Viendo algunas representaciones gráficas de la expulsión del paraíso de nuestros primeros padres Adán y Eva, como la de Tiziano que pintó hacia 1550 y se exhibe en el Museo de El Prado, se pregunta uno ¿cómo ha llegado la manzana a ser el fruto prohibido habida cuenta de que en el libro del Génesis de la Biblia, que contiene ese relato, no se menciona ninguna manzana?
Si repasamos el episodio, según la traducción de Nácar-Colunga que manejo, leemos lo siguiente (Génesis 3, 1-8): “Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yavé Dios, dijo a la mujer: “¿Conque os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso?” Y respondió la mujer a la serpiente: “Del fruto de los árboles del paraíso comemos, pero del fruto del que está en medio del paraíso nos ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir”. Y dijo la serpiente a la mujer: “No, no moriréis; es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios conocedores del bien y del mal”. Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comerse, hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también de él a su marido, que también con ella comió. Abriéronse los ojos de ambos, y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores”.
Previamente en el capítulo segundo, donde se describe el paraíso se nos ha dicho (2, 9): “Hizo Yavé Dios brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en el medio del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal”.
Mucho se ha hablado sobre si el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal eran dos, como se desprende de la lectura de este texto, o eran uno solo y el mismo, como propone Mark Makowiecki en su artículo 'Untangled
branches: the Edenic tree(s) and the multivocal waw' (2020), basándose en el argumento filológico de que el hebreo "waw" que se ha traducido por "y" significa también "es decir", con lo cual estamos diciendo que el árbol de la vida es, además, del conocimiento del bien y del mal, como si dijéramos sumando las dos denominaciones en una: el árbol de la vida y árbol de la ciencia del bien y del mal.
Pero dejando esta cuestión aparte, cuando San Jerónimo vertió la Biblia hebrea al latín, traducción que se conoció como la Vulgata o Divulgada, el santo tradujo la expresión hebrea que corresponde a “el árbol de la ciencia del bien y del mal” en buen latín como "lignumque scientiae boni et mali".
Resulta que la palabra "mali", genitivo de "malum", es ambigua en la lengua del Lacio, porque significa dos cosas distintas: “mal” y “manzana”, por lo que, gracias a esa ambigüedad, la confusión estaba servida: El árbol de la ciencia del bien y de... la manzana.
Me viene a
la memoria a propósito de esta ambigüedad el verso que compuso el
poeta latino Nevio contra la poderosa familia de los Metelos: Fato Metelli Romae fiunt consules: 'Los Metelos
son nombrados cónsules en Roma por suerte / por desgracia'. En
realidad lo que dice ese verso es “por el destino”, que puede ser bueno o
malo, pero en la ambigüedad de ese doble sentido reside la gracia del verso. A lo cual la poderosa
familia de los Metelos le respondió con otro verso: Malum dabunt Metelli Naeuio
poetae, que, habida cuenta de la ambigüedad de “malum”, puede
significar algo positivo como: 'Los Metelos le darán al poeta
Nevio una manzana (como premio)', o 'los Metelos le darán al poeta
Nevio una desgracia o una paliza un daño (como castigo)', siendo esto último lo que le dieron.
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