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sábado, 23 de noviembre de 2024

La gran riada del Segre

En el verano del año 49 antes de Cristo, probablemente el 28 de junio, se produjo un fenómeno meteorológico extremo en la cuenca del Segre, el afluente principal del Ebro, que no se entiende muy bien según los parámetros actuales del Cambio Climático, como veremos más adelante.

Nos informa de ello Julio César en sus Memorias de la Guerra Civil. En el contexto de la batalla de Lérida, actual Lleida, antigua Ilerda, tuvo lugar una tormenta estival torrencial que provocó inundaciones. 

Escribe César: Se desencadena en efecto una tormenta tan grande que no se recordaba que hubiera habido nunca inundaciones más copiosas en aquellos lugares. Entonces además se fundió la nieve de todas las montañas y desbordó las riberas altas del río, y en el mismo día se llevó los dos puentes que había tendido Gayo Fabio. Este suceso acarreó al ejército de César graves inconvenientes.

Al parecer el campamento de César se hallaba entre el Segre y el Cinca, a unos seiscientos metros aproximadamente del pie del cerro en que se levantaba Lérida, por lo que ninguno de los dos ríos podía atravesarse, lo que conllevaba que sus tropas estuvieran confinadas en un terreno muy reducido, por lo que el suministro de trigo era prácticamente imposible.

Sigue diciendo César: Estas inundaciones duraron varios días. Intentó César reconstruir los puentes, pero no lo permitía la magnitud de la riada ni las cohortes de los enemigos, apostadas en la orilla, dejaban que se hicieran; esto les era fácil impedirlo tanto por la naturaleza del propio río y la magnitud de la riada como porque se lanzaban proyectiles desde toda la orilla contra un único y estrecho lugar; y era difícil dada la velocidad de la corriente hacer las obras y evitar los proyectiles al mismo tiempo.

Los lugartenientes pompeyanos, Afranio y Petreyo, aprovecharon el aislamiento de las tropas de César para cortarles el suministro de trigo, esperando desgastarlas por el aislamiento y por el hambre. César mandó construir a sus soldados balsas para cruzar el río. Las quillas y costillajes se hacían de madera de poco peso; el resto del casco, trenzado en mimbre, iba recubierto de piel. Por la noche traslada a sus tropas a la otra orilla, y una vez tomada y fortificada sin que se den cuenta los enemigos, emprende desde ambas orillas la construcción de un puente, que deja listo en dos días (probablemente el 11 y 12 de julio, dos semanas después de las lluvias torrenciales), lo que le permite recibir los convoyes de trigo y solucionar el problema del hambre. 

¿Cómo puede explicarse este fenómeno meteorológico extremo? Lógicamente no podemos hablar de Cambio Climático en el sentido moderno de la expresión, dado que se entiende que el aumento de temperaturas globales y las alteraciones climáticas son provocadas principalmente por la actividad humana desde la Revolución Industrial en adelante hasta nosotros, debido a lo cual este fenómeno meteorológico extremo no tendría relación directa con un evento de hace algo más de dos mil años

Podría explicarse recurriendo al concepto de cambio climático natural, no provocado artificialmente -variabilidad climática natural, lo llaman algunos para diferenciarlo- que se explicaría atendiendo a otras consideraciones como ciclos solares, o, en el caso que nos ocupa, a oscilaciones atmosféricas y oceánicas, en las que no interviene directamente el ser humano.

¿Se trataba acaso de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) o Gota Fría, que se produce cuando una masa de aire frío queda aislada en las altitudes de la atmósfera, rodeada por aire más cálido, lo que crea inestabilidad atmosférica que, en combinación con otros factores como humedad y temperaturas altas en superficie, puede desencadenar lluvias intensas y concentradas, a menudo localizadas y con potencial para causar inundaciones? 

 
El Mediterráneo, incluso en verano, puede experimentar fenómenos aislados de convección intensa si se da una combinación adecuada de aire frío en altura, humedad y calor acumulado.

La cuenca del Segre, con su origen en los Pirineos, es propensa a este tipo de eventos cuando una perturbación atmosférica interactúa con el relieve montañoso, que explicaría las lluvias torrenciales que desbordaron el Segre y anegaron el terreno, aunque es verdad que las lluvias torrenciales también pueden ser causadas por tormentas convectivas ordinarias en regiones montañosas, sin necesidad de una depresión aislada en las alturas.

