomulga. Los Sumos Sacerdotes, que divulgan los conocimientos de los estudios y modelos climáticos que realizan las predicciones acerca del futuro, dicen que si no hemos notado el aumento de 1,5 grados Celsius en la temperatura del planeta, ya  lo notaremos, porque va a seguir aumentando pavorosamente.

    La nueva religión tiene sus herejes, que confunden a los fieles creyentes. Ellos, entre los que me temo que me incluyo, dicen, decimos que no hay un cambio climático, sino dos: el calentamiento global o verano en el hemisferio norte y el simultáneo enfriamiento global o invierno en el hemisferio sur del planeta ahora mismo, y viceversa, porque ambos cambios climáticos son, como se sabe, alternativos. El nombre que se nos aplica es negacionistas de la evidencia científica, como denominan ellos a la fe 'verdadera' que nosotros negamos con nuestras palabras y argumentos.

    Afortunadamente hay una red mundial de verificadores de hechos, los fact checkers, que forman el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición que combate la herejía a fin de mantener la ortodoxia climática que se dedica a denunciarnos y perseguirnos a los herejes y a exigir que se nos destierre de todo medio de comunicación y red social, acusados de desviación de la fe y ultranegacionistas.

    No estamos minimizando aquí el peligro de los incendios forestales, Dios nos libre, sino ridiculizando el discurso de miedo que los medios de formación de masas constantemente nos inculcan para sembrar el 'climate panic' o 'climate anxiety' a fin de controlarnos. Como no les basta con el riesgo incendiario, que es la actualización de la amenaza del infierno aquí y ahora, que les parece poca cosa y de sobra conocida, nos amenazan, además, con trastornos mentales y conductuales derivados del impacto de las altas temperaturas. 

    La AEMET lanza un comunicado urgente advirtiéndonos de la ola de calor "para la que no estamos preparados". Y resulta que lo que viene no es solo la canícula habitual sino otro episodio más de propagación del miedo. Han pasado de difundir el miedo al virus y propagar el miedo a la guerra a difundir ahora el miedo a las olas de calor. Eso es lo que viene y lo que toca de ahora en adelante: el miedo por doquier.

    ¿Es grave el calor? Puede serlo, claro, tan grave como puede ser el frío. ¿Es algo nuevo en las Españas en el mes de agosto? No, en absoluto, como cantaba Labordeta: Arremójate la tripa, / que ya viene la calor; / que luego en el mes de agosto, /  no suelta el agua ni Dios. Lo que sí es nuevo es el uso y abuso sistemático del comodín del cambio climático como justificación de restricciones de movilidad, cierre de jardines y parques públicos, limitaciones energéticas y demás mandangas y pejigueras gubernamentales que pretenden que nos resignemos a vivir en estado de excepción permanente, emergencia y crisis bajo la protección paternalista del Estado y sus varias agencias estatales. No les bastaba con la meteorológica (AEMET) que ya acaban de crear otra en el reino: la de Salud Pública (AESAP).

   

  Lo que hace unos años, cuando yo era mucho más joven que ahora, era una buena noticia meteorológica del afable hombre del tiempo ("se espera para mañana un día espléndido y soleado en toda la península") es ahora una amenaza apocalíptica de muerte, porque, ante todo, según cacarea el Ministerio de Sanidad, haciéndose eco del sistema MoMo del Instituto de Salud Carlos III, el Calentamiento Global, que demuestra su existencia enviándonos olas de calor mortíferas, ha causado un total de 1.180 fallecimientos atribuidos al calor abrasivo en el período comprendido entre el 16 de mayo y el 13 de julio del año del Señor de 2025El Cambio Climático mata a través de las periódicas olas de calor, que son las plagas climatológicas del castigo divino por nuestro impenitente pecado original, lo que viene acompañado de minucias como incendios forestales varios, trastornos mentales y déficits de inteligencia natural para entender las cosas que nos pasan.

martes, 5 de agosto de 2025

Avances tecnológicos modernos y contemporáneos

a) La guillotina:

La guillotina es la piadosa máquina inventada en Francia por J. I. Guillotin (1738-1814), médico francés y diputado en la Asamblea Nacional, que en 1789, el año de la gloriosa revolución, propuso su empleo porque era un procedimiento seguro, rápido y eficaz para evitarles sufrimientos innecesarios a los reos condenados a la pena capital.  

 b) El Urobot

Es un inodoro inteligente chino, un nuevo fenómeno tecnológico, similar a un androide que cuando vas a orinar no solo te da la bienvenida levantando la tapa al acercarte sino que mientras te alivias te hace un chequeo sanitario al instante. Esto es lo que el engendro puede hacer en el seno de tu hogar mientras te descuidas vaciando la vejiga: -mide el volumen y el flujo de la orina; -realiza un análisis de orina exprés; -te muestra los resultados directamente en la pantalla integrada en el momento. Ir a mear se convierte con esto no en una necesidad, sino en un procedimiento médico. China muestra una vez más quién es el puto amo en asuntos de innovación en tecnología sanitaria. 


c) Vacuna contra el Cambio Climático:

Aunque hay vacunas milagrosas que han salvado millones de vidas que sin ellas también se habrían salvado con la ventaja de no haber sufrido sus efectos adversos perniciosos secundarios, los científicos están investigando ahora vacunas para hacer frente al cambio climático que, como el virus coronado, también dicen que mata, y salvarnos así de su amenaza. Los rumiantes, especialmente las vacas, liberan grandes cantidades de metano, un potente gas de efecto invernadero, a la atmósfera con sus excrementos al descomponerse, sus eructos y sus pedos. Se estima que alrededor del 32% del metano generado por actividades humanas proviene del ganado. Estas vacunas para el ganado vacuno, que aún se hallan en fase de prueba, podrían llegar a reducir en un 15% la emisiones de metano de las vacas. Se habían intentado reducir las emisiones incluyendo aditivos en la dieta del ganado o aprovechando el estiércol para la producción controlada de biogás, pero los aditivos complicaron la salud de los animales, con su repercusión en el consumo humano. Las vacunas que ahora se ensayan podrían bloquear las bacterias metanógenas de las vacas inhibiendo su proliferación. Hay que tener en cuenta que el metano tiene un potencial de calentamiento ochenta veces mayor que el CO2 a corto plazo. 

d) Inteligencia Artificial y Salud Mental:

