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lunes, 14 de octubre de 2024

A vacunarse, animales

    El nivel de indignidad de la campaña vacunista contra la gripe del Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas es tan lamentable que solamente se le ha podido ocurrir a una mente enferma sin demasiados principios éticos y con solo dos dedos de frente, a juzgar por este cartel con el eslogan: "Una vacuna para que te sigan dando abrazos... y tápers (sic, en vez de táperes)", es decir: anima a tus viejos a que se la pongan para "que la gripe no les pare", para que te abracen y te sigan manteniendo y alimentando con la sopa boba que antaño se servía en fiambreras o tarteras y ahora en modernos tupperwares -marca, por cierto, registrada- con cierre hermético, dado que tú no puedes valerte sin su pensión. 

        Parece más la campaña publicitaria de unos laboratorios farmacéuticos veterinarios que la de un Ministerio de Sanidad.  El tercer lema de esta publicidad no deja de ser significativo: Anímales a vacunarse. Si no leemos la tilde, convertimos la primera palabra de esdrújula que es en llana: Animales, a vacunarse

    ¿Qué haríamos sin nuestros ministros y nuestras ministras? ¿Qué haríamos sin el panem et circenses del gobierno de las Españas, es decir sin la paguita y la conexión a interné, que son la versión hodierna del viejo circo y pan de los romanos? 

    Así fríen a diario los cerebros de los jóvenes con esta propaganda infame destinada a crear una generación lobotomizada de mentecatos y de idiotas consumados que probablemente engendrarán, si se reproducen, una prole más envilecida todavía. 

    El discurso de la menestrala ministerial insiste en el peligro inminente de la gripe estacional que embiste con la metáfora taurina de un toro bravo de lidia y, según ella, satura y colapsa los hospitales, y no la escasez de sanitarios. Recordemos cómo defendía en verano el derecho a las vacaciones de los profesionales sanitarios para justificar las largas listas de espera y el cierre de los centros de salud en época estival...

    Quiere que no nos pille "el toro de la gripe como nos ha pillado el año pasado y como nos pillaba antes de la pandemia", quiere que todos y todas (sic) estemos preparados -se le olvida a la memez de su verborrea políticamente correcta la concordancia en femenino "...y preparadas"- ante los nuevos escenarios que se nos abren, ya sea la gripe estacional, mortal de necesidad, ya sea una nueva pandemia, quizá la enfermedad X, que no se conoce todavía... 

    Y nos mete miedo otra vez con la imposición hospitalaria de las mascarillas, esos amuletos de los que se ríen todos los virus respiratorios habidos y por haber, que se hicieron obligatorias para enriquecer a los sinvergüenzas que nos las impusieron, entre ellos al propio Estado que les adjudicó al principio un Impuesto de Valor Añadido del 21%, y solo lo rebajó al 4% a las denominadas "quirúrgicas".

sábado, 10 de agosto de 2024

Maldito vacacionismo (I)

    En este país en el mes de agosto no está en su sitio ni Dios: todo el mundo se va de vacaciones, hasta el gobierno -lo que no significa que estemos desgobernados, ¡qué más quisiéramos!, sino que el ejecutivo no es imprescindible a la hora de mantenernos estabulados. Todo el mundo se va de veraneo al mar, a la montaña, al pueblo, a donde sea, huyendo de sus obligaciones, sin darse cuenta de que huir es también una obligación. 
 
   No es una huida irresponsable, sino todo lo contrario, es un derecho profesional: es una fuga programada y favorecida desde arriba por el Estado y el Mercado -tanto monta- para someternos, como siempre, a los que andamos por aquí abajo y a veces nos dejamos engañar con el espejismo vacacional, ese perverso invento del gobierno, al igual que el trampantojo del fin de semana, mero pretexto para que la semana, que no se acaba nunca de verdad vuelva a empezar una y otra vez.   Su rueda de hámster, en efecto, gira sin fin desde la creación del mundo, e incluso antes, ya que la semana ya existía antes de que Dios, nuestro Señor, creara el mundo en siete días. Por eso la expresión 'fin de semana', finde o week-end es un engaño que pretende ocultar el uróboro o serpiente-que-se-muerde-la-cola, es decir el hecho de que la semana, propiamente hablando, nunca finaliza.
 