Es posible que las lluvias torrenciales de la campaña de Lérida sean un ejemplo de fenómenos meteorológicos extremos dentro del clima mediterráneo, cuyos veranos suelen ser secos pero ocasionalmente pueden presentar tormentas intensas y crecidas de ríos, que aunque son raras en pleno verano mediterráneo, no son imposibles por lo que vemos aquí. Una tormenta estacional local pudo haber causado las inundaciones del Segre, un fenómenos frecuente en la geografía fluvial española, aunque suele darse más en otoño y en invierno, como hemos visto recientemente en la comunidad valenciana.

domingo, 10 de noviembre de 2024

Quan la gota freda cau...

    En el libro “Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia” del ilustre geógrafo y botánico don Antonio Josef Cavanilles, publicado en Madrid en 1795 leemos cómo estos “extremos fenómenos climáticos -en vez de meteorológicos, ya que el clima ha venido a sustituir a la meteorología-” de los que hablan periodistas, científicos y políticos a propósito de la DANA no son ninguna novedad en las costas del Levante español, y en concreto en el antiguo Reyno de Valencia. Si son producto del mortífero Cambio Climático, como muchos piensan, dicho cambio no es desde luego nada nuevo o tan nuevo como quieren hacernos creer, dado que se trata de un fenómeno recurrente. Otra cosa es que, según estos agoreros, cada vez vayan a ser más frecuentes y violentos todavía.
 

    Las inundaciones en el antiguo Reyno de Valencia están en la memoria de muchas generaciones. Las riadas, crecidas o avenidas están presentes en el refranero local, y han dado origen a canciones, cuadros, películas o novelas que han acabado por crear un imaginario colectivo sobre la relación histórica entre la ciudad, la huerta y el agua. 
 
     Uno de esos refranes es "Quan la gota freda cau, més val que no ixques del cau". Este dicho hace referencia a la famosa gota fría, rebautizada ridículamente por la AEMET* como DANA (acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos), un fenómeno meteorológico común en la Comunidad Valenciana que trae lluvias torrenciales y sus consiguientes riadas e inundaciones. El refrán significa: "cuando la gota fría cae, no salir de casa más vale". La palabra cau en valenciano significa "madriguera" o "guarida", pero se usa coloquialmente para referirse al hogar o a un lugar seguro donde refugiarse. Cualquier valenciano al que le hubieran anunciado una Gota Fría y no una DANA, que hasta ayer mismo nadie sabía muy bin lo que era, se hubiera quedado tranquilamente, sin que nadie se lo mandara, en su casita.

    El novelista Vicente Blasco Ibáñez menciona inundaciones y riadas en Valencia en algunas de sus novelas, como por ejemplo en “La barraca” (1898), donde fenómenos naturales recurrentes y extremos, con el adjetivo tan de moda, como riadas e inundaciones son constantes amenazas para los campesinos, en un medio que condiciona fuertemente su existencia. Igualmente en “Cañas y barro” (1902), Blasco Ibáñez describe de forma detallada las condiciones climáticas y geográficas de la región valenciana, incluyendo episodios de inundaciones en la Albufera, que afectan a los personajes y a su vida cotidiana.

     Algunos nombres propios de topónimos citados en las Observaciones... de Cavanilles nos sonarán a rabiosa actualidad porque las recientes inundaciones vienen sucediéndose periódica- e históricamente en prácticamente los mismos lugares, las mismas fechas y por las mismas razones.

     En el primer texto que reproduzco se habla de la terrible riada que en 1775 sorprendió a media noche a los vecinos de Chiva asolando edificios y esparciendo despojos y cadáveres a su paso.  En la pág. 159, capítulo 81, puede leerse: “Siguiendo hacia el sur desde Alaquás como a un cuarto de legua se atraviesa el barranco, que empieza en las montañas de Buñol con dirección a Chiva, entra en esta villa y continúa por el término de Cheste, donde recibe otro considerable; engrosado con este aumento y con las vertientes de aquellos montes, cruza el llano de Quart junto a la venta de Poyo, pasa después por las cercanías de Torrent, que deja a su derecha, como igualmente Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia. Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas cuando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente que destruye cuanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprendiendo a media noche a sus vecinos, asoló un número considerable de edificios, esparciendo por más de dos leguas los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte. A la derecha del barranco y a muy corta distancia, bien que en un sitio elevado, está Torrent, la mayor población del reino después de las ciudades y villas principales. De 400 vecinos que tenía antes de la expulsión de los moriscos, verificada en 1609, se han ido aumentando hasta 1200. Su término podrá tener como legua y media de oriente a poniente entre los de Picaña y Chiva, y una de norte a sur entre los de Alaquás y Picasént”.
 