La portada del periódico mallorquín Última Hora correspondiente al 7 de agosto del año pasado me ha hecho preguntar a la IA si era verdad y, en ese caso, si se ha cumplido al cabo de un año eso que allí se leía de que cerca de la mitad de la población tiene un trastorno de salud mental. Y me ha sorprendido la respuesta de la IA, que en principio me tranquiliza: No, cerca de la mitad de la población no tiene un trastorno de salud mental. Pero finalmente me deja pensando que lo que acaba de negar podría ser verdad: Si bien es cierto que la mitad de la población puede experimentar un trastorno mental a lo largo de su vida, no todos lo padecen al mismo tiempo y la prevalencia varía según el tipo de trastorno y la población. En resumidas cuentas, aunque la afirmación del periódico es engañosa, podría ser cierta, con la salvedad de que no todos padecerían el trastorno al mismo tiempo ni el mismo trastorno. La IA nos sorprende pudiendo decir al mismo tiempo una cosa y su contraria, lo que genera, como dicen ahora, disonancia cognitiva, que probablemente es lo que pretende.
 

miércoles, 16 de julio de 2025

¿A quién le cargamos el muerto?

Durante los diez días que transcurrieron entre el 23 de junio y el 2 de julio, ambos inclusive, del año del Señor de 2025, Madrid, la villa y corte, y "rompeolas de todas las Españas", sufrió una ola de calor temprana, que vino antes de tiempo sin ser invitada, lo que la hizo especialmente mortífera, porque pilló a todos desprevenidos, la cual, según el estudio Climate change tripled heat-related deaths in early summer European heatwave del ¿prestigioso? centro de análisis climático  Grantham Institute con sede en Londres, dejó un saldo estimado de 108 muertes atribuibles al exceso de temperaturas. Más del 90% de esas muertes, es decir 98 muertes, podrían haberse evitado de no mediar el cambio climático provocado por la actividad humana. 
 
Dicho estudio 'científico' está elaborado integrando series temporales de temperaturas observadas (reales) y contrafactuales (hipotéticas). Se han inventado las temperaturas que hubiera habido sin la ola de calor, dos grados centígrados menos, y aplicado un modelo que les dice cuánta gente podría haber muerto. Y con eso la prensa sensacionalista ya tiene el titular.  
 
La estadística de mortalidad excesiva utiliza muertos reales, pero nadie sabe a ciencia cierta cuál es la causa eficiente de su fallecimiento, porque no hay autopsias fidedignas. 
 
 
Semanario El Español, Madrid, 11-17 agosto de 1957 
 
Estamos, una vez más, ante la vieja falacia: post hoc, ergo propter hoc ('tras esto, luego por causa de esto"). Ya sucedió con la pandemia: se nos informaba día a día, puntualmente, de los muertos que había habido, afirmándose que habían muerto “por” la enfermedad del dichoso virus, cuando la causa podía haber sido un accidente de tráfico, por ejemplo, o un infarto de miocardio, pero como una prueba no fehaciente, la famosa PCR, determinaba que tenían el bicho,  se suponía que era él el asesino que había provocado la muerte. Lo mismo sucede ahora con las olas de calor. Las muertes “por” exceso de calor pueden ser muertes “con” exceso de calor, y, por lo tanto, debidas a otras causas y patologías.  

Las cifras del estudio del Grantham Institute no son estadísticas oficiales, sino estimaciones de mortalidad atribuible. Para ello, los autores compararon los efectos de las temperaturas observadas con un escenario hipotético en el que el cambio climático no hubiera existido, aplicando relaciones conocidas entre calor y mortalidad a partir de datos históricos y epidemiológicos. El informe concluye que, si no se adoptan medidas contundentes, eventos como el vivido en Madrid no solo se repetirán, sino que serán cada vez más intensos y prolongados. 
 
Lo de usar a los muertos con fines propagandísticos viene de muy lejos. Pero la propaganda climática, a juzgar por la noticia de El Diario Online Líder de Información en Español, alias El (In)Mundo, da ahora un nuevo y sorprendente giro, porque ahora los muertos por el cambio climático que contabilizan ni siquiera son reales, sino hipotéticos. Y con eso ya  tienen un titular amarillista. 
 
La atribución de esas muertes al exceso de calor es problemática como demuestra el siguiente ejemplo: Cuatro científicos españoles han publicado un artículo en la revista Eurosurveillance  en el que exploran el pico de mortalidad que se produjo en las sufridas Españas tras el apagón del 28 de abril pasado, cuya causa aún desconocemos, señalando un exceso de 147 muertes. Los autores afirman que «la coincidencia temporal del exceso de mortalidad con el corte del suministro eléctrico podría reflejar posibles efectos a corto plazo sobre la salud relacionados con la interrupción de la atención sanitaria, la sobrecarga del sistema o la reducción de la resiliencia de las poblaciones vulnerables». 
 
¿Aceptamos que el apagón causó solo las 10 muertes de las que informaron los medios de comunicación o que hubo 147 muertos como consecuencias indirectas del apagón de los que Red Eléctrica sería responsable? Deberíamos hacerlo si aceptamos los muertos de la ola de calor del instituto británico porque el razonamiento es el mismo. Los muertos CON el apagón, es decir, durante el apagón,  no son los muertos POR el apagón de la misma forma que los muertos POR la calorina, vamos a dejarnos de metáforas marinas y a llamar a las cosas por su nombre (calorina, según la docta Academia, es el "calor fuerte y sofocante"), no son los mismos que los muertos CON la calorina de finales de junio. Asimismo, los muertos CON la enfermedad del virus coronado cosecha de 2019, no son los mismos que murieron POR dicha enfermedad. 
 
Ya vemos cómo en las guerras de la propaganda climática, cuando no les bastan los datos que les proporcionan los muertos reales, no tienen empacho en recurrir a los muertos virtuales. Escriben los autores: En el momento de realizar el estudio, aún no se disponía del número real de muertes observadas durante el periodo de estudio; por lo tanto, nuestros valores notificados deben interpretarse como estimaciones de la mortalidad atribuible y no como resultados observados.
 
