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miércoles, 5 de noviembre de 2025

Pareceres LXXXIX

436.- Santificación on line. La reciente santificación del influencer de Dios, como ya se le conoce, o el santo patrono de interné, el adolescente Carlo Acutis, quizá uno de los santos más jóvenes del santoral cristiano, llevada a cabo por el Papa León XIV a comienzos de septiembre, revela una nueva y no sé si desesperada estrategia de la vieja iglesia católica, apostólica y romana para adaptarse a los nuevos tiempos que corren conectando con el mundo digital y con la juventud, y ofreciéndoles la promesa en línea de un cielo en la nube. Antes de morir arrebatado por una leucemia fulminante en el año del Señor de 2006 a la edad de quince años, el joven Carlo ya era una celebrity en las redes. Pionero del uso de visualización en directo para la oración, había creado espacios de acompañamiento espiritual en plataformas de comunicación, transmisión en vivo y mensajería, pero también había obrado gracias a su intercesión algún milagro post mortem, como la curación inexplicable de un niño en el Brasil y de una joven sometida a una craneotomía con muy pocas posibilidades de curación en Costa Rica. En el año del Señor de 2020 fue beatificado por el papa Francisco, siendo su proceso de canonización postergado por el fallecimiento de dicho Papa, hasta que finalmente su sucesor lo ha llevado a cabo, subiéndolo a los altarese, el pasado 7 de septiembre. 

 

437.- Taller virtual de asistencia sexual. Ha llegado a mi correo electrónico un folleto propagandístico de un taller virtual de introducción a la asistencia sexual financiado por la Unión Europea y organizado por un Fondo de Mujeres (sic) llamado CALALA que es una fundación u organización feminista que apoya a organizaciones de mujeres racializadas, migrantes, del colectivo LGBTIQ*, tanto en España como en América Latina y por OTRAS (Organización de Trabajadoras Sexuales), que al parecer es un sindicato que aboga por la despenalización y por los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, que imagino que es un eufemismo de prostitutas, que iba a celebrarse el pasado 29 de octubre a las 17:00 horas, cuya inscripción era gratuita, y que iba a ser impartido por Flor, una chica atractiva y sonriente, con medias de rejilla, sentada sobre una colcha verde, en un entorno en el que predominaban los colores morado, blanco y amarillo, en ese orden. OTRAS defiende que lo que ellas llaman el trabajo sexual sea reconocido como tal trabajo, como de hecho sucede con la denominación que eligen de “trabajo” para algo tan placentero como es el sexo, y que quienes lo ejercen tengan derechos laborales plenos: cotización, seguridad social, protección legal, pensión de jubilación etcétera. Apoyan, pues, la despenalización y regulación de la prostitución, y el taller virtual que imparte Flor está financiado por la Unión Europea. No sé en qué ha podido consistir dicho taller. Ignoro a quiénes está dirigido si a personas de ambos sexos (o más si hay más sexos): supongo que en la práctica masturbatoria. Si consideramos que la prostitución es un trabajo (y de hecho, según el dicho popular, es el oficio más viejo del mundo), hemos de concluir que cualquier otra forma de trabajo asalariado es un ejercicio de prostitución.


438.- Europa se remilitariza. Europa no solo se rearma, sino que también se remilitariza ante la amenaza rusa. Y así Alemania, la denominada antaño locomotora del viejo continente, pretende reintroducir el servicio militar obligatorio, voluntario por ahora, al mismo tiempo que las naciones del norte y el este aceleran la activación de los civiles para el caso de entrar en guerra. La Ministra de la Guerra del rey-no de las Españas, por su parte, para tranquilizar a los españolitos y españolitas que vienen al mundo y que guarde Dios  descarta el regreso del servicio militar, la vieja mili de nuestros abuelos, a la curtida piel de toro. Pero no nos engañemos. El servicio militar obligatorio existe, se ha reencarnado por la Educación Primaria, que abarca desde los seis hasta los doce años de edad, y la Enseñanza Secundaria Obligatoria, que va de los doce a los dieciséis años, etapas ambas obligatorias en las que se imparte educación física y adoctrinamiento nacional, lo que antiguamente se denominaba Formación del Espíritu Nacional. 

Vídeo propagandístico del ejército alemán. 
 

439.- Farmacopea. Hay cosas 'muy nuestras', como nuestras enfermedades y nuestra medicación, aunque solo una pequeña, mínima quizá, parte de los medicamentos que se venden en las farmacias sean realmente útiles y beneficiosos. El paciente generalmente entrado en años que toma medicación contra el colesterol, para la tensión, para la artritis reumatoide, es más que probable que desarrolle síntomas que se diagnostican como depresión (y entonces se le receta un fármaco antidepresivo) o como ansiedad (y entonces le ponen un ansiolítico), o el insomnio, y entonces la pastilla, otro fármaco, para dormir, por lo que los pacientes hipermedicalizados, además de tomar los fármacos para sus dolencias, tienen que tomar para las secuelas de sus trastornos. Y a todo esto ahora, en plena temporada otoño-invierno 2025, toca vacunarse, porque hay que prevenir, que vale más eso que lamentar. A propósito de la vacuna de la gripe, comenta el Periódico Global(ista) que el 60 por ciento del personal sanitario desoye -me encanta este verbo- la recomendación sanitaria de vacunarse contra la gripe que viene muy mala, malísima, como todos los años, este año, lo que significa que solo el 40 por ciento oye y obedece -etimológicamente obedecer viene del latín oboedire, que es un derivado de audire 'oír', con el sentido no solo de prestar oído sino de acatar lo que se oye, que es voz de mando. No analiza el citado periódico por qué “la campaña de inmunización frente a los virus respiratorios tropieza con la escasa implicación de los profesionales”, por decirlo con sus alambicadas palabras. ¿Por qué será? Por algo será. Nadie mejor que médicos y enfermeras saben lo que se está cociendo con esos preparados, o, como dice el poeta Aarón García Peña: “El verdugo no suele cortarse con su propia hacha”. 


