O de cómo el Ministerio de Sanidad de las Españas nos vende la moto diciendo que va a salvarnos la vida (otra vez) y mejorar nuestra salud (otra vez).
"Ayer acabó la COP28 con un acuerdo insuficiente pero que
supone el principio del fin de la era de los combustibles fósiles y las
energías caras y sucias".
La Ministra de Sanidad del Reino de las Españas, doña Mónica García, pronuncia un discurso optimista y trufado de efectos retóricos con el que celebra el acuerdo -insuficiente según ella- que se ha alcanzado en la COP28 que ha tenido lugar en Dubai, pero que no supone "el principio del fin
de la era de los combustibles fósiles", como dice la ministra. Lo que
sucede, según los expertos, es que los combustibles fósiles se están
agotando y no hay para todos, pero no se están acabando porque se haya
llegado al acuerdo de dejar de usarlos y de despreciarlos por ser
“energías caras y sucias”. Son caras -lo de sucias no vamos a discutirlo- porque abundan poco, cada vez menos y no va a haber para todo el personal.
"Es un paso más pero aún quedan muchos por recorrer para asegurar un futuro mejor para todos y todas."
Se trata, según nuestra Ministra progresista, de un paso más para asegurar “un futuro mejor para todos y todas”, lo que dice con una redundancia superflua por innecesaria, dado que diciendo “todos” estamos utilizando el género gramatical masculino como término no marcado, es decir, como equivalente a los dos géneros gramaticales, pero es una obsesión de los nuevos ministros (y ministras) emplear el género femenino para alargar sus discursos, parecer que dicen más de lo que dicen y "empoderar a las mujeres" (sic).
"El cambio climático mata y empeora la salud."
La afirmación de que el cambio climático mata es bastante tremendista, aunque se atenúa diciendo que empeora la salud. Se trata de un hísteron próteron. Merece la pena
que nos detengamos un poco en este recurso retórico que consiste en
citar en primer lugar lo que sucede cronológicamente en segundo lugar
llamando así la atención sobre la idea más importante que se trata de
poner de relieve: todos (y todas) vamos a morir. Lo lógico sería decir en primer lugar que empeora la salud y, a continuación, que mata, pero como se trata de impactar al auditorio lo primero que se dice es que mata, como el tabaco, y a continuación, por si eso fuera poco, que empeora la salud, algo que poco importa cuando uno ya está muerto.
"Los combustibles fósiles que provocan cambio climático matan y empeoran la salud."
A continuación nos dice cuál es la causa de ese cambio climático que mata, que son los combustibles fósiles. Ha hecho por arte de magia retórica una ecuación de equivalencia: cambio climático igual a combustibles fósiles. Como se ha llegado al acuerdo -obligado te veas- de dejar de usarlos... el Ministerio nos "salvará la vida", con lo que justifica su existencia, como cuando nos encerró en nuestros domicilios, nos obligó a usar mascarillas para salir y nos prohibió viajar o entrar a los lugares públicos si no estábamos vacunados...
"Cuando hablamos de crisis climática no estamos hablando
de osos polares o de un problema que pasa muy lejos o dentro de muchos
años (…)"
La ministra ha introducido la palabra mágica 'crisis'. No dice ya cambio climático, sino crisis climática, lo que hace que sean términos sinónimos: el cambio es una crisis -otra crisis más, por si fueran pocas las que llevamos a rastras-, y la define negativamente: no son osos polares ni problemas que pasan lejos o que pasarán en el futuro... El paralelo con la crisis sanitaria es obvio: recurso al
miedo y a una gestión autoritaria. La cuestión climática se presenta
como una oportunidad para esta especie de nueva religión que se está
afianzando a escala mundial que pretende salvar el Planeta.
Vemos en este discurso cómo la Ministra del Gobierno ha convertido por arte de magia retórica el clima en una crisis de salud pública, porque parece que la
gente ve que lo del cambio climático es algo muy lento en el tiempo, muy
lejano en el espacio, muy abstracto y abstruso, y que parece que sólo
afecta a los osos (y las osas polares, se le olvidó, por cierto, mencionarlas a la
señora ministra), y no hace mucho caso de las alarmas que se
desencadenan, pero si se relaciona con la salud, que es lo que más nos
duele, pues parece que la cosa funciona mejor.
"Más de cien muertes al día que se podrían evitar apostando por energías
baratas y limpias, comiendo dietas más saludables y viviendo en casas
cómodas y eficientes."
La crisis climática supone más de 100 muertes evitables al día si se apuesta por energías baratas y limpias (contrapuestas a las caras y sucias mencionadas al principio), pero ¿en dónde se producen?, ¿en España, en Europa, en el mundo? ¿En verano por el excesivo calor o en invierno por el frío extremo? Dato terrorífico y preguntas sin respuesta. Pero no bastaría con apostar por dichas energías, además habría que comer “dietas más saludables”, expresión con la que no se refiere la señora ministra a las
hamburgueserías, por ejemplo, que tanto pululan por la piel de toro, pero que son
efectivamente baratas, aunque no sean muy saludables, porque va a
resultar que lo saludable es caro o, al menos, que no se lo pueden
permitir todos los bolsillos. Y con lo de vivir en “casas cómodas y eficientes”, no se refiere a los bloques de pisos en los que vive hacinada la mayoría de la gente.Y, por cierto, ¿qué son casas 'eficientes'?
"Celebramos el acuerdo alcanzado en la COP28 y desde el
Ministerio de Sanidad nos ponemos a trabajar desde ya para que España
siga liderando la transición ecológica hacia un mundo mejor y hacia un
planeta sano y seguro."
Pero está bien que España siga liderando esa “transición ecológica” hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro, nótese la aliteración "sano y seguro", que es lo que queremos todos (y todas, claro).
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