Mientras tanto, como comentaba un amigo, las muertes relacionadas por el exceso de frío continúan siendo diez veces superiores a las relacionadas con el exceso de calor, por lo que el calentamiento global fruto del cambio climágtico sigue salvando vidas paradójicamente.

martes, 24 de junio de 2025

Hase caló, musha caló

    Hemos entrado en el verano, y resulta que empezamos no con alegría sino con preocupante alerta sanitaria por las altas temperaturas que se alcanzan en España, el país del sol. Las autoridades sanitarias nos advierten de lo peligroso que es el astro rey. Y en algunos lugares como en la villa y la corte cierran el Parque del Retiro, que es un lugar agradable para pasear a la sombra de los árboles o para sentarse a leer o a charlar con alguien. ¿Cierran parques en medio de una ola de calor? ¿Dónde se está mejor que a la sombra cuando aprieta la calor? A este paso van a acabar cerrando los bosques, la naturaleza y las playas por las condiciones climatológicas adversas, y poniendo puertas al campo por nuestro bienestar, no por otra cosa, por supuesto.  

 
    Las ciudades son cada vez más inhóspitas: apenas hay bancos para sentarse la gente, y apenas quedan árboles, para ponerse a su sombra: los han arrancado de cuajo, así que muchos optan por confinarse en su domicilio, siguiendo una vieja costumbre cada vez más habitual. Los medios divulgan mensajes apocalípticos: termómetros que se abrasan marcando más de cuarenta grados centígrados a la sombra, mapas meteorológicos con colores rojos ígneos que recuerdan los fuegos del infierno de Pero Botero, noticias y más noticias climáticas... consiguen así que el calor sea el tema de conversación de la masa televidente, que es, por aquello de si no lo veo no lo creo, la masa también telecreyente. 
 

     Se impone el cuento climático. El calentamiento global se cobra sus víctimas de las que nos rinden puntual cómputo cumplido. Aparecen titulares como este en los pocos periódicos de papel que quedan y en la prensa virtual de las pantallas: Al menos 75 personas han muerto sofocadas de calor en lo que va de junio, según el Instituto Carlos III, siendo este mes el más mortal de la última década (y eso que todavía no se ha finiquitado). Pero, atención, añaden por si había algún incrédulo todavía que desconfiase del dato del prestigioso instituto: otros sistemas de medición de mortalidad por altas temperaturas elevan las cifras hasta los 1.486 fallecidos, que no son moco de pavo. 
 
    Seguimos, como en la superchería de la pandemia, contando los muertos cotidianos, que son los que dan veracidad al relato. Si la gente se muere de eso, no puede ser que eso no exista. Las culpas de todos los males las tiene el cambio climático, y la culpa de este -siempre hay que buscar la culpa, que es la causa- la tiene el homínido sapiente.
 
    Por supuesto que hace calor, el mismo que hace todos los veranos más o menos por estas mismas fechas. No hemos nacido ayer. Algunos ya peinamos canas, y podemos decir que el calor no es ninguna novedad. 
 
    Ya lo cantaban hace dieciocho años Mojinos escozíos, y proponían combatir la ola de calor con la correspondiente ola de cerveza: pájaros muertos por las calles, termómetros derretidos, aceras que echan humo, ríos que se evaporan, y la gente metida en sus casas por el miedo a las altas temperaturas... 
 
    Además,  ahora que tenemos vacaciones y podemos follar sin muchas prisas, las autoridades sanitarias, que están para aguarnos la fiesta, nos dicen que tengamos muchísimo cuidadito con las ITS, que son, por si no lo sabíamos, las infecciones de transmisión -como la vida misma- sexual. Además, hay que tener cuidado si se chinga sin precaución, no vaya uno a reproducirse, que tal y como están las cosas no es económicamente muy recomendable. Así que muchas parejas recurren a tener un perrihijo, y si no se lo pueden llevar de vacaciones, se lo encaloman enseguida a sus abuelos, que lo convierten enseguida en su perrinieto y lo malcrían. 
 
    Así que, qué va a hacer uno en su casa si no se puede salir a la calle porque no hay árboles que valgan como refugios climáticos, pues ponerse a ver la tele y a enchufarse a interné que se encargan de distraernos con infinidad de noticias: guerras al otro lado del mundo, como si no tuviéramos suficiente con la camuflada que tenemos aquí. Y, además, ¿para qué se hacen las guerras? Las guerras no se hacen para ganarse, no, sino para perpetuarse.
 
  
    También las pantallas nos dan buenos y saludables consejos: Gracias a los presuntos avances de la Ciencia y de su legión de expertos, que son los listos de la clase que saben de todo, nos dan unas pautas generales y vagas de salud que no sabemos muy bien de dónde salen y que nadie cuestiona, y nos dicen que nos hagamos una serie de pruebas, análisis y chequeos cada cierto tiempo por si acaso estamos enfermos y no nos habíamos percatado de ello, no vayamos a ser asintomáticos e inconscientes. Que les den a sus guerras, a su cambio climático y a las autoridades sanitarias que son, no hace falta decirlo, lo que más perjudica a nuestra salucita.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Cabaré de variedades (V)

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Acierta dando en el clavo identitario Félix de Azúa cuando escribe: Cuanto más iguales somos, más queremos diferenciarnos con esa quimera llamada «identidad».

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RENFE te controla:

Quieren controlarnos a todos más de lo que ya estamos. Por eso instalan cámaras por doquier. "La red de cercanías de RENFE, dice el locutor televisivo, tiene ya un innovador sistema de cámaras de videovigilancia ¿inteligentes? para controlar estaciones por toda España. Procesan miles de datos por segundo para detectar cualquier incidencia y mejorar así la seguridad". Quieren, en realidad, que vivamos en entornos ciudadanos controlados, por lo que a lo mejor no queda más alternativa que huir al campo. ¿Van a instalar estos sofisticados sistemas en medio del campo? Yo creo que no les sale rentable, así que habrá que plantearse la huida de las grandes ciudades y urbanizaciones y la vuelta a la naturaleza.

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La epidemia de gripe estacional ya está aquí. 
 Tal y como preveían las autoridades sanitarias, las semanas navideñas van a coincidir con la explosión de contagios, que hasta ahora han estado más concentrados en los niños pese a o gracias a la vacunación. Ahora sí. Cantabria ya está en nivel de epidemia de gripe, dice la prensa local de campanario. Si la semana pasada, el parte de Salud Pública apuntaba que el virus por excelencia del invierno aún estaba a las puertas de estallar, ahora no hay duda de que ha empezado la escalada... 
 