440.- Funeral de Estado:  ¿Por qué lo llaman funeral de Estado cuando quieren decir acto cívico y aconfesional como homenaje a las víctimas? El último ejemplo de esta expresión utilizada por los medios ha sido el homenaje de las víctimas de la DANA (Depresión Aislada en los Niveles Altos), como llamaron a las lluvias torrenciales que acabaron provocando riadas que arramblaron con todo lo que encontraron por delante, incluidas vidas humanas, ocurrido hace un año? Es lo que en lenguaje religioso se llamaba Cabo de Año. El "cabo de año", ese ritual de duelo que marca el primer aniversario de la muerte de una pesona con el propósito de honrar su memoria y ayudar al difunto en su tránsito hacia no se sabe dónde, que se celebra exactamente un año después del fallecimiento. El acto se celebró en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, nueva catedral laica donde se diviniza a la Ciencia. No es, no podía ser, un funeral religioso, ni tampoco de Estado, según la definición tradicional de la que hasta ahora disponíamos, reservado para las exequias organizadas por el Estado en memoria de Altas Autoridades, tales como reyes o presidentes del gobierno. El año pasado se celebró una ceremonia, esta vez religiosa, en la Catedral de Madrid por las víctimas de los atentados del 11M y se llamó “funeral de Estado”, aunque los fallecidos no fueran Altas Autoridades del Estado. Y es que en esta nueva etapa de la religión, los fuenrales no tienen que ser actos religiosos, deben ser laicos y aconfesionales. Ya en 2020 se celebró otro funeral de Estado en la Armería del Palacio Real a las víctimas de la pandemia. Lo que está claro es que el Estado tiene que honrar la memoria de sus víctimas, ya sea de la pandemia, de la dichosa Depresión Aislada o de un atentado terrorista.

  

viernes, 24 de octubre de 2025

Ni por mí, ni por ti, ni por los demás

    Estamos en pleno otoño y pronto llegará el invierno y con él, como todos los años pese al cambio climático y con el cambio de hora, las infecciones mil respiratorias. La campaña de vacunación otoño-invierno 2025-2026 ha empezado ya, y se basa en la propagación del virus del miedo a la infección que provoca tantas muertes y en el fomento del sentimiento de culpa(bilidad) de que debo hacerlo no solo egoístamente por mi propia salud sino, altruistamente, por los demás: mi sacrificio personal en beneficio de los otros (“por los nietos”, “por mis pacientes”, “por mis padres”, por mis alumnos”, etcétera): por mí y por todos mis compañeros, como decíamos cuando éramos niños, pero aquello era el juego del escondite, y esto de ahora no es precisamente un juego, sino una campaña perfectamente orquestada para lograr la aceptación masiva de unos sueros que son caros -aunque a nosotros nos resulten gratis-, de corta duración porque hay que renovarlos anualmente como la moda de las pasarelas cada temporada, y que no evitan ni el contagio propio ni el ajeno, por lo que resultan, al fin y a la postre, ineficaces para prevenir daños y con efectos adversos a veces más graves que el daño que pretenden combatir. 
 
 
    Cuando la Ministra de Sanidad o los Consejeros respectivos del gremio declaran que la gripe estacional y las infecciones respiratorias colapsan las urgencias están defendiendo los intereses de los laboratorios farmacéuticos, haciendo propaganda de las vacunas. Esparcen tanto miedo las campañas de vacunación a la gripe, al covid, al virus sincitial y demás virus que no es raro que ante el menor y primer síntoma de algo parecido los ciudadanos acudan despavoridos al servicio de urgencias porque les han dicho que pueden haber contraído una enfermedad mortal. 
 
    Las vacunas son un gran negocio milmillonario que hace que el sistema sanitario público se ponga a trabajar para los accionistas de las empresas farmacéuticas. Consumen muchos recursos, dinero sobre todo, pero también humanos como el tiempo que dedica el personal sanitario a poner vacunas a trochemoche, porque, dicen, vale más vacunar que curar, cosa que es mentira, lejos de sus ocupaciones habituales, como si estuvieran en una cadena de montaje. 
 
    El consentimiento informado de los pacientes se resume en decirles para que acepten y reclamen los pinchazos que las vacunas salvan vidas -cosa que es mentira porque todo lo que nace muere y no hay vida que se salve- y funcionan porque son seguras y eficaces, cosa que tampoco es verdad. Lo hemos oído muchas veces. Y como en este país de María santísima no hay un sistema de compensación por daños de vacunas, que sí hay en muchos otros, si tienes efectos adversos como resultado de ellas, te dicen que ha sido decisión tuya, porque nadie te ha obligado a vacunarte. 
 
      
    Antaño a las embarazadas, hoy 'personas gestantes', se les desaconsejaba la ingesta de cualquier fármaco, hasta una simple aspirina, hoy, sin embargo, se les recomienda la vacunación antigripal y contra el covid 'en beneficio' propio y del bebé, matándose así, como suele decirse figuradamente, dos pájaros de un tiro. ¿Quiénes estaban equivocados los expertos de antes o los modernos de ahora?

     Hemos visto cómo en Gaza han vacunando a los niños gazatíes contra la poliomielitis (lo que no está mal) pero para, acto seguido, asesinarlos o mutilarlos con los bombardeos del ejército de Israel. Es decir, hay que salvar vidas para que estén sanas a la hora de matarlas. 

 
    Ni por mí, ni por ti, ni por los demás. Las vacunas contra la gripe, la enfermedad del virus coronado y el virus sincitial ni impiden el contagio ni impiden contagiar. Entonces, ¿me vacuno contra la gripe? ¿y contra la covid? Cada cual que haga de su capa un sayo, pero yo, desde luego, no voy a vacunarme. 
 
 
 
    Estas dos vacunas se promocionan como "milagrosas" pues dicen que son capaces de reducir un 50% la mortalidad por todas las causas, incluso cuando no hay epidemia de gripe ni olas de virus coronado, milagrosas de verdad, como el agua de Lourdes, como el bálsamo de Fierabrás. Más información aquí

