De salvar almas para el Cielo y evitar que se condenen para toda la eternidad en el pudridero de los infiernos como pretendía la iglesia católica, apostólica y romana, hemos pasado durante la pandem(enc)ia a salvar vidas enclaustrándonos en nuestros hogares bajo arresto domiciliario autoinfligido, embozándonos con ridículas mascaretas y guardando las distancias de seguridad recomendadas con los prójimos, cada vez menos próximos y más distantes, a la vez que se aproximaban virtualmente los más lejanos por videoconferencias, y ahora se trata, por lo que se ve, de salvar el Planeta herido de muerte y moribundo que nos aloja con las bendiciones de la Iglesia de la Salvación Ecológica y de la Ficción Científica.
Hablemos del Planeta, y salgamos un poco al espacio exterior de la mano de la palabra, que llega a nuestra lengua a través del latín planēta, tomada como préstamo del griego πλανήτης, que significa "errante", y se aplica a los astros que giran alrededor de una estrella como el Sol y que se hacen visibles no porque tengan luz propia, que no la tienen, sino por la luz que reflejan. Planeta errante, es pues redundancia etimológica. La estrella, por cierto, alrededor de la que giramos nosotros, el astro rey, el antiguo Helio o Sol, viene a decirnos con su mudo silencio junto con todas las demás estrellas del universo sin fin que somos nosotros los fugaces, los errantes.
Y claro para salvar el Planeta, con mayúscula honorífica que a Dios y a todo dios corresponde, hay que ducharse con agua fría, o, dicho negativamente, no hay que hacerlo con agua tibia o caliente ni meterse tampoco en una bañera rebosante como una piscina, que eso consume mucho líquido elemento del que andamos tan escasos y que está a punto de dejar de ser un recurso público para privatizarse, si no lo está ya, cotizando como cotiza en la Bolsa de los Valores: una ducha rápida con agua gélida y ya está, un gesto sencillo que salva a Gaia, la madre Tierra, Gea, sí, que nos parió.
No hay que encender la calefacción en invierno ni tampoco quemar leña en la chimenea, porque eso genera mucho dióxido de carbono o CO2 que asciende a la atmósfera y allí crea el efecto invernadero que recalienta el Globo y provoca el Cambio Climático antropogénico que nos trae pertinaces sequías y catastróficas inundaciones que se cobran vidas, tanto humanas como animales, si cabe hacer un distingo tan inepto, porque el Cambio Climático mata, así como la herejía negacionista que lo niega.
Tampoco hay que usar el aire acondicionado que nos refresca en el verano. Basta, como sugirió la genialidad del Puto Amo, Fucking Master, en la lengua del Imperio que él chapurrea, con no llevar corbata y desabrocharse, si acaso, el botón de la camisa a la altura del cuello para así refrigerarse. De este modo tan sencillo, quitándonos la corbata, ahorramos energía, y estamos más cómodos y frescos, que es de lo que se trata en el estío, un gesto tan sencillo que, por arte de abracadabra, salva vidas, las presentes nuestras y las futuras de las generaciones por venir.
"No llevo corbata, eso significa que todos podemos ahorrar desde el punto de vista energético (¿?); y he pedido a todos los ministros (y ministras, parece que dice deprisa y corriendo, aunque ellas no suelen llevar esa soga al cuello) y a todos los responsables públicos, y al sector privado, en la medida de lo posible, que cuando no sea necesario (¿lo es alguna vez?) no utilicen la corbata, y así todos ahorraremos (¿el dinero que cuesta la prenda? ¿energía?)".
Ya puestos, uno podía también, comparecer sin la chaqueta americana, y sin camiseta de tirantes por debajo, por supuesto, solo con la camisa arremangada, y desabrocharse un segundo botón, dando una imagen campechana y posmoderna, como si uno fuera lo que no es: uno más de los de abajo.
Para cocer los garbanzos, porque hay que alimentarse, use olla rápida, nada de estar horas y horas cocinando a fuego lento como hacían las abuelas, que eso consume mucho y de lo que se trata es de hacer ahorro de energía. Y, ya puestos a sentarnos a la mesa, una vez llegada la hora de yantar, comamos un revuelto de grillos, escarabajos y cucarachas, un plato muy sostenible y sabroso, dado que los eructos y flatulencias de la ganadería porcina y vacuna, cuyas carnes nos suministran sabrosas viandas, emiten sin embargo gases de efecto invernadero, especialmente metano, por lo que hay que minimizar la dieta carnívora, ya que esas emisiones contribuyen al calentamiento planetario, o global, como prefieren algunos cráneos privilegiados, que con ese término pretenden hacer pedagogía para que tengamos bien presente que el planeta no es plano, como el encefalograma de los políticos, sino redondo.
Y no se preocupe usted, que oye las noticias en la radio mientras come so peligro de atragantarse al escuchar tantas sandeces, por los tanques de guerra y los misiles de largo alcance que el presidente senil de los Estados Unidos autoriza al títere nato ucraniano a utilizar contra la madre Rusia, porque tanto los unos como los otros son ecológicos, green, o sea, verdes, del color de la esperanza, la esperanza de que gracias a ellos alcancemos algún día la paz que salvará al mundo de la guerra que provocan.
Se puede ser más imbéciles puesto que la imbecilidad no tiene límites y es facilmente contagiosa y transmisible. El calentamiento colérico es evidente y no se organizan guerras para que duerma un sueño justo la audiencia sino para que despierte y se una a las sandeces, desde las sanciones al enemigo a las restricciones y tratamientos para los sometidos, no se enciende una hoguera sin la glorificación de los sacrificios, el reparto de roles es consustancial a la organización de las representaciones y mientras cada cual se atenga al suyo el relato sigue tranquilamente su curso, a pesar de las contradiciones tras las grandes orquestaciones y subsiguientes 'acciones'. El Dinero nunca puede estarse quieto, si hay saturación de mercancias producidas, incluidos en las mismas esos usuarios digitalizados, se hace necesario redimensionar y posicionarse con ventajas en el Mercado. La instrumentación del Estado que el Capital moviliza a su servicio siempre ha sido irracional, destructiva y periodicamente enardecida.《El complejo militar-industrial estadounidense emite más CO2 que 167 países y produce más emisiones per cápita que todos los países.
ResponderEliminarLo racional sería que en pleno siglo XXI este tipo de industrias sanguinarias empiecen a desmantelarse, pero año a año el mayor exportador de armas del mundo, Estados Unidos, rompe récords en presupuesto militar y en ventas de armas. Mientras tanto, ese mismo gobierno pretende algún liderazgo en materia climática, al mismo tiempo que socava las soluciones diplomáticas que podrían frenar un conflicto con una potencia nuclear.
Obviamente las emisiones seguirán el ritmo del incremento de los presupuestos militares en el mundo, todos en ascenso por la guerra en Ucrania.》https://www.climaterra.org/post/la-industria-armament%C3%ADstica-estadounidense-tiene-las-emisiones-per-c%C3%A1pita-m%C3%A1s-altas-del-mundo
Gracias por la aportación y el enlace. Un saludo.
Eliminar