El Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas ha colgado una lona a la entrada de su sede madrileña con motivo del Día del Orgullo del colectivo LGTBIQ+, que dice literalmente: “HOY FOLLAS SEGURO” en letras mayúsculas rojas sobre fondo gualda, con los colores de la bandera nacional constitucional (sin aguilucho, por supuesto).
Debajo de la lona, figura la bandera multiculor LGTBIQ+ en su versión actualizada de 2023, que presentaba, sobre la bandera anterior denominada 'progresista' de Daniel Qasar (2018), la novedad del triángulo amarillo y un círculo morado en su interior diseñados por el activista Valentino Vecchietti con la intención de dar visibilidad a las personas intersexuales. Daniel Qasar previamente había añadido a las franjas horizontales que recordaban los colores del arcoíris los triángulos horizontales y los nuevos colores: por un lado el negro y el marrón utilizados para representar la inclusión de las razas 'de color' dentro del colectivo y por otro los nuevos colores azul celeste, rosado y blanco, para representar a las personas transgénero.
Reivindicar el Día del Orgullo como hace el susodicho Ministerio regentado por una mujer que se define así misma como médica y madre, y que ha sido apodada 'mema' por la ultraderecha, a través de la alusión sexual al folleteo alimenta un estereotipo que no creo que haga mucha gracia a los colectivos de gays, lesbianas, transexuales y demás que se amparan bajo el paraguas de esas siglas, porque da a entender que el Ministerio de Sanidad relaciona a todos esos grupos única- y exclusivamente con la jodienda. Si el Día del Orgullo Gay y demás nació como parece que nació para reivindicar unos derechos, asociarlo como hace el susodicho Ministerio con el folleteo desdibuja la lucha legítima por esos mismos derechos de inclusión, respeto y reconocimiento.
Sobre la O mayúscula de FOLLAS, un término malsonante y de mal gusto, cuya etimología remonta al sustantivo latino follis 'fuelle para el fuego' del que surgió el verbo 'follar' con los significados de 'soplar con fuelle, de donde luego 'soltar una ventosidad' y finalmente 'practicar el coito', flota un preservativo verde. Debajo, en letras pequeñas, se pueden leer las formas con las que es seguro follar libre del riesgo de contagio de enfermedades venéreas: “Con preservativo, con PrEP, con PPE, con pruebas diagnósticas, vacunas y otras muchas formas de prevención. Protégete y disfruta”.
En mi ignorancia no sé lo que son PrEP y PPE, por lo que pregunto a un amigo sanitario más enterado que yo, que me dice que la PrEP es una Profilaxis Pre-Exposición que consiste en la ingesta diaria y programada de una pastilla que ayuda a reducir el riesgo de contraer la infección por VIH, vulgo SIDA, en caso de exposición. El problema es, me dice, que no protege de otras infecciones de transmisión sexual.
La PPE, por otra parte, es la Profilaxis Pos-Exposición, un tratamiento antiretroviral que se administra a quienes han estado expuestos al VIH por contacto con fluidos corporales o por relaciones sexuales sin protección. Se administra dentro de las 72 horas (idealmente, dentro de las primeras 6 horas) tras la exposición y se debe tomar durante 28 días.
Tanto la Profilaxis Pre- como la Pos- son tratamientos largos y caros, frente al viejo condón, que ya en el sigo XVII calificó con acierto Madame de Sevigné (¿o fue Madame de Staël en el XVIII) que era una “gasa para la infección y una coraza para el placer y el amor”, definición que haría suya nuestro Marañón alegando que el profiláctico impedía la comunión de los gozosos fluidos corporales.
La política emprendida, por cierto, desde los poderes públicos y algunas conciencias biempensantes de recomendación de uso del preservativo en las relaciones sexuales es una intromisión de dichos poderes y conciencias en el ámbito más íntimo y particular de la vida privada. Dicha política de imposición del preservativo de látex en las relaciones sexuales subordina éstas a la penetración, por lo que es bastante o no poco, vamos a decir, machista y falocrática. Lo más importante en las relaciones sexuales sería el pene y la eyaculación del semen, lo que refleja una óptica masculinista bastante exclusiva. Introduce, además, en las relaciones sexuales un factor de programación que las arruina como actividades libres, espontáneas e imprevistas. Es como si ya supiéramos, antes de hacerlo, lo que vamos a hacer. Es decir, vamos a hacer algo que ya está hecho, programado, por lo que tal vez no merezca mucho la pena hacerlo.
El factor de previsión y profilaxis arruina el acto sexual. De hecho, a algunos jóvenes se les vienen abajo las ganas de folgar y la erección cuando les ponen o se ponen una de esas gomitas asépticas que la publicidad animaba con el lema "Póntelo, pónselo", que luego se generalizó para las mascarillas "sanitarias" esta vez con la obligación de llevarlas siempre puestas en lugares públicos.
De las pruebas diagnósticas, vacunas “y otras muchas formas de prevención” ya no le pregunté nada a mi amigo sanitario. Pero me da la sensación de que con todos esos tratamientos farmacológicos y protecciones poco disfrute puede encontrar nadie en la jodienda.

Bandera del Arcoíris (2023), según diseño de Valentino Vecchietti
Más abajo se puede leeer: 28 de Junio: día internacional del orgullo LGTBIQ+. Quizá merezca la pena detenerse un poco en el lema elegido por el Ministerio por su ambigüedad semántica, ya que puede significar 'hoy es seguro que follas con alta probabilidad' (habría que hacer una pausa entre el verbo y el adverbio, algo así como: Hoy follas, seguro), y puede significar también 'hoy follas con seguridad' también como predicativo del sujeto (en este caso, el adjetivo tendría moción de número, en ejemplos como “hoy folláis seguros”, que los defensores del lenguaje inclusivo alargarían innecesariamente con la moción de género gramatical “hoy folláis seguros y seguras”, y habría también quien se inventaría una fórmula supuestamente neutra y agramatical con la coletilla “y segures”, como aquella Ministra de Igualdad que afirmó hace tres años que "los niños, las niñas y les niñes tienen derecho a saber que pueden amar a quien quieran y tener sexo con quien quieran", y recientemente hace esta tertuliana de RTVE que invita a los niños, niñas y niñes a follar con quien quieran. No sería raro que acabara invitando también a “niñis” y “niñus”, ya puestos a jugar con las cinco vocales de nuestro sistema fonológico español).
En fin, por contraatacar un poco la memez del lema ministerial se me ocurre seguro: Si follas seguro, es seguro que no follas.