domingo, 28 de septiembre de 2025

Pareceres LXXXVI

421.- El pinchacito. Tal era el título, con un diminutivo cariñoso que le quita gravedad al asunto, de un episodio de la serie infantil italiano-española Croco Doc, emitido hace tres años, en el que el personaje de Dani, un torito, temía la vacuna que debía ponerle el doctor Crocodoc, el pediatra de Zoolandia, cuyo enfermero era el hipopótamo Hipo Crat, nombre que alude a Hipócrates, el padre de la medicina.  A Dani, el torito, le llega el turno de vacunarse y está preocupado por el pinchazo, como él llama a la triple inoculación, por eso se esconde debajo de la cama. No quiere ir al Centro de Salud porque no está enfermo. Su padre le convence de que "a veces hay que ir al médico para no ponerse enfermo". El médico se encargará de explicarle que la triple vírica, que no es obligatoria pero sí altamente recomendada, que le va a poner no es que sea tres veces mayor que una ordinaria, sino que inmuniza frente a tres enfermedades: rubéola, sarampión y paperas, le explica que las vacunas en general son necesarias para protegerse de futuras enfermedades y le insiste en que no duelen. Dani, convencido de que va a obtener una protección importante para su salud, se deja pinchar, y el doctor cocodrilo le firma un documento acreditando que ha sido un niño valiente y que puede sentirse orgulloso. Atención al siguiente diálogo entre el doctor y el padre y su hijo que no tiene desperdicio: -Hay un papá que no quiere ponerles vacunas a sus hijos. -Me parece mal, pero que muy mal, fatal. -Es que dice que las vacunas son malas. -Eso es una mentira grande como una casa; no, como un castillo; no, espera, como un rascacielos de cien pisos. -Papá, tenemos que decirle a ese señor que vacune a sus hijos. Si no, pueden ponerse malitos. -Exacto, y no solo ellos. También pueden contagiar a otros niños que no están vacunados.
 
  
422.- Quema de la bandera nacional. El presidente de los Estados Unidos quiere penalizar la quema de una bandera americana, pero en 1989 la Corte Suprema de Estados Unidos determinó en el caso de el Estado de Texas contra Johnson que quemar la bandera nacional en protesta por algo era un acto de libertad de expresión protegido por la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense. La decisión fue tomada por un estrecho margen de cinco votos sobre cuatro de los nueve jueces que componían dicho tribunal, pero sentó el precedente de anular las leyes estatales contra la profanación de banderas que estaban vigentes en la mayoría de los Estados. El Tribunal dictaminó que el hecho de que el público se ofendiera por una idea o expresión no es razón suficiente para prohibir esa expresión. 
 
423.- ¿Quién depende de quién? Tendemos las criaturas humanas a considerarnos el elemento agente del proceso de domesticación agropecuaria, los que domesticamos la agricultura y la ganadería. Según James C. Scott, que propone un cambio de óptica, la cosa puede verse también del revés: “Nosotros domesticamos el trigo, el arroz, la oveja, el cerdo, la cabra. Pero si observamos el asunto desde un ángulo ligeramente diferente se podría argumentar que somos nosotros los que hemos sido domesticados”. Si uno se pone a cultivar un huerto o un jardín, puede darse cuenta de que inconscientemente se convierte en esclavo de su cultivo, en que su jardín o su huerto lo domestican a uno. Uno trabaja día tras día, agachado o de rodillas, quitando la maleza, fertilizando, desenredando, podando, protegiendo y, en términos generales, remodelando su entorno inmediato para satisfacer las expectativas de su jardín o de su huerto. Mirado desde este punto de vista, no está claro quién depende de quién. Si nuestro jardín o nuestro huerto no puede prosperar sin nuestros cuidados, podría afirmarse que nuestra supervivencia como especie no puede prosperar sin esas atenciones domésticas. Sucede lo mismo con los animales. No es fácil dilucidar quién sirve a quién, en el doble sentido de ser útil y de estar al servicio de algo, con el ganado bovino, ovino o caprino, por poner solo tres ejemplos: hay que criar a las reses, llevarlas a pastar, alimentarlas de forraje y protegerlas. Al final, el ganadero se aprovecha de su ganado para comerciar con la carne, obtener leche y productos lácteos, curtir las pieles y demás. El destino final del ganado y de los productos agrícolas es el consumo humano, pero no puede pasarse por alto el hecho de que, mientras viven, los cereales y legumbres y los animales antes de ir al matadero son objeto de una rutina exigente y solícita que atiende a su bienestar y a su seguridad, lo que nos hace dependientes de ellos tanto como a ellos de nosotros.
 
 424.- TDAH.- ¿Qué significan esas misteriosas siglas? ¿Qué se esconde detrás de ellas? ¿”Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad”? Déficit es un latinajo que se utiliza en economía como sinónimo de “falta” y se opone a superávit. ¿Falta de atención? Hiperactividad, por su parte, es un término híbrido grecolatino: hiper es un prefijo etimológicamente hermano de super, pero parece que está por encima de él, dada su rareza culterana. Y actividad es un término latino. La palabra sugiere exceso de actividad. Es como si contrapusiéramos al déficit de atención el superávit de actividad. Pero la palabra clave es la primera: trastorno. Todos hemos pensado y sentido alguna vez que padecemos un trastorno, y cuando descubrimos lo que significan esas siglas, nos sentimos de alguna manera diagnosticados desde el juguete chino del tiktok hasta nuestras redes sociales más íntimas. Todos padecemos TDAH, todos tenemos dificultades de concentrarnos en lo que hacemos, y nos distraemos. No otra es la función de los medios de distracción masivos que, so pretexto de informarnos, nos desinforman de lo que pasa. Todos -no digamos ya los niños, que se distraen con el vuelo de una mosca- acabamos distraídos y dedicándonos a la multitarea, y a la ansiedad. ¿Es posible que algún niño no reciba en algún momento de su infancia ese diagnóstico cada vez más frecuente? ¿No hay TDAH en la edad adulta? ¿Hay tratamientos de psicoterapia que ofrezcan buenos resultados a la hora de aumentar nuestra atención y disminuir nuestro exceso de actividad y de activismo? ¿Habrá que recurrir a la medicación para hacer frente a esta 'enfermedad'? 
 

425.- Guerra a la guerra.  Escribía la escritora y periodista considerada la primera corresponsal de guerra española Carmen de Burgos Seguí (1867-1932) en 1910 un artículo titulado “¡Guerra a la Guerra!”, que conviene recordar en estos tiempos de guerra, beligerancia y rearme en Europa y el resto del planeta. Recoge en él multitud de reflexiones contra la guerra y contra la imposición del servicio militar obligatorio. Escribe la Seguí: “Entendamos bien todo esto, para no caer en la anomalía de que el partido socialista pida el servicio militar obligatorio; lo que hay que pedir es la supresión de los ejércitos, el desarme, las conclusiones de la conferencia de La Haya, que acaben de una vez para siempre las odiosas guerras. Las del siglo pasado costaron la vida a catorce millones de hombres. ¿Comprendéis el horror de esta cifra? ¡Ninguna guerra vale una sola vida. ¡Hay en ellas tanto amor, tanto dolor! Yo he visto la guerra, he presenciado la tristeza de la lucha; he contemplado el dolor de las heridas en las frías salas de los hospitales, y he visto los muertos en el campo de batalla...” Entresaco de su artículo este otro párrafo:  “No existe ninguna barbarie comparable a la que suscita la guerra, y sin embargo, se le concede tanto poder a los que la sostienen, que la prensa enmudece, los ciudadanos callan, y todos la secundan, escudados en la frase absurda de que es un mal necesario. ¡Necesaria la guerra!” A lo que me permito apostillar: Sí, la guerra es necesaria o quizá mejor en plural: las guerras son necesarias para que creamos que esto, por contraposición, es paz. Sucede lo mismo con las cárceles: son necesarias para que los que estamos eventualmente fuera de ellas creamos que vivimos en libertad por contraposición a los que viven dentro. 

