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miércoles, 26 de marzo de 2025

Actualidad del mito de Europa

No sólo los antiguos creían en los mitos. También los modernos creemos en ellos, otros mitos pero mitos al fin y a la postre. El problema es que muchas veces nos pasa desapercibido el carácter mítico de nuestras creencias; tan nuestras que son y tan firmes y arraigadas como las tenemos, no somos capaces de verlas como tales en primer lugar y de cuestionarlas mínimamente con sentido crítico en última y no menos importante instancia.  


Un buen ejemplo puede ser el mito de Europa, de la que tanto se oye hablar últimamente porque se siente amenazada e indefensa. Para los antiguos, Europa era una princesa fenicia de la que se enamoró Zeus o Júpiter, que le decían los romanos,  cuando la vio jugando con sus amigas en la playa de Sidón, o de Tiro, según otras fuentes. El dios, enardecido de amor por la belleza de la muchacha,  se transformó en un toro de resplandeciente blancura y cuernos en forma de luna creciente -"media Luna los cuernos de su frente", que cantó Góngora-; y se tumbó  mansamente a los pies de la doncella. Ella, asustada al principio, cobró ánimo y acabó confiándose, acariciando al toro y sentándose sobre su lomo, momento en el que la bestia aprovechó para lanzarse al mar y llevársela consigo. La travesía, rumbo a Occidente, a través de las olas acabó en la isla de Creta, donde el "mentido robador de Europa",  según el verso gongorino que evoca al falso toro que la raptó, se une carnalmente a la virgen, y, como recompensa, otorga el nombre propio de la princesa a esa parte del mundo donde se había producido la unión de la que nacerá el legendario rey Minos. Había nacido Europa. 

El toro, cuya forma había adoptado Zeus se convirtió, posteriormente, según la leyenda, en una constelación que fue colocada entre los signos del zodíaco y que conserva, como cultismo, su antiguo nombre: tauro.

Europa, fotografía de Madame Yevonde,  (1935)

El simbolismo de esta princesa fenicia, por otra parte, está abierto a toda clase de sugerencias e interpretaciones: "ex Oriente lux" dice el proverbio latino, que significa que de Oriente nos viene la luz del sol, como vienen de Oriente los Reyes Magos, en la tradición cristiana, a adorar al recién nacido... Y de Fenicia, en concreto, tomaron los griegos algo tan importante y crucial para nuestra cultura como el alfabeto, que es el origen del abecedario latino que empleamos hoy casi universalmente.  Así que de Oriente nos vino, al menos, la escritura alfabética, y con ella el comienzo de la historia humana propiamente dicha y de nuestra cultura.

  Europa, Valentin Serov (1910)

Los mitos modernos, tales como el Progreso, Europa, la Democracia, los Mercados... y un larguísimo etcétera son mucho más prosaicos que los antiguos, como podéis comprobar, pero no menos poderosos y más dogmáticos, por lo que no es mal ejercicio desmitificarlos, es decir, analizarlos, disolverlos como si de un análisis químico se tratara. Nos exigen no sólo la fe ciega de que creamos en ellos sin ponerlos nunca en tela de juicio,  sino también  que hagamos algún sacrificio que otro en sus altares.

 Rapto de Europa, Botero (1995)

"Somos conscientes de los sacrificios exigidos para fortalecer Europa", ha dicho recientemente un prohombre del Estado y político de las finanzas elegido democráticamente. Lo ha dicho en pleno siglo XXI de la era moderna. Ha querido decir que hay que fortalecer un dogma de fe, un mito ("Europa"), que hay que darle credibilidad -ahora no dicen "fe", que suena a religión, sino "credibilidad", que es lo mismo pero parece más moderno y distinto porque,  frente a la monosilábica "fe",  la "credibilidad" tiene nada más y nada menos que cinco sílabas, lo que le da mucha más enjundia y empaque a la palabra. Hay que fortalecer a Europa, ha dicho, y rearmarla porque su seguridad está en peligro, aunque exija en sus aras y a tumba abierta  el sacrificio de todos los europeos.


