martes, 18 de julio de 2023

El baile de las olas (y II)

-La ola de calor que nos invade. El caso es que, una vez normalizado el destape y 'gripalizado', Sánchez dixit, el coronavirus, tocaba hablar del tiempo atmosférico y del clima y la consiguiente crisis climática producida por el (re)calentamiento global del planeta, ese socorrido tópico o lugar común al que se recurre como tema de conversación en los ascensores cuando uno no sabe de qué hablar con los extraños que coinciden en tan reducido y claustrofóbico recinto montacargas.    

    Y llegan así las olas de frío polar en el invierno, y las de calor extremo en el verano. Y a estas oleadas también se les pone nombre propio, para lo que se echa mano del acervo mitológico grecorromano. Por ejemplo: El anticiclón Cérbero -nombre mítico del cancerbero, el perro guardián del averno, el mostro tricefálico que aparecía en el infierno de la Divina Comedia de Dante- no es nada en comparación con lo que vendrá después. Él es el portero, detrás de él, la mansión infernal de Hades, o, en el imaginario popular, las calderas de Pedro Botero.

Hércules y el Cancerbero, Francisco de Zurbarán (1634)
 

    Se esperan, están pronosticados, 48 grados en algunos puntos de Italia. Olas terroríficas de calor extremo asolarán, están asolando ya, el sur de Europa y el noroeste de África. Está a la vuelta de la esquina que las temperaturas batan récords superiores a los 40 grados. España ha sido y será azotada durante días con temperaturas de hasta 45°C y durante la noche en gran parte del país no bajará de los 25°C, por lo que no se podrá dormir. 

     Y llegando al colmo de los colmos, una imagen de satélite captada por la misión Copernicus Sentinel reveló que la temperatura terrestre en la región de Extremadura había alcanzado los 60 grados.

 

    Las previsiones meteorológicas son infernales. Se intensifican las temperaturas... Los mapas meteorológicos se pintan de rojo fuego, se rompen los termómetros: Los meteorólogos/futurólogos italianos advierten que la próxima ola o tsunami de calor, llamada Caronte, en honor al barquero que traslada las ánimas de los difuntos a través de la laguna estigia al averno donde no vuelan los pájaros, elevará las temperaturas a 43 grados en Roma y 47 grados en la isla de Cerdeña. Las calderas infernales están preparadas. Los meteorólogos han sustituido a los virólogos en su papel de sembradores de pánico. 

 

 La barca de Caronte, José Benlliure (1909)

   Noticia terrorista: 'El anticiclón Caronte podría subir el termómetro a 48C/118F a medida que se intensifica la ola de calor en el Mediterráneo' (The Guardian). (16 de julio 2013) Más titulares frescos de otros medios: De España a Texas: cientos de millones de personas 'abrasadas' por el calor extremo; El calor y la contaminación vuelven al polen más agresivo y provocan un repunte de alergias; España es un horno: 15 grados por encima de lo 'normal'...

     Y, claro, gobiernos, agencias meteorológicas y periodistas terroristas nos informan de las alertas de salud emitidas mientras el calor abrasador abrasa, valga la redundancia, el sur de Europa, sobre todo a los países PIGS -cerdos en la lengua del Imperio- Portugal, Italia, Grecia y Spaña, que son por otra parte los preferidos por los turistas nórdicos que buscan el sol para salir de su largo y gélido invierno contumaz, como sugirió Bob Moran en plena pandemia, cuando iban buscando con su mascareta y su pasaporte sanitario de haberse inoculado el Sur. 

 

(Oh, por supuesto, cumplimos con todo porque solo queremos poder ir a un lugar cálido).
 
   Pero, si bien nos amenazan con las olas futuras e inminentes de calor, la amenaza no surte mucho efecto si no nos traen a la memoria también el pasado: la ola de calor extremo del año pasado, afirma taxativamente ahora uno de los periódicos más terroríficos y serios del mundo, el mencionado The Guardian, mató a más de 60 mil personas, exactamente 61.672 más de la cuenta, en una tasa de sobremortalidad inédita que se achaca al cambio climático de origen antropogénico, según descubrieron los científicos, en un desastre que se volvió más mortal debido a los gases de efecto invernadero que cuecen el planeta (sic), por lo que la ola de calor que nos invade y nos inunda puede matar a otras tantas personas por lo menos si no tomamos las debidas precauciones. El virus mata, la calor también. 
 
    ¿No será que lo que nos está matando, me pregunto yo, más que la calor y el virus, es la información desquiciada que se siembra para ocultar las cosas que pasan y para que cunda el pánico advirtiéndonos de estos peligrosos cocos inminentes a fin de que veamos cómo mira por nosotros y se preocupa de nuestra salud el Estado terapéutico?

4 comentarios:

  1. La imágenes luciferinas animan el espectáculo y la mala conciencia facilitando la idiotez masificada a la que con tanto entusiasmo se dedican desde los 'media', configurando a golpes de imágenes lo que debe percibir esa audiencia expectante.

    Quienes realicen algo útil y con sentido no deben ser visibles ya que no son valores dignos para el terrorismo terapéutico que se practica en estos tiempos de acelerada producción de amenazas, con las que se ofusca la percepción y se activa la emoción, tarea nuclear de la industria que más emplea, entretiene y conforma la estupidez en este reino que nos consume con su múltiple oferta, permitiéndonos ser demócratas cada vez que 'likeamos' y aplaudimos, si encima votamos, el régimen bordado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acabo de leer esto: "La Organización Meteorológica Mundia (OMM)l habla de un aumento del riesgo de infartos debido a la ola de calor que está afectando al hemisferio norte y que se prevé que se intensifique esta semana." ¡Ya tenemos sustituto de la OMS,la OMM!.
      Gracias por el comentario. Me encanta lo de luciferinas aplicado a las imágenes, y cómo "a golpe de imágenes" luciferinas nos abrasan.

      Eliminar
  2. Muy bien lo de las olas de pornografía, virus y calor, pero echo en falta el análisis de la "ola reaccionaria" que nos invade. ¡Se te pasó, Guillermo!
    Por cierto, acabo de enterarme por la prensa, que "las olas de calor provocan que la inflación suba entre un 1% y un 1,5% anual, según el BCE", así que no sólo inflan los corazones hasta reventarlos, sino también los precios!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que se me pasó la "ola reaccionaria" que invade a toda Europa, pero habrá que esperar a que pasen las elecciones para analizarla y ver si nos invade o deja de invadirnos. Gracias por señalarlo.

      Eliminar