Retrato de Carmen de Burgos, Julio Romero de Torres (1917)   

martes, 13 de mayo de 2025

Inmunosenescencia

    Una cadena de televisión privada -aunque bien podría haber sido pública, porque para el caso da igual pública que privada dado que los intereses económicos de audiencias que mueven a unas y a otras son los mismos- ha estrenado una serie de tres capítulos divulgativos para analizar las claves y combatir las consecuencias del envejecimiento inmunológico, poniendo en el candelero para el caso el término 'inmunosenescencia' -la senescencia, según la docta Academia, es la cualidad del senescente, y este es aquel que empieza a envejecer adentrándose en la senectud- , que nos recuerda un poco a aquello otro de la obsolescencia programada de los electrodomésticos modernos.
 
 
    La serie, cuyo eslogan es “la salud también se entrena” se llama Inmunofitness con flagrante anglicismo. Para combatir dicha inmunosenescencia hay que llevar un estilo de vida saludable. ¿Cuándo comienza dicho envejecimiento? El declive del sistema inmunitario se produciría a partir de los cincuenta años. Los cuatro pilares que señala esta serie son en primer lugar una alimentación saludable, a la que no hay nada que objetar, en segundo lugar mantener una vida activa sin detrimento, claro está, de dedicar algún tiempo también a la contemplación, en tercero cuidar de nuestra mente alejando el estrés y procurando un sueño reparador, lo que desde luego es muy recomendable, y en cuarto y último pero no menos importante lugar -last but not least- previniendo las enfermedades mediante... la vacunación, a lo que se dedica el tercer y último de los capítulos, porque era seguramente -no hay dos sin tres- el más importante, al que se pretendía llegar, como demuestra el pantallazo de la siguiente ilustración, en la que un cuerpo humano se ve invadido por una molécula azulada del erizado virus coronado. 
 
 
    Mientras que a los niños habría que vacunarlos porque su sistema inmunitario es inmaduro todavía y deficiente, a los viejos habría que hacerlo por su obsolescencia o envejecimiento. Habitualmente las vacunas pueden producir efectos secundarios pero la mayoría de las veces son leves y de corta duración, nos tranquiliza la doctora entrevistada... Recordemos, sin embargo, cómo una revista ¿prestigiosa? como National Geographic afirmaba el 13 de octubre de 2023 que, según los expertos, era bueno sentirse mal después de vacunarse contra la COVID: “Una nueva investigación sugiere que cuanto peores sean tus síntomas después de recibir la vacuna COVID-19, mejor”. Si después de la inoculación hemos sufrido un ictus, o una miocarditis -reconocida por Sanidad como efecto secundario, del que no se responsabiliza el ministerio porque la vacunación, según la ministra que regenta el chiringuito sanitario, fue 'voluntaria'- o un ataque al corazón, no es lo peor que podía habernos sucedido: podíamos haber fallecido de hecho, con lo que habríamos logrado así inmunizado de por vida.
 
 
    “Queremos que te cuides -concluye el presentador del programa después de habernos aleccionado y dado a entender que lo que no quieren es que nos descuidemos, que sería sin embargo lo mejor para nuestra salud sin ningún género de dudas- y queremos que no solo aportes años a tu vida, sino vida a tus años. No viviremos eternamente pero sí viviremos mejor si seguimos el estilo de vida inmunotiftness porque la salud también se entrena”. 
 
    El doctor Joan Ramon Laporte Roselló, médico especializado en farmacología, nos brinda otro consejo mucho más saludable en este tiktok: No vaya al médico: ir al médico es un factor de riesgo para ponerse enfermo.
 
 

domingo, 11 de mayo de 2025

Pareceres LXXV

366.- Sindicato Vertical. El Secretario General del sindicato orgánico y vertical, esto es, subvencionado por el Estado y organizado desde arriba,  OGT -perdón, UGT-, afín al gobierno que se dice progresista, durante un reparto en la estación de Atocha de octavillas que animaban a los trabajadores a manifestarse en la procesión del 1 de Mayo, Día Internacional de consagración del Trabajo, tuvo la brillante ocurrencia de imponer un impuesto -valga la redundancia- a la ciudadanía europea para financiar las políticas de defensa del Viejo Continente, como si no tuviéramos bastante con los impuestos que tenemos fruto de nuestra servidumbre laboral al Estado. Sugiere el liberado sindical a la Comisión Europea que “tome el mando” y que garantice que la política no sea solo de rearme, sino también industrial, tecnológica y de desarrollo para el conjunto de la Unión. La justificación que esgrime este cráneo privilegiado es que acabaríamos así con la dependencia que tenemos de los Estados Unidos. Insiste, siguiendo la línea del Ejecutivo, en que la autonomía estratégica en Defensa puede hacerse sin afectar a los gastos sociales del gobierno progresista. 
 

367.- Clínicamente muertos. Una de las cosas más difíciles de entender para un niño que no ha pasado todavía por el aro cual fierecilla domada y entrado en la sociedad adulta, y para cualquiera que no haya dejado de ser un poco niño al menos, es el hecho de que hay que morirse. La muerte, que es propiamente incomprensible, acaba por convertirse en un artículo de fe, el único en que cree la mayoría adocenada de la gente: morir habemos, hermanos, morir hemos, moriremos. Por eso hay tantos médicos generalistas, que pueden con su pronóstico dictaminar nuestra sentencia de muerte, y médicos especialistas que certifican la causa eficiente de nuestro deceso, para recordarnos a todos en general y a cada uno en particular nuestra propia muerte, la que, siendo mentira, no deja sin embargo de ser real, porque, como cualquiera reconoce en su fuero interno, esto no es vida. 

