jueves, 24 de octubre de 2024
La banalidad de la gripe
viernes, 19 de julio de 2024
Mensajería en el buzón
domingo, 12 de mayo de 2024
AstraZeneca se retira
La empresa farmacéutica británico-sueca AstraZeneca ha detenido la producción y suministro de su producto estrella contra la enfermedad del virus coronado cosecha 2019, que deja de comercializar. La propia empresa, según informó Telegraph, había reconocido una semana antes que su vacuna podía causar trombocitopenia trombótica en algunos casos.
Una de las primeras víctimas mortales, como ya informamos en su momento en La mejor de las vacunas, fue un cabo del ejército español de 35 años de edad, cuya muerte fue reconocida por la Ministra de Defensa, que sin embargo, siguió empecinada en animar a la vacunación: “Desde el punto de vista médico hay que seguir vacunándose, hay que animarse y que todo el mundo se vacune”. Con la mención de la “vacuna” se refería a lo que algún periódico del ruedo ibérico como era el Periódico Global, alias El País, denominó “el fármaco anglosueco”, el preparado de los laboratorios AstraZeneca.
Nuestra ministra guerrera se refería con lo de "todo el mundo" a las personas jóvenes que no tienen riesgo porque están fuera de peligro. Esto es lo que dijo en el funeral del cabo: “Queríamos estar hoy aquí para transmitir nuestro agradecimiento, nuestro cariño, y, al mismo tiempo, pues para dar ese toque (sic) de que al virus lo tenemos que vencer y que la mejor manera de vencerlo, aunque haya momentos duros y dolorosos, es, precisamente, vacunarse.” Eso decía la Ministra, como si el suero de AstraZeneca fuera el Santo Grial o el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
El cabo se había inoculado voluntariamente, pero no nos engañemos con lo de “voluntariamente”. Como escribimos en su momento, voluntariamente no es sinónimo de libremente, sino todo lo contrario. La voluntad es una de las altas instancias del alma humana, da igual que sea propia que ajena, y someterse a sus dictados merma nuestra libertad.
Pero AstraZeneca se retira con la satisfacción de la misión cumplida y la conciencia más que tranquila, porque según sus propias estimaciones ha "salvado" más de seis millones y medio de vidas en el primer año de su uso, habiéndose suministrado más de tres mil millones de dosis en todo el mundo.
Cierto es que la vacuna se ha inoculado a miles de millones de personas en todo el mundo, y no se puede negar que se ha terminado la pandemia, pero ambos hechos no conllevan una relación de causa a efecto, sino que nos hallamos ante lo que se llama la falacia lógica del “post hoc ergo propter hoc” -después de esto, por causa de esto”-, consistente en que cuando se produce un suceso después de otro, se considera que el segundo es consecuencia del primero: el gallo suele cantar antes de que amanezca, ergo: el canto del gallo es el causante de que salga el astro rey y que alboree.
El hecho de que se aplicara en las Españas en una franja de edad donde no había mayor peligro de morir a causa de esa enfermedad, entre los 18 y los 55 años ayudó a que se considerara que había salvado esas vidas que, por otra parte, no corrían ningún peligro, salvo la del citado cabo del ejército, que murió a causa de ella.
viernes, 8 de marzo de 2024
Un poco de todo, de todo un poco.
(Publico esta reflexión anónima que comparto y considero de gran interés, e incluyo un breve vídeo manipulado y un par de memes del médico epidemiólogo que nos metió el virus por la pequeña pantalla en todos los hogares durante la pandemia, imágenes de carácter satírico y humorístico por aquello de que hay que combatir la seriedad de los que mandan con la risa y reírse de ellos, como decía el sofista Gorgias, y la risa a su vez con la seriedad tomándola muy en serio, como estas reflexiones generales de hondísimo calado).
"Si la Covid supuso la escenificación y representación del desarrollo y liberación del SARS-CoV-2, los mortíferos protocolos hospitalarios, las normativas gubernamentales que bloquearon el acceso a medicamentos seguros, el cómico y rentabilizado negocio del enmascaramiento y la acelerada fabricación de productos transgénicos sin importar los peligros ni el supuesto objetivo sino la dimensión del ensayo y el nuevo mercado vacunal abierto, la IA exige consolidar e implementar rentabilidades mejoradas una vez consolidado el ensayo a gran escala.