    
    La ministra de Sanidad, cuyo nombre propio no merece la pena mencionarse, del sedicente gobierno progresista con el que las Españas avanzan no se sabe ni por qué camino ni a dónde, declara que todos los profesionales -sanitarios- tienen derecho a veranear, se supone que todos juntos y a la vez, lo que parece que justifica el cierre de hospitales -camas, dice la ministra, que ya no vuelven a abrirse hasta que empiece el curso en septiembre. Como se hace todos los veranos y como lo hacen todos los reinos de taifas, pues se sigue haciendo, así que vale más no enfermar en verano ni necesitar atención médica y cuidados sanitarios: "Todos los veranos se cierran camas. Esto no es ninguna novedad. Todas las comunidades cierran camas, cierran quirófanos y cierran lugares (?),  porque los profesionales tienen derecho a disfrutar de sus vacaciones". 
 
    “Spain is different” se convirtió en 1950 en el eslogan más cacareado que señalaba el despegue de la España franquista como gran destino turístico para los guiris. Se vendía nuestro país al turista “un millón”, que venía a dejarnos la limosna de sus divisas, blanqueando así de paso la oprobiosa dictadura. 
 
 
     Pronto empezaron a llegar las plagas de vacacionistas, y a invadirnos y colonizarnos. De aquel España es diferente hemos pasado al España es diversa, con sus diecisiete reinos democráticos de taifas o autonomías “asimétricas”,  en algunas de las cuales, como la nuestra, hemos patentado el lema publicitario Cantabria infinita.
 
    Con el tiempo se ha visto que el exceso de visitantes puede deteriorar gravemente el patrimonio cultural. En 2002, por ejemplo, se prohibió el acceso a la cueva de Altamira, a consecuencia de los daños que el flujo de gente ocasionaba en su interior. Permanecieron cerradas al público doce años, reabriéndose en 2014 con controles muy estrictos sobre el número de personas que podían adentrarse en la gruta: creo que cinco por semana. Entrar en la cueva original supone inscribirse en una lista de espera que a fecha de hoy parece que está cerrada definitivamente. 
 
    Paralelamente al cierre de la cueva, se realizó una fiel reproducción de las pinturas, inaugurándose la conocida como NeoCueva de Altamira, lo que permitió disfrutar a todo el mundo del simulacro de la maravilla pictórica de su Gran Sala, sin riesgo alguno para los trazos milenarios. Hoy en día, ya hay incluso quien, siguiendo el ejemplo de Altamira, propone construir réplicas de centros históricos hiperturistificados, con el fin de descongestionarlos y preservarlos para las futuras generaciones. 
 
 
    De todas formas, el patrimonio más amenazado por el turismo no son los monumentos históricos, sino la posibilidad misma de unas ciudades, unos pueblos y una naturaleza habitables y no masificadas. A pesar de las evidencias del impacto negativo que el turismo masivo tiene sobre la economía, el patrimonio y el bienestar, cuestionarlo sigue siendo tabú en nuestro país y en nuestra infinita comunidad autónoma, Cantabria, abierta por vacaciones, que “vive, si a esto puede llamarse 'vida', del turismo”. 

martes, 23 de abril de 2024

Cuidado, porque Sanidad...

    Resulta conmovedor que una cadena de televisión como “La Secsta”, que te llamaba idiota en 2021 si no ponías el brazo para que te pincharan inyectándote algo, no se sabía muy bien qué, se retracte de alguna forma ahora dando una información como la que sigue a propósito del pasaporte y de la vacuna del virus coronado. 
 
    Pero no deja de ser lamentable cómo lo hacen: deprisa, corriendo y mal en un par de minutos escasos. A la vez que te están diciendo lo que estás oyendo, estás viendo que el Real Madrid no sé qué y no se cuánto, una mosca superior te informa de que a las 22,30 echan no sé qué película, que si La Real Sociedad y el Getafe... Y las imágenes de los que hablan se mezclan con escenas de hospitales y vacunaciones. Y encima a veces ni se entiende lo que dicen, hablan deprisa, se atropellan, se interrumpen, como deseando pasar página y a otra cosa mariposa... Pero lo dicho, dicho queda, y por si acaso lo transcribo yo ahora aquí, para que quede constancia escrita, salvo error u omisión. 
 
