martes, 7 de mayo de 2024
Invitación a leer 'La Religión del Capital' de Paul Lafargue
sábado, 17 de junio de 2023
¡Qué buenos son nuestros ministros y ministras!
Por su parte, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores don Josep Borrell afirmó, sin que tampoco se le cayera el rostro de vergüenza ni le temblara siquiera la voz, que las armas que España vendía a Arabia Saudí sabían a quién tenían que matar... Él no lo dijo con estas palabras exactamente. Dijo, astuto como es, algo así como que eran unas armas "inteligentes", tanto que nunca se equivocaban en el blanco... ¡Qué maravilla! El problema de esta definición políticamente tan correcta es que, como le advertía doña Lidia Falcón en una valiente carta abierta, donde se avergonzaba como ciudadana española, como mujer y como feminista, dirigida al señor ministro, y de paso al alcalde de Cádiz y a los trabajadores de Navantia: "Pero lo que no nos ha dicho usted es cuál es el blanco".
sábado, 13 de mayo de 2023
Última lección del curso: y 12. - Contra la Economía.
Si la filosofía era antaño la ancilla theologiae, es decir, la sierva sumisa de la teología a la que debía subordinarse en la escolástica medieval, dando a entender así que la razón debía estar siempre supeditada a la fe religiosa, que era la condición indispensable del saber humano, hoy en día la política es la ancilla oeconomiae, o dicho, de otro modo, el poder político, democráticamente elegido, está al servicio de los mercados y las finanzas, del mismo modo que la economía está al servicio del poder político en recíproca correspondencia.
miércoles, 10 de mayo de 2023
Lecciones de economía: 11.- Execración del dinero.
Hay quienes, declarándose anticapitalistas, consideran, no sin una ingenuidad de lo más candorosa por su parte, que otro sistema financiero es posible y que hay que apostar por una banca pública alternativa bajo control democrático de las inversiones y beneficios, que no se subordine al gran capital y que impulse políticas económicas ajenas a los intereses del poder financiero y favorecedoras de la gente, a pesar del descubrimiento de que las entidades bancarias estafan impunemente a sus clientes e incluso los asaltan con audacia digna de delincuente.
No son los ladrones los que atracan el banco sino los propios banqueros los que extorsionan como vulgares cacos a sus clientes con prácticas que calificaríamos con el adjetivo de moda por lo menos de tóxicas, que los enriquecen a ellos a costa de empobrecer a cientos de familias con préstamos e hipotecas.
La Banca, como en los juegos de azar, -hagan juego, señores y señoras- no sólo nunca pierde, sino que siempre gana y se las arregla para llevarse la parte del león.
El dinero te proporciona un futuro como si te estuviera dando la vida -a veces decimos que hay que ganarse la vida, cuando queremos decir que hay que ganar dinero, equiparando dos términos que no son equivalentes en modo alguno sino contrapuestos y aun repugnantes-, ya que lo que te da el dinero en realidad es un sustituto, un simulacro, un sucedáneo de la vida, pero no la vida desde el momento en que te está matando al exigirte que te sacrifiques en sus aras. El futuro es algo que no está aquí, es un objeto de fe, como la propia muerte, siempre futura, nunca presente, que el Estado y el Mercado se encargan de administrarnos en cómodos plazos.
lunes, 8 de mayo de 2023
Lecciones de economía: 10. -El dinero es crédito y el crédito pura deuda.
El tinglado del sistema político y económico, que sólo sobrevive precisamente fomentando un consumo irracional y desmesurado, se ha denominado tradicionalmente "sociedad de consumo”, como se decía antes, pero según Rafael Sánchez Ferlosio en su libro "Non olet" (editorial Destino, Barcelona 2003) debería llamarse más bien "sociedad de producción", porque su principal objetivo es precisamente la producción de consumidores a cargo de la poderosísima industria publicitaria, hasta el punto de que las empresas se gastan más en publicidad que en producir el objeto de consumo.
A imagen y semejanza del término "ludopatía", híbrido grecolatino de “ludus” (juego en latín) y “patheia” (enfermedad en griego), crea él "emopatía”, para calificar la patología de comprar ("emo" en latín es comprar) compulsivamente, la adicción al consumo sin ton ni son. (Otros prefieren llamarla con el helenismo "oniomanía", de "onios" mercancía y "manía" locura, según el modelo de toxicomanía).