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viernes, 8 de marzo de 2024

Un poco de todo, de todo un poco.

     (Publico esta reflexión anónima que comparto y considero de gran interés, e incluyo un breve vídeo manipulado y un par de memes del médico epidemiólogo que nos metió el virus por la pequeña pantalla en todos los hogares durante la pandemia, imágenes de carácter satírico y humorístico por aquello de que hay que combatir la seriedad de los que mandan con la risa y reírse de ellos, como decía el sofista Gorgias, y la risa a su vez con la seriedad tomándola muy en serio, como estas reflexiones generales de hondísimo calado).

 

     "Si la Covid supuso la escenificación y representación del desarrollo y liberación del SARS-CoV-2, los mortíferos protocolos hospitalarios, las normativas gubernamentales que bloquearon el acceso a medicamentos seguros, el cómico y rentabilizado negocio del enmascaramiento y la acelerada fabricación de productos transgénicos sin importar los peligros ni el supuesto objetivo sino la dimensión del ensayo y el nuevo mercado vacunal abierto, la IA exige consolidar e implementar rentabilidades mejoradas una vez consolidado el ensayo a gran escala. 

 

    El complejo industrial militar ante todo necesita fabricar y vender armamento, convencional y más inteligente, para destruir países y abrir oportunidades de inversión en la posterior reconstrucción. 

     La industria farmacéutica sigue el mismo modelo aplicado a las mentes y los cuerpos. 

     La industria alimentaria no se conforma con hacer que los alimentos sean adictivos e ignorar la nutrición, también quiere lanzarse a la alocada y libre producción de organismos genéticamente modificados bajo la tutela de la IA deshaciéndose de los agricultores. 

    Las empresas de redes sociales prometen conexión, encuentro y participación, abocando a las personas a la soledad, la ansiedad y la depresión, generando la demanda farmacológica a la que la psiquiatría dará cumplida satisfacción. 


    Las sinergias establecidas y la propaganda mediática pretenden mantener la dinámica entreteniendo y/o desesperando a la audiencia en colectivos separados y abiertos con la única opción de transitar del entretenimiento a la desesperación y viceversa, son las únicas opciones de la artificial inteligencia." 

OooO

     (No podía faltar hoy, 8 de marzo, día internacional en que se festeja a la mujer (trabajadora) -'international women's day', en la lengua del Imperio- y bajo el título de esta entrada de "un poco de todo, de todo un poco", una reflexión a propósito, que suscribo, aunque no es de mi cosecha, y que acompaño con una ilustración de Bob Moran).

    "En el PSOE solicitan ampliar el código ético interno del partido incorporando «el rechazo explícito al ultrajante negocio de la prostitución». Es todo un detalle onomástico para la celebración del 8M, aunque con el foco puesto en oficio tan rancio nunca llegarán a incorporar el rechazo explícito del ultrajante y evolucionado negocio de este capitalismo, donde todo trabajador, visto desde la perspectiva de los recursos humanos, no deja de ser una puta y como tal así será tratado, y toda puta, por lo mismo no deja de ser un trabajador.

    Hay meretrices que haciendo política partidista ni siquiera llegan a apercibirse."

    

domingo, 20 de agosto de 2023

Medicina letal

    Una serie de entretenimiento recién estrenada en la exitosa plataforma de una empresa de streaming estadounidense muy popular en el universo mundo, titulada Medicina letal entre nosotros y en la lengua del Imperio Painkiller, literalmente 'matadolores', y más propiamente '(medicamento) analgésico', dicho en griego con el prefijo negativo an-, la raíz algos/alges 'dolor', y la terminación -ico, propia de los adjetivos, pretende ser, además una denuncia que puede servir para mostrarnos el rostro verdadero e inquietante, debajo de la mascarilla sanitaria, de la industria farmacéutica y la medicina en general, si no fuera porque no se refiere a la actualidad, sino al pasado.

    Se centra en la comercialización de un fármaco de la familia de los opioides, la oxicodona, bajo la marca OxyContin, que se utiliza en el tratamiento del dolor, y que convirtió en dependientes, altamente adictivo como es, a miles de estadounidenses que lo consumieron como droga de uso común triturándolo y esnifándolo, a los que se llevó por delante, sin ser enfermos terminales, al otro barrio, so pretexto de paliarles sus dolores. 

    Basado en hechos reales, cada episodio comienza con el testimonio conmovedor de una de las familias de las víctimas.

    El poderoso clan Sackler, director de los laboratorios Purdue Pharma, decide enriquecerse comercializando dicho producto, desencadenando una de las crisis de salud pública más graves de América del Norte. Los médicos recetaban OxyContin  a troche y moche, y los pacientes se volvían dependientes. 

    Las visitadoras médicas que aparecen, jóvenes y atractivas, reciben bonificaciones de la empresa no por el número de batas blancas que convenzan, sino por la cantidad de recetas que cada médico visitado prescribía. La información que se da del mágico producto es que es seguro, eficiente, no adictivo y sin efectos adversos secundarios. 

    La FDA (Food and Drug Administration, la Administración de Alimentos y Medicamentos norteamericana) autorizó OxyContin en 1995. Este medicamento liberaba una dosis continua de oxicodona durante  doce horas. En 2004 era el fármaco del que más se abusaba en los Estados Unidos, por lo que en 2007 había generado 35.000 millones de dólares de beneficios par la empresa Purdue Pharma que lo comercializaba, según leemos en Salud y Fármacos.

     Lógicamente, a la industria farmacéutica no le interesaba que murieran sus clientes, sino que se convirtieran en pacientes crónicos, y, por lo tanto, clientes de por vida, como tampoco le interesaba curarlos, porque entonces dejaban el consumo del producto y disminuían sus ingresos. El hecho de que el fármaco tenga efectos adversos se considera normal e inherente a cualquier medicamento.

     Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC Centers for Disease Control and Prevention) norteamericanos, doce millones de estadounidenses se volvieron dependientes de este opiáceo, que sería responsable, cada año, de más de 45.000 muertes prematuras por sobredosis.

    El fármaco se comercializa actualmente en nuestro país, pero, según El Español, no corremos peligro de que suceda lo mismo que en los Estados Unidos, donde los muertos por sobredosis superan ya los quinientos mil, medio millón, ya que aquí "hay un control exhaustivo gracias a las recetas, donde se registran los consumos y saltan las alertas cuando el paciente ya está tomando opioides", lo que resulta muy tranquilizador, pese a que el consumo se ha duplicado en las Españas. Podemos dormir tranquilos: aquí no habrá una ola de muertos como en USA.

    Hoy nadie discute las causas de este escándalo, que ya es historia, de unas prescripciones excesivas e inapropiadas asociadas a la promoción farmacéutica no controlada por unas autoridades sanitarias que no eran ajenas a los sobornos. Pero no nos preocupemos, parece decirnos la serie, distrayéndonos de nuestras preocupaciones, cualquier parecido con la realidad que estamos viviendo ahora y con los laboratorios Pfizer, Moderna y AstraZeneka, por ejemplo, es pura coincidencia.