

El Estado administra la muerte de sus súbditos, podemos decir, con García Calvo, de un modo mucho más general, reduciendo su vida a Proyecto y a Futuro -las mayúsculas son del autor- “es decir, a Muerte (puesto que se llama Tiempo a la Muerte de la vida, y el Tiempo es esencialmente Futuro, que es el lugar de la Muerte, temida y esperada”. El Estado se funda en la organización o muerte de la posible vida que pudiera haber vivido un pueblo indefinido y no numerable en número de almas y no sometido a ningún régimen político.
La 'bondad' del Estado, que renuncia a ejecutar legalmente y a condenar a cadena perpetua a sus súbditos o a tratarlos de locos, no significa que no tenga ese poder. De hecho, está privándonos de libertad, de cordura y de vida de otras formas a todos y cada uno: llamando “libertad”, como hace el actual gobierno progresista español, a los últimos cincuenta años desde la muerte del dictador, y al hecho de no estar circunstancialmente encarcelado o recluido, y llamando “vida” al mero hecho de no estar muerto.
El que haya sido abolida la pena capital no significa que el Estado haya dejado de administrar la muerte -necropolítica, lo llaman algunos pedantes con término culterano- de sus ciudadanos, lo mismo que la abolición de la esclavitud no implica que haya dejado de haber esclavos, que son ahora los trabajadores asalariados, que, aunque no estén encadenados, no dejan de ser esclavos inalámbricos.
"Esta subordinación no está necesariamente restringida a la venta de esclavos o a la fuerza de trabajo. Ocurre en toda transacción de venta, la cual inevitablemente comienza una relación competitiva, destructiva aunque la venta sea de un objeto ordinario. En todo caso, una persona trata de establecer superioridad sobre otra. La idea de que la venta puede ser un servicio es falsa; en verdad, lo único que se expresa en la transacción es un deseo de poder, un deseo de subordinar la vida al dinero. La relación de venta, además, tiene otra característica, que deriva de lo que ya hemos dicho: profana lo que es sagrado." (Jacques Ellul)
Le pregunto a ChatGPT qué pasó el 7 de octubre de 2023 en Oriente Próximo, porque no me fío de los periódicos -si no los leo estoy desinformado pero si los leo estoy mal informado como decía, creo, Mark Twain-, y me contesta enseguida solícito como de costumbre:
"El 7 de octubre de 2023, un ataque coordinado por Hamás desde la Franja de Gaza dio como resultado la muerte de aproximadamente 1.200 personas en Israel, en su mayoría civiles. Este ataque, que incluyó infiltraciones terrestres y bombardeos, fue el más mortífero en la historia de Israel desde su fundación en 1948. La intensidad y el número de víctimas superaron otros ataques significativos en el pasado, como la Masacre de la Costa en 1978, y han influido en la decisión de Israel de llevar a cabo una ofensiva militar de gran escala en Gaza en respuesta a esta agresión".
Esta es la respuesta que da ChatGPT citando la Enciclopedia Británica como fuente de información y dos sitios más, porque hoy se cumple el aniversario del atentado terrorista de Hamás contra el Estado de Sion. Le pregunto a continuación cuántos palestinos han muerto desde entonces a consecuencia de la "ofensiva militar de gran escala" israelí y me contesta lo siguiente, basándose en dos fuentes de información recomendables:
"Desde el inicio de la ofensiva militar de Israel en Gaza el 7 de octubre de 2023, han fallecido más de 42.500 palestinos, con más de 96.000 personas heridas según fuentes del Ministerio de Salud de Gaza. La mayoría de las víctimas han sido civiles, lo que ha provocado una crisis humanitaria significativa y preocupaciones sobre posibles violaciones del derecho internacional humanitario".
El derecho de Israel, el Estado de Sion, a defenderse en legítima defensa, del que tanto se ha hablando, pasando rápidamente sin contemplaciones a la ofensiva como ha pasado, consiste, aplicando su particular ley del talión, en que una vida israelí vale muchísimo más que las vidas de los demás, por algo son el pueblo bienamado y elegido de Yavé, por lo que una sola vida judía se cobra a cambio, por lo menos, la vida, es decir, la muerte de 35,42 palestinos como respuesta hasta hoy, provocando un genocidio que no excluye infanticidio -con pausa humanitaria y sarcástica de dos días para que los niños palestinos se vacunen de la polio y puedan morir bajo los escombros de los bombardeos y no vayan a infectar convirtiéndose en agentes contaminantes a las tropas de Sion-, y feminicidio, y la destrucción no solo de la franja de Gaza, sino también de Cisjordania, a las que se ha sumado ahora el Líbano.
Le doy las gracias por la información y me responde: "¡De nada! Si tienes alguna otra pregunta o necesitas más información, aquí estoy para ayudarte. ¡Cuídate!"
Podía haber cerrado la sesión y dejarlo así, sin más, pero no me parece bien que me haya deseado que me cuide y me preocupe por mi estado de salud, y no que me descuide y que deje de preocuparme, que es lo mejor que puedo hacer por ella y lo más saludable, y se lo hago saber, a lo que me contesta: "Mis disculpas si sonó fuera de lugar. Intento ser amable, pero entiendo que las despedidas pueden ser más personales de lo que esperaba. Si hay algo más con lo que pueda ayudarte, no dudes en decirme".
Cierro la sesión, y recuerdo que el Primer Ministro de Israel invocó al dios de Israel, que es el del Antiguo Testamento, Yavé, para justificar su respuesta sanguinaria y cruel a la agresión, citando la Biblia: "Así habla Yavé Sabaot: Tengo presente lo que hizo Amalec contra Israel cuando le cerró el camino a su salida de Egipto. Ve, pues, ahora y castiga a Amalec, y da al anatema cuanto es suyo. No perdones, mata a hombres, mujeres y niños, aun los de pecho; bueyes y ovejas, camellos y asnos".
Frente a tanta locura solo se me ocurre citar esta reflexión de Agustín García Calvo tomada de su a la vez piadoso y despiadado libro De Dios (1996): "Sola la Fe y el Ideal hacen Historia: la falta de Fe y el descreimiento nunca ha movido el gatillo de un arma ni ha podido decir una mentira".
Loop significa “bucle” en inglés y to loop the loop “rizar el rizo”. Si enlazamos las dos oes, formamos el símbolo matemático de infinito que John Wallis acuñó.