 
    -Cuidado porque Sanidad admite ahora que sí, que más de treinta y cinco mil vacunados se murieron a causa del coronavirus. 
    -Sí, esto se ha sabido durante el fin de semana. La primera noticia es que el Ministerio de Sanidad contestaba a la Asociación Liberum, que llevan desde 2020 denunciando que el pasaporte cóvid y la obligación de ponernos la vacuna era un engaño y una imposición, y lo estaba denunciado. Bueno, finalmente el Ministerio de Sanidad reconoce que siete millones y medio de personas vacunadas se terminaron contagiando del cóvid y fallecieron más de treinta y un mil personas. Y estamos hablando solo de personas fallecidas. Pero la novedad del día de hoy es que, además, el Ministerio de Sanidad hace una segunda respuesta que exigía que tuviera responsabilidades. Y esto es lo que dicen. Lo escuchamos en un comunicado del Ministerio de Sanidad: “El ciudadano que recibe voluntariamente una asistencia sanitaria debe asumir los efectos adversos derivados de la misma, si prestó su consentimiento informado”. Lo que viene a ser que si nosotros nos metíamos en la página de Sanidad, ya se nos advertía de que había riesgos asociados a la vacuna. Lo que dicen los abogados es que esto es una auténtica vergüenza porque la gente de a pie no se está todo el día metiendo en la página del Ministerio de Sanidad para ver qué efectos adversos tiene una vacuna que en su día fue prácticamente obligatoria. 
    -Pero si es que, aparte, es igual: o sea, ya te abocaban a que te tenías que vacunar sí o sí. 
    -Es que no podías escoger. 
 
 
    -O esta o esta. No podías escoger. Esto no es verdad. No es una cuestión de que te metías en la página. Es que por narices te tenías que vacunar. 
    -Claro porque había, no era una obligación, porque es ilegal, pero sí que es verdad que si no nos vacunábamos, no teníamos certificado cóvid, y por tanto no nos podíamos mover en ocasiones de la ciudad.
    -No podías moverte ni podías hacer nada... 
  -De entrada, si no te vacunabas, ni viajabas ni tenías la consideración de nadie, porque eras un apestado .
    -Claro, la libertad de movimientos se daba con ese pasaporte cóvid y el pasaporte te lo daban con la vacuna. 
    -Es que ahora, claro, es “haberte metido a la página”, pero ¿cómo que en la página? 
     -¡Si no podías entrar ni a un restaurante...! 
    -Nada, no podías hacer absolutamente nada, no podías salir de casa.
 oOo 
 
La vacuna ya estaba preparada antes que el virus.       
 
    ¿Qué cara se les pondrá cuando se enteren de que la vacuna que se pusieron había comenzado a elaborarse en mayo de 2019, antes de que surgiera el virus coronado a finales de ese mismo año, a tenor de un documento desclasificado ahora según informa Reseau International?

domingo, 21 de abril de 2024

"Se la pusieron voluntariamente"

    Ha salido a la luz una reclamación particular presentada contra el Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas por una miocarditis o inflamación grave del músculo del corazón derivada de la vacunación contra el virus coronado, que ha sido desestimada por este, que se desentiende así, como antes hicieron los laboratorios de dichos productos, de las víctimas argumentando que la vacunación no es obligatoria en España y que, por lo tanto, los que se sometieron a ella lo hicieron voluntariamente.
 
    No se discute la relación entre la causa y el efecto, bastante más que probable, habida cuenta del dictamen específico de la AEMPS (Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios) que certifica, por primera vez, la relación de causalidad entre la vacuna de ARN mensajero y la inflamación grave del miocardio o músculo cardíaco. 
En letra pequeña: Gobierno de España. Ministerio de Sanidad. Financiado por la Unión Europea. NextGenerationEU.
 
    El Ministerio se despacha y se queda tan ancho en los siguientes términos: El ciudadano que recibe voluntariamente una asistencia sanitaria debe asumir los efectos adversos derivados de la misma si prestó su consentimiento informado (…). Dado que la posibilidad de que se produjese el daño del que deriva la reclamación había sido divulgada por la AEMPS cuando se le administró la vacuna y que dicha vacuna fue recibida voluntariamente, el daño aducido no puede ser considerado antijurídico y, en consecuencia, no puede imputarse responsabilidad patrimonial a las administraciones públicas a raíz de esta reclamación. 
 
    No nos interesa aquí mucho el caso particular del ciudadano que se vacunó tras la imposición del Certificado Covid-19 de la Unión Europea que motiva la demanda, que puede leerse en The Objective, no tanto como la argumentación ministerial: Es cierto que la vacunación no es obligatoria en España, y que, por lo tanto, quien se vacuna lo hace voluntariamente, pero eso no significa que lo haga libremente. La mayoría lo hizo porque fue convencida -engañada- de que así salvaba vidas, incluida la suya, como se repetía hasta la saciedad, o que era un acto de amor, como cacareó el Papa de Roma, que la bendijo como si fuera la mismísima hostia consagrada del cuerpo de Cristo redentor. Todavía hay algunos creyentes que creen que aquellos pinchazos han salvado muchas vidas, cosa que es indemostrable, una cuestión de fe a todas luces falsa por lo tanto.
 