Vista del Puente del Mar de Valencia arruinado por el río Turia el 5 de noviembre de 1776
 
     Más adelante, en la página 168 leemos en el capítulo 95 a propósito de las  cercanías de Valencia y pueblos hasta Catarroja, que estos fenómenos se han venido repitiendo, y frente a ellos se han ingeniado soluciones para evitar las riadas, como el grueso murallón  “magnífico por su extensión, solidez y hermosura” que defiende la ciudad de inundaciones y hace que sus habitantes no vivan, como otros, “con los sustos y recelos” por las avenidas del Turia en ese caso:  Hemos visto las cercanías orientales y septentrionales de Valencia, recorramos ahora las que se extienden hacia poniente y mediodía. En la puerta de Quart que mira hacia poniente empieza el arrabal, que se prolonga como un cuarto de hora por el camino de Castilla. Sus vecinos y habitaciones se multiplican continuamente: hasta una calle entera se acaba de construir desde San Sebastián al río. Cultivan aquellos labradores muchas huertas cercadas, y otras sin cerca, incomparablemente más extensas, que desde la derecha del río se prolongan hacia el mediodía. No viven con los sustos y recelos que los de Campanar respecto a las avenidas del Turia; saben que no se derramará hacia la derecha por impedirlo el grueso murallón que desde la ciudad corre hasta la azud o presa de Rovella; murallón magnífico por su extensión, solidez y hermosura, el cual forma un dilatado y vistoso paseo, y defiende la ciudad de inundaciones”. 
 
 
*Hay un documento de la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) que dice literalmente: "Sin embargo debemos olvidarnos de este concepto de gota fría como sinónimo de situación de catástrofe o de lluvias intensas en la zona mediterránea ya que este término causa cierto impacto social y es inadecuado". Parece que el concepto de gota fría no es politically correct porque se entiende muy bien, por lo que más adelante se dice que (cito literalmente otra vez): "Creemos que el concepto de DANA, que asociamos al término anglosajón de 'cut-off low', es más acertado y realista que el de gota fría. Al ser el concepto de gota fría poco preciso e incompleto, se entiende que debe ser sustituido por otro más moderno, "elegante" y efectivo  que explique la formación y evolución de estas perturbaciones de altura de forma simple y que se ajusten a la realidad observacional. Por todo ello se propone que el nombre de estas perturbaciones sea el de  DANA, en vez de gota fría, al menos, a nivel técnico". (Documento disponible en la Red, titulado "Las gotas frías DANAS, ideas y conceptos básicos", de Francisco Martín León, en la página de AEMET).

sábado, 9 de noviembre de 2024

¿Quién salva a quién de qué?

    'Solo el pueblo salva al pueblo' es un lema que algún avispado enseguida se lo ha atribuido a don Antonio Machado, refiriéndolo a una carta a su amigo ruso David Vigodsky fechada en 1937 en la que escribía literalmente: "En España lo mejor es el pueblo. Por eso la heroica y abnegada defensa de Madrid, que ha asombrado al mundo, a mí me conmueve, pero no me sorprende. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos -nuestros 'barinas'*- invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva.  En España, no hay modo de ser persona bien nacida sin amar al pueblo. La demofilia** es entre nosotros un deber elementalísimo de gratitud". La relación con el lema que nos ocupa se ensombrece un poco con la mención de la bicha de la patria, que el pueblo "compra con su sangre y la salva", frente a los señoritos que la tienen siempre en boca y que la venden. 

    *barina  (барыня) era el título que se daba en Rusia en la época de los zares a los señores, propietarios y grandes terratenientes, por lo que equivale a nuestros 'señoritos' andaluces y extremeños.
    **demófilo (amante del pueblo) fue el pseudónimo que utilizó el escritor y folclorista Antonio Machado Álvarez,  padre de los poetas Antonio y Manuel.
 
 
 Quizá mejor: Només el poble salva el poble.
 