368.- Ánimo de lucro. El fenómeno no es nuevo, pero ahora se intensifica. Se llama privatización de lo común, que se convierte así en una propiedad privada, un coto vedado y exclusivo para unos pocos.  El litoral se ha convertido en una zona atractiva para la inversión privada. Se extienden las urbanizaciones, expandiéndose el turismo de lujo. Los planes y leyes que antaño velaban por el bien común se suprimen y los límites entre lo público y lo privado se difuminan paulatinamente, construyendo, por ejemplo, a gran escala urbanizaciones de lujo compuestas de cientos de viviendas de veraneo con campo de golf incluido. Las inversiones y los atentados contra el medio ambiente promovidos por el ánimo de lucro continúan. El frenesí destructor que acarrea la construcción no cesa. Hay zonas donde sólo se ven retroexcavadoras y grúas y donde la presencia, además, de guardias de seguridad es una constante. El acceso de los forasteros a las playas se obstaculiza hábilmente, cuando no se bloquea, poniendo en peligro el derecho al litoral. Ayer mismo, mientras caminaba por la playa de arena hasta donde alcanza la vista, pensaba en que quién nos iba a decir que en el año del Señor de 2025 tendríamos que luchar por el derecho a ir a la playa, y, lo peor de todo,  es que, dentro de unos años, si no se hace nada para evitarlo, los que ahora invierten millones en nuestras costas irán a otra parte a invertir las ganancias que han cosechado, porque habrán agotado o destruido los recursos y necesitarán colonizar algún otro territorio virgen. Tal vez otros planetas de nuestro sistema solar o quizá, allende la galaxia. 
 
 
369.- Adelante y siempre adelante. En un mundo que le dice adiós a Dios y le firma el certificado de defunción, la adoración del Progreso (perdón por la mayúscula aplicada a un nombre común, que no deja de ser significativa en cuanto que representa a todos los nombres vicarios de Dios omnipotente) constituye ahora la nueva idolatría universal de los sedicentes ateos que creen que se ha liberado de las viejas servidumbres y arcaicas creencias trasnochadas. El Progreso es el artículo de fe que ha sustituido al viejo Jehová, y que resulta al fin y al cabo tan mortífero como el patriarca veterotestamentario del Sinaí, o más mortífero aún, porque no se ve la letalidad de su patriarcado, que pasa desapercibida, cegados como están por las viejas formas de opresión del pasado. No lo parece, porque la mentalidad del hombre medio cree que hay que avanzar hacia delante, siempre adelante, sin retroceder nunca ni detenerse siquiera para tomar aliento. La ciencia y la técnica a su servicio han desarrollado unos medios de destrucción que nos mantienen permanentemente al borde del abismo: el desarrollo económico condena a la miseria y a muerte a millones de seres humanos. A fuerza de creer en la Ciencia y en el sistema de dominación democrático vigente, nos entregamos a la gran ficción de nuestro tiempo: el Progreso, una idea, surgida hacia el fin de la Edad Media, que rige la historia de este Occidente desorientado a partir de la revolución industrial. 
 
 
370.- Por lo civil y por lo militar. ¿Que no nos obligaron? ¿Que no nos pusieron la pistola en el pecho? ¿Que no obligaron a nadie, dice ahora la señora ministra que regenta el burdel de la Sanidad? Hubo amenazas, despidos, insultos, pasaportes, prohibiciones de todo tipo, campañas brutales en los medios de formación masiva, declaraciones como la del gerifalte cántabro de que había que obligar por lo civil o por lo militar, o el presidente del ejecutivo nacional de que la libertad era vacunar, vacunar y vacunar, repetido tres veces aludiendo así a la triple dosis del fármaco que había que inyectarse. Hasta sesenta mil euros de multa llegaron a decir en la Xunta de Galicia, donde no se obligaba a nadie, sino que se multaba a quien no recibiera el suero. No hacía falta prescripción médica ni consentimiento informado, se ponía la inyección en el deltoides en cualquier sitio, aquí te pillo y aquí te mato, hasta en el propio coche, en los gimnasios, en los estadios, y en los infames lugares que se denominaron vacunódromos. Se rieron de quienes nos negamos a pasar por el aro, nos miraban como chiflados que se ponen gorritos de papel de aluminio para que los extraterrestres no abdujeran su cerebro. Pero no nos obligaron, simplemente nos aconsejaron y trataron de persuadirnos, gracias a lo cual, dicen orgullosos, han salvado millones de vidas humanas, también las nuestras, de “la mayor crisis sanitaria de la Historia de la Humanidad", perdón por las mayúsculas honoríficas, que más que honrar deshonran. 

jueves, 24 de octubre de 2024

La banalidad de la gripe

    El Servicio Cántabro de Salud ha desplegado una indecente campaña vacunatoria bajo el desafortunado lema “La gripe no es banal”, infundiendo miedo y asustando a los cántabros con la enfermedad, que este año, a juzgar por lo que ha sucedido en el hemisferio sur del planeta donde ya ha pasado el invierno, no ha sido nada grave, haciendo el juego a los laboratorios farmacéuticos que venden las vacunas a los gobiernos; una campaña enfocada básicamente a los sanitarios, a los mayores y a los más pequeños. De seis meses a dos años la inoculación es intramuscular y a partir de los dos años intranasal, es decir, esnifada. Se pretende además que se lleve a cabo en los centros escolares, lo que no deja de ser una aberración, porque si los progenitores quisieran vacunar a sus hijos lo propio sería que los llevaran al centro de salud, pero si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. 
 
    Se presenta la gripe como una amenaza terrible de la que hay que protegerse a toda costa y proteger a los demás, como si fuera un castigo, un crimen o un pecado del que uno tiene que arrepentirse y avergonzarse. Y claro la protección que nos venden es el caramelo de la vacuna, lo que es radicalmente falso, dado que dicho "remedio" no impide ni la enfermedad ni el contagio, y, por lo tanto, no hace que disminuyan las hospitalizaciones ni la mortalidad ni produce inmunidad de grupo tampoco, además de poder causar efectos adversos como cualquier medicamento.
 
 
    A los mayores se les dice que se vacunen cada año frente a la gripe y el COVID, especificando que no se trata de una dosis más, sino de actualizar la protección. Y la anciana, como denotan sus canas, gafas y arrugas, contacta enseguida sonriente con su centro de salud y pide cita para vacunarse.
 