    La mayoría democrática se dejó pinchar porque se le decía desde el propio sistema sanitario que había que hacerlo, y a nadie se le ocurría pensar que el Ministerio de Sanidad quisiera inyectarnos una sustancia perjudicial para nuestra salud. Que no nos forzaron es seguro, pero que nos coaccionaron también. 
 
 
    El problema es que confunden maliciosamente el hecho de que la vacunación no fuera legalmente obligatoria, y la libertad de elección de hacerlo. Para que una elección sea libre no debe estar condicionada por extorsiones o chantajes como la de no poder viajar en avión, o la de no acceder a establecimientos públicos, con toda la presión mediática y social que se ejerció desde los medios de (in)formación de masas insultándonos a los que no nos sometíamos al proceso. Fue voluntaria, sí, pero la voluntad individual fue moldeada masivamente con la opinión pública de la conveniencia moral y con el certificado sanitario, green pass, salvoconducto o pasaporte covid que se sacaron de la manga.
 
    Hay muchas formas de obligarte a hacer lo que quieren sin que parezca que te han obligado, pero la más eficaz es convencerte de que lo que quieren es lo mejor para ti, de forma que tú lo solicites vivamente.
 
    Recordemos la propuesta de un preboste de una taifa autonómica española que proponía multas de hasta 60.000 euros para quien no se vacunara, y argumentaba con toda la maldad del mundo: "No se está obligando a vacunar, sino sancionando al que no lo haga".
 
    Si nos atraca alguien por la calle a punta de navaja o de pistola poniendo así en peligro nuestra integridad física, como suele decirse, y nos pide que le entreguemos el dinero que llevamos encima, la mayoría vamos a elegir voluntariamente darle la pasta, so pena de que nos hiera o nos mate, pero eso no quiere decir que hayamos elegido libremente hacerlo, nada más lejos de la realidad. En ese sentido, la vacunación fue voluntaria, pero no libre. No son adjetivos sinónimos.
 
    Me gustaría detenerme particularmente y profundizar un poco en esta cuestión, porque parece que lo que quiere decir el citado Ministerio es que si hemos elegido voluntariamente lo hemos hecho libremente, como si no hubiera habido una campaña institucional descomunal desde ese propio ente por todos los medios aconsejándonos día y noche que lo hiciéramos por nuestro propio bien y por el bien de todos, y diciéndonos que iba a ser mayor el beneficio -evitar una enfermedad grave y la propia muerte- que el perjuicio. 
 
    Aquí se ve muy bien aquello que decía Agustín García Calvo de que si «si cada uno no creyera que hace lo que quiere, sería imposible que hiciera lo que le mandan».  La voluntad, tanto la ajena como la propia, al fin y al cabo, también es ley, y obedecerla -o hacer uno lo que le da la gana, como se dice normalmente, que viene a ser lo mismo- no deja de ser sumisión a las altas instancias del gobierno de las almas. Aquí se ve bien cómo la voluntad personal le sirve a uno para hacer lo que está mandado, en este caso someterse a un experimento bajo amenaza de muerte si no lo hace,  interiorizándolo como si fuera la expresión de su propia libertad.    A fin de cuentas, cuando decimos "quiero" estamos diciendo "creo que debo".

lunes, 8 de abril de 2024

"Hoy es un gran día"

    Así empezaba el discurso leído de la ministra: “Hoy es un gran día para la calidad de vida.” No resultaba convincente a pesar de su aparente entusiasmo. No resultaba creíble que la ministra de larga melena ondulada nos dijera que era un gran día porque se aprobaba el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo que llevaba sin actualizarse catorce años y que volvía a poner al reino de las Españas literalmente “en la vanguardia del mundo en la lucha contra el tabaco”. Y ella, que es médica a más de ministra, argumentaba agitando su cabellera “que es la principal causa de mortalidad evitable, como decía, que es la causa del 30% de los cánceres, de los tumores de nuestro país, y que es el causante también de más de 16 tipos de cánceres.”

