En el libro “Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia” del ilustre geógrafo y botánico don Antonio Josef Cavanilles, publicado en Madrid en 1795 leemos cómo estos “extremos fenómenos climáticos -en vez de meteorológicos, ya que el clima ha venido a sustituir a la meteorología-” de los que hablan periodistas, científicos y políticos a propósito de la DANA no son ninguna novedad en las costas del Levante español, y en concreto en el antiguo Reyno de Valencia. Si son producto del mortífero Cambio Climático, como muchos piensan, dicho cambio no es desde luego nada nuevo o tan nuevo como quieren hacernos creer, dado que se trata de un fenómeno recurrente. Otra cosa es que, según estos agoreros, cada vez vayan a ser más frecuentes y violentos todavía.
Las inundaciones en el antiguo Reyno de Valencia están en la memoria de muchas generaciones. Las riadas, crecidas o avenidas están presentes en el refranero local, y han dado origen a canciones, cuadros, películas o novelas que han acabado por crear un imaginario colectivo sobre la relación histórica entre la ciudad, la huerta y el agua.
Uno de esos refranes es "Quan la gota freda cau, més val
que no ixques del cau". Este dicho hace referencia
a la famosa gota fría, rebautizada ridículamente por la AEMET* como DANA (acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos), un fenómeno meteorológico común
en la Comunidad Valenciana que trae lluvias torrenciales y sus consiguientes riadas e inundaciones. El refrán significa: "cuando la gota fría cae, no salir de casa más vale". La palabra cau en valenciano significa "madriguera" o "guarida",
pero se usa coloquialmente para referirse al hogar o a un lugar
seguro donde refugiarse. Cualquier valenciano al que le hubieran anunciado una Gota Fría y no una DANA, que hasta ayer mismo nadie sabía muy bin lo que era, se hubiera quedado tranquilamente, sin que nadie se lo mandara, en su casita.
El novelista Vicente Blasco Ibáñez menciona inundaciones y riadas en Valencia en algunas de sus novelas, como por ejemplo en “La barraca” (1898), donde fenómenos naturales recurrentes y extremos, con el adjetivo tan de moda, como riadas e inundaciones son constantes amenazas para los campesinos, en un medio que condiciona fuertemente su existencia. Igualmente en “Cañas y barro” (1902), Blasco Ibáñez describe de forma detallada las condiciones climáticas y geográficas de la región valenciana, incluyendo episodios de inundaciones en la Albufera, que afectan a los personajes y a su vida cotidiana.
Algunos nombres propios de topónimos citados en las Observaciones... de Cavanilles nos sonarán a rabiosa actualidad porque las recientes inundaciones vienen sucediéndose periódica- e históricamente en prácticamente los mismos lugares, las mismas fechas y por las mismas razones.
En el primer texto que reproduzco se habla de la terrible riada que en 1775 sorprendió a media noche a los vecinos de Chiva asolando edificios y esparciendo despojos y cadáveres a su paso.
En la pág. 159, capítulo 81, puede leerse:
“Siguiendo hacia el sur desde Alaquás como a un cuarto de legua se atraviesa el barranco, que empieza en las montañas de Buñol con dirección a Chiva, entra en esta villa y continúa por el término de Cheste, donde recibe otro considerable; engrosado con este aumento y con las vertientes de aquellos montes, cruza el llano de Quart junto a la venta de Poyo, pasa después por las cercanías de Torrent, que deja a su derecha, como igualmente Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia. Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas cuando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente que destruye cuanto encuentra.
En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprendiendo a media noche a sus vecinos, asoló un número considerable de edificios, esparciendo por más de dos leguas los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte.
A la derecha del barranco y a muy corta distancia, bien que en un sitio elevado, está Torrent, la mayor población del reino después de las ciudades y villas principales. De 400 vecinos que tenía antes de la expulsión de los moriscos, verificada en 1609, se han ido aumentando hasta 1200. Su término podrá tener como legua y media de oriente a poniente entre los de Picaña y Chiva, y una de norte a sur entre los de Alaquás y Picasént”.