    A los profesionales sanitarios les dicen que se vacunen para proteger a los más vulnerables y para reducir complicaciones, lo que puede resultar bastante contraproducente, dado que si la vacuna no impide la transmisión de la enfermedad (y aun más: hace que contagien más los vacunados que los no vacunados) los propios profesionales sanitarios podrían estar contribuyendo a su difusión. 
 
    Y lo más insólito hasta la fecha, a los niños no se les dice nada, pero sí a sus progenitores: “Dales superpoderes y protege a los más vulnerables”, anunciando que la vacunación se realizará en los centros escolares, lo que no parece muy ético ni muy adecuado desde el punto de vista sanitario, aunque se presente como un caramelo que se aspira por la nariz como si fuera una raya de coca.
 
     La citada campaña incluye este vídeo: en el que se dice que los niños no paran, corren y corren y la gripe corre con ellos, y el mensaje: A partir de los seis meses protégelos con la vacuna de la gripe y entre todos estaremos evitando contagios en casa y en el cole. Vacunarse contra la gripe previene la enfermedad y evita complicaciones y hospitalizaciones.
 
 
 

viernes, 11 de octubre de 2024

¿Dos pinchacitos de nada, uno en cada brazo?

 


    Queda inaugurada la campaña, mentirosa como ella sola, de la  temporada otoño-invierno 2024-2025 de inoculación simultánea de gripe y covid-19. Estos pinchazos no van a salvar a nadie de nada. Las afirmaciones que se hacen desde el Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas son falsas y carecen de fundamento ético y científico. Responden solo, como reconoce la Ministra del ramo, a las recomendaciones interesadas de la OMS y de la UE, y a lo que está detrás de ambas instituciones supranacionales: la poderosa industria farmacéutica.
 
    Dice la Ministra de Sanidad con su verborrea habitual irracional que no podemos volver a normalizar "que nuestra sanidad se colapse en la época de gripe estacional". Y uno, cuando oye lo de 'colapso' y 'saturación' de los hospitales, se acuerda de la pandemia y se echa a temblar por la pésima gestión. 
 
    La gripe saturará los hospitales este año, una vez más, como cada invierno, igual que siempre, pero un poco peor, si cabe, porque contamos con menos personal y con el poco que hay más quemado. ¿Tiene alguna solución la señora Ministra, médica y madre ella misma, como se autodefine, que no sea la inyección de dos sueros fallidos? Durante las navidades, la mitad de la plantilla de sanitarios está de baja o de vacaciones. Si se intentara paliar esto fomentando nuevas contrataciones de personal sanitario, a lo mejor se arreglaba un poco lo del colapso y la saturación, y, de paso, evitaríamos que los jóvenes médicos, enfermeros y auxiliares se fueran al extranjero a trabajar.
 
    ¿No sería esa una buena solución? Desde luego, pero parece que abrir más hospitales, ampliar el número de camas y plazas para médicos y enfermeros, no está entre las prioridades del ministerio ni el gobierno, sino la dichosa y consabida vacunación, que es la mejor estrategia para perpetuar la enfermedad y para que la industria farmacéutica siga haciendo caja a costa de los virus inoculados.
 
    Todos los años por esta época la misma monserga: todos los años a pincharse los mayores -y ahora los menores también y embarazadas, cuánto despropósito- y a colapsarse los servicios de urgencias de los hospitales. Ha pasado siempre. No hay más que consultar la hemeroteca. Bueno, siempre no. Durante la ominosa pandemia no pasó. Los hospitales permanecieron semivacíos y los quirófanos y consultas prácticamente cerrados. Recuerden que había que salvar vidas y para ello quedarse uno en casa. Y la solución que proponen ahora desde arriba es seguir pinchándose y cometiendo los mismos errores. No aprenden nada. 
 
 
    La vacuna de la gripe no evita que contraigas la gripe. De hecho la propaganda del sistema sanitario británico ha cambiado su estrategia: ya no dicen que la vacunación nos protege de la influenza y del virus coronado, sino, más honestamente, que tendremos menos síntomas o más leves y que nos recuperaremos antes. 
 
    La propuesta del ministerio, además, es bastante inaceptable porque lo que se espera este año es que las inyecciones sean más ineficaces que nunca, a juzgar por lo que ha sucedido en el hemisferio sur del planeta, donde ya ha ya pasado el invierno y la gripe apenas ha tenido incidencia, como se informa por ejemplo aquí mismo.
 
 
    Todavía hay quienes atribuyen el fin de la pandemia a los pinchazos, pero eso es como decir que el fin de la gripe cíclica de todos los años es obra de la vacuna y no de la llegada del buen tiempo. Es una manera, como dice Juan Gérvas, de desentenderse de los daños causados y  de evitar compensar por los efectos adversos. A fin de cuentas, nadie te puso la pistola en el pecho ni te obligó, te dicen, a hacerlo. Si te vacunaste fue porque quisiste.  Pero, las cosas como son, no es cierto que el fin de la pandemia se deba a la vacunación, sino a lo que llaman el efecto cosecha (ya mató a los que tenía que matar), al desarrollo de la inmunidad natural de los que no se murieron, a la aparición de nuevas variantes mucho menos letales, lo que explica que dejara de matar en países que no se vacunaron tanto. Pero la Ministra del ramo sigue erre que erre, terca como ella sola cacareando que hay que adelantarse a futuras epidemias y futuras pandemias con la mejor estrategia que tenemos para reducir los riesgos, que es la vacunación, "segura y eficaz" para prevenir -en realidad atraer- ambas enfermedades y disminuir, mentira, hospitalizaciones y fallecimientos. 

domingo, 12 de mayo de 2024

AstraZeneca se retira

    La empresa farmacéutica británico-sueca AstraZeneca ha detenido la producción y suministro de su producto estrella contra la enfermedad del virus coronado cosecha 2019, que deja de comercializar. La propia empresa, según informó Telegraph, había reconocido una semana antes que su vacuna podía causar trombocitopenia trombótica en algunos casos. 

     Pero esto que se nos dice ahora no es ninguna novedad. Ya se sabía en 2021, cuando más de veinte gobiernos nacionales abandonaron dicho producto debido a los coágulos de sangre que provocaba. Ya entonces se decía que esta vacuna era la “mala”, -la que se suministró en España a trabajadores "esenciales" menores de cincuenta y cinco años -profesores, sanitarios, policías, funcionarios...- frente a la “buena”, que era la otra, la de  Pfizer. Es verdad que España dejó de inyectarla, aunque, desgraciadamente, siguió inyectando las otras, las que empleaban la técnica de ARN mensajero, no menos tóxicas y peligrosas.
 