         La ministra había decidido desempolvar este plan para dar más años de vida a nuestros ciudadanos y ciudadanas y más calidad de vida a esos años. Y decía que lo hacía con tres ingredientes: "con ambición, con orgullo, con coherencia". Y sin miedo. Esa era, al menos, la razón que ella esgrimía, y acto seguido pasaba a atacar a los que no querían adherirse a su tan salutífero plan respaldado por la evidencia científica, siguiendo aquella estrategia de que la mejor defensa era un buen ataque. 

     E insistía, buscando la confrontación con sus rivales políticos del arco parlamentario, en que la actitud negativa de algunos y de algunas que se han instalado en el negativismo en este país no iba a empañar “la espléndida y maravillosa noticia que tenemos hoy” y que -volvía a repetirlo por si no había quedado claro- iba a poner a nuestro país en la vanguardia de la lucha contra el tabaquismo. Por fin íbamos a ser los primeros y las primeras en algo, y añadía perversamente “y en la vanguardia de la lucha a favor de la salud de los ciudadanos”, olvidando en la cláusula final de su verborrea a las ciudadanas, algo imperdonable en una ministra progresista.

Viñetas de Claude Serre (1938-1998)
     
    Equiparaba así la lucha contra el tabaquismo con la lucha a favor de la salud individual y pública, cuando ese mismo Ministerio ha sido el responsable de la imposición de las mascarillas, que ella defendía corriendo y alardeando de su espléndida forma física, bozal en boca como una loca cuesta arriba, hasta ayer mismo durante cuatro largos años decretando la obligatoriedad de su uso a troche y moche sin ningún tipo de evidencia científica, la imposición de la telemedicina en detrimento de la visita médica tradicional y la desasistencia de la atención primaria que hace que muchos pacientes no tengan asignado ni siquiera un médico de cabecera, las largas listas de espera, el cierre de centros sanitarios rurales, el confinamiento de las personas sanas y la exhortación a que la población se inoculara unas vacunas experimentales que han resultado más tóxicas que benéficas al fin y a la postre, y que no han evitado ni contagios ni hospitalizaciones ni muertes, sino todo lo contrario, metiendo miedo a la población, y diciéndole que era por la salud y el bienestar de todos.

    Parece que el ministerio que regenta la señora ministra quiere hacerse un lavado de cara o mejor dicho un lifting distrayéndonos de los auténticos problemas del sistema sanitario español, que era, nos decían, uno de los mejores del mundo, para que nos centremos en lo pernicioso que resulta fumar o vapear en la terraza de un bar o de un restaurante, como si ese fuera el principal problema sanitario que tenemos, y en librarnos de los malos humos que tanto perjudican a nuestra salud precarizada. Se trata de una descarada maniobra de distracción. 

  

      Han destruido la salud de todo un país fomentando una vacunación experimental nefasta y ahora se preocupan de prohibir el tabaco en las terrazas al aire libre cuando la nicotina es uno de los pocos vicios que el Estado tolera que se distribuya de forma legal, pese a los graves daños que puede ocasionar a los consumidores, por lo que a veces nos advierte hipócritamente que "fumar mata" pero no deja de suministrarnos la mortífera droga, cada vez más cara, por otra parte. Curiosamente disminuye la venta de cajetillas, pero sube su precio, de modo que Hacienda, o sea el Estado, no deja de recibir cuantiosos ingresos milmillonarios de la venta del tabaco que tanto demoniza. 

    El Ministerio de Sanidad de las Españas pretende quijotescamente erradicar el tabaquismo, como si este fuera el principal problema de la salud de los españoles y las españolas. Bastante mal nos han hecho y nos hacen por nuestro bien, para que ahora nos digan que fumar mata y no es malo, sino malísimo, y que por eso suben el precio del tabaco, para sacar dineros de los vicios, que es que no deja de asombrarnos que se desplome el consumo de tabaco y, sin embargo, suban sus precios y, consiguientemente, los ingresos a cuenta del impuesto que lo grava. 

"Fumar mata"

     Preguntado Antonio Escohotado, gran conocedor de los efectos de las drogas, sobre las virtudes del tabaco, la droga sagrada de Alaska, la Tierra del Fuego, si es que tenía alguna, dijo que su éxito radicaba en que podía ser una droga estimulante y sedante: si se fumaba con intensidad y muy seguido estimulaba, si se hacía espaciando las caladas y haciendo que no fueran intensas, relajaba, por lo que llegó enseguida a ser la droga de difusión más rápida y de más éxito que se ha conocido. Quizá ahí radicaba el éxito del uso de esta droga, que era un buen tónico para el cerebro al ser un fármaco que hacía las dos funciones. Por otra parte reconocía que era de las más adictivas que había, más incluso que la cocaína, por ejemplo. Aparte de eso, afirmaba que la nicotina contribuía al buen funcionamiento del sistema nervioso y a evitar algunas enfermedades, pero reconocía que lo peor era la ingesta que se hacía de él mediante cigarrillos envueltos en papel, que producen mucho alquitrán. Y que si se pudiera ingerir la nicotina libre de alquitranes tendríamos las ventajas del fármaco  sin los inconvenientes que la hacen cancerígena.

domingo, 7 de enero de 2024

Otra vez la mascarada

    Algunos se alegraron sobremanera al enterarse de que en el nuevo gobierno progresista de las Españas de Dios iba a haber una médica al frente del Ministerio de Sanidad, que parece que es lo que corresponde, después de haber tenido un filósofo con un máster en economía y dirección de empresas, una licenciada en derecho, y un doctor en farmacia. La actual ministra de Sanidad se define a sí misma en su perfil de X, antiguo tuíter, como: Ministra de Sanidad. Portavoz de Más Madrid. Médica y madre de tres hijos. Con la mirada puesta en la sanidad pública y el bien común. 
 
    Nuestro gozo en un poco, sin embargo, cuando leemos en la prensa que, recomendada ya la mascarilla por su Ministerio en centros sanitarios, residencias y aglomeraciones, va a pedir a las Comunidades Autónomas o Reinos de Taifas de las Españas de Dios el lunes ocho de enero, o sea, mañana mismo, que la hagan obligatoria, pese a la nula evidencia científica de que su uso reporte algún beneficio para la salud, sino todo lo contrario. 
 
    Ella, sin embargo, es firme partidaria de su uso hasta para hacer deporte, como publicó en la red social del pajarito enjaulado el 17 de agosto de 2020, dando ejemplo a la ciudadanía, y predicando con el modelo de su ejemplo: “Comprobado. Se puede correr cuesta arriba con mascarilla. Si te falta el aire es porque no estás en forma(,) chavalote”
 
 
    Está comprobado, dice, que se puede correr cuesta arriba con mascarilla, aunque no especifica la velocidad a la que lo hace. El que se pueda, como ella certifica, no conlleva por otra parte que sea algo saludable ni siquiera aconsejable. Lo que viene a decir es que está comprobado que se puede respirar, más mal que bien, con un ridículo tapabocas que no va a evitar que cojas ningún virus ni que lo transmitas, pero es un signo visible de tu obediencia a lo que está mandado. Ahora desde el ministerio nos viene con el bozal obligatorio. 
 
    Si te falta el aire, chavalote, no es porque lleves un bozal que resulta irrisorio como parapeto ante una infección vírica, porque los virus entran y salen por sus retículas como Perico por su casa. 
 
    Si te falta el aire, chavalote, no es porque la mascarilla te impida respirar con naturalidad, sino porque tú no estás en forma como la enmascarada futura ministra, que corre cuesta arriba por una calle empinada donde no hay absolutamente nadie más que ella -se supone que ella es ella, claro- en pleno mes de agosto, ella y el fotógrafo que toma la imagen para el postureo mediático, porque hay que dar ejemplo de sumisión a la ciudadanía.
 
 
    No estaría de más que la flamante Ministra de Sanidad, que tiene la mirada puesta en la sanidad pública y en el bien común, según alardea en su red social,  conociera la opinión de un colega suyo, Juan Gérvas, publicada en la misma red:  Recuerde. Las mascarillas no han servido nunca para nada ante los virus respiratorios. En ningún lugar, ni en la comunidad ni en servicios sanitarios. Las mascarillas son un talismán. Como los ajos que se colgaban del cuello en la Edad Media. 
     
    La evidencia científica la proporciona por ejemplo Cochrane. Frente a esta evidencia, la chavalota de la Ministra hace su propuesta "por sentido común", que, como se ve, es el menos común de todos los sentidos, y no deja de ser una magufada como, por ejemplo, también podría aconsejar en primera instancia y obligar por sentido común al personal sanitario, a los pacientes y a las visitas hospitalarias a que se pongan un sombrero de papel de aluminio al entrar en los inhóspitos hospitales para evitar la fuga de las neuronas, que podrían ser abducidas por los extraterrestres. 
 
     

lunes, 18 de diciembre de 2023

¡Más de 100 muertes al día! (I)

    O de cómo el Ministerio de Sanidad de las Españas nos vende la moto diciendo que va a salvarnos la vida (otra vez) y mejorar nuestra salud (otra vez). 
 
 
    "Ayer acabó la COP28 con un acuerdo insuficiente pero que supone el principio del fin de la era de los combustibles fósiles y las energías caras y sucias".
 
    La Ministra de Sanidad del Reino de las Españas, doña Mónica García, pronuncia un discurso optimista y trufado de efectos retóricos con el que celebra el acuerdo -insuficiente según ella- que se ha alcanzado en la COP28 que ha tenido lugar en Dubai, pero que no supone "el principio del fin de la era de los combustibles fósiles", como dice la ministra. Lo que sucede, según los expertos, es que los combustibles fósiles se están agotando y no hay para todos, pero no se están acabando porque se haya llegado al acuerdo de dejar de usarlos y de despreciarlos por ser “energías caras y sucias”. Son caras -lo de sucias no vamos a discutirlo- porque abundan poco, cada vez menos y no va a haber para todo el personal.
 
   "Es un paso más pero aún quedan muchos por recorrer para asegurar un futuro mejor para todos y todas."

    Se trata, según nuestra Ministra progresista,  de un paso más para asegurar “un futuro mejor para todos y todas”, lo que dice con una redundancia superflua por innecesaria, dado que diciendo “todos” estamos utilizando el género gramatical masculino como término no marcado, es decir, como equivalente a los dos géneros gramaticales, pero es una obsesión de los nuevos ministros (y ministras) emplear el género femenino para alargar sus discursos, parecer que dicen más de lo que dicen y "empoderar a las mujeres" (sic).
 
    "El cambio climático mata y empeora la salud."
 
    La afirmación de que el cambio climático mata es bastante tremendista, aunque se atenúa diciendo que empeora la salud. Se trata de un hísteron próteron. Merece la pena que nos detengamos un poco en este recurso retórico que consiste en citar en primer lugar lo que sucede cronológicamente en segundo lugar llamando así la atención sobre la idea más importante que se trata de poner de relieve: todos (y todas) vamos a morir. Lo lógico sería decir en primer lugar que empeora la salud y, a continuación, que mata, pero como se trata de impactar al auditorio lo primero que se dice es que mata, como el tabaco, y a continuación, por si eso fuera poco, que empeora la salud, algo que poco importa cuando uno ya está muerto. 
 
 
     "Los combustibles fósiles que provocan cambio climático matan y empeoran la salud."
 
    A continuación nos dice cuál es la causa de ese cambio climático que mata, que son los combustibles fósiles. Ha hecho por arte de magia retórica una ecuación de equivalencia: cambio climático igual a combustibles fósiles. Como se ha llegado al acuerdo -obligado te veas- de dejar de usarlos... el Ministerio nos "salvará la vida", con lo que justifica su existencia, como cuando nos encerró en nuestros domicilios, nos obligó a usar mascarillas para salir y nos prohibió viajar o entrar a los lugares públicos si no estábamos vacunados...
 
    "Cuando hablamos de crisis climática no estamos hablando de osos polares o de un problema que pasa muy lejos o dentro de muchos años (…)"
 
    La ministra ha introducido la palabra mágica 'crisis'. No dice ya cambio climático, sino crisis climática, lo que hace que sean términos sinónimos: el cambio es una crisis -otra crisis más, por si fueran pocas las que llevamos a rastras-, y la define negativamente: no son osos polares ni problemas que pasan lejos o que pasarán en el futuro... El paralelo con la crisis sanitaria es obvio: recurso al miedo y a una gestión autoritaria. La cuestión climática se presenta como una oportunidad para esta especie de nueva religión que se está afianzando a escala mundial que pretende salvar el Planeta. 
 
    Vemos en este discurso cómo la Ministra del Gobierno ha convertido por arte de magia retórica el clima en una crisis de salud pública, porque parece que la gente ve que lo del cambio climático es algo muy lento en el tiempo, muy lejano en el espacio, muy abstracto y abstruso, y que parece que sólo afecta a los osos (y las osas polares, se le olvidó, por cierto, mencionarlas a la señora ministra), y no hace mucho caso de las alarmas que se desencadenan, pero si se relaciona con la salud, que es lo que más nos duele, pues parece que la cosa funciona mejor.
 
