domingo, 25 de agosto de 2024
Public Health Emergency of International Concern
sábado, 17 de agosto de 2024
Serpientes de verano
lunes, 15 de julio de 2024
Vuelven a la carga
sábado, 6 de abril de 2024
Contra la OMS
miércoles, 29 de noviembre de 2023
Expertos virólogos
viernes, 3 de noviembre de 2023
La Enfermedad "X"
miércoles, 7 de junio de 2023
Contra la Organización (erre que erre)
Una publicación del Parlamento Europeo de fecha 25 de septiembre de 2020, cuando estábamos inmersos o, mejor, sumergidos involuntariamente en plena pandemia decretada por la Organización Mundial de la Salud (en adelante, la Organización a secas), por lo que no le prestamos mucha atención al dato, reveló que la Organización tenía conflicto de intereses.
Conviene aclarar este concepto de “conflicto de intereses” antes de seguir adelante y que se nos tache de complotistas o conspiracionistas paranoicos por denunciar lo que es en toda regla un complot o una conspiración. Es fácil de entender y se comprende enseguida el concepto: Los conflictos de interés son situaciones en las que se entrecruzan el interés humanitario que declara una persona o una institución para justificar sus acciones o decisiones y el interés secundario subyacente y no confesado, por otra parte, que es el principal y que se mantiene oculto porque es de tipo económico o, lo que es lo mismo, personal y privado, por aquello que ya decía Píndaro de que el hombre es dinero, lo que implica que también sea político. A la Organización nuestra salud no le importa lo más mínimo, o le importa un carajo, sólo le preocupa el fetiche biempensante de la Salud Mundial tras el que se parapeta.
Según esto, el interés primario o declarado de la Organización sería, como su nombre indica en la lengua el Imperio, la “world health”, es decir, la salud del mundo o del globo, como dicen ahora como si hiciera falta insistir en la redondez del planeta, para que no se les tache de terraplanistas, pero el interés secundario y no confesado es acrecentar su peculio económico y por lo tanto su capital también político, porque lo uno va ligado inextricablemente con lo otro, lo que consiguen gracias a los mecenas que financian su labor.
¿Quiénes son esos filántropos? Pues bien, la susodicha publicación oficial del engendro belicista de la Unión Europea dice literalmente: «La OMS está financiada en un 80% por donantes privados y en un 20% por contribuciones de los Estados miembros. La Fundación Bill Gates, que es uno de los mayores defensores de los organismos modificados genéticamente del mundo, es ahora uno de sus principales colaboradores…».
La Organización, por lo tanto, es una entidad privada, subvencionada en un 80% con capital privado y sólo en un 20% con dinero público de los Estados miembros. Conviene decirlo porque mucha gente ingenua cree todavía que la Organización es una institución pública y benéfica, una suerte de hermanita de la caridad sin ánimo de lucro, cuyo interés es, como su nombre indica, la salud y bienestar de la gente.
Independientemente del origen del dinero público o privado, la Organización es una institución non sine animo lucrandi, que aspira, sin embargo, a imponer su política sanitaria a todo el planeta so pretexto de salvar a la Humanidad de futuras pandemias reales o imaginarias, para el caso da igual, cosa que ya hizo con la servidumbre y complicidad vasallática de la mayoría de los gobiernos durante estos tres años pasados.
El caso es que la Organización ha firmado el 5 de junio en Ginebra con la Comisión Europea “una iniciativa histórica para fortalecer la seguridad sanitaria mundial”, según su rimbombante nota de prensa. La Organización quiere hacer extensible a sus estados miembros el pase digital europeo, convirtiéndolo en un "bien público global".
Este futuro sistema global de certificación pretende ayudar a facilitar la movilidad y proteger a los ciudadanos de todo el mundo contra las amenazas actuales y futuras para la salud. El proyecto es crear un certificado digital internacional “de buena salud” expedido por la Organización, incluyendo la cartilla digital de vacunación. Los amantes del control por el control están de enhorabuena.
La Unión Europea establece un estándar mundial con 80 países y territorios conectados al certificado digital, que facilitaría los viajes y el turismo internacional, unos viajes y un turismo que previamente se restringirán cuando se declare una pandemia o cualquier otra emergencia sanitaria, que puede ser climática, por ejemplo también.
viernes, 26 de mayo de 2023
La Organización ataca de nuevo
martes, 9 de mayo de 2023
Haciendo balance: peor el remedio -el inóculo- que la enfermedad.
