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martes, 15 de octubre de 2024

Y suma y sigue

    Edadismo es la discriminación etaria, esto es, motivada por la edad, que sufren especialmente las denominadas 'personas mayores', y edadismo es lo que practica el Ministerio de Sanidad (que no de Salud) del Gobierno de las Españas que ya denunciábamos ayer, sobre el que volvemos ahora con este cartel de abuelo al que se le cae la baba de contento y nieto sonrientes, que lleva como lemas (en castellano, gallego, eusquera, catalán y valenciano, no sea que alguien no se entere si se lo ponen en inglés, que es la lengua del imperio): 
    1.- Una vacuna para seguir malcriando (literalmente) a tus nietos.
    2.- Que la gripe no te pare. 
    3.- Vacúnate en tu centro de salud. 
 
 
    Esto es lo que dice la página del susodicho ministerio: (Copio y pego) La campaña “Que la gripe no te pare” está dirigida a las personas mayores de 60 años y a quienes padecen enfermedades crónicas, ya que son más propensas a sufrir complicaciones graves. Junta en el mismo grupo de riesgo a las personas mayores de 60 años -edadismo puro y duro- y a los enfermos crónicos, y razona la necesidad de la vacunación por la propensión a sufrir complicaciones graves, como si el hecho de ser mayor de 60 años, la vejera, fuera una enfermedad crónica, susceptible de graves complicaciones.
 
    No habla, para nada, de la vacuna contra la enfermedad del virus coronado, pero, sorpresa, si vas al centro de salud van a ofrecértela amable- y simultáneamente, cuando la presunta pandemia es agua pasada: te dirán que este suero, milagroso como es, salva vidas y evita muertes, cuando no hay covid.
 
    La vacuna de la gripe -y no digamos la "otra"- es insultante para cualquier franja etaria, y la recomendación a los mayores de 60 años refleja una actitud discriminatoria basada en estereotipos y prejuicios edadistas que repercuten negativamente en la salud, el bienestar y la dignidad de las personas. 
 
 
    La información que se da al principio es la siguiente: La gripe es una enfermedad infecciosa causada por el virus Influenza, que afecta principalmente las vías respiratorias. Los síntomas más comunes incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, mucosidad, escalofríos, dolor de garganta, decaimiento y tos seca. Generalmente, estos síntomas duran alrededor de una semana, aunque la tos puede extenderse por más tiempo, incluso más de dos semanas
 
    De la gripe siempre se ha dicho que dura una semana con medicación y siete días sin ella, cosa que hasta el propio Ministerio reconoce: "estos síntomas duran alrededor de una semana". Hay remedios populares y caseros que sabe todo el mundo, como meterse en la cama, abrigarse y beber mucha agua, y, como dice el refranero : "Al catarro dale con jarro, y, si cura, es gran bendición". No es necesaria ninguna vacuna. Además, la vacuna de que se dispone es un suero fallido, que causa más mal que bien, por sus efectos secundarios. Y la gripe, en cualquier caso, no es una enfermedad mortal.
 
Cuando no se disponía de vacuna, había otros antigripales.
 
     Si se saturan los hospitales, como también sucede durante el mes de agosto, se debe a otro problema: falta de personal sanitario que o está de vacaciones, o de baja, y que en todo caso es insuficiente para que dichos establecimientos funcionen con normalidad y aligerar las larguísimas listas de espera. 
 
    La evidencia científica de que disponemos reconoce que la vacuna antigripal es una vacuna inútil, con efectos adversos que se los come uno solo, que no evita transmitir la enfermedad que dice combatir, y que, si la pillas, vas a expulsar más virus que si no estuvieras vacunado. Téngase en cuenta además si alguien, con todo, decide inyectársela que en España no hay compensación por daños vacunales, como hay en otros países.

lunes, 14 de octubre de 2024

A vacunarse, animales

    El nivel de indignidad de la campaña vacunista contra la gripe del Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas es tan lamentable que solamente se le ha podido ocurrir a una mente enferma sin demasiados principios éticos y con solo dos dedos de frente, a juzgar por este cartel con el eslogan: "Una vacuna para que te sigan dando abrazos... y tápers (sic, en vez de táperes)", es decir: anima a tus viejos a que se la pongan para "que la gripe no les pare", para que te abracen y te sigan manteniendo y alimentando con la sopa boba que antaño se servía en fiambreras o tarteras y ahora en modernos tupperwares -marca, por cierto, registrada- con cierre hermético, dado que tú no puedes valerte sin su pensión. 

        Parece más la campaña publicitaria de unos laboratorios farmacéuticos veterinarios que la de un Ministerio de Sanidad.  El tercer lema de esta publicidad no deja de ser significativo: Anímales a vacunarse. Si no leemos la tilde, convertimos la primera palabra de esdrújula que es en llana: Animales, a vacunarse

    ¿Qué haríamos sin nuestros ministros y nuestras ministras? ¿Qué haríamos sin el panem et circenses del gobierno de las Españas, es decir sin la paguita y la conexión a interné, que son la versión hodierna del viejo circo y pan de los romanos? 

    Así fríen a diario los cerebros de los jóvenes con esta propaganda infame destinada a crear una generación lobotomizada de mentecatos y de idiotas consumados que probablemente engendrarán, si se reproducen, una prole más envilecida todavía. 

    El discurso de la menestrala ministerial insiste en el peligro inminente de la gripe estacional que embiste con la metáfora taurina de un toro bravo de lidia y, según ella, satura y colapsa los hospitales, y no la escasez de sanitarios. Recordemos cómo defendía en verano el derecho a las vacaciones de los profesionales sanitarios para justificar las largas listas de espera y el cierre de los centros de salud en época estival...

    Quiere que no nos pille "el toro de la gripe como nos ha pillado el año pasado y como nos pillaba antes de la pandemia", quiere que todos y todas (sic) estemos preparados -se le olvida a la memez de su verborrea políticamente correcta la concordancia en femenino "...y preparadas"- ante los nuevos escenarios que se nos abren, ya sea la gripe estacional, mortal de necesidad, ya sea una nueva pandemia, quizá la enfermedad X, que no se conoce todavía... 

    Y nos mete miedo otra vez con la imposición hospitalaria de las mascarillas, esos amuletos de los que se ríen todos los virus respiratorios habidos y por haber, que se hicieron obligatorias para enriquecer a los sinvergüenzas que nos las impusieron, entre ellos al propio Estado que les adjudicó al principio un Impuesto de Valor Añadido del 21%, y solo lo rebajó al 4% a las denominadas "quirúrgicas".