miércoles, 27 de noviembre de 2024

Onfaloscopia u onfaloscopía

    El neologismo onfaloscopia u onfaloscopía -ambas acentuaciones serían válidas a juzgar por lo que sucede con microscopia y microscopía- no está recogido a fecha de hoy en el diccionario de la culta Academia. No sé yo a qué espera la susodicha institución para decirnos que se trata de un compuesto del griego  ὀμφαλός a través del latín omphalos ('ombligo') y scopia ('acción de ver, examen'), que  sería la contemplación del ombligo, ya sea en el sentido figurado con que lo emplea Rafael Sánchez Ferlosio, cuando habla de la 'empachosa onfaloscopia' de los nacionalismos, atentos solo a su propia esencia identitaria, a su San Simismo, como dice don Rafael, y a creer que son la pepita del universo, que orbitaría alrededor de su propio ombligo egocéntrico, o ya sea en sentido literal, como hacían algunos monjes de los monasterios del monte Atos, dentro del hesicasmo del cristianismo ortodoxo, que buscaban mediante la oración continua la unión con Dios concentrándose en el ombligo como punto de enfoque espiritual mediante la paz interior, el silencio y la contemplación.
 
  
¿Por qué el pincel de Lucas Cranach El Viejo pintó, como muchos otros pintores también, en el Jardín del Edén a nuestros primeros padres Adán y Eva con ombligo?

     Para los antiguos griegos, en Delfos se hallaba el centro del mundo, porque allí se habían entrecruzado las dos águilas que Zeus hizo volar desde dos puntos opuestos del mundo. Allí se encuentra la piedra cónica llamada ónfalo, dejada por Zeus a modo de mojón para señalarlo.  Se cree que esa piedra podría haber sido la misma que, envuelta en pañales le entregó su madre Gea, para engañarlo, a su padre Crono, que devoraba a sus hijos varones para evitar que se cumpliera la profecía de que uno de ellos iba a destronarlo como efectivamente hizo, y que él engulló en lugar de Zeus.
 
Ónfalo de Delfos.  

Mirándose el ombligo.

 
 ¿Por qué Miguel Ángel pintó en la bóveda de la Capilla Sixtina a Adán, si era él el primer hombre, con un ombligo que es huella que delata un cordón umbilical?

1 comentario:

  1. El San Simismo, ese creerse la pepita del universo, no deja de ser una compensación engreída tras entregarse, con la construcción de la individualidad, al soporte identitario de lo trascendente que necesita que cada uno sea uno para poder reunirlos separándolos, haciendo acopio con ellos de la fuerza necesaria para ejercitar su potencia.

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