El periódico terrorista británico The Guardian, nos advierte, por su parte, de que la gripe aviar es una amenaza real de pandemia. Y se pregunta si estamos preparados para lo peor, porque, aunque la cepa que ahora circula en las vacas lecheras parece conllevar poco riesgo para los humanos de momento, pero necesitamos desarrollar una estrategia efectiva antes de que mute.
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¿Quién ataca a quién? 
 
-Nosotros solo estamos defendiéndonos, no atacamos: nos defendemos.
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Cambio Climático
El año pasado había alarma por la ausencia de nieve provocada por el Cambio Climático.
Este año hay alarma por la abundancia de nieve provocada por el Cambio Climático.
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Fumarse un porro, según la ONU y La Voz de Galicia... acelera el cambio climático. 
 
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(Préstamos de Stanislaw Jerzy Lec)
 
El hecho de que alguien haya muerto no demuestra per se que haya vivido, lo que revela es que ha dejado de existir, que no es lo mismo, ni por asomo, que vivir.
 
 Declararse uno progresista o partidario del avance no es decir gran cosa si no se define previa- y cabalmente qué es lo que se quiere que avance y que progrese.

Intuimos, saber no lo sabemos a ciencia cierta, que nos estamos acercando tentativamente a la verdad cuanto más nos alejamos de la realidad, ese trampantojo.

“¡Ábrete, sésamo!” Palabras mágicas que pronuncio en voz alta para poder salir de la cueva, vencer la claustrofobia y hallar el presunto tesoro en el exterior.

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jueves, 21 de noviembre de 2024

De la Salvación del Planeta

    De salvar almas para el Cielo y evitar que se condenen para toda la eternidad en el pudridero de los infiernos como pretendía la iglesia católica, apostólica y romana, hemos pasado durante la pandem(enc)ia a salvar vidas enclaustrándonos en nuestros hogares bajo arresto domiciliario autoinfligido, embozándonos con ridículas mascaretas y guardando las distancias de seguridad recomendadas con los prójimos, cada vez menos próximos y más distantes, a la vez que se aproximaban virtualmente los más lejanos por videoconferencias, y ahora se trata, por lo que se ve, de salvar el Planeta herido de muerte y moribundo que nos aloja con las bendiciones de la Iglesia de la Salvación Ecológica y de la Ficción Científica. 
 
    Hablemos del Planeta, y salgamos un poco al espacio exterior de la mano de la palabra, que llega a nuestra lengua a través del latín planēta, tomada como préstamo del griego πλανήτης, que significa "errante", y se aplica a los astros que giran alrededor de una estrella como el Sol y que se hacen visibles no porque tengan luz propia, que no la tienen, sino por la luz que reflejan. Planeta errante, es pues redundancia etimológica. La estrella, por cierto, alrededor de la que giramos nosotros, el astro rey, el antiguo Helio o Sol, viene a decirnos con su mudo silencio junto con todas las demás estrellas del universo sin fin que somos nosotros los fugaces, los errantes.
    Y claro para salvar el Planeta, con mayúscula honorífica que a Dios y a todo dios corresponde, hay que ducharse con agua fría, o, dicho negativamente, no hay que hacerlo con agua tibia o caliente ni meterse tampoco en una bañera rebosante como una piscina, que eso consume mucho líquido elemento del que andamos tan escasos y que está a punto de dejar de ser un recurso público para privatizarse, si no lo está ya, cotizando como cotiza en la Bolsa de los Valores: una ducha rápida con agua gélida y ya está, un gesto sencillo que salva a Gaia, la madre Tierra, Gea, sí, que nos parió. 
 
    No hay que encender la calefacción en invierno ni tampoco quemar leña en la chimenea, porque eso genera mucho dióxido de carbono o CO2 que asciende a la atmósfera y allí crea el efecto invernadero que recalienta el Globo y provoca el Cambio Climático antropogénico que nos trae pertinaces sequías y catastróficas inundaciones que se cobran vidas, tanto humanas como animales, si cabe hacer un distingo tan inepto, porque el Cambio Climático mata, así como la herejía negacionista que lo niega.
 
    Tampoco hay que usar el aire acondicionado que nos refresca en el verano. Basta, como sugirió la genialidad del Puto Amo, Fucking Master, en la lengua del Imperio que él chapurrea, con no llevar corbata y desabrocharse, si acaso, el botón de la camisa a la altura del cuello para así refrigerarse. De este modo tan sencillo, quitándonos la corbata, ahorramos energía, y estamos más cómodos y frescos, que es de lo que se trata en el estío, un gesto tan sencillo que, por arte de abracadabra, salva vidas, las presentes nuestras y las futuras de las generaciones por venir.
 
 
 "No llevo corbata, eso significa que todos podemos ahorrar desde el punto de vista energético (¿?); y he pedido a todos los ministros (y ministras, parece que dice deprisa y corriendo, aunque ellas no suelen llevar esa soga al cuello) y a todos los responsables públicos, y al sector privado, en la medida de lo posible, que cuando no sea necesario (¿lo es alguna vez?) no utilicen la corbata, y así todos ahorraremos (¿el dinero que cuesta la prenda? ¿energía?)". 
 
    Ya puestos, uno podía también, comparecer sin la chaqueta americana, y sin camiseta de tirantes por debajo, por supuesto, solo con la camisa arremangada, y desabrocharse un segundo botón, dando una imagen campechana y posmoderna, como si uno fuera lo que no es: uno más de los de abajo. 
 
 
    Para cocer los garbanzos, porque hay que alimentarse, use olla rápida, nada de estar horas y horas cocinando a fuego lento como hacían las abuelas, que eso consume mucho y de lo que se trata es de hacer ahorro de energía. Y, ya puestos a sentarnos a la mesa, una vez llegada la hora de yantar, comamos un revuelto de grillos, escarabajos y cucarachas, un plato muy sostenible y sabroso, dado que los eructos y flatulencias de la ganadería porcina y vacuna, cuyas carnes nos suministran sabrosas viandas,  emiten sin embargo gases de efecto invernadero, especialmente metano, por lo que hay que minimizar la dieta carnívora, ya que esas emisiones contribuyen al calentamiento planetario, o global, como prefieren algunos cráneos privilegiados, que con ese término pretenden hacer pedagogía para que tengamos bien presente que el planeta no es plano, como el encefalograma de los políticos, sino redondo. 
 
