domingo, 24 de noviembre de 2024

Yo, Posteguillo

El pasado 15 de noviembre el escritor valenciano Santiago Posteguillo (1967-...) desgranaba en el Senado, con verbo pausado, lo que vivió en Paiporta durante dos días consecutivos, hasta que huyó de allí, cuando al tercer día empezaron a llegar los voluntarios, porque en cuarenta y ocho horas no había aparecido ni Dios -institucionalmente nadie,  a socorrer a los vecinos. 

 

La prensa califica su discurso en el Senado de durísimo, crudo, estremecedor, desgarrador... No es, sin embargo, un discurso ante los senadores, sino una conferencia ante el público general interesado y asistente al acto, dentro del ciclo Encuentros con la Historia y la Literatura en el Senado. No era, pues, una comparecencia política en el sentido estricto del término, ya que Santiago Posteguillo hablaba de la importancia de Hispania en la historia de Roma, una conferencia en la que supo dar entrada a la actualidad a propósito de las lluvias torrenciales de Paiporta (Valencia), ya que él el día 29 de octubre durante la tragedia que costaría la vida a más de 200 personas estaba a cincuenta metros del tristemente célebre barranco del Poyo. 

Santiago Posteguillo, que se ha caracterizado por sus novelas inspiradas en la historia de la antigua Roma, tales como la galardonada con el Premio Planeta en 2018 Yo, Julia -guiño literario a Yo, Claudio, de Robert Graves- concluye al final del vídeo que ha subido a las redes, y del que se ha hecho eco la prensa enseguida,  citando la muerte de los hermanos Graco, de Saturnino, y de Julio César, explicando cómo en la antigua Roma los políticos se mataban entre sí, mientras que ahora, viniendo a lo de hoy, los políticos matan a puñaladas al pueblo. Recuerda también a Machado y su “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”, y apostilla que ahora son las dos Españas -PSOE y PP encarnados en los gobiernos central y autonómico respectivamente que se defienden echándose la culpa el uno al otro- las que nos van a helar el corazón. 

No estaría mal recordar a Nietzsche, se me ocurre a mí, frente a "el Estado somos todos" que es mentira y que vomitó el Puto Amo (Fucking Master en la lengua del Imperio): "El estado es el más frío de los monstruos fríos. Él miente fríamente; y esta es la mentira que sale de su boca: Yo, el Estado, soy el pueblo". Esto nos recuerda precisamente al título de otra novela de Posteguillo sobre la verdadera historia de Julio César: "Roma soy yo", y a la celebérrima frase "l'État, c'est moi" que se atribuye a Luis XIV: el Estado soy yo.

Durante tres días, los vecinos quedaron atrapados entre el fango y los cadáveres, sin recibir ayuda institucional. La falta de una rápida respuesta de las autoridades, agravada por la carencia de noticias, hizo que la limpieza fuera más lenta de lo deseado, lo que ha aumentado las condiciones sanitarias que amenazan con enfermedades infecciosas. La burocracia y la falta de planificación adecuada así como el enfrentamiento entre los dos gobiernos el Central y el Autonómico, cada uno de un signo político distinto e indiferente, han dejado a los afectados en condiciones insalubres, que, según pasan los días, aumentan el riesgo de enfermedades y agravan el sufrimiento de una comunidad ya devastada.

1 comentario:

  1. Tal vez aquellos famosos aplausos a las ocho fueran el presagio de como la mansedumbre tiene inoculado en su almario el espectáculo y solo de él desesperadamente espera el milagro sabiendo, aunque sea en su inconsciencia, que el poder del espectáculo institucional no por estúpido deja de ser feroz y despiadado, como en este último lodazal con las pequeñas salpicaduras a las jetas gloriosas de quienes encarnan la ornamental jefatura.

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