    El origen del lema parece remontarse temporalmente, no tanto al poeta de los campos de Castilla, como, más cerca de nosotros,  a los años setenta del siglo pasado, y a movimientos de izquierda latinoamericanos. Procede quizá de Lucio Cabañas Barrientos -eso es lo que me dice al menos el inefable ChatGPT-, el cual era maestro rural, líder guerrillero mexicano y fundador del Partido de los Pobres, fomentó la autodefensa popular y resistencia campesina frente a la opresión del Estado y la desigualdad extrema en varias regiones de México, defendiendo la insurrección popular que no renunciaba a la lucha armada, bajo la consigna de "ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo". 
 
 
    Con el tiempo el eslogan fue adoptado por otros movimientos populares y revolucionarios en América Latina como Chile, Argentina, y más modernamente Venezuela. En España, a raíz de las recientes inundaciones valencianas, ha sido adoptado por las víctimas y los voluntarios que acuden en su ayuda. 
 
    Según los medios de masas progres, la extrema derecha o derecha extrema, que en este caso viene a ser lo mismo, se ha apoderado de él para zarandear al pueblo contra el gobierno progresista que padecemos, lo que motivó el enfangamiento e insultos que recibieron las autoridades, incluidas sus regias majestades, al visitar los efectos desastrosos de la catástrofe. Los asesores del Gobierno critican el lema asegurando que, al revés, sólo el Estado salva al pueblo a través de los servicios públicos sufragados por los impuestos de los ciudadanos en función de su poder adquisitivo, cotizando cada cual según su renta, y si el Estado, como parece que ha sucedido en este caso, no socorre al pueblo y este se ve obligado a ayudarse a sí mismo se debe a que es un Estado fallido, que ha fallado y fracasado en su cometido de preservar la seguridad del pueblo convertido en ciudadanía de contribuyentes y votantes. 
 

     Ya lo decían los antiguos romanos: salus populi suprema lex esto. La frase, inspirada quizá en la Ley de las XII Tablas, suele citarse omitiéndose al principio el dativo plural arcaico ollis en vez de illis con valor anafórico, que quiere decir “para ellos”, y se refiere a los mandamases, por lo que su significado sería: sea para los que gobiernan la ley suprema procurar la salvación -mejor que salud- o seguridad, como se prefiere ahora, del pueblo o ciudadanía. Porque, claro está, ¿qué va a ser del Estado si no hay pueblo que lo sustente y en el que sustentarse?
 
    Intelectuales varios, afines al Gobierno, critican este lema de “solo el pueblo salva el pueblo” por ser “populista”, “desorganizado” o “reaccionario”, lo que revela su falta de conexión con la realidad de la calle que tienen, así como la desconfianza y temor a la capacidad de la gente de autogestionarse y organizarse espontáneamente, sobre la marcha, sin un programa o plan preestablecido, y sacudir así los cimientos, hasta hundirlos, del sistema que dice protegerlos.
 
    Hay quien dice que el lema tiene un componente fascista, aunque se use en otro sentido, porque son los servicios públicos, incluido el ejército, y no los voluntarios los que salvan al pueblo, para lo que hay que pagar impuestos, porque, como dice la Agencia Tributaria, "lo que das cuando pagas impuestos vuelve a ti, vuelve a todos".
 
 
    Se me ocurre a mí, contra unos y otros, contra izquierdas y derechas, recurrir al hexámetro virgiliano: una salus uictis nullam sperare salutem: 'la única salvación de los vencidos es no esperar ninguna salvación', en el que no se habla expresamente del pueblo, sino de los "vencidos", que viene a ser como lo mismo.  
 
    Habría que esgrimir que la gente, mejor que el pueblo, no necesita que venga nada ni nadie, ningún mesías, a salvarla ni redimirla. Esa lectura negativa es la mejor que se puede hacer del lema populista que nos ocupa. El pueblo no necesita salvadores. Y lo mejor de "el pueblo salva al pueblo", que es un lema, en efecto, populista del que pueden aprovecharse todos los políticos del signo que sean a fin de gobernarlo, es la lectura negativa que puede hacerse de él: ninguna suprema ley, nada ni nadie hace falta que salve al pueblo, que ya sabe arreglárselas por sí mismo sin que venga nadie a joderle la marrana.

jueves, 7 de noviembre de 2024

El Cambio Climático mata

En anteriores ocasiones he llegado a decir -y se ha criticado por parte de algunos- que el Cambio Climático mata... y lo estamos viendo... por desgracia... Y tenemos que adaptarnos a esta realidad.

¿Tenemos que adaptarnos, señor presidente, a que el cambio climático nos mate? ¿Tenemos que adaptarnos a esa realidad? 