El complejo industrial militar ante todo necesita fabricar y vender armamento, convencional y más inteligente, para destruir países y abrir oportunidades de inversión en la posterior reconstrucción.
La industria farmacéutica sigue el mismo modelo aplicado a las mentes y los cuerpos.
La industria alimentaria no se conforma con hacer que los alimentos sean adictivos e ignorar la nutrición, también quiere lanzarse a la alocada y libre producción de organismos genéticamente modificados bajo la tutela de la IA deshaciéndose de los agricultores.
Las empresas de redes sociales prometen conexión, encuentro y participación, abocando a las personas a la soledad, la ansiedad y la depresión, generando la demanda farmacológica a la que la psiquiatría dará cumplida satisfacción.
Las sinergias establecidas y la propaganda mediática pretenden mantener la dinámica entreteniendo y/o desesperando a la audiencia en colectivos separados y abiertos con la única opción de transitar del entretenimiento a la desesperación y viceversa, son las únicas opciones de la artificial inteligencia."
OooO
(No podía faltar hoy, 8 de marzo, día internacional en que se festeja a la mujer (trabajadora) -'international women's day', en la lengua del Imperio- y bajo el título de esta entrada de "un poco de todo, de todo un poco", una reflexión a propósito, que suscribo, aunque no es de mi cosecha, y que acompaño con una ilustración de Bob Moran).
"En el PSOE solicitan ampliar el código ético interno del partido incorporando «el rechazo explícito al ultrajante negocio de la prostitución». Es todo un detalle onomástico para la celebración del 8M, aunque con el foco puesto en oficio tan rancio nunca llegarán a incorporar el rechazo explícito del ultrajante y evolucionado negocio de este capitalismo, donde todo trabajador, visto desde la perspectiva de los recursos humanos, no deja de ser una puta y como tal así será tratado, y toda puta, por lo mismo no deja de ser un trabajador.
Hay meretrices que haciendo política partidista ni siquiera llegan a apercibirse."
domingo, 6 de agosto de 2023
El meme de los galeotes y otros memes
Meme es un anglicismo acuñado, al parecer sobre el modelo del griego mímēma 'cosa que se imita', derivado de mímēsis 'imitación', que la docta academia define en su primera acepción como “rasgo cultural o de conducta que se transmite por imitación de persona a persona o de generación en generación”, y en segunda, que es la que aquí más nos interesa y la más extendida, como “imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet”.
El que presento aquí sobre el tema de la esclavitud es una imagen tomada de la red, concretamente un fotograma de la película Ben Hur (1959) de William Wyller, correspondiente a la escena de las galeras en donde aparece en primer plano el actor Charlton Heston. Los galeotes, también llamados forzados, eran los esclavos condenados como el protagonista de la película a remar en las galeras.
La imagen está duplicada con dos textos: Hace dos mil años, corresponde a la imagen superior, y Hoy, a la inferior. Y en la parte inferior se propone un reto a modo de entretenimiento consistente en encontrar una diferencia entre ambas imágenes exactamente iguales.
Viene así el meme a poner en solfa algunas de las creencias o verdades mentirosas establecidas, como por ejemplo, en este caso, la de que la esclavitud fue abolida de la Tierra.
Pero no hay que hablar de los memes. Al igual que los chistes, pierden su gracia cuando se los explica. Es mejor dejar que hablen ellos, y que hagan lo que puedan: quizá hacernos sonreír un poco o dejarnos pensando un rato.
He aquí algunos más: No puedo arrogarme su autoría enteramente. Tampoco está muy claro quién puede ser su autor: suelen ser anónimos. Podría decirse que se hacen populares y que por eso se viralizan a través de internet. Uno se encuentra con uno y piensa que tiene algo de razón, lo modifica, lo adopta y, tomado de la Red, a la Red lo devuelve para que rule por ahí, y haga lo que pueda, si puede hacer algo.
Sobre el calentamiento global o cambio climático:
Sobre el coronavirus:
La mayoría de estos memes son meras
imágenes (dibujos o fotografías) manipuladas o comentadas con algún texto. Algunos son gifs, es decir archivos que se animan mediante la sucesión de varias imágenes. En todos los memes suele tener un papel importante el texto, por lo que puede afirmarse que son combinaciones de imágenes y palabras.
martes, 9 de mayo de 2023
Haciendo balance: peor el remedio -el inóculo- que la enfermedad.