    Y no se preocupe usted, que oye las noticias en la radio mientras come so peligro de atragantarse al escuchar tantas sandeces, por los tanques de guerra y los misiles de largo alcance que el presidente senil de los Estados Unidos autoriza al títere nato ucraniano a utilizar contra la madre Rusia, porque tanto los unos como los otros son ecológicos, green, o sea, verdes, del color de la esperanza, la esperanza de que gracias a ellos alcancemos algún día la paz que salvará al mundo de la guerra que provocan.

jueves, 7 de noviembre de 2024

El Cambio Climático mata

En anteriores ocasiones he llegado a decir -y se ha criticado por parte de algunos- que el Cambio Climático mata... y lo estamos viendo... por desgracia... Y tenemos que adaptarnos a esta realidad.

¿Tenemos que adaptarnos, señor presidente, a que el cambio climático nos mate? ¿Tenemos que adaptarnos a esa realidad? 

No es menor (?) el que los negacionistas... del Cambio Climático... a quien hayan presentado primero una querella sea a la Ciencia... a la Agencia Española de Meteorología, que alertó sobre la gravedad de los extremos climáticos que se estaban viviendo como consecuencia de la DANA en parte de la península y particularmente de la comunitat valenciana.

¿Se puede establecer alegremente la ecuación matemática de que la Agencia Española de Meteorología es la Ciencia cuando la presidenta de la AEMET desde el año 2023, nombrada por el Gobierno que usted regenta, es un cargo político que carece de estudios correspondientes de meteorología?

¿Es legítimo alertar de una DANA, es decir, de una Depresión Aislada en Niveles Altos, que la mayor parte de la gente no sabe ni lo que es, y no de algo que entiende todo el mundo como es una Gota Fría como siempre se ha denominado? ¿Por qué ese cambio terminológico? Aventuro una respuesta: porque históricamente Gota Fría se asocia a desastre natural que ha sucedido múltiples veces y ocasionado numerosas pérdidas humanas y económicas, mientras que el novedoso acrónimo DANA parece que se refiere a otra cosa, quizá a un fenómeno nuevo y desconocido, que puede imputarse al dogma religioso del Clima Cambiático.

Creo que esta es una gran lección de cómo el debate político va por un lado y la realidad de la vida de la gente va por otro. Y nosotros queremos hacer del debate político la realidad de la vida de la gente.

¿Qué relación tiene esta declaración de intenciones con la argumentación anterior? ¿Qué significa? ¿Qué pretende? ¿Intoxicar más aún a la gente con eso que llama el debate político?

 Y yo siempre tendré, como hice durante la Covid y he hecho siempre, cuando hemos tenido emergencias climáticas, desgraciadamente esta es la más terrible, un agradecimiento expreso a los científicos y a las científicas.

¿Es que la Covid era una emergencia climática? ¿No era una emergencia sanitaria? ¿Acaso es lo mismo, una emergencia a fin de cuentas? ¿Cómo puede expresar su agradecimiento a la Ciencia cuando su política favorable a la vacunación a ultranza era lo más  contracientífico que podía haber, fomentando la inoculación de una sustancia experimental que ha causado tantas desgracias y, entre las primeras pero no las últimas, aumentó la propagación y contagio del virus que pretendía combatir?

Y si algo voy a hacer en los años que sea presidente del gobierno es apoyar, respaldar y financiar a la Ciencia en nuestro país porque nos da elementos para comprender el planeta en el que vivimos, al que vamos (?), y, por tanto, anticipar el diseño de políticas públicas que hagan aumentar la seguridad de nuestros ciudadanos. 

¿Cómo ha podido olvidársele, señor presidente, qué terrible desliz machista por su parte, tan atildado como se presenta, la seguridad de 'nuestras ciudadanas'? ¿Es que no le importa la seguridad de las ciudadanas? Antes expresó su agradecimiento a los científicos y a las científicas. Le faltó el agradecimiento a la Ciencia que tanto favorece la gobernabilidad.

Y me gustaría que el resto de administraciones territoriales y locales hicieran lo propio, y no se abonaran, como estamos viendo por parte de algunos responsables políticos, a discursos irresponsables por negacionistas... de la emergencia climática.

Brillante juego de palabras, se lo reconozco: responsables políticos abonados a discursos irresponsables por negacionistas... de la emergencia climática. ¿Quién niega la emergencia climática? Nadie, en su sano juicio, puede negar un desastre natural, lo que puede negarse es que la causa sea el dogma del Cambio Climático, como defiende usted.

Notas de la Ministra de Igualdad: "Este es nuestro momento" (?)

Más lejos han ido otros miembros -o quizá miembras de su gobierno-, como la Ministra de Igualdad, que escribe en su folio de notas con una impecable caligrafía que el negacionismo del Cambio Climático mata, no el Cambio Climático, como dice usted, sino el negacionismo, es decir, llamemos a las cosas por su nombre, la negación de esas creencia, porque entonces a lo otro habría que llamarlo afirmacionismo del Cambio Climático como causa de la muerte de la gente, que es además culpable por no hacer caso de la Ciencia, por no seguirla ciegamente.

viernes, 1 de noviembre de 2024

La historia se repite

    La AEMET, Agencia Española de Meteorología, había pronosticado un otoño más cálido y seco de lo habitual, pero de pronto hizo su aparición la DANA, acrónimo formado con las siglas de 'Depresión Aislada en Niveles Altos', que es el aislamiento de una gota fría en las alturas, que ha sido según los medios (in)formativos: la peor y más destructora DANA de la historia de España, lo que no es exacto, como veremos.
 
    Incluso emplean metáforas como la japonesa 'un tsunami imparable' o la bíblica 'apocalipsis en Valencia', para la gota fría que deja, sin que esté cerrado el cómputo, más de un centenar de muertos, un centenar de vidas humanas, y provoca daños materiales incalculables, cientos de millones en pérdidas en las provincias de Albacete y Murcia. 
 
"Caridad -hoy diríamos solidaridad- para las provincias inundadas"
 
     Otros medios más prudentes, dicen que es la DANA más mortífera en décadas, y otros acotan del siglo XXI, del que llevamos apenas una cuarta parte. Sin embargo, la historia, cuya musa Clío suele representarse tomando registro escrito, nos dice que si nos remontamos a la riada de Santa Teresa el 15 de octubre de 1879, resulta que hubo más de mil muertes en las provincias de Murcia, Almería y Alicante... Y que más cerca de nosotros en el tiempo hubo episodios igualmente devastadores en la provincia de Valencia en 1982 y 1987, lo que atestigua que estos fenómenos no son tan recientes como nos parecen ahora que volvemos a sufrirlos.
 
