
viernes, 17 de octubre de 2025
Cárceles

jueves, 16 de octubre de 2025
Clase obrera
Cuando yo estudiaba en la Universidad, hace una friolera de años, se reivindicaba a voz en grito en las manifestaciones izquierdistas y estudiantiles: “¡El hijo del obrero, a la Universidad!”, y yo me sentía que era, efectivamente, de alguna manera ese hijo de la clase obrera que estaba consiguiendo a duras penas y con no pocas dificultades económicas estudiar fuera de casa una carrera universitaria en la Facultad viviendo en una pensión cutre, lóbrega y barata. Había logrado lo que me había propuesto, estudiar Filosofía y Letras, en concreto Filología Clásica, una carrera gloriosamente inútil, con el sacrificio de mis padres y mío propio a través de becas y de trabajo veraniego en correos, privándome de las vacaciones estivales de las que disfrutaba el resto de mis compañeros.
A working class hero, John Lenon
Nos damos cuenta de que existe la clase obrera cuando algún trabajador muere en algún accidente laboral, olvidando que el accidente es que exista todavía el trabajo mismo. Si antes el problema era proporcionarle suficiente tiempo libre al trabajador, ahora el problema es proporcionarle al parado un trabajo más o menos digno, una ocupación que no sea provisional y basura precaria, un trabajo que acabe de llegar, pues cada vez se tarda más en acceder al mercado laboral (sic) y en jubilarse, entre un despido y la firma de un nuevo contrato eventual, en períodos cada vez más exiguos. El trabajo ya no es algo serio para toda la vida, sino algo provisional, eventual… Mi padre, que antes recordaba, fue prejubilado, como tantos otros, antes de la edad reglamentaria. Hoy sus restos mortales descansan en un nicho del cementerio.
miércoles, 15 de octubre de 2025
Crónica de cosas que pasan (5)

martes, 14 de octubre de 2025
¿Qué es el tiempo?
Philomena Cunk es el personaje cómico de ficción interpretado por Diane Morgan que encarna a una atolondrada periodista de investigación científica en la serie televisiva británica Moments of wonder, 'Momentos de asombro'. En ella, Philomena divulga información errónea a la vez que hace preguntas básicas a sus entrevistados no exentas a veces de enjundia y de malicia, que dejan pensando al espectador y al propio entrevistado. Estos no son personajes ficticios, suelen ser catedráticos, doctores y especialistas en filosofía, teología, física cuántica, arte y muchas otras disciplinas, la flor y nata académica del Reino Unido. A un físico, por ejemplo, le preguntó qué es más veloz la luz o la sombra.
En esta ocasión, desde el Museo del Reloj de Greenwich, que es para ella la capital del tiempo, Philomena se pregunta qué es el tiempo, después de afirmar que es algo valioso, relacionándolo remotamente con el dinero, diciendo que ha existido antes de que empezara a contar, lo que le lleva a preguntarse qué son los relojes y qué es lo que miden.
A la vista de la mayoría de los relojes, podría decirse que el tiempo es algo circular -el eterno retorno- pero en realidad es lineal, es la línea vertical imaginaria del meridiano de Greenwich, también llamado meridiano cero y primer meridiano, que divide el planeta en dos mitades idénticas de 180º cada una, segmentadas en husos horarios de 15º, que es el resultado de la división de los 360º de la circunferencia completa entre las veinticuatro horas que tiene el día.
Philomena dice que se halla en el único lugar del mundo donde puede estar a la vez entre el pasado y el futuro, con el presente pasándole por su entrepierna, running right up trough my middle bits.
Dice que nadie sabe lo que es el tiempo excepto los científicos, que lo saben todo. Y entonces pregunta al científico Stuart Clark, doctor, astrónomo y miembro de la Royal Astronomical Society, qué es el tiempo, y este le responde categóricamente: En realidad no lo sabemos. Pero, acto seguido, formula dos posibles hipótesis manteniendo la dicotomía físico/psíquico, que viene a ser la misma, grosso modo, que objetivo/subjetivo: el tiempo puede ser algo físico y objetivo y entonces sería como un río que fluye, o algo psicológico y subjetivo.