No es menor (?) el que los negacionistas... del Cambio Climático... a quien hayan presentado primero una querella sea a la Ciencia... a la Agencia Española de Meteorología, que alertó sobre la gravedad de los extremos climáticos que se estaban viviendo como consecuencia de la DANA en parte de la península y particularmente de la comunitat valenciana.

¿Se puede establecer alegremente la ecuación matemática de que la Agencia Española de Meteorología es la Ciencia cuando la presidenta de la AEMET desde el año 2023, nombrada por el Gobierno que usted regenta, es un cargo político que carece de estudios correspondientes de meteorología?

¿Es legítimo alertar de una DANA, es decir, de una Depresión Aislada en Niveles Altos, que la mayor parte de la gente no sabe ni lo que es, y no de algo que entiende todo el mundo como es una Gota Fría como siempre se ha denominado? ¿Por qué ese cambio terminológico? Aventuro una respuesta: porque históricamente Gota Fría se asocia a desastre natural que ha sucedido múltiples veces y ocasionado numerosas pérdidas humanas y económicas, mientras que el novedoso acrónimo DANA parece que se refiere a otra cosa, quizá a un fenómeno nuevo y desconocido, que puede imputarse al dogma religioso del Clima Cambiático.

Creo que esta es una gran lección de cómo el debate político va por un lado y la realidad de la vida de la gente va por otro. Y nosotros queremos hacer del debate político la realidad de la vida de la gente.

¿Qué relación tiene esta declaración de intenciones con la argumentación anterior? ¿Qué significa? ¿Qué pretende? ¿Intoxicar más aún a la gente con eso que llama el debate político?

 Y yo siempre tendré, como hice durante la Covid y he hecho siempre, cuando hemos tenido emergencias climáticas, desgraciadamente esta es la más terrible, un agradecimiento expreso a los científicos y a las científicas.

¿Es que la Covid era una emergencia climática? ¿No era una emergencia sanitaria? ¿Acaso es lo mismo, una emergencia a fin de cuentas? ¿Cómo puede expresar su agradecimiento a la Ciencia cuando su política favorable a la vacunación a ultranza era lo más  contracientífico que podía haber, fomentando la inoculación de una sustancia experimental que ha causado tantas desgracias y, entre las primeras pero no las últimas, aumentó la propagación y contagio del virus que pretendía combatir?

Y si algo voy a hacer en los años que sea presidente del gobierno es apoyar, respaldar y financiar a la Ciencia en nuestro país porque nos da elementos para comprender el planeta en el que vivimos, al que vamos (?), y, por tanto, anticipar el diseño de políticas públicas que hagan aumentar la seguridad de nuestros ciudadanos. 

¿Cómo ha podido olvidársele, señor presidente, qué terrible desliz machista por su parte, tan atildado como se presenta, la seguridad de 'nuestras ciudadanas'? ¿Es que no le importa la seguridad de las ciudadanas? Antes expresó su agradecimiento a los científicos y a las científicas. Le faltó el agradecimiento a la Ciencia que tanto favorece la gobernabilidad.

Y me gustaría que el resto de administraciones territoriales y locales hicieran lo propio, y no se abonaran, como estamos viendo por parte de algunos responsables políticos, a discursos irresponsables por negacionistas... de la emergencia climática.

Brillante juego de palabras, se lo reconozco: responsables políticos abonados a discursos irresponsables por negacionistas... de la emergencia climática. ¿Quién niega la emergencia climática? Nadie, en su sano juicio, puede negar un desastre natural, lo que puede negarse es que la causa sea el dogma del Cambio Climático, como defiende usted.

Notas de la Ministra de Igualdad: "Este es nuestro momento" (?)

Más lejos han ido otros miembros -o quizá miembras de su gobierno-, como la Ministra de Igualdad, que escribe en su folio de notas con una impecable caligrafía que el negacionismo del Cambio Climático mata, no el Cambio Climático, como dice usted, sino el negacionismo, es decir, llamemos a las cosas por su nombre, la negación de esas creencia, porque entonces a lo otro habría que llamarlo afirmacionismo del Cambio Climático como causa de la muerte de la gente, que es además culpable por no hacer caso de la Ciencia, por no seguirla ciegamente.

viernes, 1 de noviembre de 2024

La historia se repite

    La AEMET, Agencia Española de Meteorología, había pronosticado un otoño más cálido y seco de lo habitual, pero de pronto hizo su aparición la DANA, acrónimo formado con las siglas de 'Depresión Aislada en Niveles Altos', que es el aislamiento de una gota fría en las alturas, que ha sido según los medios (in)formativos: la peor y más destructora DANA de la historia de España, lo que no es exacto, como veremos.
 