Portada de El Pueblo, 13 de noviembre de 1897
 
 
    Puede resultar interesante remontarse a la gran riuá de Valencia en 1957, una inundación 'histórica', como la actual, en la que los muertos oficiales, según las fuentes franquistas de la época, fueron 85, pero los reales se estima que muchos más. De ella se informa en esta página de La Vanguardia cumplidamente. El video adjunto de RTVE muestra la visita del Dictador a la ciudad de Valencia.
 

     Ante la conmoción que supone la DANA actual, muchos se apresuran a atribuir su causa, su culpa, al cambio climático, o a la crisis climática y aun al caos climático producidos por el calentamiento global del planeta. Sin embargo, no es tan sencillo porque no estamos ante “fenómenos nuevos” creados por el calentamiento global, aunque eso es lo que piensa gran parte de la población adoctrinada por los medios (in)formativos, sino ante fenómenos meteorológicos que han existido siempre y mecanismos atmosféricos que pueden verse agravados, pero no causados, por el actual calentamiento global. 
 
La inundación de Murcia, el Rey Alfonso XII "lleva el consuelo a los desgraciados habitantes del pueblo de Alcantarilla" 20 de octubre de 1879.  

    También hay que señalar que los suelos de las costas mediterráneas suelen estar urbanizados y hormigonados, y muchas veces se construye, para aprovechar el terreno, en los bordes de las ramblas, que son los torrentes o caudales ocasionales debido a las lluvias estacionales que cuando se producen arramblan, como su nombre indica, con todo lo que encuentran, son un factor agravante porque el agua que cae en cantidad no puede ser absorbida por esos suelos, lo que debería tenerse en cuenta a la hora de reducir el impacto de estos fenómenos. 
 
     Inundaciones como la de Valencia son recurrentes y solo pueden paliarse con acciones preventivas. Una de las cuales sería, según el diario El Confidencial el pantano del Plan Sur, que la habría evitado, pero en vez de construirlo se destruyen las presas que podrían detener el flujo de las aguas caídas,  incrementando el riesgo.
 
 
    Los datos de precipitación diaria de Valencia desde 1937 no presentan tendencia al alza, sino recurrencia. Tras la gran riada de 1957 (que es el mayor pico de la gráfica) se desvió el curso del río, para proteger el centro de la capital del Turia. 
 
    Los Llibres del Consell indican graves riadas en Valencia en 25 ocasiones, en 1321, 1328, 1340, 1358, 1406, 1427, 1475, 1517, 1540, 1581, 1589, 1590, 1610, 1651, 1672, 1731, 1776, 1783, 1845, 1860, 1864, 1870, 1897, 1949 y 1957. Esto no tendría mucho que ver en principio con el cambio climático que se está produciendo en la actualidad, lo que no impide que este argumento vaya a utilizarse para hacernos creer que la eliminación de emisiones de dióxido de carbono o CO2 sería la solución de este problema, dado que en el siglo XIV, desde que tenemos registros, no había las emisiones que hay en la actualidad, y sin embargo ya se producían estos fenómenos recurrentes

viernes, 30 de agosto de 2024

De cómo la modificación de la percepción no cambia la realidad (y II)

3º.- El virus coronado. Antes que nada, si alguien se pregunta por qué hay que seguir hablando todavía a estas alturas de la pasada pandemia, hay varias razones: 1ª Porque ha sido el mayor escándalo sanitario conocido hasta la fecha del que sus responsables no han rendido cuentas;  2ª, porque hay que entender que era un medio y no un fin para conseguir normalizar unas medidas abusivas de restricción de libertades y un control draconiano de la gente basados en una realidad impostada; y 3ª, porque vuelve la burra al trigo y ahora nos vienen con el virus del Nilo occidental y con el de la viruela símica o del mono, renombrada MPOX, el mismo perro con distinto collar, porque daba más risa que miedo el nombre original. 

    La mayoría, casi tres cuartas partes de la población se tragó el bulo. No eran capaces de distanciarse críticamente de la narrativa oficial que estaba apoderándose de la sociedad. El relato exageraba dramáticamente, hasta diez veces más de lo que era, la peligrosidad del virus, que era su supuesta mortandad. Y al mismo tiempo esa misma gente crédula o creyente parecía estar ciega y no querer ver los efectos desastrosos o daños colaterales de las medidas que se estaban implementando a su alrededor. Lo que estaba ocurriendo era la formación colectiva de una psicosis de masas y la emergencia de un totalitarismo sanitario. La gente se volvía colectivamente ciega y esgrimía su intolerancia con los pocos que se atrevían a pensar de un modo diferente.

    El discurso dominante, por su parte, decía luchar contra los bulos y los delitos de odio, criminalizándolos, cuando los "bulos" eran informaciones alternativas que ponían en peligro el monopolio gubernamental del discurso dominante de la información, y los delitos de odio se cebaban en aquellos que criticaban el aborrecible papel de las instituciones, no de las personas que identificándose con sus cargos porque no sabían lo que hacían se hacían cargo de ellas. 

4º.- Los muertos por las olas de calor: Igual que escandalosas eran las cifras de los muertos por el virus asesino multiplicadas por diez son ahora las víctimas de las olas de calor que nos invaden y achicharran. 

    En un verano que no ha destacado precisamente por su insoportable calor, al que se le ha aplicado sin embargo el epíteto de 'extremo', se multiplicaban sin embargo las noticias que afirmaban que se habían batido todos los récords habidos y por haber de calentamiento planetario y de muertes por olas de calor. Y así, por ejemplo, un titular de un periódico dice: El verano de 2024 es ya el segundo con más muertes de la década pese a las "suaves" temperaturas Curioso el entrecomillado del adjetivo “suaves”, que podría ponernos sobre la pista de que no es tan fiero el león como lo pintan, pero, sin embargo, se le atribuyen al calor extremo muchas muertes que podrían explicarse a) por las patologías previas de los fallecidos y b) por lo que se llamaba “muerte natural”.