Philomena le interrumpe preguntándole qué quiere decir con la hipótesis del río, a lo que Stuart Clark le responde que el tiempo fluye como el agua del río, y que los sucesos que nos pasan en la vida son como cosas que hay en el río que el agua encuentra a su paso, de lo que concluye la presentadora que los eventos que nos pasan en la vida son como los peces y demás que hay en los ríos.
En la línea de la respuesta seria del científico de no se sabe qué es el tiempo, nos viene como anillo al dedo lo que escribió Agustín de Hipona, San Agustín, en sus Confesiones XI, 14, 17, donde contrapone el hecho de saber lo que es el tiempo, con el de ponerse a explicarlo, porque saber sabemos lo que es, tenemos una idea de él que todos manejamos, (gracias sobre todo, entre paréntesis, a los llamados tiempos verbales de nuestras gramáticas escolares), esa idea nos sirve para hablar de las cosas, pero no podemos hablar de ella sin poner en peligro su consistencia y existencia, por eso dice el santo que no puede explicarlo con palabras, que lo sabemos pero no lo sabemos:
¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente. Pero aquellos dos tiempos, pretérito y futuro, ¿cómo pueden ser, si el pretérito ya no es y el futuro todavía no es? Y en cuanto al presente, si fuese siempre presente y no pasase a ser pretérito, ya no sería tiempo, sino eternidad. Si, pues, el presente, para ser tiempo es necesario que pase a ser pretérito, ¿cómo deciros que existe éste, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser, de tal modo que no podemos decir con verdad que existe el tiempo sino en cuanto tiende a no ser?
lunes, 13 de octubre de 2025
Hojarasca otoñal
Jota alternativa: La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa ni quiere ser española, ni convicta ni confesa, ni tampoco capitana de la tropa aragonesa.


domingo, 12 de octubre de 2025
¡Carabelas de Colón, todavía estáis a tiempo!
Nada mejor que una canción para celebrar el acontecimiento que hoy se conmemora. Agustín García Calvo es el autor de la letra de "Atrás, a contratiempo", que compuso basándose en una ocurrencia de su amigo Rafael Sánchez Ferlosio, que le ofreció los dos primeros versos (Carabelas de Colón, / todavía estáis a tiempo) y que canta con gracia y desgarro Chicho Sánchez Ferlosio, hermano del escritor, que compuso la música, animando a las carabelas de Cristóbal Colón a que como monjitas arrepentidas den marcha atrás y vuelvan al puerto del que partieron sin descubrir América, un alegato contra la Historia, y contra lo que se pretende celebrar el día 12 de octubre, que se convirtió entre nosotros en el Día de la Hispanidad, de la españolidad o de la españolez, como decía don Rafael, y en nuestra Fiesta Nacional en el año del Señor de 1987 "con la intención de recordar de forma solemne momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la mayoría de los ciudadanos".
He aquí la letra de la canción que interpretaba Chicho: Carabelas de Colón, / todavía estáis a tiempo. / Antes que el día os coja, / virad en redondo presto, / presto. / Tirad de escotas y velas, / pegadle al timón un vuelco, / y de cara a la mañana / desandad el derrotero. / Atrás, ¡a contratiempo! / Mirad que ya os lo aviso, / mirad que os lo prevengo: / que vais a dar con un mundo / que se llama el Mundo Nuevo, / nuevo; / que va a hacer redondo el mundo, / como manda Tolomeo, / para que girando siga / desde lo mismo a lo mesmo. / Atrás, ¡a contratiempo! / Por delante de la costa / cuelga un muro de silencio; / si lo rompéis, chocaréis / con terremotos de hierro, / hierro. / Agua irisada de grasas / y rompeolas de huesos, / de fruta, de cabecitas / veréis los árboles llenos. / Atrás, ¡a contratiempo! / ¡A orza, a orza, palomas!, / huid a vela y a remo. / El mundo que vais a hacer, / más os valiera no verlo, / verlo. / Hay montes de cartón-piedra, / ríos calientes de sebo, / arañas de veinte codos, / sierpes que vomitan fuego. / Atrás, ¡a contratiempo! / Llueve azufre y llueve tinta, / sobre selvas de cemento, / chillan colgadas en jaulas / crías de monos sin pelo, / pelo.
Los indios pata-de-goma, / acorazados de acero, / por caminos de betún / ruedan rápidos y serios. / Atrás, ¡a contratiempo! / Por las calles trepidantes / ruge el león del desierto. / Por bóvedas de luz blanca / revuelan pájaros ciegos, / ciegos. / Hay un plátano gigante / en medio del cementerio / que echa por hojas papeles / marcados de cifra y sello. / Atrás, ¡a contratiempo! / Sobre pirámides rotas / alzan altares de hielo / y adoran a un dios de plomo / con dientes de oro negros, / negros. / Con sacrificios humanos / aplacan al dios del miedo, / corazoncitos azules / sacan vivos de los pechos. / Atrás, ¡a contratiempo! / Trazan a tiros los barrios, / a escuadra parten los pueblos. / Se juntan para estar solos, / se mueven para estar quietos, / quietos. / Al avanzar a la muerte / allí lo llaman progreso. / Por túneles y cañones / sopla enloquecido el Tiempo. / Atrás, ¡a contratiempo!
Por eso, carabelitas, / oíd, si podéis, consejo: / No hagáis historia, que sólo / lo que está escrito está hecho, / hecho. / Con rumbo al sol que os nace, / id el mapa recogiendo, / por el Mar de los Sargazos / tornad a Palos, el puerto. / Atrás, ¡a contratiempo! / Monjitas arrepentidas, / entrad en el astillero. / Os desguacen armadores, / os coman salitre y muergos, / muergos. / Dormid de velas caídas / al son de los salineros / y un día de peregrinas, / id a la sierra subiendo. / Atrás, ¡a contratiempo! / Volved en Sierra de Gata / a crecer pinos y abetos, / criar hojas y resina / y hacerles burla a los vientos, vientos. / Allí el aire huele a vida, / se siente rodar el cielo, / y en las noches de verano / cantan grillos y jilgueros. / Atrás, ¡a contratiempo!
Pero no sólo es el día de la Fiesta Nacional, la Iglesia celebra el día de la Virgen del Pilar, en el que la virgen María se le apareció supuestamente al apóstol Santiago a la orilluca del Ebro a su paso por Zaragoza.
Y es también el día de las Fuerzas Armadas, "un día de orgullo, de satisfacción, de sentirnos más unidos que nunca, teniendo en cuenta que somos miembros de un gran país como es España", según declaraba hace unos años la actual ministra de la Guerra con motivo de esta efeméride o acontecimiento notable que se recuerda en su aniversario, que en su alocución enviaba un recuerdo cariñoso "a las familias que han perdido a sus familiares este año. Siempre estarán en nuestros corazones. Su acto de servicio no lo olvidaremos nunca". Consideraba significativamente la señora ministra que la muerte es un acto de servicio. Y, más adelante, en su breve y atropellada alocución afirmaba que "es un día muy importante para España y es un día importante para las fuerzas armadas, esas fuerzas armadas generosas, esas fuerzas armadas que están siempre en todos los lugares más difíciles y más complicados en el extranjero y en España; (...) los hombres y mujeres de las fuerzas armadas están siempre presentes con voluntad de servicio y de amor a España".
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| "Su acto de servicio no lo olvidaremos nunca" |
sábado, 11 de octubre de 2025
El canto del cisne
Imaginemos al viejo abogado, ya jubilado, paseando a la hora imprecisa del crepúsculo, más propicia acaso que otras horas del día para la reflexión, por los jardines de su finca de Túsculo, no lejos de Roma. Absorto en sus cavilaciones, meditabundo y grave, conversa animadamente con alguien.
viernes, 10 de octubre de 2025
Hojas secas
El absentismo laboral motivado por la crisis de ansiedad que provoca el trabajo es el mal del siglo que afecta especialmente, dicen, a las jóvenes generaciones.