    Incluso emplean metáforas como la japonesa 'un tsunami imparable' o la bíblica 'apocalipsis en Valencia', para la gota fría que deja, sin que esté cerrado el cómputo, más de un centenar de muertos, un centenar de vidas humanas, y provoca daños materiales incalculables, cientos de millones en pérdidas en las provincias de Albacete y Murcia. 
 
"Caridad -hoy diríamos solidaridad- para las provincias inundadas"
 
     Otros medios más prudentes, dicen que es la DANA más mortífera en décadas, y otros acotan del siglo XXI, del que llevamos apenas una cuarta parte. Sin embargo, la historia, cuya musa Clío suele representarse tomando registro escrito, nos dice que si nos remontamos a la riada de Santa Teresa el 15 de octubre de 1879, resulta que hubo más de mil muertes en las provincias de Murcia, Almería y Alicante... Y que más cerca de nosotros en el tiempo hubo episodios igualmente devastadores en la provincia de Valencia en 1982 y 1987, lo que atestigua que estos fenómenos no son tan recientes como nos parecen ahora que volvemos a sufrirlos.
 
Portada de El Pueblo, 13 de noviembre de 1897
 
 
    Puede resultar interesante remontarse a la gran riuá de Valencia en 1957, una inundación 'histórica', como la actual, en la que los muertos oficiales, según las fuentes franquistas de la época, fueron 85, pero los reales se estima que muchos más. De ella se informa en esta página de La Vanguardia cumplidamente. El video adjunto de RTVE muestra la visita del Dictador a la ciudad de Valencia.
 

     Ante la conmoción que supone la DANA actual, muchos se apresuran a atribuir su causa, su culpa, al cambio climático, o a la crisis climática y aun al caos climático producidos por el calentamiento global del planeta. Sin embargo, no es tan sencillo porque no estamos ante “fenómenos nuevos” creados por el calentamiento global, aunque eso es lo que piensa gran parte de la población adoctrinada por los medios (in)formativos, sino ante fenómenos meteorológicos que han existido siempre y mecanismos atmosféricos que pueden verse agravados, pero no causados, por el actual calentamiento global. 
 
La inundación de Murcia, el Rey Alfonso XII "lleva el consuelo a los desgraciados habitantes del pueblo de Alcantarilla" 20 de octubre de 1879.  

    También hay que señalar que los suelos de las costas mediterráneas suelen estar urbanizados y hormigonados, y muchas veces se construye, para aprovechar el terreno, en los bordes de las ramblas, que son los torrentes o caudales ocasionales debido a las lluvias estacionales que cuando se producen arramblan, como su nombre indica, con todo lo que encuentran, son un factor agravante porque el agua que cae en cantidad no puede ser absorbida por esos suelos, lo que debería tenerse en cuenta a la hora de reducir el impacto de estos fenómenos. 
 
     Inundaciones como la de Valencia son recurrentes y solo pueden paliarse con acciones preventivas. Una de las cuales sería, según el diario El Confidencial el pantano del Plan Sur, que la habría evitado, pero en vez de construirlo se destruyen las presas que podrían detener el flujo de las aguas caídas,  incrementando el riesgo.
 
 
    Los datos de precipitación diaria de Valencia desde 1937 no presentan tendencia al alza, sino recurrencia. Tras la gran riada de 1957 (que es el mayor pico de la gráfica) se desvió el curso del río, para proteger el centro de la capital del Turia. 
 
    Los Llibres del Consell indican graves riadas en Valencia en 25 ocasiones, en 1321, 1328, 1340, 1358, 1406, 1427, 1475, 1517, 1540, 1581, 1589, 1590, 1610, 1651, 1672, 1731, 1776, 1783, 1845, 1860, 1864, 1870, 1897, 1949 y 1957. Esto no tendría mucho que ver en principio con el cambio climático que se está produciendo en la actualidad, lo que no impide que este argumento vaya a utilizarse para hacernos creer que la eliminación de emisiones de dióxido de carbono o CO2 sería la solución de este problema, dado que en el siglo XIV, desde que tenemos registros, no había las emisiones que hay en la actualidad, y sin embargo ya se producían estos fenómenos recurrentes