Ahora que la OMS da por finiquitada la catastrófica pandemia universal, y que el BOE, o sea El País sentencia en su editorial del ocho de los corrientes titulado el “Fin oficial de la covid” (sic, en femenino) que hemos dejado atrás la mayor amenaza sanitaria que ha tenido que afrontar la humanidad desde la mortífera gripe de 1918 (tal cual), es hora de hacer balance.
El editorialista de El Periódico Global se deshace en elogios apologéticos de la 'vacuna'. No es extraño cuando, consultando la página de las subvenciones de la Bill and Melinda Gates Foundation, comprobamos que Ediciones El País, S.L. recibió en octubre del año pasado una cuantiosa subvención de 1.205.016 (un millón doscientos cinco mil dieciséis) dólares norteamericanos a fondo perdido por su contribución a la “Global Health and Development”, o sea al Desarrollo y la Salud Mundial, a través de la “Public Awareness and Analysis”, es decir, gracias al análisis y a la concienciación pública que lleva a cabo la línea editorial del rotativo.
El editorialista lamenta, claro está, que las eficientes (?) 'vacunas' no llegaran a todo el globo y que los países pobres, donde la mortalidad fue por cierto bien escasa, se hayan quedado desprovistos de ellas, pobrecitos: Pero no hay que olvidar que muchos países pobres siguen desprotegidos por falta de vacunas, lo que constituye uno de los fracasos más lamentables de la estrategia mundial contra la pandemia. Fue un gran hito desarrollar vacunas eficaces en tan poco tiempo, pero ese éxito científico -le faltó también el eufemismo 'letalis'- no se ha completado con una estrategia justa de distribución en el ámbito planetario.
El éxito se debe a que hemos alcanzado un grado de inmunidad (les ha faltado decir 'rebañega') inducida por las vacunas o por la respuesta natural a la infección suficientemente amplio como para mantener el patógeno bajo control. Admiten al menos -les ha costado, pero lo admiten al fin y a la postre- que la inmunidad no se debe exclusivamente al inóculo, sino también a la respuesta natural, es decir, a la exposición al virus, una exposición que, so pretexto de protegernos, nos prohibieron a nosotros encerrándonos 99 días y sus respectivas 99 noches aquí en España, por poner el caso, donde padecimos uno de los confinamientos más severos del mundo, según palabras de nuestro propio presidente que lo decretó sin empacho y que nos vendió que la vacuna era la libertad. Lo dijo tres veces quizá por aquello de que no bastaba una dosis, sino tres.
Sin embargo nuestro benemérito Periódico Global advierte, citando a la propia Organización, también subvencionada por la mentada Fundación del señor y la ex señora Gates, lo siguiente: La extinción de la emergencia según la OMS no elimina las secuelas de la pandemia, entre ellas la covid persistente. Bonita contradicción: oficialmente ha finalizado, pero, sin embargo, persiste "la" covid persistente, valga la redundancia: Afecta a entre el 10% y el 15% de las personas infectadas, incluidas muchas que ni siquiera tuvieron que ser hospitalizadas. Se trata de un cuadro muy amplio de afecciones, que aqueja mayoritariamente a personas de entre 30 y 50 años. En España puede alcanzar a 1,5 millones de personas, muchas de ellas aún por diagnosticar. Todavía se investigan las causas, pero la hipótesis más plausible es que persisten en el organismo partículas virales que provocan una respuesta inflamatoria permanente con muy diferentes y a veces graves afecciones, también en el ámbito de la salud mental.
¿No será, me pregunto yo, que lo que persiste no es "la" covid, sino las secuelas de la 'vacuna'? ¿No será que ha sido peor el remedio -la inoculación- que la enfermedad?
La mortalidad ha sido baja en todos los países del mundo pese al dato que manejan la ONU y la propia OMS de que las muertes por covid-19 sumarían quince millones en los dos primeros años de la pandemia.
Según el editorial que estamos comentando de nuestro benemérito Periódico Global, alias El País: A día de hoy ha dejado un balance de 765 millones de contagios notificados —la cifra real nunca se llegará a saber— y 6,9 millones de muertes oficialmente registradas, aunque la propia OMS estima que la cifra real supera los 20 millones.
Muy significativo el inciso entre guiones de que la cifra real nunca llegaremos a saberla.