    Lo que viene a decirnos la Agencia Europea de Medicamentos y la propia AstraZéneca es que las vacunas de vectores virales (como Janssen y AstraZeneca) se han quedado obsoletas, por lo que deben ser reemplazadas por las homólogas de ARNm (como eran Pfizer y Moderna). Tanto las unas como las otras desencadenan una respuesta inmunitaria muy aparatosa, y que, en opinión de algunos científicos tachados enseguida de heterodoxos por decirlo suavemente, es básicamente tóxica, dado que en lugar de destruir el virus lo generan.

    Una de las primeras víctimas mortales, como ya informamos en su momento en La mejor de las vacunas, fue un cabo del ejército español de 35 años de edad, cuya muerte fue reconocida por la Ministra de Defensa, que sin embargo, siguió empecinada en animar a  la vacunación: “Desde el punto de vista médico hay que seguir vacunándose, hay que animarse y que todo el mundo se vacune”. Con la mención de la “vacuna” se refería a lo que algún periódico del ruedo ibérico como era el Periódico Global, alias El País, denominó “el fármaco anglosueco”, el preparado de los laboratorios AstraZeneca. 

    Nuestra ministra guerrera se refería con lo de "todo el mundo" a las personas jóvenes que no tienen riesgo porque están fuera de peligro. Esto es lo que dijo en el funeral del cabo: “Queríamos estar hoy aquí para transmitir nuestro agradecimiento, nuestro cariño, y, al mismo tiempo, pues para dar ese toque (sic) de que al virus lo tenemos que vencer y que la mejor manera de vencerlo, aunque haya momentos duros y dolorosos, es, precisamente, vacunarse.” Eso decía la Ministra, como si el suero de AstraZeneca fuera el Santo Grial o el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

    El cabo se había inoculado voluntariamente, pero no nos engañemos con lo de “voluntariamente”. Como escribimos en su momento, voluntariamente  no es sinónimo de libremente, sino todo lo contrario. La voluntad es una de las altas instancias del alma humana, da igual que sea propia que ajena, y someterse a sus dictados merma nuestra libertad.

    Pero AstraZeneca se retira con la satisfacción de la misión cumplida y la conciencia más que tranquila, porque según sus propias estimaciones ha "salvado" más de seis millones y medio de vidas en el primer año de su uso, habiéndose suministrado más de tres mil millones de dosis en todo el mundo. 

Viñeta de Antón, publicada en El Correo el 29 de marzo de 2021.

      Cierto es que la vacuna se ha inoculado a miles de millones de personas en todo el mundo, y no se puede negar que se ha terminado la pandemia, pero ambos hechos no conllevan una relación de causa a efecto, sino que nos hallamos ante lo que se llama la falacia lógica del “post hoc ergo propter hoc” -después de esto, por causa de esto”-, consistente en que cuando se produce un suceso después de otro, se considera que el segundo es consecuencia del primero: el gallo suele cantar antes de que amanezca, ergo: el canto del gallo es el causante de que salga el astro rey y que alboree.

    El hecho de que se aplicara en las Españas en una franja de edad donde no había mayor peligro de morir a causa de esa enfermedad, entre los 18 y los 55 años ayudó a que se considerara que había salvado esas vidas que, por otra parte, no corrían ningún peligro, salvo la del citado cabo del ejército, que murió a causa de ella. 

martes, 23 de abril de 2024

Cuidado, porque Sanidad...

    Resulta conmovedor que una cadena de televisión como “La Secsta”, que te llamaba idiota en 2021 si no ponías el brazo para que te pincharan inyectándote algo, no se sabía muy bien qué, se retracte de alguna forma ahora dando una información como la que sigue a propósito del pasaporte y de la vacuna del virus coronado. 
 
    Pero no deja de ser lamentable cómo lo hacen: deprisa, corriendo y mal en un par de minutos escasos. A la vez que te están diciendo lo que estás oyendo, estás viendo que el Real Madrid no sé qué y no se cuánto, una mosca superior te informa de que a las 22,30 echan no sé qué película, que si La Real Sociedad y el Getafe... Y las imágenes de los que hablan se mezclan con escenas de hospitales y vacunaciones. Y encima a veces ni se entiende lo que dicen, hablan deprisa, se atropellan, se interrumpen, como deseando pasar página y a otra cosa mariposa... Pero lo dicho, dicho queda, y por si acaso lo transcribo yo ahora aquí, para que quede constancia escrita, salvo error u omisión. 
 
 
    -Cuidado porque Sanidad admite ahora que sí, que más de treinta y cinco mil vacunados se murieron a causa del coronavirus. 
    -Sí, esto se ha sabido durante el fin de semana. La primera noticia es que el Ministerio de Sanidad contestaba a la Asociación Liberum, que llevan desde 2020 denunciando que el pasaporte cóvid y la obligación de ponernos la vacuna era un engaño y una imposición, y lo estaba denunciado. Bueno, finalmente el Ministerio de Sanidad reconoce que siete millones y medio de personas vacunadas se terminaron contagiando del cóvid y fallecieron más de treinta y un mil personas. Y estamos hablando solo de personas fallecidas. Pero la novedad del día de hoy es que, además, el Ministerio de Sanidad hace una segunda respuesta que exigía que tuviera responsabilidades. Y esto es lo que dicen. Lo escuchamos en un comunicado del Ministerio de Sanidad: “El ciudadano que recibe voluntariamente una asistencia sanitaria debe asumir los efectos adversos derivados de la misma, si prestó su consentimiento informado”. Lo que viene a ser que si nosotros nos metíamos en la página de Sanidad, ya se nos advertía de que había riesgos asociados a la vacuna. Lo que dicen los abogados es que esto es una auténtica vergüenza porque la gente de a pie no se está todo el día metiendo en la página del Ministerio de Sanidad para ver qué efectos adversos tiene una vacuna que en su día fue prácticamente obligatoria. 
    -Pero si es que, aparte, es igual: o sea, ya te abocaban a que te tenías que vacunar sí o sí. 
    -Es que no podías escoger. 
 
