En Tiempo contra amor, amor contra tiempo analizábamos algunos tratamientos pictóricos del combate a muerte entre el amor, que hace que nos olvidemos del tiempo, y el Tiempo, el Chronos (χρόνος) griego, representado a veces el primero con un reloj de arena o una clepsidra, e identificado enseguida con el Saturno romano por una falsa homonimia con Cronos (Κρόνος), el titán padre de Zeus/Júpiter, una divinidad en principio agrícola cuyo símbolo era la guadaña, que acabará simbolizando a la mismísima muerte inmortal, que con su paso y su peso le corta las alas literalmente a Eros, o sea a Cupido, el amor.
Añado aquí un tratamiento pictórico muy distinto a los que veíamos allí, se trata del cuadro de Bernardino Mei, "Amor curado por el tiempo con el agua del río Leteo", pintado a mediados del siglo XVII, donde aparece Cupido, o sea Eros, en el centro, desnudo, con las alas abatidas, desarmado con la aljaba caída y sus flechas a la derecha, y a su izquierda Chronos, el Tiempo, caracterizado como un anciano, también alado como el amor, con una jarra de agua del río Leteo, que es el del olvido -todos los que beben sus aguas olvidan su biografía-, y con la mano derecha, curando con una pluma impregnada en el agua las heridas sangrantes del amor. En el extremo izquierdo del cuadro un reloj de arena simboliza el tiempo, que aparece en este lienzo como curador de todas las heridas, incluso de las del amor. Es un tópico que a veces repite la gente: todo se cura con el tiempo o el tiempo lo cura todo. Al no aparecer la guadaña entre los atributos del tiempo, este se presenta aquí como sanador, no como destructor.
Me viene a la memoria, volviendo al primer tratamiento del tema, a propósito de la guerra entre el tiempo con el amor y el amor contra el tiempo, la bellísima canción de Léo Ferré: "Avec le temps", grabada por primera vez en octubre de 1970, que viene a decirnos que el amor, que mientras dura es eterno, deja de serlo cuando tomamos conciencia de él, y entonces la muerte del amor, de puro sabido, nos separa, y ya dejamos de querernos. La canción fue escrita, después de la ruptura con su segunda mujer al parecer.
Dice el oráculo digital, la IA de Gúguel que la canción de Léo refleja, además de la pérdida del amor, el paso del tiempo y el borrado de los recuerdos, 'une vision anarchiste et pessimiste de la société', en la que la pareja está destinada al fracaso.

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