Así empezaba el discurso leído de la ministra: “Hoy es un gran día para la calidad de vida.” No resultaba convincente a pesar de su aparente entusiasmo. No resultaba creíble que la ministra de larga melena ondulada nos dijera que era un gran día porque se aprobaba el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo que llevaba sin actualizarse catorce años y que volvía a poner al reino de las Españas literalmente “en la vanguardia del mundo en la lucha contra el tabaco”. Y ella, que es médica a más de ministra, argumentaba agitando su cabellera “que es la principal causa de mortalidad evitable, como decía, que es la causa del 30% de los cánceres, de los tumores de nuestro país, y que es el causante también de más de 16 tipos de cánceres.”
E insistía, buscando la confrontación con sus rivales políticos del arco parlamentario, en que la actitud negativa de algunos y de algunas que se han instalado en el negativismo en este país no iba a empañar “la espléndida y maravillosa noticia que tenemos hoy” y que -volvía a repetirlo por si no había quedado claro- iba a poner a nuestro país en la vanguardia de la lucha contra el tabaquismo. Por fin íbamos a ser los primeros y las primeras en algo, y añadía perversamente “y en la vanguardia de la lucha a favor de la salud de los ciudadanos”, olvidando en la cláusula final de su verborrea a las ciudadanas, algo imperdonable en una ministra progresista.
Parece que el ministerio que regenta la señora ministra quiere hacerse un lavado de cara o mejor dicho un lifting distrayéndonos de los auténticos problemas del sistema sanitario español, que era, nos decían, uno de los mejores del mundo, para que nos centremos en lo pernicioso que resulta fumar o vapear en la terraza de un bar o de un restaurante, como si ese fuera el principal problema sanitario que tenemos, y en librarnos de los malos humos que tanto perjudican a nuestra salud precarizada. Se trata de una descarada maniobra de distracción.
Han destruido la salud de todo un país fomentando una vacunación experimental nefasta y ahora se preocupan de prohibir el tabaco en las terrazas al aire libre cuando la nicotina es uno de los pocos vicios que el Estado tolera que se distribuya de forma legal, pese a los graves daños que puede ocasionar a los consumidores, por lo que a veces nos advierte hipócritamente que "fumar mata" pero no deja de suministrarnos la mortífera droga, cada vez más cara, por otra parte. Curiosamente disminuye la venta de cajetillas, pero sube su precio, de modo que Hacienda, o sea el Estado, no deja de recibir cuantiosos ingresos milmillonarios de la venta del tabaco que tanto demoniza.
El Ministerio de Sanidad de las Españas pretende quijotescamente erradicar el tabaquismo, como si este fuera el principal problema de la salud de los españoles y las españolas. Bastante mal nos han hecho y nos hacen por nuestro bien, para que ahora nos digan que fumar mata y no es malo, sino malísimo, y que por eso suben el precio del tabaco, para sacar dineros de los vicios, que es que no deja de asombrarnos que se desplome el consumo de tabaco y, sin embargo, suban sus precios y, consiguientemente, los ingresos a cuenta del impuesto que lo grava.
Preguntado Antonio Escohotado, gran conocedor de los efectos de las drogas, sobre las virtudes del tabaco, la droga sagrada de Alaska, la Tierra del Fuego, si es que tenía alguna, dijo que su éxito radicaba en que podía ser una droga estimulante y sedante: si se fumaba con intensidad y muy seguido estimulaba, si se hacía espaciando las caladas y haciendo que no fueran intensas, relajaba, por lo que llegó enseguida a ser la droga de difusión más rápida y de más éxito que se ha conocido. Quizá ahí radicaba el éxito del uso de esta droga, que era un buen tónico para el cerebro al ser un fármaco que hacía las dos funciones. Por otra parte reconocía que era de las más adictivas que había, más incluso que la cocaína, por ejemplo. Aparte de eso, afirmaba que la nicotina contribuía al buen funcionamiento del sistema nervioso y a evitar algunas enfermedades, pero reconocía que lo peor era la ingesta que se hacía de él mediante cigarrillos envueltos en papel, que producen mucho alquitrán. Y que si se pudiera ingerir la nicotina libre de alquitranes tendríamos las ventajas del fármaco sin los inconvenientes que la hacen cancerígena.