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domingo, 10 de agosto de 2025

Reventón Térmico

    En verano hay pocas noticias, y los periódicos diarios tienen que salir todos los días, como su nombre indica, por eso recurren a las serpientes de verano: el monstruo del lago Ness o el canibalismo de nuestros ancestros de Atapuerca, por poner un ejemplo ya clásico y otro muy reciente. 
 
  
    En verano no hay liga de fútbol, las Cortes, tanto la cámara baja o parlamento de diputados y diputadas como la alta o senado de senadores y senatrices, disfrutan de sus merecidas vacaciones, lo mismo que los parlamentos autonómicos de las diecisiete Españitas y todos los ayuntamientos y consistorios municipales. ¿De qué vamos a hablar? ¿Del tiempo? No, de la climatología, que es más científico.
 
    No pasa casi nada, nada más que el verano, salvo algún reto viral de defecar en las piscinas o la práctica del balconing consistente en tirarse los turistas británicos alcoholizados por los balcones del hotel a la piscina. Por eso cuando coincidimos con el vecino en el ascensor y no tenemos nada de qué hablar recurrimos al trending topic de las olas de calor como la sufrida en la Vetusta de Clarín el pasado 8 de agosto de 2025: 23 grados centígrados a las 12,45 horas del medio día, achicharrante. 
 
23ºC en Oviedo a las 12:54 horas el 8 de agosto de 2025.  
  
    No pasa nada, salvo el verano, y por eso la noticia son las sucesivas olas de calor que se presentan con un lenguaje apocalíptico y se califican de “infernales”, "tropicales", "tórridas" y “catastróficas”. Como no hay noticias y como tiene que haberlas, los periodistas se las inventan. El miedo en este trance es harto socorrido. 
 
    Por eso ahora que el Río Sequillo, haciendo honor a su nombre, no lleva agua en su cauce, es decir, durante el estiaje que amarillea verdes prados y praderas provocado por la pertinaz sequía, ya no hay tormentas de verano, que es algo muy anticuado que no sorprendería a nadie porque siempre hemos oído hablar de ellas, sino algo mucho más inaudito y novedoso.
 
    Lo ha dicho la televisión: ahora hay "reventones térmicos", porque la climatología, que ya no da nada más de sí después de las DANAs, está que revienta: reventona. 
 
    Reventón es la acción y el efecto de reventar, destrozarlo y desbaratarlo todo no sin violencia. Al reventón le aplicamos el adjetivo culto de “térmico”, y ya tenemos climatología al canto para caso de emergencia.  
 
 
    Según la televisión omnipresente, la confluencia del aire frío de la atmósfera con el caliente de la corteza terrestre provoca dichos desajustes térmicos. Las comunidades autónomas están en alerta por temperaturas máximas, por lo que los meteorólogos advierten de los reventones que se pueden registrar en las Españas en plena ola de calor sin previo aviso. 
 
    Un reventón térmico (heat burst o microburst) es un fenómeno meteorológico peligroso caracterizado por una fuerte corriente descendente de aire, a menudo asociada a tormentas, que puede causar daños significativos debido a las fuertes ráfagas de viento que genera al chocar con el suelo. Se produce cuando una masa de aire frío y denso desciende desde una nube y se expande radialmente al impactar la superficie. 
 
  
    Estos "nuevos" fenómenos térmicos, más viejos que el catarro de Matusalén, son difíciles de predecir con precisión, incluso para los expertísimos meteorólogos de la AEMET, lo que aumenta su peligrosidad, generando vientos tan intensos y tan potentes como los de un tornado -la diferencia radica en el patrón radial o lineal del reventón, mientras que los tornados tienen un patrón curvo- causando daños tanto a las personas como a las cosas y bienes de las personas, pudiendo ser húmedos, con precipitaciones, o secos, si el chubasco se evapora antes de llegar al suelo.