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miércoles, 25 de diciembre de 2024

Pareceres LXIV

311.- ¡Infeliz navidad! "Infeliz navidad" no es la expresión de algo que yo le desee a nadie, nada más lejos de mi intención, sino la constatación de una realidad. Sólo quería dejar constancia de que la cosa suele ser así, que la navidad, mal que nos pese, suele ser la época del año que más frustraciones y depresiones acarrea a mucha gente; que las felicitaciones navideñas y los buenos deseos que prodigamos a los demás de cara al próximo año son meras formulaciones hipócritas y hueras de significado, mera cortesía. No estamos festejando más que unas fechas del calendario sacralizadas por la tradición religiosa y por el consumo laico, que se dispara y multiplica en estas sacrosantas fechas señaladas. Incapaces de querernos de verdad, nos regalamos cosas que se compran y se venden. En el fondo todos admiramos secretamente, de alguna manera, al entrañable personaje del cuento navideño de Charles Dickens, el avaro cascarrabias del señor Scrooge, que le descerrajó a su sobrino cuando acudió ingenuo a felicitarle las pascuas: Si pudiese hacer mi voluntad, a cada imbécil que me viniera con el “Feliz Navidad” en los labios, lo cocería en su propio jugo y lo enterraría con una estaca de acebo clavada en el corazón. No albergamos instintos criminales ni terroristas, aunque cuando vemos un papá Noel no podemos evitar que nos entre un deseo irresistible de ponerlo frente a un pelotón de fusilamiento contra la pared de un parque temático y disparar a bocajarro. 
 
 
 
312.- El niño en el pesebre. ¿Y la historia aquella de un niño humilde que nacía en un pesebre porque era un sin techo? Aquello no tiene nada que ver con esto que celebran los grandes almacenes, las superficies comerciales, las pequeñas, medianas y grandes empresas y las emisoras televisivas. Aquello era la natividad, sí: el nacimiento del niño, que renace todos los años por estas fechas, como el sol pagano, cuando, como dice el refrán “por Santa Lucía se acortan las noches y alargan los días”. ¿Sólo una rima? Santa Lucía se celebra el 13 de diciembre según el santoral cristiano. Quiere decir el refrán que a partir de esa fecha comienza a haber más luz solar, más horas de día y menos de noche, aunque en realidad el proceso no culmina hasta la entrada del invierno con el solsticio que en el hemisferio norte ya se ha producido. Por eso el refranero concluye: “Y por Navidad hasta un ciego (o hasta un tonto, según otra versión) lo verá”. Pero ese niño debería renacer no una vez al año más o menos por estas fechas sino todos y cada uno de los días del año, en cada instante, aquí y ahora mismo: ese niño no debería morir nunca, no deberíamos matarlo condenándonos a nosotros mismos a crecer y a entrar en la sociedad adulta, es decir, a morir en la cruz del aburrimiento como tristes cristos sacrificados y autoinmolados en nombre del progreso. Deberíamos resucitarlo todos los días del año y vivir en un perpetuo renacimiento, haciendo todo lo posible para olvidarnos del año y del día y la hora en que vivimos también. Esa y no esto que nos venden y que compramos nosotros a falta de amor para querer algo mejor sería la verdadera felicidad que yo, por mi parte, no faltaría más, nos deseo de corazón de verdad a todos y cada uno de nosotros. 
313.- Ejercicios espirituales. Ignacio de Loyola inventó, si bien se mira, la realidad virtual antes de tiempo en su devocionario o tutorial intitulado Ejercicios espirituales, publicado en 1548. Allí el santo varón exhortaba al lector u oyente a hacer un ejercicio imaginativo, recreando el vivo retrato del infierno, el paraíso y otros lugares cualesquiera a fuerza de imaginación, visualizándolos, diríamos con una palabra actual contrapuesta a “viéndolos”, denominado a esa técnica “composición de lugar”. La tecnología de realidad virtual, igualmente, crea entornos digitales tridimensionales, compone lugares a su modo que permiten a los usuarios interactuar y "vivir" experiencias intensamente inmersivas, suspendiendo momentáneamente la percepción del mundo físico y real.  El retiro espiritual invita al participante a aislarse del mundo cotidiano, centrándose completamente en la experiencia interior gracias a la imaginación. La Realidad Virtual, por su parte, hace que gracias al visor u orejeras que nos ponemos por delante de nuestros ojos suspendamos momentáneamente la percepción del entorno físico, enfocándonos únicamente en el virtual.
 
 
314.- Fuente de energía sin explotar. Al parecer, las emisiones de metano están acelerando el cambio climático, un cambio climático que es tan responsable del calentamiento global como del enfriamiento. El metano es el principal contribuyente a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante atmosférico peligroso, cuya exposición causa un millón de muertes prematuras cada año. El metano también es un poderoso gas de efecto invernadero. no solo las ventosidades de las vacas lecheras, sino también las flatulencias humanas son una fuente de metano. John Vaillant, periodista canadiense-estadounidense en su libro de 2023 Fire weather: on the front lines of a burning world, afirma que los pedos que nos tiramos los seres humanos a lo largo de un día generan alrededor de tres cuartos de billón de litros de metano por día, o lo que viene a ser lo mismo 30 millones de pies cúbicos, suficiente para satisfacer las necesidades diarias de cocina y calefacción de 140.000 habitantes de las ciudades del norte. Así que no son solo las flatulencias y los eructos de las vacas lecheras los generadores de metano. Algunos países pioneros como Dinamarca han anunciado que cobrarán un impuesto sobre las flatulencias de las vacas y los cerdos a partir de 2030, cosas de la dichosa agenda fiscal de los políticos. Harían mejor aprovechándolos como fuente de calor.
 
 
315.- La palabra del año. Tiene buen ojo la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) a la hora de elegir la palabra del año, que este año 2024 ha sido DANA, sustantivo que queda incorporado al Diccionario de la docta Academia de la lengua española en su última actualización hecha pública el pasado martes 10 de diciembre. El criterio que se ha seguido para la elección de esta voz responde básicamente a su abrumadora presencia en los medios de (in)comunicación y formación de masas de contribuyentes y votantes a través de la manipulación de la Opinión Pública, a raíz de las graves inundaciones de finales de octubre en el levante español. Este palabro es una lexicalización del acrónimo DANA, que corresponde a Depresión Aislada en Niveles Altos, y que se puede escribir también en minúsculas como si fuera un nombre común y corriente. El buen ojo de la susodicha Fundación se ve cuando repasamos las palabras del año del último lustro, desde 2020 en que comenzó a publicarse El arcón hasta la actualidad. Veremos que esas palabras responden todas a imposiciones que se nos hacen desde las Altas Instancias del Poder: en 2020 la palabra del año fue “confinamiento”, ¿recuerdan?, con que se rebautizaba el arresto domiciliario y el encierro de las personas sanas; en 2021 fue “vacuna”, que servía para denominar a los experimentos génicos contra el virus coronado; en 2022 nos endilgaron la “inteligencia artificial”, que viene a llamarnos tontos a la punta cara; en 2023 fue “polarización”, o división hecha desde arriba de los de abajo entre izquierda y derecha para que no vean que sus enemigos no están al lado, sino encima; a lo que viene a sumarse ahora la vieja gota fría, renombrada técnicamente como dana, la palabra que resume el año, y a traernos la prueba viviente e irrefutable de la existencia del cambio climático, cuya negación, según un conocido y arrogante actor, es propia, dice él, de mequetrefes.