Vista del Puente del Mar de Valencia arruinado por el río Turia el 5 de noviembre de 1776
Más adelante, en la página 168 leemos en el capítulo 95 a propósito de las cercanías de Valencia y pueblos hasta Catarroja, que estos fenómenos se han venido repitiendo, y frente a ellos se han ingeniado soluciones para evitar las riadas, como el grueso murallón “magnífico por su extensión, solidez y hermosura” que
defiende la ciudad de inundaciones y hace que sus habitantes no vivan,
como otros, “con los sustos y recelos” por las avenidas del Turia en ese
caso:
“Hemos visto las cercanías orientales y septentrionales de Valencia, recorramos ahora las que se extienden hacia poniente y mediodía. En la puerta de Quart que mira hacia poniente empieza el arrabal, que se prolonga como un cuarto de hora por el camino de Castilla. Sus vecinos y habitaciones se multiplican continuamente: hasta una calle entera se acaba de construir desde San Sebastián al río. Cultivan aquellos labradores muchas huertas cercadas, y otras sin cerca, incomparablemente más extensas, que desde la derecha del río se prolongan hacia el mediodía. No viven con los sustos y recelos que los de Campanar respecto a las avenidas del Turia; saben que no se derramará hacia la derecha por impedirlo el grueso murallón que desde la ciudad corre hasta la azud o presa de Rovella; murallón magnífico por su extensión, solidez y hermosura, el cual forma un dilatado y vistoso paseo, y defiende la ciudad de inundaciones”.
*Hay un documento de la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) que dice literalmente: "Sin embargo debemos olvidarnos de este concepto de gota fría como sinónimo de situación de catástrofe o de lluvias intensas en la zona mediterránea ya que este término causa cierto impacto social y es inadecuado". Parece que el concepto de gota fría no es politically correct porque se entiende muy bien, por lo que más adelante se dice que (cito literalmente otra vez): "Creemos que el concepto de DANA, que asociamos al término anglosajón de 'cut-off low', es más acertado y realista que el de gota fría. Al ser el concepto de gota fría poco preciso e incompleto, se entiende que debe ser sustituido por otro más moderno, "elegante" y efectivo que explique la formación y evolución de estas perturbaciones de altura de forma simple y que se ajusten a la realidad observacional. Por todo ello se propone que el nombre de estas perturbaciones sea el de DANA, en vez de gota fría, al menos, a nivel técnico". (Documento disponible en la Red, titulado "Las gotas frías DANAS, ideas y conceptos básicos", de Francisco Martín León, en la página de AEMET).
La memez y la ignorancia ya son valores al alza que junto con la posibilidad de enriquecerse campan a sus anchas, con libertad casi absoluta, y ese es el gran atractivo social que las agrupaciones de partidos con sus 'cuadros' vehiculan sin generar CO2, extendiendo dichos valores y capacidades, cuando alcanzan el gobierno, por todas las instituciones donde disponen arbitrariamente de los carguillos, sin impedimento técnico alguno que valga, para imprimir carácter sistémico a su funcionamiento. Del resto se ocupan los autosatisfechos memes en las redes sociales y los medios de in-formación, para que el variopinto conformismo social pueda estar articulado, entretenido e incluso sentirse representado.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLos medios oficiales que cubren las recientes inundaciones de Valencia, sugieren que el cambio climático está produciendo un mayor número de eventos de lluvias extremas que también son más mortales ahora que antes. Esto es falso. Los datos demuestran que estas afirmaciones no pasan la prueba de la verdad, ya que las inundaciones no se están volviendo más frecuentes o severas.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, han ocurrido a lo largo de la historia, mucho antes de la era industrial y del reciente aumento de las emisiones de dióxido de carbono atmosférico. España, en particular, ha experimentado graves inundaciones a lo largo de los siglos debido a sus condiciones geográficas y meteorológicas únicas, conocidas como patrón climático de "gota fría". La ubicación geográfica de España la hace susceptible a estos conocidos patrones locales de tormentas mediterráneas. Las fuertes lluvias seguidas de inundaciones en Valencia, trágicamente, han sido demasiado comunes a lo largo de la historia de la región impulsadas por patrones climáticos naturales bien establecidos. No hay datos que respalden la afirmación de que son una señal de que el cambio climático está causando un empeoramiento del clima.