domingo, 7 de enero de 2024

Otra vez la mascarada

    Algunos se alegraron sobremanera al enterarse de que en el nuevo gobierno progresista de las Españas de Dios iba a haber una médica al frente del Ministerio de Sanidad, que parece que es lo que corresponde, después de haber tenido un filósofo con un máster en economía y dirección de empresas, una licenciada en derecho, y un doctor en farmacia. La actual ministra de Sanidad se define a sí misma en su perfil de X, antiguo tuíter, como: Ministra de Sanidad. Portavoz de Más Madrid. Médica y madre de tres hijos. Con la mirada puesta en la sanidad pública y el bien común. 
 
    Nuestro gozo en un poco, sin embargo, cuando leemos en la prensa que, recomendada ya la mascarilla por su Ministerio en centros sanitarios, residencias y aglomeraciones, va a pedir a las Comunidades Autónomas o Reinos de Taifas de las Españas de Dios el lunes ocho de enero, o sea, mañana mismo, que la hagan obligatoria, pese a la nula evidencia científica de que su uso reporte algún beneficio para la salud, sino todo lo contrario. 
 
    Ella, sin embargo, es firme partidaria de su uso hasta para hacer deporte, como publicó en la red social del pajarito enjaulado el 17 de agosto de 2020, dando ejemplo a la ciudadanía, y predicando con el modelo de su ejemplo: “Comprobado. Se puede correr cuesta arriba con mascarilla. Si te falta el aire es porque no estás en forma(,) chavalote”
 
 
    Está comprobado, dice, que se puede correr cuesta arriba con mascarilla, aunque no especifica la velocidad a la que lo hace. El que se pueda, como ella certifica, no conlleva por otra parte que sea algo saludable ni siquiera aconsejable. Lo que viene a decir es que está comprobado que se puede respirar, más mal que bien, con un ridículo tapabocas que no va a evitar que cojas ningún virus ni que lo transmitas, pero es un signo visible de tu obediencia a lo que está mandado. Ahora desde el ministerio nos viene con el bozal obligatorio. 
 
    Si te falta el aire, chavalote, no es porque lleves un bozal que resulta irrisorio como parapeto ante una infección vírica, porque los virus entran y salen por sus retículas como Perico por su casa. 
 
    Si te falta el aire, chavalote, no es porque la mascarilla te impida respirar con naturalidad, sino porque tú no estás en forma como la enmascarada futura ministra, que corre cuesta arriba por una calle empinada donde no hay absolutamente nadie más que ella -se supone que ella es ella, claro- en pleno mes de agosto, ella y el fotógrafo que toma la imagen para el postureo mediático, porque hay que dar ejemplo de sumisión a la ciudadanía.
 
 
    No estaría de más que la flamante Ministra de Sanidad, que tiene la mirada puesta en la sanidad pública y en el bien común, según alardea en su red social,  conociera la opinión de un colega suyo, Juan Gérvas, publicada en la misma red:  Recuerde. Las mascarillas no han servido nunca para nada ante los virus respiratorios. En ningún lugar, ni en la comunidad ni en servicios sanitarios. Las mascarillas son un talismán. Como los ajos que se colgaban del cuello en la Edad Media. 
     
    La evidencia científica la proporciona por ejemplo Cochrane. Frente a esta evidencia, la chavalota de la Ministra hace su propuesta "por sentido común", que, como se ve, es el menos común de todos los sentidos, y no deja de ser una magufada como, por ejemplo, también podría aconsejar en primera instancia y obligar por sentido común al personal sanitario, a los pacientes y a las visitas hospitalarias a que se pongan un sombrero de papel de aluminio al entrar en los inhóspitos hospitales para evitar la fuga de las neuronas, que podrían ser abducidas por los extraterrestres. 
 
     

3 comentarios:


  1. Que la población se adapte a la mascarilla es el gran objetivo de la inmundicia política, pues a estas alturas, como la campanilla del perro de Pavlov, en la audiencia ya está establecida la asociación. La idiocia en el gobierno progresista y los gobierninos conservadores no tiene límites, y lo que les es común a todos ellos es la necesidad, a cualquier precio, de audiencia, la imbecilidad publicitaria como competencia mediática, la libertad para subirse el sueldo y acudir raudos y veloces a la distribución y ajuste de los presupuestos según les venga encomendado por las fuerzas imperiales de sus señores. Quienes quieran ascender y salvarse de sobra saben que tienen que correr cuesta arriba con la mascarilla y con su idiocia a cuestas, pero una democracia que se precie no puede quedarse en eso y necesita llegar a sus últimas consecuencias, por lo que urge que sus señorías se presenten en los parlamentos con el morro cubierto y se redacten leyes que obliguen a que todos los representantes lleven bozal mientras ejerzan su cargo (sí se puede).

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  2. No parece muy lógico que más de la mitad del personal sanitario (incluida la ministra hasta ayer mismo) haya estado de vacaciones durante las navidades, que es cuando más falta hacen en los hospitales, que siempre, siempre, no es ninguna novedad, se colapsan por estas fechas ante la llegada de la gripe estacional y los resfriados propios del cambio climático. (Ezequiel)

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    1. Sí, los sanitarios se van de vacaciones y nos echan la culpa a nosotros por las celebraciones navideñas y reuniones familiares que celebramos por estas fechas: la culpa de la enfermedad la tiene el enfermo por haberla contraído. Pero ¿es que nadie se da cuenta de que judíos y musulmanes no celebran estos eventos y padecen igual que nosotros por estas mismas fechas en Israel y Marruecos, sin ir más lejos, la misma epidemia de gripe que nosotros?

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