    Podemos preguntarnos, sin embargo, cómo puede ser natural eso de que alguien, es decir, cualquiera que esté vivo se muera, como hacía el filósofo Tauro, según cuenta Aulo Gelio en sus Noches áticas (VII, 13): ¿Cuándo muere el que muere, cuando ya ha fallecido o cuando todavía está con vida? Y comenta Gelio que cualquier repuesta que queramos darle a esa pregunta es absurda y poco menos que ridícula, y mucho más todavía si damos ambas respuestas a la vez o ninguna de ellas, tratándose de un cuatrilema o tetralema al fin irresoluble. Platón, para 'resolverlo', inventó el instante o lo instantáneo como algo diferente del "ahora": Esa extraña naturaleza del instante (ἡ ἐξαίφνης φύσις) se acomoda entre el movimiento y el reposo, no estando en ningún tiempo; pero hacia él y desde él lo que se mueve cambia para pasar a estar en reposo, y lo que está en reposo cambia para moverse (Platón, Parménides, 156 d).

    Hoy en día, pese a que la muerte no puede ser nunca natural, se sigue usando el término de 'muerte natural' o de 'muerte por causas naturales' para indicar que alguien ha muerto por una falla multiorgánica. sin que influyan enfermedades que deterioren mucho antes el estado de salud del paciente, como el cáncer, una enfermedad cardíaca o la diabetes. Se entiende como 'muerte natural'  el fallecimiento de una persona que ha llegado a la vejez al haber alcanzado determinada edad, cuando su cuerpo ya ha cumplido el ciclo fisiológico, y diferentes factores internos conllevan el deceso. La esperanza de vida o, más propiamente, de muerte 'natural' ronda los 82,2 años en las Españas (85 en mujeres y 79,5 en varones) y  deja de ser muerte 'natural' cuando entran en juego factores externos, en efecto, como pueden ser los accidentes de tráfico, los homicidios y los suicidios. 

oOo

    El venerable Carlos Marx escribió en 1845, en sus Tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. La frase se ha hecho proverbial, pero lo que quieren nuestros gobernantes no es que transformemos la realidad, nada más lejos de su intención, sino que more philosophico nos tomemos la realidad del mundo con filosofía, es decir, con resignación o resiliencia, que es palabra mágica más a la moda, y, si no podemos cambiar las cosas, cambiemos al menos nuestra percepción.

lunes, 18 de diciembre de 2023

¡Más de 100 muertes al día! (I)

    O de cómo el Ministerio de Sanidad de las Españas nos vende la moto diciendo que va a salvarnos la vida (otra vez) y mejorar nuestra salud (otra vez). 
 
 
    "Ayer acabó la COP28 con un acuerdo insuficiente pero que supone el principio del fin de la era de los combustibles fósiles y las energías caras y sucias".
 
    La Ministra de Sanidad del Reino de las Españas, doña Mónica García, pronuncia un discurso optimista y trufado de efectos retóricos con el que celebra el acuerdo -insuficiente según ella- que se ha alcanzado en la COP28 que ha tenido lugar en Dubai, pero que no supone "el principio del fin de la era de los combustibles fósiles", como dice la ministra. Lo que sucede, según los expertos, es que los combustibles fósiles se están agotando y no hay para todos, pero no se están acabando porque se haya llegado al acuerdo de dejar de usarlos y de despreciarlos por ser “energías caras y sucias”. Son caras -lo de sucias no vamos a discutirlo- porque abundan poco, cada vez menos y no va a haber para todo el personal.
 
   "Es un paso más pero aún quedan muchos por recorrer para asegurar un futuro mejor para todos y todas."

    Se trata, según nuestra Ministra progresista,  de un paso más para asegurar “un futuro mejor para todos y todas”, lo que dice con una redundancia superflua por innecesaria, dado que diciendo “todos” estamos utilizando el género gramatical masculino como término no marcado, es decir, como equivalente a los dos géneros gramaticales, pero es una obsesión de los nuevos ministros (y ministras) emplear el género femenino para alargar sus discursos, parecer que dicen más de lo que dicen y "empoderar a las mujeres" (sic).
 
    "El cambio climático mata y empeora la salud."
 
    La afirmación de que el cambio climático mata es bastante tremendista, aunque se atenúa diciendo que empeora la salud. Se trata de un hísteron próteron. Merece la pena que nos detengamos un poco en este recurso retórico que consiste en citar en primer lugar lo que sucede cronológicamente en segundo lugar llamando así la atención sobre la idea más importante que se trata de poner de relieve: todos (y todas) vamos a morir. Lo lógico sería decir en primer lugar que empeora la salud y, a continuación, que mata, pero como se trata de impactar al auditorio lo primero que se dice es que mata, como el tabaco, y a continuación, por si eso fuera poco, que empeora la salud, algo que poco importa cuando uno ya está muerto. 
 
 
     "Los combustibles fósiles que provocan cambio climático matan y empeoran la salud."
 
    A continuación nos dice cuál es la causa de ese cambio climático que mata, que son los combustibles fósiles. Ha hecho por arte de magia retórica una ecuación de equivalencia: cambio climático igual a combustibles fósiles. Como se ha llegado al acuerdo -obligado te veas- de dejar de usarlos... el Ministerio nos "salvará la vida", con lo que justifica su existencia, como cuando nos encerró en nuestros domicilios, nos obligó a usar mascarillas para salir y nos prohibió viajar o entrar a los lugares públicos si no estábamos vacunados...
 
    "Cuando hablamos de crisis climática no estamos hablando de osos polares o de un problema que pasa muy lejos o dentro de muchos años (…)"
 
    La ministra ha introducido la palabra mágica 'crisis'. No dice ya cambio climático, sino crisis climática, lo que hace que sean términos sinónimos: el cambio es una crisis -otra crisis más, por si fueran pocas las que llevamos a rastras-, y la define negativamente: no son osos polares ni problemas que pasan lejos o que pasarán en el futuro... El paralelo con la crisis sanitaria es obvio: recurso al miedo y a una gestión autoritaria. La cuestión climática se presenta como una oportunidad para esta especie de nueva religión que se está afianzando a escala mundial que pretende salvar el Planeta. 
 
    Vemos en este discurso cómo la Ministra del Gobierno ha convertido por arte de magia retórica el clima en una crisis de salud pública, porque parece que la gente ve que lo del cambio climático es algo muy lento en el tiempo, muy lejano en el espacio, muy abstracto y abstruso, y que parece que sólo afecta a los osos (y las osas polares, se le olvidó, por cierto, mencionarlas a la señora ministra), y no hace mucho caso de las alarmas que se desencadenan, pero si se relaciona con la salud, que es lo que más nos duele, pues parece que la cosa funciona mejor.
 