Si hubo un exceso de mortalidad fue de ancianos, personas con problemas cardiovasculares y respiratorios a los que se les dejó morir literalmente porque se dijo, falsamente, que no había tratamiento para sus dolencias hasta que no saliera una vacuna. El inóculo salió deprisa, corriendo y mal, con carácter experimental y no impedía contagiarse ni transmitir la enfermedad. Como la gente se inoculó mayoritariamente y pilló la enfermedad, cuya letalidad era baja, se difundió la idea de que la sospechosa sustancia protegía de las formas graves y de la muerte, hasta que se fue viendo que tampoco eso era verdad, aunque algunas almas cándidas creyeron que gracias al inóculo habían sobrevivido y salvado su vida y se dijeron aliviadas: ¡Menos mal!
A la hora de hacer balance, salta a la vista que ha sido peor el remedio, insisto, que la enfermedad. Y con el remedio me refiero a la salvífica 'vacuna', auténtica hostia consagrada, y a las medidas que impusieron la mayoría de los gobiernos, salvo el sueco y pocos más, que no sirvieron para nada bueno, la verdad.
Hoy esa “nueva” enfermedad se llama gripe, bronquitis, catarro, neumonía, trancazo, y se puede tratar como siempre se han tratado esas enfermedades, sin recurrir a ningún producto experimental mágico y maravilloso, que al final ha resultado que no sólo no era eficaz y seguro, como cacareaban al unísono políticos, periodistas orgánicos y personajones de la tele, sino francamente tóxico, lo que se traduce, ahora sí, en un aumento de la mortalidad por causas desconocidas que nadie se explica, así como en un incremento de miocarditis, trombosis, accidentes cerebrovasculares, embolias, cánceres, además del aumento significativo de la esterilidad que afecta tanto a varones como a mujeres.
Habrá que tener cuidado con la articulación de ese "mecanismo de gobernanza y solidaridad global" que proponen y es como para echarse a temblar ante una eventual amenaza futura mortífera siempre por venir.
domingo, 7 de mayo de 2023
THE pandemic END
sábado, 8 de abril de 2023
De la invención de enfermedades y de las presiones de la Industria Farmacéutica (y II)
2º.- De las presiones de la Industria Farmacéutica:
Más jugosa,
si cabe, resulta la entrevista que el presentador estrella de la Sexta, Jordi Évole, le
hace dentro del mismo programa, que puede verse completo aquí, al que fuera Director General de Salud Publica del Ministerio de Sanidad y Política Social de 2008 a 2013, durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, el señor
Ildefonso Hernández a propósito de la epidemia que no cuajó como pandemia de la Gripe A. (Transcribo sólo desde el minuto 30 hasta el 33, pero toda la entrevista es bastante enjundiosa y no tiene desperdicio).
Entrevistador. -Tú eras el Director General de Salud Pública en un momento crítico como cuando surgió el tema de la Gripe A.
Ildefonso Hernández. -Sí.
Entrevistador.-¿Recibisteis muchas presiones para comprar la vacuna de la Gripe A?
Ildefonso Hernández. -Bueno, había presiones por todos los lados. Había la presión hasta de los medios de comunicación, la pregunta de si va a haber vacunas para todos. Había la presión a nivel de la Unión Europea porque había países productores en algún caso que fomentaban el que la decisión conjunta fuera comprar el cien por cien de vacunas, es decir, vacunas para el conjunto de la población. Y había presiones desde distintos ángulos.
Entrevistador.-¿Recibiste presiones en ese momento por parte de la industria farmacéutica?
Ildefonso Hernández. -Las empresas farmacéuticas querían conseguir la máxima rentabilidad de su vacuna pandémica. Por lo tanto, lo que querían era acelerar los contratos, conseguir el número máximo de vacunas, poner alguna cláusula que tal vez... por ejemplo, los efectos sec-... adversos de la vacuna no fueran responsabilidad del laboratorio...
Entrevistador. -Ah o sea además: estar con las manos limpias si pasaba algo.
Ildefonso Hernández. --Bueno, cada uno intenta pues poner las cláusulas que cree convenientes para sus intereses.
Entrevistador.-Y esa no coló.
Ildefonso Hernández. -No.
Entrevistador.-¿Costó que no colase?
Ildefonso Hernández. -Bueno siempre, estas cosas cuestan siempre, sí.
Entrevistador.-¿Cuánto dinero público nos gastamos al final en prevenir la famosa gripe A?
Ildefonso Hernández. -En conjunto unos en torno a los 98 millones de euros.
Entrevistador.-¿98 millones de euros que fueron a parar a un laboratorio farmacéutico?