En la moneda griega de dos euros figura hoy, qué paradoja, el rapto de Europa, dando a entender mucho más de lo que parece que representa. ¿No será acaso el toro bravo hoy en día una metamorfosis no ya del obsoleto Júpiter o del no menos rancio Zeus, sino del propio Euro, la "moneda única" que está a punto de digitalizarse y es la última epifanía del poderoso caballero Don Dinero (Quevedo dixit), o Das Kapital, que diría don Carlos Marx, el nuevo, único y moderno dios verdadero que rige los destinos no sólo de la llamada comunidad o unión europea,  que necesita estar constantemente fundándose y refundándose y defendiéndose de los euroescépticos sino también del mundo entero? 

Una muestra del humor genial del llorado Forges abunda sobre el mismo tema, muestra el moderno "rapto" de Europa.

sábado, 8 de mayo de 2021

ESQUIVA LA MUERTE. ABRÓCHATE SIEMPRE EL CINTURÓN DE SEGURIDAD

    Se considera una infracción grave no llevar puesto el cinturón de seguridad en el vehículo en marcha según el artículo tantos del Real Decreto Legislativo cuantos. En las Españas nuestras su uso es obligatorio desde 1974 en carretera, y desde 1992 también en zonas urbanas. 
 
    El argumento que esgrimen las autoridades para imponer su uso es que reduce en un cincuenta por ciento la probabilidad de morir en la carretera de resultas de un accidente de tráfico, es decir, “salva vidas”, y en un setenta y cinco por ciento el riesgo de sufrir lesiones graves, por lo que se considera un elemento de seguridad imprescindible, cuando lo más seguro sería prescindir del vehículo rodado sin más, ese utilitario que nos utiliza a nosotros convirtiendo a los conductores en chóferes y que, como el caballo de Atila, arrasa por donde pasa y no deja que crezca la hierba. 
 
 
 
    Un anuncio publicitario reza lo siguiente con lenguaje inclusivo políticamente correcto pero incorrecto gramaticalmente: El cinturón de seguridad, salva vidas. Úsalo y exige su uso. Prevenir es tarea de todas y todos. Las autoridades correspondientes no nos advierten de que no conducir un vehículo también salva vidas porque uno no se expone ni expone a los demás a los accidentes de tráfico. Uno puede conducir con el cinturón de seguridad debidamente abrochado y atropellar a un peatón y matarlo. No cabe duda de que si se prohíbe el tráfico rodado se reducen drásticamente los accidentes en la carretera.

    Hay quienes nunca van a intentar salir de los límites perimetrales que les imponen. Hay quienes no se cuestionan nunca las consignas de las Autoridades Sanitarias, y otros que, cuestionándolas, las cumplen a rajatabla para no ser señalados con el dedo por la calle y por no sufrir el reproche de sus conciudadanos.


     Hay quienes ante un anuncio como este que presentamos aquí de Obligatorio el uso de cinturón de seguridad ahora también en el exterior de los vehículos, sonreirían y la risa vendría a rebelarse con el sentido del humor contra la seriedad reinante y lo absurdo de la medida. Pero hay, seguramente, también más de uno que se apresuraría sin duda a ponérselo por la calle como ciudadano ejemplar de irreprochable conducta cívica y solidaria, como han hecho con las mascarillas, no vaya a ser multado por la Dirección General de Tráfico, con una sanción económica aparejada de pérdida de puntos.

    Si uno paga la multa lo antes posible, demostrando así que está de acuerdo con la sanción que se le ha impuesto, se beneficia de una reducción de la mitad de su cuantía, pero si no está de acuerdo puede recurrirla. De este último modo pierde el derecho a la reducción del cincuenta por ciento en el caso de no ser estimado su recurso. Recordemos que, tal y como establece la actual Ley de Tráfico, la multa por no usar de forma adecuada el cinturón de seguridad asciende a doscientos euros y conlleva la pérdida de tres puntos del carnet de conducir.

    A fin de cuentas: es por nuestra seguridad, por nuestro bien, por nuestra salud. El Estado vela por nosotros.