 
      "Más de cien muertes al día que se podrían evitar apostando por energías baratas y limpias, comiendo dietas más saludables y viviendo en casas cómodas y eficientes."
 
     La crisis climática supone más de 100 muertes evitables al día si se apuesta por energías baratas y limpias (contrapuestas a las caras y sucias mencionadas al principio), pero ¿en dónde se producen?, ¿en España, en Europa, en el mundo? ¿En verano por el excesivo calor o en invierno por el frío extremo? Dato terrorífico y preguntas sin respuesta. Pero no bastaría con apostar por dichas energías,  además habría que comer “dietas más saludables”, expresión con la que no se refiere la señora ministra a las hamburgueserías, por ejemplo, que tanto pululan por la piel de toro, pero que son efectivamente baratas, aunque no sean muy saludables, porque va a resultar que lo saludable es caro o, al menos, que no se lo pueden permitir todos los bolsillos. Y con lo de vivir en “casas cómodas y eficientes”, no se refiere a los bloques de pisos en los que vive hacinada la mayoría de la gente.Y, por cierto, ¿qué son casas 'eficientes'?
 
     "Celebramos el acuerdo alcanzado en la COP28 y desde el Ministerio de Sanidad nos ponemos a trabajar desde ya para que España siga liderando la transición ecológica hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro."
 
    Pero está bien que España siga liderando esa “transición ecológica” hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro, nótese la aliteración "sano y seguro", que es lo que queremos todos (y todas, claro).

domingo, 10 de diciembre de 2023

Nuevas y viejas guerras

    Se está celebrando en Dubai, por lo que cuentan los medios de creación de la opinión pública, la COP28, acrónimo de la vigésimo octava Conference of Parties, un evento que organiza la ONU anualmente para abordar la cuestión crítica (sic, según los organizadores, adjetivo bajo el que percibimos subliminalmente la “crisis” consustancial y esencial del sistema capitalista de producción que padecemos) del cambio climático. Esta conferencia les proporciona a los mandamases y delegados mundiales la ocasión de reunirse, opinar y figurar buscando soluciones para hacer frente al problema que plantea el cambio climático, de cara a mitigar su impacto. 

Declaración sobre Clima y Salud

      El evento, financiado con mil millones de dólares de donantes como la fundación ¿filantrópica o misantrópica? Rockefeller, al parecer ha llegado a una conclusión, que es la Declaración sobre Clima y Salud, firmada por 124 países entre los que se hallan las dos grandes superpotencias, la China y los Estados Unidos de América, y entre los que no podía faltar tampoco la España progresista que avanza no se sabe muy bien hacia dónde, pero avanza pisando “tierra firme”, como diría nuestro presidente.

    En dicha declaración se encuentra, entre otras perlas preciosas, este sesudo párrafo, que expresa el objetivo que se proponen los firmantes de dicho documento: “aprovechar mejor las sinergias en la intersección del cambio climático y la salud para mejorar la eficiencia y eficacia de los flujos financieros”. Yo no sé si quien ha redactado esta frase la entiende, yo, desde luego, lo confieso, no la entiendo, pero me encantan sus efectos retóricos rimbombantes especiales: un lenguaje culto de palabras largas que no dicen sustancialmente nada: ¡Cuántos cultismos como sinergias, intersección, climático, eficiencia, eficacia! Me encanta la sutil diferencia semántica que puede haber entre estos dos últimos términos (quizá le ha faltado incluir efectividad), subrayada además por la aliteración, que es la repetición del mismo sonido al comienzo de una serie de palabras, procedentes del latín efficere, y, por lo tanto, del verbo facere “hacer”, y que culmina con la cláusula final de “flujos financieros”, cuyo efecto arrebatador y arrullador es innegable. ¡Qué prodigio de fonemas fricativos aliterados! ¡Qué retórica altisonante y huera, que cáscara vacía que no entraña ni dice nada, pero con qué efectos especiales nos lo dice! No me resisto a ofrecerla en la lengua del Imperio en que está redactada por si algún lector lo entiende mejor que yo en versión original: better leverage synergies at the intersection of climate change and health to improve the efficiency and effectiveness of finance flows.

     Cómo no hay quien lo entienda, nos lo explica nuestro secretario de Estado de Sanidad con palabras un poco más modestas y asequibles. Lo que se pretende es, dice él, "dar una respuesta global -metáfora inevitable ya por mundial o planetaria- al cambio climático y sus efectos sobre la salud y los sistemas sanitarios". Interesante doble punto de vista: el cambio climático afecta a la salud de los ciudadanos y los sistemas sanitarios que los atienden. Lógicamente, si los primeros no tienen problemas de salud no colapsarán los hospitales. ¿A que esto nos suena a “déjà entendu” cuando lo del virus y la pandemia aquella que parece ahora tan lejana? (Pero no nos preocupemos, la OMS anuncia otra para el año que viene, por eso se apresura a sacar sus protocolos).

    Explicándonoslo en palabras aún más sencillas para que las entienda hasta un tonto ha dicho nuestro delegado: "No hay personas sanas en un planeta enfermo”. Y como el planeta está malito y nosotros también, aunque seamos enfermos asintomáticos, hay que actuar sobre el cambio climático, afrontando sus efectos que repercuten en nuestra propia salud, que es donde más nos duele después de todo. Recordemos a nuestro flamante presidente afirmando que todavía estamos a tiempo de salvar el planeta (y se entiende salvarnos de paso nosotros).

El hombre de Vitruvio dándole una patada al planeta.
 

     Hemos pasado de la guerra contra el virus a la guerra contra el carbono, que puede ser más malo o peor, convenientemente demonizado, que el propio virus. Como transición hemos asistido al espectáculo de la guerra de Ucrania, que ha sido eclipsado ahora por la guerra de Gaza, dos guerras tradicionales para no perder el esplendor guerrero de la vieja epopeya homérica de la siempre viva guerra de Troya, pero el Estado, los Estados del mundo, siguen creando enemigos ficticios y abstractos a los que les declaran la guerra, guerras que se concreta en medidas que exigen el sacrificio de los pueblos sometidos, porque lo que hay en el fondo es la vieja guerra del Estado contra el pueblo.