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domingo, 8 de septiembre de 2024

El sesgo de la noticia

    Publicaba el diario Público el viernes pasado la siguiente noticia: "La crisis climática se acelera: el verano de 2024 ya es el más caluroso de la historia". El verano de 2024 aún no ha llegado a su fin, pero, según la citada fuente, ya se puede afirmar que es el más tórrido de la historia universal, lo que dicho así, en general, suena muy grandilocuente y algo que quizá no sea muy certero. La noticia es, cuando menos, confusa. Porque más abajo se dice que es el verano más caluroso desde que hay registros, es decir, desde que hay constancia escrita de los datos.  Pero ¿desde cuándo hay registros de las temperaturas? Según la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) desde 1961. Para la citada fuente, la historia comienza con los registros escritos, que datan del año 1961 después de Cristo, lo que resulta por lo menos irrisorio, pero a partir de esa referencia se permite decir "el más caluroso de la historia". 
 
 
    Si leemos un poco más, comprobamos la intención de la noticia: "El calentamiento global se acelera día tras día". Se trata de una información sin duda alarmista. No solo da por sentado que hay calentamiento global, sino que este se acelera día a día. El pánico subyacente a esta noticia es que la aceleración cotidiana del calentamiento global provoca muertos, que se ceban sobre todo en las clases más bajas de la sociedad, que no tienen piscinas ni aire acondicionado para combatirlo.

    En realidad, eran varios los periódicos los que compartían la misma noticia y prácticamente el mismo titular el jueves pasado. Esto es lo que decía, a guisa de ejemplo, el Periódico Global:
   
    El diario El Mundo, que también publicaba la noticia, por su parte, la acompañaba de una encuesta a sus lectores sobre si estaban de acuerdo con el titular, cuyo resultado fue, según esta captura, que sólo un 22% decía que sí, mientras que el 78% restante se mostraba en disconformidad. Dicha encuesta ya no está disponible. Quizá porque el resultado contradecía el titular de la noticia que servía el periódico. 

    Europapress, por su parte,  precisa: "Agosto de 2024 fue el más cálido en España desde 1961 con una temperatura media de 25ºC". Más adelante se utiliza la expresión "desde el comienzo de la serie en 1961", que es a partir de cuando se empieza a contar. Pero podríamos preguntarnos ¿no hay datos anteriores? 
 
    Sí que los hay. Por ejemplo los de la estación meteorológica Saga, que nos ofrece información climática de todos los países del mundo con datos históricos que en algunos casos se remontan al año 1929, permitiéndonos incluso conocer el estado del tiempo de una fecha anterior en alguna de las mas de 9.000 estaciones de las que disponen información con datos históricos de las medias anuales, medias mensuales y la información histórica día a día, que nos permite ver, por ejemplo, cuál fue la temperatura media del mes de agosto en  España en 1960, un año antes de que empezara la serie, los registros o, si se quiere, la historia universal, que fue tres grados centígrados superior a la de este año:  28.2ºC.
 
 
    Podríamos eliminar el sesgo alarmista de la información, dándola de esta otra forma: "El mes de agosto de 1960 fue más cálido que el actual de 2024". O de esta otra: "Las temperaturas del mes de agosto de este año no han superado las que se alcanzaron en España en 1960 durante el mismo mes".  De hecho, según la citada fuente, la temperatura máxima alcanzada en aquel año fue de una media de 33,5ºC  y la mínima de 23,6ºC.
 
    Una  aguda viñeta de Andrés Rábago, El Roto, ilustra muy bien el sesgo alarmista que ha adquirido la omnipresente información meteorológica. De tener que protegernos de las inclemencias del clima, del frío en invierno y del calor en verano, un clima que casi siempre era 'variable' en las predicciones, ahora tenemos que protegerlo a él de nosotros, que somos los causantes del calentamiento global y del cambio climático:
 
     

viernes, 19 de julio de 2024

Mensajería en el buzón

Se reduce un veinte por ciento la tasa de vacunación en España tras la pandemia. Los sanitarios dicen que es un grave problema que denominan "fatiga vacunal". 
 
El anciano senil, después de tantas vacunas contra el virus coronado, ha contraído el bicho que puede acabar con su candidatura por prescripción facultativa. 
 
Lo que no ha logrado su palmario y evidente deterioro mental, que él y muchos verificadores han negado, puede lograrlo el bicho, si el virus no es el deterioro. 
 
 
 La gente ya no coquetea como antes, presencialmente, ahora lo hace en redes sociales vía mensajes de texto: los vínculos humanos se sustituyen por conexiones. 
 
¿Por qué en esta época en que la comunicación a distancia es más fácil que nunca hay tanta soledad física y ponemos leguas por medio para tele-así-comunicarnos? 
 
 En lugar de tristes monumentos a los soldados que murieron por la patria, erijamos mausoleos a los desertores que murieron maldiciendo las guerras justicieras.
 
El bozal vuelve al Tour de France este verano, si quieres acercarte a los ciclistas, no vayas a contagiarlos, te pones la mascarilla como Dios manda colocada. 
 
El Tour de France con este tour de force impone la distancia de seguridad y ha sacado lo peor del fondo de nuestros armarios roperos otra vez: las mascarillas. 
 
 
La imagen familiar de un pararrayos en lo alto de la torre de una iglesia es, según Karl Kraus, el voto de censura contra Dios más fuerte que se pueda concebir. 
 
 La vida de los tontos, según Lucrecio, es un infierno terrenal. ¿Quiénes son los tontos? Los que creen poseer la sapiencia: sus tormentos son autoinfligidos. 
 

Tanto el ayer como el hoy y el mañana están siempre en construcción constante, reinventándose a cada instante: disculpen las molestias que esto pueda ocasionar. 
 
 Recordar es demoler y reconstruir, derribo y construcción. “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda,” García Márquez escribió en sus memorias. 
 
Deberíamos evitar el uso de palabras absolutistas como nunca, siempre, todos, nadie, amar, odiar... que nos hacen ver las cosas en blanco y negro, sin matices. 
 
 "Sólo merece vivir quien por un noble ideal esté dispuesto a morir" es el aguerrido lema del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del ejército aéreo español.
 
¿Cómo se llama esa especie de nostalgia que consiste en añorar un mundo que nunca existió, ese mundo nuevo que acaso llevamos inscrito en nuestros corazones?
 
 'Muertes masivas por el calor extremo', titula el periodista subrayando que el impacto de la crisis ya no es una ficción de la ciencia, sino ciencia de ficción. 
 
Un junio más frío de lo habitual no desmonta la teoría del cambio climático, la refuerza; el fenómeno contrario se explicaría por el calentamiento planetario. 
 
Si hace calor en verano, se debe obviamente al calentamiento global; y si refresca, al cambio climático: ambos fenómenos, frío y calor, son efecto de lo mismo.
 
La ONU quiere que comamos insectos porque, dada la situación climática crítica que atravesamos, son una fuente de proteínas mucho más sostenible que el ganado.
 
 
Singapur ha aprobado la ingesta para el consumo humano de dieciséis tipos de insectos comestibles, una señal de lo que está por venir y lo que acaso nos espera. 
 
Delicia gastronómica ofrecida por un restaurante singapurense: sushi, el plato estrella de la cocina japonesa, aderezado con guarnición de gusanos de la seda. 
 
Funcionó el cordón sanitario para frenar a la extrema derecha. ¿Funcionará también para frenar a las demás opciones políticas en las elecciones democráticas?

martes, 18 de julio de 2023

El baile de las olas (y II)

-La ola de calor que nos invade. El caso es que, una vez normalizado el destape y 'gripalizado', Sánchez dixit, el coronavirus, tocaba hablar del tiempo atmosférico y del clima y la consiguiente crisis climática producida por el (re)calentamiento global del planeta, ese socorrido tópico o lugar común al que se recurre como tema de conversación en los ascensores cuando uno no sabe de qué hablar con los extraños que coinciden en tan reducido y claustrofóbico recinto montacargas.    

    Y llegan así las olas de frío polar en el invierno, y las de calor extremo en el verano. Y a estas oleadas también se les pone nombre propio, para lo que se echa mano del acervo mitológico grecorromano. Por ejemplo: El anticiclón Cérbero -nombre mítico del cancerbero, el perro guardián del averno, el mostro tricefálico que aparecía en el infierno de la Divina Comedia de Dante- no es nada en comparación con lo que vendrá después. Él es el portero, detrás de él, la mansión infernal de Hades, o, en el imaginario popular, las calderas de Pedro Botero.

Hércules y el Cancerbero, Francisco de Zurbarán (1634)
 

    Se esperan, están pronosticados, 48 grados en algunos puntos de Italia. Olas terroríficas de calor extremo asolarán, están asolando ya, el sur de Europa y el noroeste de África. Está a la vuelta de la esquina que las temperaturas batan récords superiores a los 40 grados. España ha sido y será azotada durante días con temperaturas de hasta 45°C y durante la noche en gran parte del país no bajará de los 25°C, por lo que no se podrá dormir. 

     Y llegando al colmo de los colmos, una imagen de satélite captada por la misión Copernicus Sentinel reveló que la temperatura terrestre en la región de Extremadura había alcanzado los 60 grados.

 

    Las previsiones meteorológicas son infernales. Se intensifican las temperaturas... Los mapas meteorológicos se pintan de rojo fuego, se rompen los termómetros: Los meteorólogos/futurólogos italianos advierten que la próxima ola o tsunami de calor, llamada Caronte, en honor al barquero que traslada las ánimas de los difuntos a través de la laguna estigia al averno donde no vuelan los pájaros, elevará las temperaturas a 43 grados en Roma y 47 grados en la isla de Cerdeña. Las calderas infernales están preparadas. Los meteorólogos han sustituido a los virólogos en su papel de sembradores de pánico. 

 

 La barca de Caronte, José Benlliure (1909)

   Noticia terrorista: 'El anticiclón Caronte podría subir el termómetro a 48C/118F a medida que se intensifica la ola de calor en el Mediterráneo' (The Guardian). (16 de julio 2013) Más titulares frescos de otros medios: De España a Texas: cientos de millones de personas 'abrasadas' por el calor extremo; El calor y la contaminación vuelven al polen más agresivo y provocan un repunte de alergias; España es un horno: 15 grados por encima de lo 'normal'...

     Y, claro, gobiernos, agencias meteorológicas y periodistas terroristas nos informan de las alertas de salud emitidas mientras el calor abrasador abrasa, valga la redundancia, el sur de Europa, sobre todo a los países PIGS -cerdos en la lengua del Imperio- Portugal, Italia, Grecia y Spaña, que son por otra parte los preferidos por los turistas nórdicos que buscan el sol para salir de su largo y gélido invierno contumaz, como sugirió Bob Moran en plena pandemia, cuando iban buscando con su mascareta y su pasaporte sanitario de haberse inoculado el Sur. 

 

(Oh, por supuesto, cumplimos con todo porque solo queremos poder ir a un lugar cálido).
 
   Pero, si bien nos amenazan con las olas futuras e inminentes de calor, la amenaza no surte mucho efecto si no nos traen a la memoria también el pasado: la ola de calor extremo del año pasado, afirma taxativamente ahora uno de los periódicos más terroríficos y serios del mundo, el mencionado The Guardian, mató a más de 60 mil personas, exactamente 61.672 más de la cuenta, en una tasa de sobremortalidad inédita que se achaca al cambio climático de origen antropogénico, según descubrieron los científicos, en un desastre que se volvió más mortal debido a los gases de efecto invernadero que cuecen el planeta (sic), por lo que la ola de calor que nos invade y nos inunda puede matar a otras tantas personas por lo menos si no tomamos las debidas precauciones. El virus mata, la calor también. 
 
    ¿No será que lo que nos está matando, me pregunto yo, más que la calor y el virus, es la información desquiciada que se siembra para ocultar las cosas que pasan y para que cunda el pánico advirtiéndonos de estos peligrosos cocos inminentes a fin de que veamos cómo mira por nosotros y se preocupa de nuestra salud el Estado terapéutico?