La periodista Fátima Uribarri se preguntaba en XLSemanal: ¿De dónde venimos los europeos? Buena pregunta. La respuesta no nos la daba ella, nos la daba, según ella, la Ciencia: El subtítulo responde misteriosamente: Los yamnayas tienen la respuesta. Y el disparate que trata de llamar nuestra atención conectándonos con la actualidad de la guerra: Todos (los europeos) somos ucranianos. Ya éramos ucranianos, al parecer, aun antes de que existieran Ucrania y Europa.
Debajo del pretencioso titular “Todos somos ucranianos”, se lee lo siguiente: Estudios recientes corroboran que el origen genético y lingüístico indoeuropeo procede de los yamnayas, un pueblo guerrero que partió de las estepas del Sur de Rusia y Ucrania en la edad del cobre y se expandió por Europa y Asia. De ellos venimos.
(...) Su expansión en el tercer milenio antes de Cristo, en la Edad del Cobre, por Europa y Asia es la responsable de una firma genética común, porque los pastores yamnayas se mezclaron con las poblaciones locales y fueron los hablantes de un primigenio protoindoeuropeo, germen de muchas lenguas modernas; entre ellas, el castellano.
Puede decirse que en la actualidad la mitad aproximadamente de la población mundial habla una lengua de origen indoeuropeo; entre las más habladas están el inglés, que es la lengua del Imperio, el castellano, el portugués, el hindi, el bengalí y el ruso. Pero no se olviden que hay otra mitad del planeta que habla otras lenguas como el árabe, el chino o el japonés, y otras muchas más, que no proceden del tronco indoeuropeo.
La lengua rusa y la ucraniana, son, según Villar Liébana (Los indoeuropeos y los orígenes de Europa,
edit. Gredos, 1996), dos lenguas hermanas de las tres variedades lingüísticas de las
lenguas eslavas orientales (la tercera es el bielorruso), procedentes de la rama, utilizando la metáfora del árbol, de las lenguas eslavas indoeuropeas, como
demuestran algunas similitudes lingüísticas. Por ejemplo la palabra
indoeuropea *bhráter (hermano) se dice en bielorruso, ucraniano y gran ruso brat, y su correlato femenino *swesor (hermana) se dice sestrá. Enseguida nos resuenan las correspondencias de otras lenguas indoeuropeas, como las latinas frater y soror y anglogermánicas brother/Brüder y sister/Schwester de aquellos étimos que escribimos con un * delante que quiere decir que son términos reconstruidos por el método comparativo.
Más adelante, volviendo al susodicho artículo, se dice que las raíces indoeuropeas vienen de las estepas de Ucrania... y de Rusia, por lo que no puede generalizarse como se ha hecho más arriba atribuyéndole la exclusiva del origen de Europa solo a Ucrania.
Todas las áreas geográficas que a finales de la Edad de Bronce y durante la Edad de Hierro hablaban lenguas indoeuropeas –desde el sur de Siberia, la India y casi toda Europa– tienen ascendencia yamnaya.
Si leemos el artículo hasta el final, veremos que los europeos actuales tenemos ADN de varios grupos: africanos, lo primero de todos, de los primeros cazadores y recolectores llegados de África; de los agricultores y ganaderos neolíticos, lo segundo, que vinieron posteriormente desde Mesopotamia y Anatolia, y, finalmente, de los yamnayas, llamados así porque yamna significa "sepulcro" en ruso y ucraniano.
De los yamnayas, identificados con los ucranianos (y rusos, no se olvide), se nos dice en el artículo que: Con su habilidad en la doma de caballos y el uso del carro se hicieron predominantes e introdujeron una sociedad jerarquizada.
Serían, por lo tanto, responsables de la jerarquía y del patriarcado, así como quizá también, apunto yo, de la esclavitud. Así las cosas, y volviendo de nuestros orígenes remotos a lo de hoy, no se entiende, sin embargo, cómo es que
los ucranianos a estas alturas no están integrados de pleno derecho en
la Unión Europea, y de paso en la Alianza Atlántica, como ordena y manda Dios (o sea el
tío Sam, que en Dios, o sea en el Dolar su fe deposita y su confianza) .
Si todos los europeos somos ucranianos,
debemos vitorear a nuestro Líder Supremo, el Servidor del Pueblo, nuestro presidente Volodimir Zelenski, acelerarle el deseado ingreso en la OTAN/NATO y otorgarle ya la presidencia de la Comisión Europea, maldiciendo al malvado y pérfido Zar-Putín ruso, y empuñar las armas contra él, porque
ellos, los rusos, no son europeos y, por lo tanto, no son ucranianos.
Deberíamos preguntarnos los europeos adónde vamos, o mejor adónde nos están llevando nuestros gobernantes. Raúl Ventoso.
ResponderEliminarUcrania es un engaño más que se suma así a la larga lista: desaparecida la entelequia del virus asesino, toca ahora convencernos de que hacemos la guerra por la paz. Gracias por el comentario.
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