 
    -O esta o esta. No podías escoger. Esto no es verdad. No es una cuestión de que te metías en la página. Es que por narices te tenías que vacunar. 
    -Claro porque había, no era una obligación, porque es ilegal, pero sí que es verdad que si no nos vacunábamos, no teníamos certificado cóvid, y por tanto no nos podíamos mover en ocasiones de la ciudad.
    -No podías moverte ni podías hacer nada... 
  -De entrada, si no te vacunabas, ni viajabas ni tenías la consideración de nadie, porque eras un apestado .
    -Claro, la libertad de movimientos se daba con ese pasaporte cóvid y el pasaporte te lo daban con la vacuna. 
    -Es que ahora, claro, es “haberte metido a la página”, pero ¿cómo que en la página? 
     -¡Si no podías entrar ni a un restaurante...! 
    -Nada, no podías hacer absolutamente nada, no podías salir de casa.
 oOo 
 
La vacuna ya estaba preparada antes que el virus.       
 
    ¿Qué cara se les pondrá cuando se enteren de que la vacuna que se pusieron había comenzado a elaborarse en mayo de 2019, antes de que surgiera el virus coronado a finales de ese mismo año, a tenor de un documento desclasificado ahora según informa Reseau International?

domingo, 21 de abril de 2024

"Se la pusieron voluntariamente"

    Ha salido a la luz una reclamación particular presentada contra el Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas por una miocarditis o inflamación grave del músculo del corazón derivada de la vacunación contra el virus coronado, que ha sido desestimada por este, que se desentiende así, como antes hicieron los laboratorios de dichos productos, de las víctimas argumentando que la vacunación no es obligatoria en España y que, por lo tanto, los que se sometieron a ella lo hicieron voluntariamente.
 
    No se discute la relación entre la causa y el efecto, bastante más que probable, habida cuenta del dictamen específico de la AEMPS (Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios) que certifica, por primera vez, la relación de causalidad entre la vacuna de ARN mensajero y la inflamación grave del miocardio o músculo cardíaco. 
En letra pequeña: Gobierno de España. Ministerio de Sanidad. Financiado por la Unión Europea. NextGenerationEU.
 
    El Ministerio se despacha y se queda tan ancho en los siguientes términos: El ciudadano que recibe voluntariamente una asistencia sanitaria debe asumir los efectos adversos derivados de la misma si prestó su consentimiento informado (…). Dado que la posibilidad de que se produjese el daño del que deriva la reclamación había sido divulgada por la AEMPS cuando se le administró la vacuna y que dicha vacuna fue recibida voluntariamente, el daño aducido no puede ser considerado antijurídico y, en consecuencia, no puede imputarse responsabilidad patrimonial a las administraciones públicas a raíz de esta reclamación. 
 
    No nos interesa aquí mucho el caso particular del ciudadano que se vacunó tras la imposición del Certificado Covid-19 de la Unión Europea que motiva la demanda, que puede leerse en The Objective, no tanto como la argumentación ministerial: Es cierto que la vacunación no es obligatoria en España, y que, por lo tanto, quien se vacuna lo hace voluntariamente, pero eso no significa que lo haga libremente. La mayoría lo hizo porque fue convencida -engañada- de que así salvaba vidas, incluida la suya, como se repetía hasta la saciedad, o que era un acto de amor, como cacareó el Papa de Roma, que la bendijo como si fuera la mismísima hostia consagrada del cuerpo de Cristo redentor. Todavía hay algunos creyentes que creen que aquellos pinchazos han salvado muchas vidas, cosa que es indemostrable, una cuestión de fe a todas luces falsa por lo tanto.
 
    La mayoría democrática se dejó pinchar porque se le decía desde el propio sistema sanitario que había que hacerlo, y a nadie se le ocurría pensar que el Ministerio de Sanidad quisiera inyectarnos una sustancia perjudicial para nuestra salud. Que no nos forzaron es seguro, pero que nos coaccionaron también. 
 
 
    El problema es que confunden maliciosamente el hecho de que la vacunación no fuera legalmente obligatoria, y la libertad de elección de hacerlo. Para que una elección sea libre no debe estar condicionada por extorsiones o chantajes como la de no poder viajar en avión, o la de no acceder a establecimientos públicos, con toda la presión mediática y social que se ejerció desde los medios de (in)formación de masas insultándonos a los que no nos sometíamos al proceso. Fue voluntaria, sí, pero la voluntad individual fue moldeada masivamente con la opinión pública de la conveniencia moral y con el certificado sanitario, green pass, salvoconducto o pasaporte covid que se sacaron de la manga.
 
    Hay muchas formas de obligarte a hacer lo que quieren sin que parezca que te han obligado, pero la más eficaz es convencerte de que lo que quieren es lo mejor para ti, de forma que tú lo solicites vivamente.
 
    Recordemos la propuesta de un preboste de una taifa autonómica española que proponía multas de hasta 60.000 euros para quien no se vacunara, y argumentaba con toda la maldad del mundo: "No se está obligando a vacunar, sino sancionando al que no lo haga".
 
    Si nos atraca alguien por la calle a punta de navaja o de pistola poniendo así en peligro nuestra integridad física, como suele decirse, y nos pide que le entreguemos el dinero que llevamos encima, la mayoría vamos a elegir voluntariamente darle la pasta, so pena de que nos hiera o nos mate, pero eso no quiere decir que hayamos elegido libremente hacerlo, nada más lejos de la realidad. En ese sentido, la vacunación fue voluntaria, pero no libre. No son adjetivos sinónimos.
 
    Me gustaría detenerme particularmente y profundizar un poco en esta cuestión, porque parece que lo que quiere decir el citado Ministerio es que si hemos elegido voluntariamente lo hemos hecho libremente, como si no hubiera habido una campaña institucional descomunal desde ese propio ente por todos los medios aconsejándonos día y noche que lo hiciéramos por nuestro propio bien y por el bien de todos, y diciéndonos que iba a ser mayor el beneficio -evitar una enfermedad grave y la propia muerte- que el perjuicio. 
 
    Aquí se ve muy bien aquello que decía Agustín García Calvo de que si «si cada uno no creyera que hace lo que quiere, sería imposible que hiciera lo que le mandan».  La voluntad, tanto la ajena como la propia, al fin y al cabo, también es ley, y obedecerla -o hacer uno lo que le da la gana, como se dice normalmente, que viene a ser lo mismo- no deja de ser sumisión a las altas instancias del gobierno de las almas. Aquí se ve bien cómo la voluntad personal le sirve a uno para hacer lo que está mandado, en este caso someterse a un experimento bajo amenaza de muerte si no lo hace,  interiorizándolo como si fuera la expresión de su propia libertad.    A fin de cuentas, cuando decimos "quiero" estamos diciendo "creo que debo".