 
      "Más de cien muertes al día que se podrían evitar apostando por energías baratas y limpias, comiendo dietas más saludables y viviendo en casas cómodas y eficientes."
 
     La crisis climática supone más de 100 muertes evitables al día si se apuesta por energías baratas y limpias (contrapuestas a las caras y sucias mencionadas al principio), pero ¿en dónde se producen?, ¿en España, en Europa, en el mundo? ¿En verano por el excesivo calor o en invierno por el frío extremo? Dato terrorífico y preguntas sin respuesta. Pero no bastaría con apostar por dichas energías,  además habría que comer “dietas más saludables”, expresión con la que no se refiere la señora ministra a las hamburgueserías, por ejemplo, que tanto pululan por la piel de toro, pero que son efectivamente baratas, aunque no sean muy saludables, porque va a resultar que lo saludable es caro o, al menos, que no se lo pueden permitir todos los bolsillos. Y con lo de vivir en “casas cómodas y eficientes”, no se refiere a los bloques de pisos en los que vive hacinada la mayoría de la gente.Y, por cierto, ¿qué son casas 'eficientes'?
 
     "Celebramos el acuerdo alcanzado en la COP28 y desde el Ministerio de Sanidad nos ponemos a trabajar desde ya para que España siga liderando la transición ecológica hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro."
 
    Pero está bien que España siga liderando esa “transición ecológica” hacia un mundo mejor y hacia un planeta sano y seguro, nótese la aliteración "sano y seguro", que es lo que queremos todos (y todas, claro).

domingo, 19 de febrero de 2023

El placer de fumar

    Frente a la campaña “El humo no te deja ver” orquestada por el Ministerio de Sanidad de prevención del tabaquismo y de protección del medio ambiente que quiere darnos a entender que el tabaco  no es bueno ni para nosotros ni para el planeta, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (sic), financiado por la Unión Europea, cabe reivindicar el acto de fumar como un acto placentero en sí, independientemente de que sea bueno o malo para nuestra salud y para la planetaria.

    Algunos son tan necios que aplauden estas campañas antitabaqueras porque intentan conseguir que respiremos “aire puro” en los lugares públicos, como si pudiera haber en nuestro mundo tan contaminado algo como el "aire puro", como si se pudiera purificar el aire porque los fumadores dejaran de fumar.

    Quieren mejorar nuestra salud y la del planeta, ese nuevo mito que se proyecta al futuro, como si les importara algo a ellos, para que no acumulemos nicotina en los dientes, no tengamos gingivitis y los pulmones no se nos pudran por el cáncer, y para que, en definitiva, el globo terráqueo pueda sobrevivir a nuestros malos humos. 

    Administran nuestra salud y nuestra felicidad situándolas en el futuro, que es la muerte; por lo tanto es una salud falsa, está en el porvenir, que por definición nunca llega, no aquí y ahora, la que me están vendiendo. Quieren preservar una pureza ideal, higiénica, inexistente. Pronto nos obligarán a hacer deporte por “nuestro propio bien”, por “nuestra salud”, y a comer coles hervidas o sardinas o lo que se les ocurra. 

   El humo molesta a otros; el alcohol parece que no, salvo a los atropellados por borrachos, a las mujeres muertas por sus maridos ebrios o “parejas sentimentales”, a los hijos desatendidos y maltratados por sus padres alcohólicos. Con el emporio del alcohol no se meten. Ya se vio lo que pasó con la Ley Seca en los Estados Unidos...

    Los creadores de la Ley del Tabaco han llegado a tal grado de empecinamiento en su empeño que hay que decir que su cruzada contra el consumo de tabaco es una campaña fascista: las primeras medidas antitabaquistas las tomó el régimen nazi. Los creadores de dichas leyes y campañas se arrogan el derecho de decirnos lo que es bueno y malo, y quieren convencernos de que lo hacen por nuestro bien.

    El tabaco apesta, es verdad, pero la prohibición y la condena que sobre él recae apesta todavía mucho más. Fumar es todavía más placentero ahora que está prohibido en la mayoría de los lugares públicos. Y no contentos con eso parece que quieren prohibirlo también en los privados, convenciéndonos de que lo hagamos por las dos poderosas razones susodichas.

  Sara Montiel en la película El último cuplé (1957) reivindicaba el placer "genial, sensual" del tabaco, interpretando “Fumando espero”. En esta actuación más reciente, aparecía fumando un puro a finales de los años 90 en un programa de la televisión española.