Ha publicado Bob Moran su último trabajo titulado en latín "Sangui(ni)s balneum", que traduzco como "Baño (de) sangre". Aunque el autor se esfuerza por mostrar de forma gráfica y sencilla la bruteza instituida, hay que ver cómo en la actualidad la 'mayoría' no quiere hablar de ello ni que se lo mencionen, sino olvidarse de la orquestación pandémica con la misma o superior fuerza con la que en su día llegó a aferrarse a ella.
Nos presenta unas termas romanas en la que diversos personajes de la política presididos por imágenes diabólicas -destacan una enorme jeringuilla al fondo y un Minotauro dorado que representa a Mammón, es decir, al Dinero- se dan un baño de sangre, figurando en una toalla el logo comercial de "Pfizer", empresa farmacéutica que sería la responsable de dicho baño sanguinolento, conla que se seca la espalda Albert Bourla, su presidente y consejero.
Pueden adivinarse las caricaturas del rey Carlos III de Inglaterra, de Netanyahu, de Trump, de Bill y Hillary Clinton, de Charles Schwab, un Bill Gates transexual tumbado sobre el suelo y reclinando su cabeza sobre tres almohadas, de Georges Soros, Su Santidad el Papa Francisco Bergoglio, que bendijo la vacuna como un acto de amor, con el blanco solideo sobre su cabeza, David Cameron, los Obama, Joe Biden, Boris Johnson...
Critica así Bob Moran la responsabilidad de estos personajes en la muerte de muchas personas de resultas de la inyección de un tratamiento experimental de ARN mensajero que se hizo prácticamente obligatorio en el mundo durante la ominosa pandemia declarada por la OMS, una responsabilidad de la que no quieren hablar. Todo el mundo se ha apresurado a pasar página como si no hubiera pasado nada...
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