Ildefonso Hernández. -No, a varios.
Entrevistador.-A varios, se lo tenían repartido. Y con todas esas vacunas que no se pusieron ¿qué se hizo?
Ildefonso Hernández. -Bueno, todos los fármacos, cuando no se utilizan, después se destruyen.
Entrevistador.-A toro pasado sobre el tema de la gripe A, ¿tú crees que la industria os coló un gol como gobierno?
Ildefonso Hernández. -(Silencio significativo y meditativo)... No estoy seguro... Yo lo que he aprendido de esta situación es que casi todas las instituciones que están implicadas tienen que revisar su funcionamiento y tienen que mejorar su imparcialidad y su independencia, empezando por la Organización Mundial de la Salud...
Entrevistador.- ...Que ahí no estuvo muy independiente.
Ildefonso Hernández.- Bueno, la persona que era la responsable del programa Gripe de la Organización Mundial de la Salud después pasó a la Industria. De hecho es una persona que me contactó como unos seis meses antes de la pandemia de Gripe A, ofreciéndome vacunas prepandémicas... Y me dijo doctor Hernández, no sé si se acuerda de mí que yo estaba en la OMS y ahora estoy en tal empresa y tenemos unos productos que pueden ser interesantes...
Entrevistador.- ¡Qué bien!, ¿no?
Ildefonso Hernández.- Bueno, es sorprendente.
domingo, 13 de noviembre de 2022
Breve memoria histórica (tercera y última parte)
Hemos visto que el salvífico suero no protege al individuo contra la enfermedad y no previene su transmisión comunitaria tampoco, no cumpliendo por lo tanto ninguna de las dos funciones esenciales asignadas tradicionalmente a una vacuna.
Si la inutilidad o falta de necesidad fuera su único defecto, no sería algo demasiado dramático ni trágico. Sin embargo, a esta inutilidad hay que añadir, lamentablemente, numerosos y graves efectos indeseables, que se han dado en llamar 'secundarios' dando a entender que no son 'primarios' o deseados. También se han denominado 'colaterales', con expresión tomada del periodismo bélico, y 'marginales' en lugar de 'directos', minimizando su importancia. Entre estos efectos se encuentran no solo numerosas enfermedades, sino también la muerte, hasta el punto de que el riesgo de morir en caso de aparición de uno de ellos es mayor que el de morir por la enfermedad del virus coronado en caso de haber contraído los síntomas del síndrome.
El reconocido cardiólogo británico Assem Malhotra, basándose en estudios israelíes y estadounidenses con datos claros y precisos, afirma que hay un aumento del 25% en ataques y paros cardíacos asociados a la inoculación y no a la enfermedad del virus coronado, por lo que aquella provoca más daño que protección no solo a los jóvenes sino también a los mayores de 60 años, y propone que se suspenda el proceso de inmediato. La primera parte del estudio puede consultarse aquí y la segunda parte aquí.
En conclusión, estamos en presencia de unos productos que no protegen de la enfermedad, no evitan su transmisión y que, además, provocan efectos adversos graves, incluida la muerte. No es inocente el hecho de que hayan sido denomiandos 'vacunas', cuando pueden llamarse con mayor razón 'quimioterapia'.
Y si sabemos que la terapia en cuestión es una nueva terapia génica (ARNm) diferente de las vacunas ordinarias, que se comercializó precipitadamente, sin pasar por todas las fases ordinarias de ensayo y control, que se autorizó sobre la base de estudios chapuceros realizados únicamente por los fabricantes del producto, estaba al alcance de cualquier persona sensata considerar que la sustancia en cuestión podría tener efectos secundarios nocivos, cuando no peligrosos como enfermedad, discapacidad e incluso la muerte.
No olvidemos a la señora Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que tomó la iniciativa de realizar pedidos con la mayor opacidad de 4.500 millones de dosis de “vacunas Cóvid” para los súbditos de la Unión, cuando somos cuatrocientos cincuenta millones los habitantes de la Comunidad Europea, lo que implica que compró diez dosis para cada súbdito, y lo hizo por la suma colosal de 71.000 millones de euros de dinero público. El precio inicial de cada dosis pasó de repente de 4,50 euros a 19,50 euros que cuesta ahora.
¿Nos libraremos algún día de la esclavitud impuesta por la codicia de los poderosos cuyo único objetivo es maximizar sus ganancias a costa de humanos sacrificios?
Tres imágenes para el recuerdo y una reflexión final: