El Estado de alarma se declaró en las sufridas diecisiete Españas el 14 de marzo del año del Señor de 2020. Reflexionaba a propósito el otro día El Periódico Global(ista), portavoz del Gobierno, alias El País, en su artículo editorial sobre los cinco años que han transcurrido ya desde “el estallido de la covid-19” utilizando una significativa metáfora bélica -el 'estallido'- más propia de la guerra que del bombazo periodístico.
Comenzaba diciendo: "Es necesario reflexionar sobre las secuelas que aún persisten de aquella catástrofe y sobre lo que se ha hecho para que no se repita". Reflexionemos, pues.
La pandemia ha sido “una de las tragedias colectivas más traumáticas que haya vivido España desde la Guerra Civil”. Ahí queda esa frase grandilocuente para la Historia oficial y las nuevas generaciones. No se hace ninguna autocrítica a la labor de terrorismo periodístico consistente en sembrar el miedo para que cunda el pánico llevada a cabo por los medios de formación de masas.
Dice el editorialista: “Impresiona también tomar conciencia de la rapidez con la que hemos pasado página de un acontecimiento que paralizó la economía y ha causado más de siete millones de muertes en el mundo, 120.000 en España, según los registros oficiales”. Ya hemos comentado que estas cifras no son ciertas, y que, aunque lo fueran, no son significativas ni justifican que se tomaran las medidas draconianas que se tomaron y que, en lugar de aminorar la gravedad de la situación, la exacerbaron.
Continúa diciendo el periódico progresista que “A pesar de las medidas extraordinarias de aislamiento social, que provocaron un verdadero trauma colectivo, el número de fallecidos diarios fue subiendo dramáticamente hasta alcanzar el pico de 950 el día 2 de abril”. Dice el periódico “a pesar de las medidas extraordinarias”, y cabe preguntarse si no fue,justamente, gracias a ellas.
Se preocupa El Periódico Global(ista) por las secuelas de la crisis que hay que atender. Y entre ellas, destaca, cómo no: La covid persistente, “un cuadro complejo que no recibe la atención adecuada. Un estudio internacional estimó unos dos millones de casos en España. Los afectados se sienten abandonados”. Resulta que son más las víctimas de la persistencia de la covid, la práctica totalidad inmunizados, que las víctimas mortales de la enfermedad, lo cual no es poco elocuente y significativo.
Ya hemos dicho que no hay ninguna autocrítica, pero tampoco ninguna crítica de la función de personajes como Anthony Fauci o Ursula von der Leyen, por citar solo dos nombres propios, ni del papelón ominoso de la OMS, de la que se deshace en elogios destacando “la importancia de tener una autoridad como la OMS que permita compartir conocimiento fiable y coordinar la respuesta internacional, especialmente con respecto a los países más vulnerables y con menos recursos, los virus no conocen fronteras”.
Estamos mucho peor, dice El Periódico Global(ista) porque EE.UU. ha abandonado la OMS, seguido de Italia y Argentina, al revés que España que le ha endosado sesenta millones de euros de nuestros impuestos para colocar allí a la médica y madre (¡que-la-parió!) de la ministra sanitaria, siendo ese organismo el responsable máximo de que la epidemia se convirtiera en pandemia al cambiar el significado de esta última palabra y eliminar el factor de 'letalidad' asociado a ella. Se lamenta por que “la desinformación y el negacionismo tienen ahora instrumentos más poderosos de difusión”, con lo que está implícitamente defendiendo la política de los gobiernos de pretender imponer la censura para silenciar las voces críticas y disidentes.
Lo que resulta más emotivo es cuando dicen que “el aniversario de la catástrofe sanitaria debe servir para recordar que Europa sigue siendo un refugio de racionalidad, eficacia en la respuesta y solidaridad. Siendo conscientes de todo lo que hay que mejorar, debemos hacer todo lo posible por preservarlo”. ¿Europa, supongo que se refiere a la Unión Europea, que no es lo mismo, es un refugio de racionalidad, eficacia en la respuesta y solidaridad? No me lo creo.
Con el estado de emergencia que desató el pánico, provocando a su vez el colapso de hospitales y residencias, la aplicación de protocolos nefastos y la suspensión de la atención médica, bastó para conducir la informada pandemia mediante la aplicación arbitraria de las PCRs. Como señalaba Fabio Vighi en su artículo del 16 agosto 2021, Una profecía autocumplida: Colapso sistémico y simulación de pandemia (https://thephilosophicalsalon.com/a-self-fulfilling-prophecy-systemic-collapse-and-pandemic-simulation/): «La prueba PCR [fue] el motor de la pandemia. Funciona a través de los infames 'umbrales de ciclo': a cuantos más ciclos se haga, más falsos positivos (infecciones, muertes por Covid) producirá, como admitió temerariamente incluso el gurú Anthony Fauci cuando afirmó que los hisopos no tienen valor por encima de 35 ciclos. Ahora bien, ¿por qué durante la pandemia se llevaron a cabo de forma rutinaria amplificaciones de 35 ciclos o más en laboratorios de todo el mundo? Incluso el New York Times, que ciertamente no es una guarida de peligrosos negadores de Covid, planteó esta cuestión clave el verano pasado. Gracias a la sensibilidad del hisopo, la pandemia puede abrirse y cerrarse como un grifo, lo que permite al régimen sanitario ejercer un control total sobre el 'monstruo numerológico' de casos y muertes por Covid, los instrumentos clave del terror cotidiano».
ResponderEliminarY en ese mismo artículo tambien señala: «Los inmensos conflictos de intereses entre los depredadores de la industria farmacéutica, las agencias médicas nacionales y supranacionales, y los cínicos ejecutores políticos, son ahora un secreto a voces.
EliminarEl 19 de septiembre de 2019: Donald Trump firma la Orden Ejecutiva 13887 (https://www.govinfo.gov/content/pkg/DCPD-201900631/pdf/DCPD-201900631.pdf ), por la que se crea un Grupo de Trabajo Nacional para la Vacuna contra la Gripe cuyo objetivo es desarrollar un «plan nacional de 5 años para promover el uso de tecnologías de fabricación de vacunas más ágiles y escalables y acelerar el desarrollo de vacunas que protejan contra muchos o todos los virus de la gripe». Se trata de contrarrestar «una pandemia de gripe», que, «a diferencia de la gripe estacional [...] tiene el potencial de propagarse rápidamente por todo el planeta, infectar a un mayor número de personas y causar altas tasas de enfermedad y muerte en poblaciones que carecen de inmunidad previa». Como alguien adivinó (https://www.youtube.com/watch?v=wV9Rl6d2Mys ), la pandemia era inminente, mientras que en Europa también estaban en marcha los preparativos (https://ec.europa.eu/health/vaccination/ev_20190912_en y https://www.who.int/news-room/events/detail/2019/12/02/default-calendar/global-vaccine-safety-summit )
Si la industria militar necesita guerras, la industria farmacéutica necesita enfermedades. No es casualidad que la 'salud pública' sea, con diferencia, el sector más rentable de la economía mundial, hasta el punto de que las grandes farmacéuticas gastan en grupos de presión tres veces más que las grandes petroleras y dos veces más que las grandes tecnológicas ( https://www.statista.com/statistics/257364/top-lobbying-industries-in-the-us/#:~:text=Leading%20lobbying%20industries%20in%20the%20U.S.%202020&text=In%202020%2C%20the%20pharmaceuticals%20and,million%20U.S.%20dollars%20on%20lobbying ). La demanda potencialmente interminable de vacunas y brebajes genéticos experimentales ofrece a los cárteles farmacéuticos la perspectiva de flujos de beneficios casi ilimitados, especialmente cuando están garantizados por programas de vacunación masiva subvencionados con dinero público (es decir, por más deuda que caerá sobre nuestras cabezas)».
Gracias por la aportación. Aunque son cosas que ya se dijeron en su momento, conviene tenerlas muy presentes para no olvidarlas.
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