Ahora que la OMS da por finiquitada la catastrófica pandemia universal, y que el BOE, o sea El País sentencia en su editorial del ocho de los corrientes titulado el “Fin oficial de la covid” (sic, en femenino) que hemos dejado atrás la mayor amenaza sanitaria que ha tenido que afrontar la humanidad desde la mortífera gripe de 1918 (tal cual), es hora de hacer balance.
El editorialista de El Periódico Global se deshace en elogios apologéticos de la 'vacuna'. No es extraño cuando, consultando la página de las subvenciones de la Bill and Melinda Gates Foundation, comprobamos que Ediciones El País, S.L. recibió en octubre del año pasado una cuantiosa subvención de 1.205.016 (un millón doscientos cinco mil dieciséis) dólares norteamericanos a fondo perdido por su contribución a la “Global Health and Development”, o sea al Desarrollo y la Salud Mundial, a través de la “Public Awareness and Analysis”, es decir, gracias al análisis y a la concienciación pública que lleva a cabo la línea editorial del rotativo.
El editorialista lamenta, claro está, que las eficientes (?) 'vacunas' no llegaran a todo el globo y que los países pobres, donde la mortalidad fue por cierto bien escasa, se hayan quedado desprovistos de ellas, pobrecitos: Pero no hay que olvidar que muchos países pobres siguen desprotegidos por falta de vacunas, lo que constituye uno de los fracasos más lamentables de la estrategia mundial contra la pandemia. Fue un gran hito desarrollar vacunas eficaces en tan poco tiempo, pero ese éxito científico -le faltó también el eufemismo 'letalis'- no se ha completado con una estrategia justa de distribución en el ámbito planetario.
El éxito se debe a que hemos alcanzado un grado de inmunidad (les ha faltado decir 'rebañega') inducida por las vacunas o por la respuesta natural a la infección suficientemente amplio como para mantener el patógeno bajo control. Admiten al menos -les ha costado, pero lo admiten al fin y a la postre- que la inmunidad no se debe exclusivamente al inóculo, sino también a la respuesta natural, es decir, a la exposición al virus, una exposición que, so pretexto de protegernos, nos prohibieron a nosotros encerrándonos 99 días y sus respectivas 99 noches aquí en España, por poner el caso, donde padecimos uno de los confinamientos más severos del mundo, según palabras de nuestro propio presidente que lo decretó sin empacho y que nos vendió que la vacuna era la libertad. Lo dijo tres veces quizá por aquello de que no bastaba una dosis, sino tres.
Sin embargo nuestro benemérito Periódico Global advierte, citando a la propia Organización, también subvencionada por la mentada Fundación del señor y la ex señora Gates, lo siguiente: La extinción de la emergencia según la OMS no elimina las secuelas de la pandemia, entre ellas la covid persistente. Bonita contradicción: oficialmente ha finalizado, pero, sin embargo, persiste "la" covid persistente, valga la redundancia: Afecta a entre el 10% y el 15% de las personas infectadas, incluidas muchas que ni siquiera tuvieron que ser hospitalizadas. Se trata de un cuadro muy amplio de afecciones, que aqueja mayoritariamente a personas de entre 30 y 50 años. En España puede alcanzar a 1,5 millones de personas, muchas de ellas aún por diagnosticar. Todavía se investigan las causas, pero la hipótesis más plausible es que persisten en el organismo partículas virales que provocan una respuesta inflamatoria permanente con muy diferentes y a veces graves afecciones, también en el ámbito de la salud mental.
¿No será, me pregunto yo, que lo que persiste no es "la" covid, sino las secuelas de la 'vacuna'? ¿No será que ha sido peor el remedio -la inoculación- que la enfermedad?
La mortalidad ha sido baja en todos los países del mundo pese al dato que manejan la ONU y la propia OMS de que las muertes por covid-19 sumarían quince millones en los dos primeros años de la pandemia.
Según el editorial que estamos comentando de nuestro benemérito Periódico Global, alias El País: A día de hoy ha dejado un balance de 765 millones de contagios notificados —la cifra real nunca se llegará a saber— y 6,9 millones de muertes oficialmente registradas, aunque la propia OMS estima que la cifra real supera los 20 millones.
Muy significativo el inciso entre guiones de que la cifra real nunca llegaremos a saberla.
Si hubo un exceso de mortalidad fue de ancianos, personas con problemas cardiovasculares y respiratorios a los que se les dejó morir literalmente porque se dijo, falsamente, que no había tratamiento para sus dolencias hasta que no saliera una vacuna. El inóculo salió deprisa, corriendo y mal, con carácter experimental y no impedía contagiarse ni transmitir la enfermedad. Como la gente se inoculó mayoritariamente y pilló la enfermedad, cuya letalidad era baja, se difundió la idea de que la sospechosa sustancia protegía de las formas graves y de la muerte, hasta que se fue viendo que tampoco eso era verdad, aunque algunas almas cándidas creyeron que gracias al inóculo habían sobrevivido y salvado su vida y se dijeron aliviadas: ¡Menos mal!
A la hora de hacer balance, salta a la vista que ha sido peor el remedio, insisto, que la enfermedad. Y con el remedio me refiero a la salvífica 'vacuna', auténtica hostia consagrada, y a las medidas que impusieron la mayoría de los gobiernos, salvo el sueco y pocos más, que no sirvieron para nada bueno, la verdad.
Hoy esa “nueva” enfermedad se llama gripe, bronquitis, catarro, neumonía, trancazo, y se puede tratar como siempre se han tratado esas enfermedades, sin recurrir a ningún producto experimental mágico y maravilloso, que al final ha resultado que no sólo no era eficaz y seguro, como cacareaban al unísono políticos, periodistas orgánicos y personajones de la tele, sino francamente tóxico, lo que se traduce, ahora sí, en un aumento de la mortalidad por causas desconocidas que nadie se explica, así como en un incremento de miocarditis, trombosis, accidentes cerebrovasculares, embolias, cánceres, además del aumento significativo de la esterilidad que afecta tanto a varones como a mujeres.
Habrá que tener cuidado con la articulación de ese "mecanismo de gobernanza y solidaridad global" que proponen y es como para echarse a temblar ante una eventual amenaza futura mortífera siempre por venir.
lunes, 17 de abril de 2023
Era mentira
miércoles, 8 de marzo de 2023
¿Cuándo lanzamos la nueva variante?
Matthew John David Hancock, más conocido como Matt Hancock, miembro del partido conservador británico y Secretario de Estado de Salud y Asistencia Social del Reino Unido desde el año 2018 hasta junio de 2021 en que dimitió por haber violado los protocolos del virus coronado que su propio gabinete de Gobierno y Ministerio habían decretado, habiendo mantenido un tórrido encuentro sexual en su despacho con su asesora y amante que no pasó desapercibido al ojo indiscreto de la cámara de seguridad, deseoso de amedrentar a la población (frighten the pants off everyone, literalmente asustar los pantalones de todo el mundo acudiendo apresuradamente al retrete para no hacérselo encima) con el fin de que cumpliera los protocolos que él mismo no cumplió y se olvidara de los quebraderos de cabeza que estaba trayendo a su país el dichoso Brexit o salida exitosa que al final resultó un chasco de la Unión Europea, escribió un guasap bastante significativo de lo que ha sido todo esto del virus coronado que todavía algunos se empeñan en mantener vivito y coleando, que decía “¿Cuándo lanzamos la nueva variante?” (When we do deploy the new variant).
Otras revelaciones como la del CEO de Moderna
Stéphane Bancel, declarando que su empresa fabricó 100.000 dosis de
la vacuna contra el COVID-19 en 2019, antes de que la OMS hubiera
declarado la pandemia universal, vendrían a demostrar que la presunta no se
hizo apresuradamente y se aprobó por vía de urgencia para curar la
pandemia, sino, al revés, se implementó la pandemia para justificar
la imposición de los pinchazos, o sea que fue antes la tirita que la herida.
Cada vez resulta más evidente, ahora que pronto se cumplirá el tercer aniversario del confinamiento, para el que no esté
ciego y lo quiera ver, que todo el tinglado pandemencial este de la pandemia no fue
más que una operación de guerra psicológica destinada a controlar
y a gobernar a la gente, por si hiciera falta, que parece que sí lo
hacía, más aún de lo que estábamos.
viernes, 24 de febrero de 2023
El papel de la prensa (1)
Cuando comenzó la psicosis colectiva de la pandemia, pronto hará tres años de ello si tomamos como punto de referencia la declaración de la OMS del 11 de marzo de 2020 (previamente, el 30 de enero se había ido preparando el terreno al declarar que la epidemia era una “emergencia de salud pública de preocupación internacional”), casi todo el mundo vivía pendiente de la televisión y de interné a través de los ordenadores, móviles y tabletas, y veía con pánico el número creciente de muertos que los medios reportaban a todas horas del día y de la noche, presentándonos los datos y las imágenes fúnebres en cruda bandeja para infundirnos un pánico cerval.
Al declararse falsamente una emergencia sanitaria, había que hacer algo a toda costa, a costa de lo que fuera, y fue a costa de la salud física y psíquica de la ciudadanía: en nombre de la Sanidad nos arruinaron la salud. Hubo muchas muertes que podían haberse evitado de no haberse declarado dicha crisis sanitaria que hizo que cundiera el pánico y que se implementaran unos protocolos irracionales que llevaron a encerrar a la gente sana en sus domicilios, algo nunca visto, a imponer el uso de mascarillas que luego se desechan como si fueran basura normal, cuando se supone que estaban atiborradas de virus tóxicos, a guardar una ridícula distancia social que nos aislaba físicamente de los demás, a someterse a una terapia génica experimental llamada torticeramente 'vacuna', y a unos protocolos, por si fuera poco, que en las residencias de ancianos donde se cumplieron a rajatabla se llevaron por delante al otro barrio a muchos abueletes.
Se sabe que en las residencias de mayores españolas murieron casi 30.000 ancianos durante la primera ola de la pandemia, en la primavera del año 2020, por causa de la pandemia virocoronal, se dijo, pero en verdad porque no fueron derivados a los hospitales donde podían haber sido tratados, y donde, pese a lo que se dijo, había camas libres para ingresarlos. La cifra de fallecidos hubiera sido muchísimo menor de haberlo hecho y de no haber sido abandonados los mayores en los geriátricos sin poder recibir ni siquiera el consuelo de la visita de sus seres queridos y allegados.
En los geriátricos donde supuestamente entró el coronavirus, los mayores recibieron un trato inhumano no solo por los protocolos, sino también por el miedo infundido, que al final mata tanto o más que el propio virus.
Habrá que recordar a
este respecto lo que se cuenta que le dijo el Cólera a la Viruela
cuando se encontraron un día accidentalmente: Esta le dijo a aquel
que lo suponía muy cansado, después de haber matado, según había
oído contar, a veinte mil personas en cierto lugar; a lo que
respondió el Cólera: 'Yo no maté sino diez mil, la mitad de los
que dicen, la otra mitad se murió de miedo', 'Cosa parecida me
sucede a mí', respondió la Viruela poniendo el dedo en la llaga de la iatrogenia; 'todos los que matan los
médicos y los boticarios me los achacan a mí'.
domingo, 21 de agosto de 2022
La viróloga dixit
Durante la primavera del año en curso, según iba entrando el buen tiempo como consecuencia del periódico calentamiento global del planeta producido por el cambio climático, las restricciones comenzaron a relajarse poco a poco. Las mascarillas desaparecían de los rostros en los espacios públicos aunque nunca definitivamente del todo (de hecho en nuestro país siguen siendo obligatorias a día de hoy en todos los trasportes públicos, hospitales y farmacias, pese a su suficientemente probada ineficacia en cualquier caso). Como consecuencia de ello, el distanciamiento social se alejaba paulatinamente de nosotros.
Ahora buscamos el acercamiento al prójimo: nos damos la mano y nos besamos como antes, casi sin ninguna precaución, como si no hubiera pasado nada y hubiera llegado el ansiado retorno de los abrazos. Hasta los políticos han dejado ya de hacerse reverencias orientales unos a otros guardando los dos metros protocolarios de la distancia de seguridad que recomienda la OMS y de llevarse la mano al pecho, como el caballero que pintó El Greco, en vez de darse un caluroso apretón de manos. Darse la mano es un gesto que genera confianza. La pandemia ha erosiado tremendamente esa confianza en el otro, que nos han hecho ver como un peligroso agente trasmisor de virus y bacterias.
De vez en cuando podemos todavía ver a alguien caminando solitario y atribulado con la mascarilla por la calle, pero es algo anecdótico, y la mayoría de la gente cree que se trata de un tarado miedoso o chiflado que todavía no se ha enterado de que ya no hay peligro ni es obligatorio el embozamiento al aire libre... Parece que la tormenta ha pasado. Vuelve el contacto físico, el único contacto propiamente hablando que hay. Hemos tenido, quien más quien menos, nuestros múltiples contactos digitales o espirituales sin tacto, gracias al único toque viral y vírico de la pantalla lisa -y táctil- de nuestro esmarfon, teléfono presuntamente inteligente o phono sapiens.
Un amigo me escribía el otro día, comentándome unas recientes declaraciones de la viróloga oficial del reino y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, doña Margarita del Val, en un curso de la desprestigiada UIMP. La susodicha alertaba de que “tenemos que prepararnos para el otoño y no lo estamos haciendo”. Me decía este amigo que cada vez le daba más grima esta señora, que seguía erre que erre insistiendo cual buitre carroñera en hacer declaraciones costantemente para salir en los medios y adquirir protagonismo a toda costa y poder seguir así, decía él, chupando del bote.
Según la inmunóloga orgánica la situación epidemiológica actual era 'favorable', aunque al mismo tiempo daba un dato alarmante que contradecía el diagnóstico anterior: los casos de muerte por coronavirus se habían multiplicado respecto a julio del año pasado... ¿Cómo era posible, me pregunto ingenuamente yo, si la mayoría democrática de la población estaba inmunizada con la pauta completa por las inoculaciones? ¿Cómo se explicaba eso? ¿No sería que los sueros anti-cóvid estaban resultando pro-cóvid?
Las aguas parece que están mansas en la superficie, pero son profundas. ¿Qué extrañas criaturas encontraremos acechándonos en sus profundidades abisales? La Agenda 2030 está establecida. Los responsables realmente no necesitan hacer nada más por lo pronto, salvo sentarse y esperar sus resultados.
Aunque la crisis sanitaria haya amainado, que no desaparecido -simplemente se informa menos, computándose sólo los casos de los mayores de sesenta años-, hay otras crisis, la energética, la alimentaria, la económica..., que son avatares de nuestro estado crítico y de la Crisis general.
Sigue adelante la digitalización de la llamada por los historiadores cuarta revolución industrial, una revolución que hará como las anteriores que todo cambie para poder seguir igual, o peor porque nos habremos engañado con la ilusión del cambio. Sigue adelante la veneración igualmente ilusoria por lo que la Agenda -lo que ha de ser hecho, etimológicamente, es decir, lo que no está necesariamente destinado a ocurrir, pero que se está diseñando para que ocurra, como escribía otro amigo- denomina la “Ciencia”, un conocimiento que sólo les es dado por infusión divina a los Expertos Sabelotodo. A ver si va a ser que sabe, usted, señora, o usted, caballero, o vamos a saber cualquiera de nosotros más que la Ciencia que todo lo sabe, que sabe hasta lo que no se sabe, hasta lo que no sabe ni Dios omnipotente y omnisciente.
La Ciencia se ha convertido en
la nueva forma de religión. No nos dicen abiertamente que tengamos fe en ella, porque suena arcaico, muy religioso y no poco fanático. En su lugar prefieren usar el término laico y más neutro de 'confianza': Confía en la Ciencia, nos dicen, pero viene a ser lo mismo, mera cuestión terminológica.
La maquinaria aparentemente está apagada. Sin embargo, está hibernando aunque estemos en verano. El mecanismo está en modo de espera y en reposo, o en stand-by, por decirlo en la lengua del Imperio. La megamáquina no ha sido desactivada y está lista para activarse en cualquier momento. Ahora mismo puede apretarse el botón y ponerse nuevamente a funcionar.
lunes, 8 de agosto de 2022
No hay inmunidad, pero sí rebaño.